Autor: cris

  • Si Jesús es el Mesías que desciende de la tribu de Judá, ¿Quién será el otro Mesías que desciende de la tribu de José?

    Permítame señalar que Mesías en Español, se origina en la palabra Hebrea “Mâshia” que significa “Ungido” Se da este título al Salvador prometido por Dios a su pueblo, cuyo advenimiento fue anunciado de antemano por los profetas del Antiguo Testamento. Los judíos pensaban que el Mesías sería un caudillo político o un rey justo y victorioso, quien vendría a liberar a Israel de sus opresores extranjeros, derrotaría a todos sus enemigos y establecería un imperio universal con la capital en Jerusalén. Al aceptar para sí el título y la misión de Mesías, Jesús corrigió, con sus actos y con sus enseñanzas, este concepto equivocado y nacionalista, y le dio al reino que venía a establecer un significado mucho más profundo; el cual traería consigo la transformación total de los seres humanos. La palabra Hebrea “Mâshia” tiene su equivalente en Griego y es la palabra “Xristós” que en Español se traduce como “Cristo”. En un principio era un título y, por eso, se usaba con el artículo determinado, el Cristo o el Mesías. Aplicado a Jesús, llegó a ser nombre propio; también se combinó para formar el nombre “Jesucristo”, que significa Jesús-Mesías. En términos generales se podría decir que Cristo en los evangelios y el libro de los Hechos aparece como título, y en el resto del Nuevo Testamento, casi siempre como nombre propio. Ahora veamos algunas referencias relativas a los ancestros del Mesías. La más directa se encuentra en lo que se llama el pacto Davídico que se encuentra en 2 Samuel 7. Allí, entre los versículos 12 a 16 dice lo siguiente: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.” Estas palabras fueron dichas a David, el rey de Israel, por parte de Jehová, por medio del profeta Natán. Las promesas tuvieron un cumplimiento parcial en Salomón el descendiente directo de David, pero su cumplimiento total es en Jesús, también descendiente de David. Hablando de Jesucristo, note lo que dice el primer versículo del primer capítulo del primer evangelio, Mateo. “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” Jesús por tanto, por el lado humano desciende de David, quien a su vez perteneció a la tribu de Judá. Ahora nos falta demostrar que Jesús es el Mesías que esperaba Israel. Pues, en cierta ocasión, durante su ministerio terrenal, Jesús tuvo un encuentro personal con una mujer de dudosa reputación, natural de Samaria. A pesar de su condición moral, esta mujer tenía clara la idea que estaba por venir el Mesías prometido a Israel. Ponga atención a la reacción de Jesús al respecto. Leo en Juan 4:25-26 donde dice: “Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.” De una manera clara y enfática, Jesús afirma que él es el Mesías o el Cristo. Todo esto, amigo oyente, para demostrar que Jesús es el Mesías o el Cristo, descendiente de David, quien a su vez perteneció a la tribu de Judá. Este es el único Mesías que fue prometido a Israel. La Biblia no habla en absoluto de algún otro Mesías que fuera prometido a Israel. La enseñanza de aquellos rabinos, a quienes Usted hace referencia en su consulta, en el sentido de que existe un segundo Mesías prometido a Israel, quien desciende de José, es ajena totalmente al testimonio bíblico y por tanto debe ser rechazada con firmeza, ya que es una herejía más, entre las tantas que aparecen día a día.

  • Según los Adventistas del Séptimo día, el macho cabrío de Levítico 16 representa al Diablo, quien, según ellos, será eventualmente castigado por todo el pecado que ha introducido en el mundo. ¿Es esto así?

    No, amigo oyente, no es así. Después que el sumo sacerdote tomaba dos machos cabríos y los presentaba a Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión, echaba suertes sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. Esta palabra significa “el macho cabrío de escape”. Luego, el sumo sacerdote hacía traer el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte de Jehová y lo ofrecía en expiación. Pero el macho cabrío sobre el cual caía la suerte por Azazel, lo presentaba vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. Después, el sumo sacerdote hacia traer ante sí al macho cabrío vivo y ponía sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesaba sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y lo enviaba al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Aquel macho cabrío llevaba sobre sí todas las iniquidades del pueblo a tierra inhabitada. En esa tierra, este macho cabrío prácticamente se perdía. Estos dos machos cabríos representan o son símbolos de dos aspectos de la obra de Cristo. El macho cabrío que era ofrecido en expiación representaba a Cristo muriendo en lugar del pecador. El otro macho cabrío, Azazel, o macho cabrío de escape, representaba a Cristo quitando el pecado del creyente de la presencia de Dios. Esta ceremonia se celebraba cada año, hasta que vino Cristo y se ofreció a sí mismo por el pecado del hombre, cumpliendo la simbología de esta ceremonia. De modo que el macho cabrío sobre el cual el sumo sacerdote imponía sus manos y confesaba el pecado del pueblo, y que luego era llevado al desierto, no representa a Satanás sino a Cristo quitando el pecado de la presencia de Dios.

