Autor: cris

  • Jerusalén fue limpia de pecado ante Jehová

    En Jeremías 4:14 encontramos a Dios diciendo a Jerusalén que lave su corazón de maldad para que sea salva. Pero el mismo Jehová dijo antes a Jerusalén, en Jeremías 2:22 que aunque se lave con lejía, y amontone jabón sobre sí, la mancha de pecado permanecerá aún delante de Jehová. Explíqueme esta contradicción.

    Será un placer explicarle para que Usted compruebe que no existe contradicción alguna. Vayamos a la cita de Jeremías 2:22 donde leemos: «Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.»

    En el capítulo 2 de Jeremías, encontramos al profeta de Dios en una apasionada confrontación a Judá por su pecado. Judá fue culpable de muchas cosas, entre ellas, de idolatría. Estos pecados mancharon el espíritu, el alma y el cuerpo de las personas que los cometieron. Estas manchas son imposibles de ser limpiadas por el esfuerzo propio. Dios por medio de Jeremías dice que aunque los pecadores se laven con lejía, y se amontonen de jabón, la mancha de su pecado permanecerá aún delante de Dios.

    Esto es grave. El pecado tiene tal poder contaminante que el hombre no tiene forma posible de eliminar su mancha. De este texto aprendemos entonces que sobre la base de su propio esfuerzo, ningún hombre puede limpiarse de su pecado.

    Muy bien, ahora vamos a ver el texto que se encuentra en Jeremías 4:14 donde dice: «Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?»

    En este texto Jehová está haciendo una invitación a Israel, por medio del profeta Jeremías, a lavarse de sus pecados. Pero Jehová mismo dejó en claro que el hombre no puede lavarse de sus pecados por su propio esfuerzo. En esas condiciones entonces, Israel estaba obligado a pensar en alguna otra forma de poder quedar limpio ante Dios.

    La forma de quedar limpio ante Dios es por medio del sacrificio de una víctima inocente. El Israelita que se arrepentía tenía que presentar una ofrenda por su pecado en el templo. Esta ofrenda era un símbolo o un tipo de la ofrenda perfecta que en el futuro iba a ser realizada por el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.

    El Nuevo Testamento enseña que la única manera de lavarse del pecado es por medio de confiar en la obra perfecta y completa de Jesucristo en la cruz. El judío que quería salvarse necesitaba estar limpio delante de Dios. No podía limpiarse a sí mismo. Esto es imposible. Por fe tenía que depender de Dios para ser limpiado. Esto es lo que aprendemos de este versículo.

    Así que, no existe ningún conflicto entre los versículos por Usted citados.

  • Jehová abandonado, castigo a Israel para siempre

    Jeremías 3:12 dice que Jehová no hará caer su ira contra Israel. Miqueas 7:18 dice que Dios no retuvo para siempre su enojo contra Israel, Pero Jeremías 14:4 dice que Israel ha hecho encender el fuego de la ira de Dios, que arderá para siempre. ¿Cómo es esto?

    Vamos a leer una a una las citas mencionadas por Usted para explicar su significado. Jeremías 3:12 dice: «Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.»

    Cuando Jeremías pronunció estas palabras, las diez tribus del norte de Israel estaban bajo el dominio Asirio. Pero Dios no quería que esto sea el fin de estas diez tribus del norte, por eso, hace llegar un llamado al arrepentimiento por medio del profeta Jeremías. Vuélvete, oh rebelde Israel, le dice. No tengas temor de volver, porque yo no haré caer mi ira sobre ti, porque soy misericordioso, y no guardaré para siempre el enojo.

    Así es Dios. Cuando un corazón arrepentido se vuelve a él, Jehová se compromete a no derramar su ira sobre él y a olvidar la ofensa. Por eso dice el texto que Dios no guarda el enojo para siempre. Note, que este texto no está diciendo que Dios nunca se enoja contra el pecado o el pecador, más bien lo contrario, pero cuando el pecador se arrepiente Dios está dispuesto a perdonar y a no seguir más enojado.

    Ahora leamos Miqueas 7:18 donde dice: «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.»

    Este versículo es parte de las bendiciones que esperan a Israel una vez que reconozca al Señor Jesucristo como su Mesías y Rey. Entre las muchas bendiciones está el perdón. Solo un Dios como Jehová podrá perdonar el grave pecado de Israel. De esta manera Jehová habrá demostrado que su enojo no dura para siempre sino que se deleita en misericordia. Este texto tampoco afirma que Jehová nunca derramará su ira contra Israel.

