A muchos predicadores he oído que cuando un creyente está atravesando por pruebas, no es correcto preguntar a Dios ¿Por qué? Sino ¿Para qué? Pero al leer el libro de Job encuentro que aunque Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno, sin embargo preguntó varias veces a Dios ¿Por qué?, especialmente en el capítulo 3. ¿Puede explicarme este asunto?
Como introducción y para beneficio de todos nuestros amigos, es necesario mencionar que Dios en su soberanía permitió que Job sea probado de una manera muy severa. En un mismo día, perdió todos sus bienes y murieron sus diez hijos. Más tarde, perdió inclusive la salud. Los que no hemos pasado por algo semejante a esto no podemos entender lo que Job habrá estado sintiendo en su corazón. Sin embargo, como Usted ha señalado en su consulta, Job 1:22 dice: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” Esto significa que Job no pecó diciendo algo malo contra Dios. No es que a Job le gustaba lo que le había pasado. Su confianza en Dios le condujo a pensar que aunque él no entendía el propósito de todo su sufrimiento, sabía que Dios estaba en control y que Dios tenía algún propósito para ello. Por eso es que Usted ha oído a muchos predicadores decir: No preguntes a Dios por qué sino para qué. Hasta aquí no hay dificultad para entender. Pero uno sigue leyendo el libro de Job y entra al capítulo 3, en el cual Job está lamentando su situación. Allí se encuentra uno con cinco ocasiones en las cuales Job está preguntando ¿Por qué? Versículo 11: “Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre?” Versículo 12: “Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase?” Versículo 16: “¿Por qué no fui escondido como abortivo, como los pequeñitos que nunca vieron la luz?” Versículo 20: “Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado?” Versículo 23: “¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, y a quien Dios ha encerrado?” En realidad son preguntas ¿Por qué? Pero note una característica en todas estas preguntas. Ninguna de ellas es para reclamar a Dios. Todas estas preguntas tienen el propósito de tratar de entender lo que Dios está tratando de hacer. Una cosa es cuando, por ejemplo, un hijo dice a su mamá: ¿Por qué me pides que lave los platos si mi hermana no está haciendo nada? Con esta pregunta el hijo está diciendo a su mamá que es injusta. Pero otra cosa es cuando ese hijo dice a su mamá ¿Por qué necesita la gente recibir a Cristo como Salvador? Esta es una pregunta, no para atacar o cuestionar o exigir explicaciones, sino una pregunta para pedir información. Job está haciendo este tipo de preguntas. Ninguna de sus preguntas son para reclamar a Dios o para demandar explicaciones de Dios, sino para pedir información de Dios. Job estaba tratando de entender qué es lo que Dios estaba tratando de enseñarle. Así que, amigo oyente, cuando Usted esté atravesando por alguna prueba y no logre entender lo que Dios está tratando de enseñarle, no hay problema con preguntar a Dios ¿Por qué? Pero asegúrese que esos “por qué” no sean para reclamar a Dios o para cuestionar sus tratos o para exigir explicaciones de Dios. No sea que se halle pleiteando con Dios. Isaías 45:9 dice: “¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?” Dios no es hombre como Usted para que Usted le reclame por lo que está haciendo. Sus “por qué” deben ser como los de Job, buscando información para saber lo que Dios quiere enseñar con esa prueba.