  • En relación con el Padre Nuestro. ¿Debemos los creyentes recitar esta oración constantemente? Si no, ¿para qué fue dado?

    El Padre Nuestro o la Oración del Señor, son frases con las cuales se identifica al pasaje bíblico que se encuentra en Mateo 6:9-13, donde leemos: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” De entrada, debemos decir que esta no es la oración del Señor, en el sentido que el Señor Jesucristo oraba así a su Padre. Esto sabemos porque el Señor Jesucristo jamás oraría a su Padre diciendo: Perdóname mis deudas. El pasaje paralelo en Lucas 11:4 dice: “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.” Jesucristo jamás pecó y mal podría entonces pedir perdón por haber pecado. Por otro lado, esta oración no ha sido dada para ser repetida o recitada de memoria, sin pensar en lo que se está diciendo. Esto lo sabemos porque el mismo Señor Jesucristo advirtió en contra de repetir oraciones de memoria. Mateo 6:7 dice: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” Entonces es muy válida su inquietud amigo oyente. ¿Para qué fue dada esta oración? Pues fue dada como modelo de oración. Como para hacer análisis de ella, para buscar los elementos que tiene, de modo que podamos incluir los mismos elementos, con nuestras propias palabras, en nuestras oraciones. Siendo así, veamos cuáles son esos elementos. Primero, la oración está dirigida al Padre: Padre nuestro que estás en los cielos. Nuestras oraciones también deben estar dirigidas al Padre. Si investigamos más sobre esto, encontraremos que la oración debe ser también hecha en el nombre de Cristo y en el poder del Espíritu Santo. Segundo. La oración debe incluir adoración al Padre: Santificado sea tu nombre. Santificar significa poner aparte. Dios el Padre está aparte de todo lo común, todo lo ordinario, todo lo imperfecto, todo lo pecaminoso. Dios es santo puro y perfecto. Eso debemos tener en cuenta cuando oramos. Tercero, la oración debe incluir peticiones al Padre por su obra, o sus planes en este mundo: Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Antes de pedir por nuestras necesidades debemos pedir por lo que Dios va a hacer en este mundo. Cuarto, la oración debe incluir pedidos por necesidades personales: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. El creyente debe manifestar dependencia a su Padre celestial. Los pedidos deben ser para satisfacer las necesidades del día. Cada día debemos doblar nuestras rodillas ante el Señor parra pedir su provisión. Quinto, la oración debe incluir petición de perdón al Padre celestial: Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. La Biblia dice que todos ofendemos a Dios y a nuestro prójimo muchas veces y de diversas maneras. En la oración a Dios debemos traer a la memoria las faltas cometidas para confesarlas a Dios y pedir el respectivo perdón. Esta parte de la oración demanda que primeramente hayamos perdonado a los que nos ofenden. Por último, en sexto lugar, la oración debe incluir pedidos de protección a Dios: No nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Expresa un deseo profundo de vivir siempre en santidad delante de Dios. Para constatar estos elementos nos ha sido dada lo que se llama el Padre Nuestro.

  • Problemas de insomnio

    Debido a algunos problemas personales en mi familia y en mi trabajo, aunque soy creyente, estoy teniendo problemas de insomnio. Algunas amigas mías me han aconsejado que tome algunas pastillas para dormir. ¿Cree Usted que debo hacerlo? ¿Qué me aconseja?

