Autor: cris

  • Dios conoce el Corazón de todos

    Hechos 1:24 dice que Dios conoce los corazones de todos, pero Deuteronomio 8:2 dice que Dios condenó a su pueblo a vagar 40 años en el desierto para saber lo que había en su corazón. ¿Cómo puede ser esto?

    Se lo explicaremos de esta manera: La cita de Hechos 1:24 señala con total claridad que Dios conoce los corazones de todos. Mire lo que dice: «Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido»

    Esta es la oración que Pedro elevó al Señor con ocasión de escoger al Apóstol que debía reemplazar a Judas Iscariote. En su oración, Pedro afirma que Dios conoce los corazones de todos, dando a entender que los pensamientos de los hombres son conocidos por Dios aun antes que los hombres los hagan conocer por medio de las palabras que salen de la boca de ellos.

    El hombre, no puede conocer lo que está pensando una persona a menos que esa persona diga con palabras de su boca lo que está pensando, y aún en eso existen varios riesgos en la comunicación de pensamientos, porque una cosa es lo que piensa una persona, otra diferente es lo que dice con sus labios, otra diferente lo que oye el interlocutor y otra diferente es lo que entiende el interlocutor.

    Son los retos o desafíos de todo proceso de comunicación. De allí la importancia de pensar bien las palabras que vamos a decir, para evitar que la persona que las oye lo entienda mal.

    Pero con Dios no existe este problema, porque Dios conoce el corazón del hombre, o Dios conoce los pensamientos del hombre. 1ª de Samuel 16:7 dice «Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.»

    Queda claro entonces que Dios sabe lo que hay en el corazón del hombre, sin necesidad que el hombre lo cuente a Dios.

    Muy bien. Ahora veamos lo que dice la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Deuteronomio 8:2, pero para incluir el contexto, vamos a dar lectura a los versículos 1 al 6. Dice así: «Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. Guardarás pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.»

    Esta es la manera como Jehová exhorta a su pueblo a obedecer la palabra de Dios. La exhortación se fundamenta en las bendiciones que Dios ha prometido a los que se someten a su palabra y, algo interesante, la exhortación también se fundamenta en las lecciones que Dios enseñó a su pueblo los cuarenta años que vagó en el desierto.

    Durante este tiempo, Dios afligió y probó al pueblo. Le hizo tener hambre, le sustentó con maná, un alimento venido del cielo, figura de lo que miles años más tarde, Dios hizo con la humanidad al enviar a su Hijo, el verdadero pan descendido del cielo.

    Dios también mostró su poder y provisión para el pueblo. El vestido del pueblo nunca envejeció, porque en el desierto no había almacenes para comprar ropa o telares para tejer ropa. Los zapatos nunca se gastaron tampoco. Dice el texto que el pie no se les hinchó por cuarenta años. Todo esto y más, para que el pueblo aprenda a confiar en Jehová y obedezca su palabra.

    El pueblo debía aprender que su corazón es malo por naturaleza. A la gente se le hace difícil entender que tiene un corazón malo por naturaleza. La mayoría de la gente piensa que es buena porque no es tan mala como el borracho que duerme en la acera de una calle o el criminal que purga sus faltas en una cárcel.

    Pero Dios dice que todo hombre es pecador. Su naturaleza es pecaminosa. Dios usa todo medio a su disposición para enseñar esta difícil lección a la gente. A esto es a lo que se refiere la Biblia cuando en Deuteronomio 8:2 dice que Dios hizo muchas cosas para saber lo que había en el corazón del pueblo. Los que necesitaban saber esto era el pueblo mismo, no Dios.

    Recuerde que Dios conoce el corazón de todos, pero no todos conocen su propio corazón. Dios se encarga de hacerles conocer por medio de diversas pruebas, a veces dolorosas.

  • Cuantos libros deberían hablar de Jesús

    Según Hechos 1:1-2, se escribió un tratado con todas las cosas que Jesús hizo y enseñó, pero según Juan 21:25, ni aún en el mundo cabrían los libros si se tuviera que escribir todo lo que Jesús hizo y enseñó. Explíqueme esta contradicción.

    Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Hechos 1:1-2. «En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido»

    Para comprender a cabalidad lo que hemos leído es necesario reconocer que el libro de Hechos fue escrito por Lucas, el médico amado, compañero de ministerio de Pablo.

