Un amigo tiene un hijo adolescente quien está manifestando una conducta en extremo rebelde tanto en el hogar como en el Colegio donde estudia. Este amigo ha usado la vara para disciplinar a su hijo, pero no ve ningún cambio de conducta. Nos pregunta qué es lo que puede hacer.
Gracias por su consulta amigo. La adolescencia es una etapa de transición, poco a poco se van dejando las cosa que son propias de los niños y se van adoptando las cosas que son propias de los adultos. En esta etapa se producen cambios en lo espiritual, lo emocional y lo físico. Espiritualmente se inicia una etapa de formar convicciones espirituales propias. Mientras era niño, se conformaba con creer lo mismo que sus padres, o sus maestros o sus pastores, sin comprender mucho las razones para creer así. En lo emocional, aparecen temores, dudas, angustia, ansiedad. En lo físico, quizá es donde más se producen cambios, el cuerpo crece rápidamente, la voz cambia, los rasgos de un adulto comienzan a dibujarse en el rostro del niño. Como toda etapa de transición, la adolescencia tiene sus altibajos. No será extraño que determinado día se sienta todo un ateo, mientras que otro día se sienta con un enorme fervor espiritual. No será extraño que de pronto se sienta dueño del mundo para, en instantes, pasar a un profundo desánimo. No será extraño que algún día despierte temprano para aprovechar bien el día y otro día tenga deseo de dormir hasta la hora del almuerzo. Es parte de la inestabilidad de la adolescencia. Otra de las características preponderantes de la adolescencia es la tendencia a rebelarse contra la autoridad. No solo la autoridad paterna, sino la autoridad de la iglesia y la autoridad educativa. Todo es producto de los cambios espirituales, emocionales y físicos por los cuales está atravesando. Digo todo esto para que Usted no se desespere al ver algunas de estas manifestaciones en su hijo adolescente. No vaya a pensar que su hijo está endemoniado o que ya no hay esperanza para él. En esta etapa es cuando más necesitan los hijos de los padres y es cuando más cuidadosos tienen que ser los padres con los hijos. Colosenses 3:21 dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.” La condición del adolescente es tal, que por lo mínimo se exaspera y se desalienta. Ahora la gran pregunta es: ¿Cómo criar a un hijo o a una hija adolescente? Pues tomemos como guía la palabra de Dios. Efesios 6:4 dice: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” Este mandato tiene dos partes. Una negativa. No provoquéis a ira a vuestros hijos. Los adolescentes son provocados a ira cuando son sobreprotegidos, cuando son comparados con sus hermanos o con otros adolescentes, cuando son forzados a ser perfectos, cuando son tratados como niños, cuando son ofendidos con palabras o gestos, cuando son ridiculizados por sus rasgos físicos, cuando son castigados en público, cuando se les niega tiempo para pasar con ellos. Todas estas son maneras de provocar a ira a los hijos adolescentes. La otra parte del mandato es positiva. Sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Criar en disciplina no significa caer a garrotazo limpio a un adolescente cuando hace algo que se considera malo. Criar en disciplina significa establecer de antemano cuáles son las normas de conducta en la casa, en la iglesia, en el colegio y premiar cuando esas normas de conducta son respetadas y castigar cuando esas normas de conducta son violadas. El castigo con vara tiene su lugar en la crianza de los hijos, pero cuando los hijos son adolescentes, el castigo con vara produce resultados opuestos a lo que se busca. Es mejor castigar de otra manera. Por ejemplo, por medio de privar privilegios. Juntamente con el castigo, debe haber un tiempo para hablar con amor al hijo adolescente. En la adolescencia es cuando más hace falta el amor de los padres. Los padres deben aprender a dividir la falta del que cometió la falta. Me explico. Si un hijo adolescente ha hecho algo malo, los padres deberían decir: Hijo, te amo mucho, te amo más de lo que imaginas, pero a la vez estoy totalmente opuesto a esto que has hecho. El amor a un hijo adolescente debe ser expresado en formas prácticas, tales como un abrazo, una caricia, una salida a pasear solo con él o con ella. Es necesario que el hijo adolescente sepa que sus padres no solo dicen que le aman sino que en realidad le aman. Por último, cuando los hijos son adolescentes comienzan a distinguir muy bien si sus padres son coherentes entre lo que creen y lo que hacen. Cuando son niños, es posible engañarlos diciendo: Haz lo que te digo sin mirar lo que hago. Pero cuando los hijos son adolescentes, ya no se les puede engañar. Lo que los padres hacen habla más alto que lo que los padres dicen. Así que, amigo oyente, tanto Usted como su esposa, deben vivir en la práctica lo saben en la teoría. Ámense entrañablemente, sométanse el uno al otro. No anden en mentiras ni en chismes, ni en rumores ni en peleas entre Ustedes. Su buen testimonio, su fidelidad al Señor, será el mejor ingrediente para ayudar a un hijo adolescente a superar esta etapa de transición.