Quisiera que leamos un pasaje bíblico que nos ayudará a responder su consulta. Se encuentra en 2ª Corintios 12:7 y dice: «Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera»
El contexto de este versículo tiene que ver con experiencias espirituales extraordinarias que vivió el apóstol Pablo. Al pensar en estas cosas, Pablo dice que ciertamente no le conviene gloriarse en ello. Esto deja la puerta abierta para pensar que si no había orgullo en Pablo, al menos había fuerte tentación a ello.
Pablo está muy consciente de su situación y justamente por eso dice que para que la grandeza de las revelaciones no le exaltase desmedidamente o no le hiciese sentir orgullo espiritual por sus hazañas espirituales, le fue dado un aguijón en su carne.
Este aguijón en su carne, cualquier cosa que eso sea, eso no nos concierne por ahora, fue el instrumento que Dios usó para mantener humilde a Pablo. A veces Dios nos introduce en situaciones difíciles no para causarnos daño o hacernos sufrir sin necesidad, sino para ayudarnos a permanecer dependientes de Dios, sumisos a Dios, humildes. Quizá inclusive Ud. habrá constatado eso.
Cuando todo va bien en la vida, nos damos de merecedores de que Dios nos trate bien. Nos ponemos jactanciosos, u orgullosos de nuestra autosuficiencia. No necesitamos de nada ni de nadie, ni siquiera de Dios, pero cuando atravesamos por una prueba o enfrentamos una situación difícil nos vemos forzados a caer de rodillas delante de Dios en una actitud de humildad y dependencia de él.
Pablo tuvo su aguijón en su carne para poder mantenerse humilde delante de Dios. ¿No será porque había un dejo de orgullo espiritual ante las maravillosas revelaciones que Dios en su gracia le permitió experimentar? Solo Pablo y Dios lo saben a ciencia cierta.