    Siendo así, entonces, el primer tratado al que hace referencia Lucas en la introducción del libro de los Hechos, debe ser el Evangelio escrito por el mismo autor, es decir el Evangelio de Lucas.

    En este Evangelio, Lucas habló acerca de todas las cosas que Jesús comenzó tanto a hacer como enseñar hasta el día cuando Jesús ascendió a la gloria de su Padre. Esto significa que Jesús enseño a sus discípulos tanto de palabra como de obra.

    Un rápido vistazo del Evangelio de Lucas confirma esta aseveración cuando vemos que comienza relatando el nacimiento de Juan el Bautista, precursor de Jesús, pasa luego a relatar el nacimiento de Jesús, su crecimiento, su ministerio público, su muerte, su resurrección y termina con su ascensión.

    Muy bien. Ahora vayamos a la cita de Juan 21:25 donde dice: «Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.»

    Lo que está diciendo Juan al cerrar su Evangelio, es que su intención no ha sido hacer un recuento detallado de cada cosa que hizo Jesús, sino mostrar los eventos más importantes de la vida de Jesús, pertinentes al propósito que tenía en mente. Recuerde que el propósito de Juan al escribir el Evangelio era mostrar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.

    Juan 20:30-31 dice: «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.»

    Pero volviendo al hecho que Juan no escribió en su Evangelio todas las cosas que hizo Jesús, Juan hace una acotación muy interesante. Dice: Las cuales, se entiende todas las cosas que hizo Jesús, si se escribieran una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir.

    Juan está hablando en un lenguaje hiperbólico. Esta es una manera muy válida de comunicar cosas. Lo que Juan está diciendo es: Jesús hizo tantas otras cosas que yo no he registrado en mi libro, que si hubiera tenido que escribir todo lo que hizo, hubiera sido un gran trabajo para mí y los escritos hubieran ocupado un gran número de libros.

    Así que no hay contradicción entre la declaración de Lucas en cuanto a que en su Evangelio, escribió todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar hasta el día en que fue recibido en el cielo y la declaración hiperbólica de Juan cuando dijo que si hubiera escrito todas las cosas que hizo Jesús una por una, los libros habrían sido tantos que no cabrían en todo el mundo.

  • Los discípulos podían perdonar pecados

    Juan 20:23 dice que los discípulos podían perdonar pecados, pero Marcos 2:7 dice que solo Dios puede perdonar pecados. ¿Cómo es esto?

    El perdón de pecados es una atribución exclusiva de Dios, y esto, porque todo pecado es en último término una ofensa en contra de Dios. Jesús perdonó pecados como se relata en Marcos 2:5 donde dice: «Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados»

    Este hecho de perdonar pecados por parte de Jesús, despertó la enconada reacción de los escribas quienes cavilaban en sus corazones acerca de ello. Marcos 2:7 dice: «¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?» Los escribas estaban en lo correcto en cuanto a su aseveración que solo Dios puede perdonar pecados. Lo que los escribas no sabían o no querían aceptar, es que Jesús es Dios y por tanto está en capacidad de perdonar pecados como en efecto lo hizo. Siendo este el caso, no se debería esperar que la Biblia declare que algún hombre, por más santo que fuera, tenga la potestad de perdonar pecados.

    Con esto en mente, leamos el texto citado por Usted en Juan 20:23 donde dice: «A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.»

    Estas palabras de Jesús resucitado, fueron dadas a sus discípulos, después de haber soplado sobre ellos, diciéndoles: Recibid el Espíritu Santo. Jesús no estaba dando al hombre el poder de perdonar pecados. Lo que está diciendo es que mediante el poder del Espíritu Santo, el hombre puede declarar que Dios perdona el pecado de todo aquel que recibe a Cristo como Salvador y que Dios no perdona el pecado de todo aquel que rehúsa recibir a Cristo como Salvador.

  • Las heridas de Jesús

    En Lucas 24:40 dice que Jesús resucitado mostró a sus discípulos las manos y los pies, pero Juan 20:20 dice que Jesús resucitado mostró a sus discípulos las manos y el costado. ¿Por qué la diferencia?