    Gracias por su consultaProblemas de insomnio. Yo no le aconsejaría tomar pastillas para dormir. Mírelo así: Cuando un amigo mío quiere dar a entender lo bien que durmió la noche anterior dice que durmió como un angelito. Pero para otros, el conciliar el sueño puede llegar a ser una verdadera odisea. Las razones pueden ser múltiples, los problemas en el hogar, los problemas en el trabajo, los problemas en el país, los problemas de salud, los problemas con los vecinos… Bueno, hasta el gallo que canta a media noche puede disparar una crisis de insomnio. Hablando del asunto de dormir y del insomnio, encontramos en la Biblia textos como Salmo 4:8 donde dice:“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.”Al leer cosas como estas, nos encogemos de hombros y decimos: Bueno, bien por David, el autor del salmo 4, seguramente él no tuvo los conflictos que tengo yo. Como rey, seguramente no tuvo problemas en su hogar, no tuvo problemas económicos, no tuvo problemas con sus hijos, no tuvo problemas de salud, no tuvo problemas con sus enemigos. Pero no hay tal. Puede ser que sus problemas sean niñerías en comparación de los problemas que tenía David. David tenía problemas consigo mismo, tratando de dominar los deseos de su carne. Tenía problemas con varios de sus hijos. Entre ellos había peleas, celos, violación y hasta asesinato. Uno de ellos, probablemente el que más causó dolor a David, fue Absalón, quien dio un golpe de estado contra su propio padre. A todo esto se añadía la constante amenaza de los enemigos de afuera, quienes estarían muy complacidos con ver acabado a David. Pero a pesar de todo esto, David dormía como un angelito. ¿Será que tenía a su disposición las mejores pastillas para dormir de su tiempo? Pues, David tenía algo mejor que eso. Lo vemos allí al inicio del salmo 4, versículo 1 donde dice: “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración.”Aquí está la clave para la tranquilidad de David. Estas fueron sus pastillas para dormir. David había desarrollado una habilidad para poner sobre Jehová su carga. Como consecuencia de ello podía experimentar paz en medio de las tormentas de su vida. En otro de sus salmos dijo lo siguiente: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” Si la embarcación de su vida está atravesando por fuertes tormentas, no permita que éstas le quiten el sueño. No se rompa la cabeza buscando la solución en su propia fuerza. No se pase la noche dando vueltas en la cama. Lo único que logrará es gastar las sábanas. Haga como David, quien no descansó en el mejor colchón del reino ni en las mejores pastillas para dormir del imperio, sino en la poderosa persona de Dios: “Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” El mejor antídoto para el insomnio es la oración cargada de confianza en la persona de Dios. Que esta noche disfrute de felices sueños.

  • ¿Cree Usted que todos los supuestos milagros relatados en la Biblia acontecieron realmente?

    ¿Cree Usted que todos los supuestos milagros relatados en la Biblia acontecieron realmente? ¿No habrán sido solamente trucos mágicos que engañaron a esas sencillas personas de la antigüedad?

    Gracias por su consulta. Normalmente no respondo preguntas con otras preguntas, pero en esta ocasión me parece necesario hacerlo. Esta es mi pregunta. ¿Cree Usted en un Dios personal, omnipotente, omnisciente y omnipresente? Si su respuesta es negativa, entonces Usted tiene razón para no creer en los milagros. Pero si su respuesta es afirmativa, entonces Usted no tiene razón para no creer en los milagros. La omnipotencia de Dios justamente significa que Él puede hacer todo aquello que esté de acuerdo con su carácter puro santo y perfecto y los milagros ciertamente caen dentro de esta categoría. Un milagro tiene que ver básicamente la intervención sobrenatural de Dios en algún evento de la humanidad. Por otro lado, a menudo se argumenta que la gente que vivía en los tiempos bíblicos era gente ignorante, ingenua y en extremo supersticiosa y por tanto era sencillo engañarla con alguna triquiñuela. Pero el registro bíblico contradice esta manera de pensar. Obviamente la gente de los tiempos bíblicos no tenía la tecnología que tenemos en la actualidad, pero eso no significa que hubieran sido ignorantes, ingenuos y supersticiosos. Considere por ejemplo el milagro del ciego de nacimiento quien recibió la vista después que Jesús escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo sus ojos. La gente que estaba mirando este milagro no era ignorante, ingenua y supersticiosa. Todo lo contrario. Mire como razonaban según Juan 9:32 donde dice: “Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego” Es el mismo razonamiento que hacen los médicos hoy en día. Pero este ciego de nacimiento ahora tenía una visión de 20 sobre 20. Fue un milagro de Dios. ¿Cómo se puede pensar que la gente fue engañada? Algo similar podemos pensar del caso de Tomás. Cuando le hablaron de que Jesús estaba vivo después de haber muerto en la cruz, a lo mejor se encogió de hombros y dijo: No sé… si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré. Tomás no fue un ignorante, ingenuo y supersticioso. Aquí lo tenemos demandando pruebas del milagro de la resurrección de Jesucristo. Esto fue impropio en él, porque Jesús había anunciado que resucitaría y también las profecías del Antiguo Testamento hablan de ello. Pero la actitud de Tomás muestra que la gente del primer siglo no era sencilla, impresionable, o fácil de ser engañada. Los milagros fueron considerados como tales luego de una evaluación cuidadosa de que en verdad ocurrieron. Por esto yo estoy totalmente convencido que los milagros relatados en la Biblia realmente ocurrieron. Mi concepto de un Dios personal y todo poderoso me lleva a esa conclusión.

