Leamos el texto en Lucas 11:2-4 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
Los pedidos se dividen en dos grupos. Primero lo que tiene que ver con el programa del Padre y segundo, lo que tiene que ver con nosotros. Los pedidos que tienen que ver con el programa del Padre son: Venga tu reino. Es un clamor de que el reino de Dios se manifieste en toda su plenitud en este mundo. Después, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Esto expresa el clamor de los hijos de Dios para que la voluntad de Dios se haga no sólo en sus propias vidas, sino también en todos los asuntos de la tierra. Por un poco de tiempo, en su soberanía, Dios ha permitido que el nombre de Cristo no sea reconocido ni respetado por la mayor parte de la gente de este mundo, pero no siempre va a ser así, porque llegará el día cuando todos en este mundo harán la voluntad del Padre. El hijo de Dios reconoce que en el cielo ya se hace la voluntad del Padre, y anhela que eso pase también en la tierra. Interesante que, al orar, debemos pedir que se haga la voluntad del Padre en la tierra, no que se haga la voluntad del hombre en el cielo. Esto debería tomar muy en cuenta, los que se dan de dioses en este mundo y ordenan en oración al Padre que haga los que ellos quieren. Los que así actúan están distorsionando el Padrenuestro, donde se nos enseña que debemos pedir al Padre que se haga su voluntad en la tierra, mas no que se haga nuestra voluntad en el cielo. En subordinación a esto, encontramos cuatro pedidos que tienen que ver con los intereses del hombre. El primero: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Este pedido apela a la bondad del Padre. Denota la dependencia de los que somos sus hijos. El pan nuestro no solo tiene que ver con alimento, sino con cualquier necesidad que tengamos ya sea en lo espiritual, en lo emocional o en lo material. El segundo: Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Cada vez que pecamos quedamos en deuda con Dios y también en deuda con la persona a quien afecta nuestro pecado. Al orar debemos reconocer nuestro pecado, confesarlo y pedir perdón al Padre. El tercero: Y no nos metas en tentación. Esto no significa que Dios es quien nos tienta. La Biblia enseña que Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie. Lo que significa es que necesitamos del poder de Dios por medio de su Espíritu, para no ceder a las tentaciones y caer en el pecado. El cuarto: Mas líbranos del mal. Esto significa que buscamos no ser víctimas de tanta maldad que existe en el mundo y también del mismo Satanás, el maligno. Como habrá notado, estos cuatro pedidos se enfocan sobre los intereses humanos. Primero vemos por los intereses de Dios y después vemos por los intereses humanos.