    Cuando Jesús apareció a sus discípulos la noche misma de su resurrección, debe haber mostrado las heridas en sus manos, en sus pies y en su costado. Lucas lo registra de la siguiente manera, según leemos en Lucas 24:36-43 donde dice: «Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos.»

    Usted habrá notado, que el énfasis en este relato de la aparición de Jesús resucitado, gira alrededor del hecho que los discípulos pensaban que estaban viendo un espíritu, algo inmaterial. Por eso es que Lucas se esfuerza por registrar en su relato los hechos alusivos a demostrar que Jesús resucitado no era un espíritu, sino algo totalmente real.

    Registra lo que Jesús dijo: Mirad mis manos y mis pies, lo que era visible a simple vista, palpad, y ved. Yo tengo carne y huesos. Los espíritus no tienen carne y hueso. Los discípulos deben haberse fijado muy bien en sus manos y en sus pies. Deben haberlo tocado, pero todavía les quedaba dudas. Por eso Jesús preguntó si había algo de comer. Le pasaron parte de un pez asado y un panal de miel y Jesús lo tomó y comió ante la estupefacta mirada de los discípulos.

    Ahora no les quedaba la menor duda en cuanto a que Jesús resucitado era real y no un espíritu como inicialmente pensaron.

    Pero ahora veamos como lo registra Juan. Leemos el pasaje que se encuentra en Juan 20:19-20 donde dice: «Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.»

    Note que en el relato de Juan no se menciona en absoluto acerca del temor y las dudas de los discípulos en cuanto a si Jesús resucitado era real o un espíritu. Juan concentra su relato en el hecho que Jesús no estaba muerto sino que había resucitado.

    La mención de las manos traspasadas y el costado abierto que menciona Juan en su relato, halla su razón en el hecho que Tomás, uno de los discípulos, no estuvo presente la primera vez que apareció Jesús a sus discípulos. Cuando los discípulos contaron a Tomás acerca de la aparición de Jesús, Tomás dudo y según Juan 20:25 dijo: «Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.»

    Ocho días después Jesús apareció nuevamente a sus discípulos y en esta ocasión Tomás estaba presente. Luego del saludo de: Paz a vosotros, Jesús dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente. Cuando Tomás hizo todo lo que Jesús pidió, respondió: ¡Señor mío, y Dios mío! Tomás quería ver y tocar manos y costado de Jesús resucitado, por eso es que Juan registró en su relato que Jesús les mostró las manos y el costado.

  • Fue Jesús quien leyó la ley o fue un interprete

    Según el relato en Lucas 10:25-28 en una conversación entre un intérprete de la ley y Jesús, el intérprete de la ley citó la ley diciendo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Pero según el relato en Mateo 22:35-37 fue Jesús quien citó ese pasaje de la ley. ¿Quién mismo lo citó? El intérprete de la ley o Jesús.

    Ambos lo citaron. En la conversación entre Jesús y el intérprete de la ley, cuyo recuento lo tenemos en Lucas 10:25-27, fue el intérprete de la ley quien citó parte del shema, que se encuentra en Deuteronomio 6:4-9 y que era una especie de declaración de fe de los judíos, la cual era recitada dos veces al día por los judíos más devotos.

    Note con atención la participación de los actores. Leo Lucas 10:25-27 donde dice: «Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»

    Es obvio, por lo que ha sido leído que fue el intérprete de la ley quien citó esta parte del shema.

    Muy bien. Ahora vamos al otro pasaje bíblico citado por Usted. Se encuentra en Mateo 22:35-37 donde leemos lo siguiente: «Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente.»

    En este pasaje bíblico notamos que fue Jesús, más no el intérprete de la ley, quien citó la misma parte del shema. ¿Será entonces que estamos ante un error en la Biblia como de hecho piensan algunos? Absolutamente no.

    Lo que pasa es que estamos ante dos eventos similares, la conversación entre Jesús y un intérprete de la ley, pero que tuvieron lugar en dos momentos diferentes y seguramente en dos lugares diferentes. El relato en Lucas ocurrió poco después del envío de los setenta durante lo que se llama el ministerio posterior de Jesús en Judea, mientras que el relato en Mateo ocurrió durante la semana anterior a su crucifixión.