  • ¿A qué se refiere la Biblia cuando en Apocalipsis 2:20 habla de cosas sacrificadas a los ídolos?

    Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Apocalipsis 2:20. Dice así: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.” Este versículo forma parte del mensaje de Jesucristo a la iglesia en Tiatira. En esta iglesia ministraba una mujer quien se daba de profetisa. El nombre Jezabel podría ser el propio nombre de esta mujer, o podría ser un pseudónimo, para hacer referencia a la perversa Jezabel del Antiguo Testamento. Esta mujer actuaba en la iglesia de Tiatira, como Jezabel en Israel durante el reinado de Acab. Hablando de la Jezabel del Antiguo Testamento, note lo que dice 1 Reyes 21:25-26 “(Ala verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. Él fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.)” La Jezabel de Tiatira hizo lo mismo con la iglesia de Tiatira. Dice el texto que enseñó y sedujo a los creyentes a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Esta declaración puede ser entendida tanto literalmente como figurativamente. En un sentido literal, Jezabel tomó el púlpito de la iglesia de Tiatira para enseñar que no hay ningún problema con que los creyentes cometan inmoralidad sexual. También enseñaba que no hay ningún problema con que los creyentes participen en los festivales en honor a algún ídolo pagano donde se comía las cosas que se sacrificaban a esos ídolos. Es probable que esta mujer no haya dicho con palabras que todo esto está bien, pero a lo mejor con su vida de fornicación y adoración a los ídolos estaba incitando a los creyentes a imitar ese estilo de vida impura. Pero en el sentido figurado, la enseñanza de esta pseudo profetisa Jezabel, acerca de fornicar y comer cosas sacrificadas a los ídolos, significa el compromiso de la iglesia con el mundo. o la infidelidad de la iglesia, quien siendo la esposa de Cristo se entregó en los brazos de otro hombre, el mundo. Simbólicamente representa a lo que fue la iglesia cristiana entre el siglo sexto hasta el siglo decimoquinto, cuando surgió la Reforma. Durante este tiempo la iglesia fue fornicaria, se entregó al placer, a la fama, al poder, a la opulencia. Durante este tiempo la iglesia fue idólatra, se entregó a la adoración de dioses fabricados por las manos de los hombres.

  • Ante un prueba es correcto decir: ¿Porqué? o ¿Para qué?

    A muchos predicadores he oído que cuando un creyente está atravesando por pruebas, no es correcto preguntar a Dios ¿Por qué? Sino ¿Para qué? Pero al leer el libro de Job encuentro que aunque Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno, sin embargo preguntó varias veces a Dios ¿Por qué?, especialmente en el capítulo 3. ¿Puede explicarme este asunto?

