¿Cuáles son los frutos de una iglesia que ama Jehová?
Una iglesia local sana normalmente va a impactar a la comunidad donde se encuentra. Hablando de la primera iglesia, Hechos 2:43 dice que por el testimonio de esta iglesia, sobrevino temor a toda persona. El temor era en parte por las muchas maravillas y señales que eran hechas por los apóstoles, pero también porque los que allí se congregaban estaban viviendo vidas transformadas.
El ladrón ya no robaba más sino que trabajaba con sus manos en lo que es bueno, el borracho ya no se embriagaba más sino que usaba su dinero para mejorar la condición social de su familia. El adúltero ya no andaba engañando a su mujer sino que era fiel a ella. El chismoso ya no se deleitaba propagando y agrandando chismes sino que refrenaba su boca. El avaro ya no vivía para acumular dinero sino que lo repartía entre los pobres.
Todo esto era el fruto de una vida transformada y causaba gran admiración entre la comunidad incrédula. Respaldados con este testimonio, la iglesia local salió a compartir el evangelio entre la comunidad incrédula y tenía gran éxito alcanzando a otro, por eso es que encontramos textos como Hechos 12:24 que dice: «Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba»
Eventualmente la palabra del Señor creció tanto que llegó a todo el imperio romano y en general a todo el mundo conocido de aquella época. Así fue como fructificó esta iglesia local sana. Una iglesia local donde la mayoría que los que allí se congregan viven un estilo de vida peor que el de los incrédulos, no tendrá ni poder ni autoridad para proclamar el evangelio a toda criatura y mucho nos tememos que esto es justamente lo que está frenando el ímpetu de la iglesia de Cristo en su esfuerzo por causar un impacto en el mundo.