    En el relato en Lucas, el intérprete de la ley citó parte del shema. En el relato en Mateo, Jesús citó parte del shema. No hay problema en absoluto.

  • La transfiguración

    Lucas 9:20 dice que la transfiguración ocurrió como ocho días después que Jesús lo anunció. Pero Mateo 17:1 dice que la transfiguración ocurrió seis días después que Jesús lo anunció. ¿No le parece contradictorio?

    No, no es contradictorio, es simplemente dos maneras de decir lo mismo. Vamos a leer Lucas 9:27-28 donde dice: «Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios. Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar»

    En cuanto al cuándo sucedió la transfiguración, Lucas dice que fue como ocho días después del anuncio. Con esta forma de expresión, Lucas está incluyendo en sus cuentas el día cuando Jesús hizo el anuncio y el día que efectivamente ocurrió lo anunciado. Por eso sus cuentas arrojaron como ocho días.

    Ahora leamos Mateo 16:28 y Mateo 17:1 donde dice: «De cierto que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto»

    Note la precisión de la declaración de Mateo en cuanto al cuándo de la transfiguración. Dice que ocurrió seis días después del anuncio realizado por Jesucristo. Esto significa que Mateo no incluyó en su cuenta el día que Jesús hizo el anuncio ni el día que ocurrió la transfiguración, sino solamente el intervalo entre anuncio y ocurrencia de lo anunciado. Por eso sus cuentas arrojaron solamente seis días.

  • El manto que le pusieron a Jesús era púrpura o escarlata

    Según Marcos 15:17 dice que cuando Jesús fue llevado al pretorio, le vistieron de púrpura, pero según Mateo 27:28, cuando Jesús fue llevado al pretorio, le desnudaron y le echaron encima un manto de escarlata. ¿Por qué existe esta variación en el relato de un mismo episodio?

    Recuerde que los Evangelios según Mateo, Marcos y Lucas, son Evangelios sinópticos. Esto no significa que cada Evangelio es una fiel copia de los demás. Lo que significa es que cada Evangelio presenta los hechos desde un punto de vista particular, de modo que cada Evangelio añade detalle al cuadro general de lo que sucedió.

    Es así como la tarea del intérprete Bíblico no es comparar los escritos de los evangelios sinópticos para identificar las diferencias, y tildarlas como errores del texto.

    La tarea del intérprete Bíblico es comparar los escritos de los evangelios sinópticos, para integrar todos los detalles que presenta cada uno de los evangelios de modo que se tenga el cuadro completo de lo que pasó.

    En cierto sentido, cada Evangelio presenta piezas de un rompecabezas. El que arma el rompecabezas debe darse el trabajo de unir cada una de las piezas para poder ver el cuadro completo.

    Esto es lo que vamos a hacer en el Evangelio de Mateo y Marcos, en lo que respecta a lo que sucedió cuando Jesús fue llevado al pretorio, poco antes de ser crucificado.

    Leamos primero el relato que tenemos en Mateo 27:27-31 donde dice: «Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.»

    Este es el relato del evento, desde el punto de vista de Mateo. Ahora veamos como leyó el mismo evento, otro Evangelista: Marcos.

    El texto se encuentra en Marcos 15:16-20 dice: «Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía. Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodilla le hacían reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.»

    Ambos relatos son muy parecidos. La única diferencia, no de mucha significación, es que según Mateo, los soldados romanos echaron encima de Jesús un manto escarlata, mientras que, según Marcos, los soldados romanos vistieron a Jesús de púrpura.

    Recuerde que la función del intérprete de los evangelios sinópticos no es saltar abruptamente a la conclusión que debe haber un error en la Biblia porque Mateo dice una cosa y Marcos dice otra cosa, aunque sea mínima la diferencia. La función del intérprete de los Evangelios sinópticos es integrar la información que cada evangelista provee, para poder mirar el cuadro general.

    En este caso, podemos perfectamente decir que cuando Jesús fue llevado al pretorio, los soldados romanos, o la compañía, le desnudaron de sus vestidos y le pusieron encima un manto cuyo color era entre rojo o escarlata y violeta o púrpura. Luego de burlarse de él, golpearle con una caña, y escupirle, le quitaron ese manto rojizo violáceo, le pusieron nuevamente sus vestidos y le llevaron para crucificarle.