    Como introducción y para beneficio de todos nuestros amigos, es necesario mencionar que Dios en su soberanía permitió que Job sea probado de una manera muy severa. En un mismo día, perdió todos sus bienes y murieron sus diez hijos. Más tarde, perdió inclusive la salud. Los que no hemos pasado por algo semejante a esto no podemos entender lo que Job habrá estado sintiendo en su corazón. Sin embargo, como Usted ha señalado en su consulta, Job 1:22 dice: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno” Esto significa que Job no pecó diciendo algo malo contra Dios. No es que a Job le gustaba lo que le había pasado. Su confianza en Dios le condujo a pensar que aunque él no entendía el propósito de todo su sufrimiento, sabía que Dios estaba en control y que Dios tenía algún propósito para ello. Por eso es que Usted ha oído a muchos predicadores decir: No preguntes a Dios por qué sino para qué. Hasta aquí no hay dificultad para entender. Pero uno sigue leyendo el libro de Job y entra al capítulo 3, en el cual Job está lamentando su situación. Allí se encuentra uno con cinco ocasiones en las cuales Job está preguntando ¿Por qué? Versículo 11: “Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre?” Versículo 12: “Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase?” Versículo 16: “¿Por qué no fui escondido como abortivo, como los pequeñitos que nunca vieron la luz?” Versículo 20: “Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado?” Versículo 23: “¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, y a quien Dios ha encerrado?” En realidad son preguntas ¿Por qué? Pero note una característica en todas estas preguntas. Ninguna de ellas es para reclamar a Dios. Todas estas preguntas tienen el propósito de tratar de entender lo que Dios está tratando de hacer. Una cosa es cuando, por ejemplo, un hijo dice a su mamá: ¿Por qué me pides que lave los platos si mi hermana no está haciendo nada? Con esta pregunta el hijo está diciendo a su mamá que es injusta. Pero otra cosa es cuando ese hijo dice a su mamá ¿Por qué necesita la gente recibir a Cristo como Salvador? Esta es una pregunta, no para atacar o cuestionar o exigir explicaciones, sino una pregunta para pedir información. Job está haciendo este tipo de preguntas. Ninguna de sus preguntas son para reclamar a Dios o para demandar explicaciones de Dios, sino para pedir información de Dios. Job estaba tratando de entender qué es lo que Dios estaba tratando de enseñarle. Así que, amigo oyente, cuando Usted esté atravesando por alguna prueba y no logre entender lo que Dios está tratando de enseñarle, no hay problema con preguntar a Dios ¿Por qué? Pero asegúrese que esos “por qué” no sean para reclamar a Dios o para cuestionar sus tratos o para exigir explicaciones de Dios. No sea que se halle pleiteando con Dios. Isaías 45:9 dice: “¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?” Dios no es hombre como Usted para que Usted le reclame por lo que está haciendo. Sus “por qué” deben ser como los de Job, buscando información para saber lo que Dios quiere enseñar con esa prueba.

  • ¿Estará la iglesia en la tierra cuando que se manifieste el Anticristo?

    No, amiga , la iglesia no estará en la tierra cuando se manifieste el Anticristo. La Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento nos da amplia evidencia de este hecho. Por ejemplo, tenemos el pasaje en 2 Tesalonicenses 2: 1-12 donde dice: “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con el, os rogamos hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.” Los creyentes de Tesalónica estaban confundidos en cuanto al arrebatamiento de la iglesia y en cuanto a la segunda venida de Cristo. Como estaban sufriendo persecución, estaban pensando que ya había llegado el día del Señor y eso estaba en conflicto con la enseñanza de Pablo acerca del arrebatamiento de la iglesia. Pablo va a corregir esta manera de pensar, mostrando que el día del Señor no había llegado todavía y no podría llegar hasta que acontezcan ciertos hechos, especialmente la manifestación del hombre de pecado. Dice que el día del Señor no vendrá sin que antes venga la apostasía. Cuando Pablo habla de la apostasía, no se está refiriendo a un abandono o rechazo frontal a las verdades divinas expresadas en la Biblia. Esto siembre ha existido. La apostasía a la cual se refiere Pablo es un evento puntual caracterizado por la manifestación del hombre de pecado o el hijo de perdición. Estas son referencias al Anticristo. La apostasía a la cual hace referencia Pablo, entonces tiene que ver con la final y devastadora oposición a Dios orquestada por el mismo Anticristo. Pablo dice que el Anticristo se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto. Al punto que el Anticristo se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. La humanidad nunca ha vivido una apostasía como esta. Pero ocurrirá poco antes del día del Señor. Pablo había enseñado esto cuando estaba entre los creyentes de Tesalónica. Ahora bien, Pablo hace referencia a algo que en su tiempo y en nuestro tiempo también está deteniendo la manifestación del Anticristo. La gran pregunta es: ¿Qué es lo que está deteniendo al presente la manifestación del Anticristo? La respuesta es la presencia del Espíritu Santo en la iglesia de Cristo. Pero cuando la iglesia de Cristo sea arrebatada para encontrarse con el Señor en las nubes y así estar siempre con el Señor, entonces ya no habrá nada que impida la manifestación del Anticristo y efectivamente se manifestará. En resumen entonces, el argumento de Pablo es el siguiente: El día del Señor no comenzará hasta que el Anticristo sea revelado; el Anticristo no se manifestará hasta que lo que lo detiene no se haya quitado de en medio. Lo que está deteniendo la manifestación del Anticristo es la presencia de la iglesia de Cristo en el mundo. Los tesalonicenses podían estar seguros de que el día del Señor no había comenzado. De modo que, amiga oyente, cuando el Anticristo se manifieste en el mundo, la iglesia de Cristo ya no estará presente en el mundo.

  • Tengo mucho conflicto en el área del sexo.

    Tengo mucho conflicto en el área del sexo. Mi deseo es casarme lo antes posible, pero hasta ahora Dios no me ha dado una esposa. ¿Qué debo hacer?

    Gracias por su consulta. Le felicito por su sinceridad al admitir sus luchas en el área del sexo. No se sienta mal por ello. No piense que Usted es diferente de otros hombres. Todos los hombres tenemos luchas en esta área. Lo que pasa es que son pocos los que están dispuestos a reconocerlo y menos todavía los que están dispuestos a hacer algo para evitar ser atrapados en algo que ofende la santidad de Dios. Le felicito también por los principios bíblicos que ha adoptado con relación al correcto uso del sexo. La Biblia enseña que el sexo debe ser usado solamente entre un hombre y una mujer que previamente se han casado. Usted desea casarse, pero hasta ahora Dios no ha traído a su vida la mujer que será su ayuda idónea. Nos pregunta ¿Qué debo hacer? Permítame sugerirle lo siguiente. Primero, busque al Señor con todo su corazón en las páginas de la Biblia. Salmo 37:4 dice: “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Cuando el gozo de un hijo de Dios está en la comunión con su Padre celestial, ese hijo de Dios verá que Dios concede las peticiones de su corazón. No piense que si tan solo tuviera a una mujer al lado suyo como su esposa, Usted sería el hombre más feliz del mundo. Si Usted piensa así, está haciendo de su deseo, prácticamente, un ídolo en su vida. Derribe ese ídolo. Deje que Dios sea lo más importante en su vida. Busque hallar su gozo en la persona de Dios. Deje que el más caro anhelo de su vida sea estar en íntima comunión con Dios y verá como comenzará a pensar como Dios piensa, comenzará a querer lo que Dios quiere. Comenzará a odiar el pecado como Dios lo odia. En algún momento Dios mismo se encargará de conceder la petición de su corazón. Segundo, siga orando a Dios por una esposa. Su oración sin embargo debe ser un tanto diferente a lo que probablemente ha sido hasta ahora. Su oración ya no será una oración que demanda a Dios una respuesta inmediata y que si Dios no hace lo que Usted pide, Usted se va a enojar con él. Su oración será más bien como la oración del Señor Jesucristo: Pero no sea como yo quiero, sino como tú. Tercero. Busque la esposa como si todo dependiera de Usted y pida a Dios como si todo dependiera de Dios. Las dos cosas son importantes. Esto no significa que Usted va a salir de su casa y va a proponer matrimonio a todas las hermanas solteras de las iglesia esperando que al menos una de ellas acceda a su pedido. Lo que significa es que debe estar alerta para detectar cuando Dios se está moviendo en alguien que a lo mejor puede ser lo que Dios quiera para su vida. Cuando eso suceda, invierta tiempo en conocer a esa persona, no se guíe solo por lo físico. Trate de identificar las cualidades de carácter que Usted quisiera ver en una esposa. Ore por esa persona tratando de discernir la voluntad de Dios. Después de un buen tiempo de oración, hable con esa persona sobre su interés en hacer pareja con ella. Permita que ella tome su tiempo para buscar la voluntad de Dios sobre este asunto. Si la relación con esta persona está en los planes de Dios, ella accederá a tener una relación de enamoramiento o noviazgo con Usted. De otra manera, ella dirá simplemente no. Una respuesta negativa no debería ser catalogada por Usted como un rechazo a Usted. Mas bien mírelo como la respuesta de Dios. Seguramente Dios tiene algo mejor en mente y es cuestión de esperar. Si la respuesta es afirmativa, dense un tiempo entre los dos para conocerse, para hacer planes para el futuro, para prepararse para el matrimonio. No se aceleren armando la boda inmediatamente. Busquen entre los dos el tiempo de Dios. Ciertamente que Usted quiere casarse lo antes posible, pero eso no debe ser la principal motivación para casarse. En cuestión de noviazgo y bodas, la prisa no es siempre buena compañía. Cuarto, mientras espera la respuesta de Dios, aprenda a vivir en pureza sexual tanto en pensamiento como en acción. Evite lugares, personas, situaciones, que signifiquen tentación en el área sexual. Tenga mucho cuidado con la televisión. El enemigo usa este medio de comunicación como una herramienta preferida para tentar a la gente en el área sexual. Cada vez que se presente algo alusivo al uso impropio del sexo cambie de canal o apague el televisor. Quinto, mientras el Señor tarda en responder, evite momentos de ocio, evite tener su mente en blanco. No olvide el dicho: Mente desocupada es perfecto taller para Satanás. Procure ocupar su mente y su vida toda en el servicio al Señor por medio de servir a los demás. Estar ocupado es de gran ayuda contra las acechanzas del enemigo en el área sexual. Espero que estas ideas le ayuden a esperar con paciencia el momento cuando el Señor traiga a la mujer que llegará a ser su esposa.