    En cuanto a este manto rojizo violáceo, debe haber sido un manto gastado por su uso de propiedad de algún soldado romano. De allí que se haga difícil aseverar con certeza si era escarlata puro o púrpura puro. Es dudable que los soldados romanos hubieran echado sobre Jesús un manto nuevo. Vistas así las cosas no se halla indicio de imprecisión en ambos relatos.

  • De quien fue hijo Salatiel

    Según el texto en Lucas 3:27, Salatiel fue hijo de Neri, pero según el texto en Mateo 1:12, Salatiel fue hijo de Jeconías. ¿Por qué la discrepancia?

    El nombre Salatiel significa: «He pedido a Dios» y fue hijo de Jeconías, rey de Judá y padre de Zorobabel, según la genealogía que aparece en Mateo 1:12 donde dice: «Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel».

    Pero en cambio, según la genealogía que aparece en Lucas, Salatiel fue hijo de Neri y padre de Zorobabel. Lucas 3:27 dice: «hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri».

    Esta aparente discrepancia en la genealogía de Jesús se explica por el principio que Mateo, provee la genealogía de Jesús conforme la sucesión legal, mientras que Lucas provee la genealogía de Jesús conforme a la sucesión por consanguinidad.

    La línea de consanguinidad se cortó con Jeconías, porque según Jeremías 22:30 no iba a tener descendiente que se siente sobre el trono de David. Por esto el derecho de sucesión pasó a Salatiel, descendiente de Natán e hijo de Neri, quien, siendo heredero legal de Jeconías, fue reconocido como su hijo en la genealogía del libro de Mateo.

    Así que, no existe ninguna discrepancia entre los dos versículos por Usted citados.

  • Dios es Dios de muertos o de vivos

    Según Marcos 12:26 Jesús dijo que Dios es Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, pero en el versículo 27 del mismo capítulo Jesús dijo que Dios no es Dios de muertos sino de vivos. ¿Cómo puede ser esto, si Abraham, Isaac y Jacob estaban muertos cuando Jesús pronunció estas palabras?

    Demos lectura al texto que se encuentra en Marcos 12:26-27, pero para incluir el contexto, vamos a leer desde el versículo 24, donde dice: «Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.»

    Estas palabras de Jesús fueron dirigidas a un grupo de saduceos, quienes no creían en la resurrección corporal. Por medio de una historia hipotética inventada por ellos mismos, los saduceos pretendían poner en entredicho a Jesús acerca de la bendita esperanza de la resurrección.

    La respuesta de Jesús comenzó por una reprensión frontal a los saduceos. Les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? De entrada, Jesús está afirmando que los saduceos estaban equivocados en cuanto a rechazar la realidad de la resurrección y esa equivocación partía de su ignorancia de dos cosas importantes: El testimonio del Antiguo Testamento o las Escrituras y el poder absoluto de Dios.

    Luego de la reprensión a los saduceos, Jesús pasó a la ratificación de la doctrina de la resurrección. Lo hizo mediante una reflexión acerca de un hecho que debe haber sido ampliamente conocido por los saduceos, pero que los saduceos no lo comprendieron totalmente.

    Cuando Dios apareció a Moisés en la zarza en el desierto le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Para cuando Dios pronunció estas palabras, Abraham, Isaac y Jacob, estaban muertos, bueno, muertos desde el punto de vista del hombre, pero desde el punto de vista de Dios era otra cosa.

    Estos patriarcas estaban vivos, en algún lugar diferente del mundo, pero vivos sin lugar a dudas. Por cuanto, como dijo Jesús, Dios no es Dios de muertos sino Dios de vivos. Dando a entender con esto que la muerte de los patriarcas no terminó con la existencia de ellos.

    Muy bien, si estaban vivos en algún lado diferente del mundo, para Dios no era ningún problema hacer uso de su poder para darles un cuerpo material nuevo el momento que sea pertinente.

    Esto es en esencia lo que pasa en la resurrección. Cuando una persona muere físicamente, no deja de existir, no se extingue como pensaban los saduceos. Sigue viva en una esfera diferente a la material y algún día, recibirá de Dios un cuerpo material nuevo.

    De modo que, Dios no se equivocó cuando dijo que Él es el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, a pesar que desde el punto de vista humano tanto Abraham como Isaac y Jacob habían muerto. Lo que pasa es que desde el punto de vista de Dios, tanto Abraham como Isaac y Jacob estaban vivos, esperando la resurrección. Recuerde que Dios es Dios de vivos mas no Dios de muertos.

  • La doctrina de los Nicolaítas

    Apocalipsis 2:6 y 15 hablan de la doctrina de los nicolaítas. ¿Existe esta doctrina en estos tiempos? Por favor una explicación.

    Vamos a leer el texto que se encuentra en Apocalipsis 2:6 donde dice: «Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco»

    El contexto de lo que leemos en este versículo tiene que ver con el mensaje de Jesucristo a la iglesia en Efeso. Esta era una iglesia con muchas cosas positivas, pero con una cosa negativa, haber dejado su primer amor.

    Entre las muchas cosas positivas que tenía esta iglesia era el rechazo total a lo que el apóstol Juan ha llamado: Las obras de los nicolaítas.

    Antes de intentar una explicación sobre lo que son las obras de los nicolaítas, es necesario reconocer que era algo que Jesucristo también lo rechazaba. Dice el texto que lo aborrecía.

    Podemos por tanto decir con total seguridad que era algo negativo para la iglesia, algo contrario a la voluntad de Dios y algo que debía rechazarse con firmeza.

    ¿Pero qué son las obras de los nicolaítas? En honor a la verdad, no se sabe mucho sobre ello porque la Biblia no provee mayor información en cuanto a eso.

    Yo me limitaré a citar lo que dice sobre esto John MacArthur en su comentario sobre la obra de los nicolaítas.

    Dice él lo siguiente: Esta herejía era similar a la herejía de Balaam. El nombre Nicolás significa «el que conquista al pueblo». Ireneo, quien fue uno de los llamados padres de la iglesia, escribió que Nicolás, uno de los diáconos que aparece en Hechos capítulo 6, fue un falso creyente quien posteriormente llegó a ser un apóstata.

    Debido al respeto que se había ganado en el pasado, se infiltró sin problema en muchas iglesias para arrastrarlas en su error. Como Balaam, Nicolás llevó a la iglesia a la inmoralidad y a la maldad.

    Los nicolaítas, seguidores de Nicolás, se entregaron a la inmoralidad y asolaron a la iglesia con tentaciones sensuales.

    Clemente de Alejandría dice que los nicolaítas se abandonaron totalmente a los placeres como animales salvajes, llevando una vida de total auto indulgencia. Su enseñanza pervirtió la gracia y transformó la libertad en libertinaje.

    Hasta aquí la cita de John MacArthur sobre las obras de los nicolaítas.

    Ahora leamos Apocalipsis 2:15 donde dice: «Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco»

    Este texto es parte del mensaje de Jesucristo a la iglesia de Pérgamo. Jesucristo reprendió a esta iglesia por soportar en su seno a algunos que no solo hacían las obras de los nicolaítas sino que la habían transformado en doctrina. Note que las obras de los nicolaítas en la iglesia de Efeso es ahora la doctrina de los nicolaítas en la iglesia de Pérgamo. Vemos un progreso en maldad.

    La doctrina de los nicolaítas tenía que ver con que no hay problema que un creyente ande en inmoralidad, como fornicación, adulterio, homosexualismo, prostitución, robo, mentira, engaño, peleas, etc.

    Los maestros nicolaítas probablemente enseñaban que como ya somos salvos no importa vivir en el pecado, porque ya hemos sido perdonados de todos los pecados. Transformaron la libertad que tenemos en Cristo en licencia para pecar.

    También probablemente enseñaban que no importa si un creyente peca de cualquier manera, porque después puede confesar su pecado y Dios se ha comprometido a perdonar sin problema.

    Hoy en día existen muchos maestros entre comillas que sin usar el nombre de nicolaítas, enseñan la doctrina de los nicolaítas, cuando son tolerantes con el pecado en ellos mismos o en los demás. Son lobos vestidos de ovejas que desprecian la santidad de Dios e inducen a los demás a una vida licenciosa. Todo maestro que no exhorte a los creyentes a vivir en santidad y que él mismo no viva en santidad es muy semejante a los maestros nicolaítas de antaño.