  • ¿Está Dios hablando hoy en día, como lo hizo antes por medio de los profetas?

    Gracias por su consulta. Para responderla, quisiera referirme al pasaje bíblico que se encuentra en Hebreos 1:1-2 donde dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo, a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” Según lo que aquí tenemos, la revelación de Dios fue progresiva. Dice el texto que Dios habló muchas veces y de muchas maneras a los antepasados por medio de los profetas. Las muchas veces se refiere a cada vez que Dios habló a los autores humanos de los 39 libros que conforman el Antiguo Testamento. Las muchas maneras, se refiere a las diversas formas que Dios utilizó para hablar a los profetas. A veces fue en visiones, otras veces en sueños, otras veces audiblemente, otras veces mediante símbolos, otras veces mediante parábolas, etc. Son las muchas maneras que Dios habló a los antepasados mediante los profetas. Pero todo esto aconteció en otro tiempo. Esto se refiere a la época desde cuando se escribió el libro de Job, alrededor del año 2200 AC hasta cuando se escribió el último libro del Antiguo Testamento, el libro de Malaquías, alrededor del año 400 AC. Pero la revelación bíblica, llegó a su final con la venida del Hijo de Dios a este mundo. Jesucristo es el sello de la revelación de Dios. Jesucristo es la palabra viva de Dios. Cuando el autor de Hebreos habla de los postreros días, se refiere al tiempo a partir de la venida del Cristo o del Mesías, o del Hijo de Dios. Los Evangelios contienen el relato del ministerio de Jesucristo en la tierra, desde su nacimiento hasta su ascensión al cielo, pasando por su muerte y su resurrección. El libro de los Hechos contiene el relato de la continuación de aquellas cosas que Jesucristo había comenzado cuando estaba en la tierra y que él mismo continuó como la Cabeza resucitada de la Iglesia. Las Epístolas contienen las enseñanzas acerca de la doctrina y práctica del Cuerpo de Cristo que es la iglesia. El libro de Apocalipsis contiene la revelación de Jesucristo en toda su gloria y majestad. Es decir amigo oyente que la revelación de Dios se terminó cuando se escribió la última palabra del libro de Apocalipsis. Esta es la razón para que en este libro, en el capítulo 22 versículos 18 y 19 tengamos la siguiente admonición: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” La Biblia, por tanto, es un libro cerrado, en el sentido que está completo. Tiene toda la revelación de Dios para el hombre. No le falta nada ni le sobra nada. Por este motivo, sostenemos que Dios ya no está hablando muchas veces y de muchas maneras como lo hizo en el pasado por medio de los profetas. Para corroborar esto, permítame leer el texto en Judas 3 donde dice: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Cuando Judas habla de contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada, se está refiriendo a la necesidad de mantenerse firmes y luchar ardorosamente por la revelación de Dios, o la Biblia, la cual nos ha sido dada una sola vez y para siempre y a la cual no se puede añadir ni quitar nada en absoluto. Si alguien, hoy en día, necesita saber sobre Dios, sobre sí mismo, sobre la vida, sobre la muerte, sobre el destino de los que mueren, etc., lo único que necesita hacer es estudiar la Biblia bajo la guía y dirección del Espíritu Santo. La Biblia contiene todo lo que Dios ha querido revelar al hombre.