    Finalmente leamos Jeremías 17:4 donde dice: «Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá.»

    Este versículo es parte de un pasaje en el cual Jeremías está profetizando la consecuencia del pecado de Judá, o las dos tribus del sur de Israel. Entre las muchas consecuencias tenemos ésta. Judá perderá la heredad que Dios le dio y será llevada en cautiverio a una tierra desconocida donde servirá a sus enemigos.

    Esto será el fuego de la ira de Dios derramado sobre Judá. Este fuego será tan intenso que parecerá que nunca se va a apagar. Sin embargo, no será el fin de Judá, porque como señalamos antes, cuando Judá y todo Israel en general, se arrepienta y reconozca a Jesucristo como el Mesías, Jehová perdonará su maldad y olvidará su pecado, porque su enojo no dura para siempre.

    La ira de Jehová dura para siempre contra el pecador que rehúsa ser perdonado por Dios, pero la ira de Jehová no dura para siempre contra el pecador que se arrepiente de su pecado y es perdonado por Dios.

    De modo que, no existe incongruencia en los textos por Usted citados.

  • Israel estuvo desamparado de Jehová

    Según Isaías 54:7 Jehová abandonó a Israel aunque sea por un breve momento. Pero según Deuteronomio 4:31 Jehová dijo que nunca dejará ni destruirá ni se olvidará de Israel. También en 1ª Samuel 12:22 Jehová dijo que no desamparará a su pueblo. ¿Me puede explicar esta contradicción?

    Luego de la explicación, veremos que no existe contradicción alguna, por cuanto el autor divino de la Biblia es Dios y él no puede mentir ni contradecirse.

    Vayamos primeramente al texto citado por Usted y que se encuentra en Deuteronomio 4:31 donde leemos: «porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.»

    Este texto, no está diciendo que Dios nunca jamás va a abandonar a Israel, como Usted lo ha interpretado, porque ha habido ocasiones cuando Dios ha abandonado a su pueblo, pero como bien dice el profeta Isaías, siempre ha sido por un breve tiempo Isaías 54:7, otra cita mencionada por Usted dice textualmente: «Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias.»

    ¿Qué es entonces lo que está diciendo el texto en Deuteronomio 4:31? Para entenderlo es necesario tomar en cuenta su contexto y para ellos quisiera que me acompañe en la lectura de los versículos 23 a 31 del mismo capítulo. Dice así: «Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso. Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ellas; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Más si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.»

    Lo que Dios está haciendo básicamente es advirtiendo a su pueblo. Si el pueblo se desviaba a la idolatría, Dios les iba a disciplinar de una manera drástica. Pero aún en esas condiciones, Dios tendría misericordia de su pueblo, al punto que si su pueblo se arrepentía de la idolatría y de corazón se volvía a Dios, Dios les mostrará su misericordia por medio de no dejarlos ni destruirlos ni olvidarse del pacto que juró a los antepasados del pueblo.

    Pues bien, a causa de la idolatría y muchos otros males, Dios cumplió su palabra con su pueblo. Es así como el pueblo de Dios fue dispersado entre los Asirios, los Babilonios, los Medo Persas, los Griegos, los Romanos y aún hoy en día, muchos descendientes de Abraham están dispersos entre las naciones del mundo.

    Pero llegará un momento cuando terminará esa dispersión. Para entonces el pueblo de Israel habrá reconocido a Jesucristo como su Mesías, y su Rey. El pueblo habrá vuelto de corazón a Dios.

    A esto apunta el pasaje en Isaías 54. Note lo que nos dice los versículos 7 y 8; «Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.»

    Dios abandonó por un breve momento a Israel y en ese breve momento Dios inclusive derramó algo de su ira contra Israel, pero una vez que Israel se lavó de su pecado y reconoció a Jesucristo como su Mesías y Rey, entonces Dios le rodeó de misericordia y tuvo compasión de ella. Dios habrá cumplido así su palabra de no abandonar ni destruir ni olvidar a Israel.

  • Alguien ha visto a Jehová alguna vez

    Tanto en Isaías 6:1 como en Isaías 6:5 se nos dice que Isaías vio a Jehová, pero Juan 1:18 dice que a Dios nadie le vio jamás. ¿Cómo se puede reconciliar las dos cosas?

    Comenzaremos por leer los textos que nuestro plantea como evidencia de esta aparente contradicción. Isaías 6:1 dice: «En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.»

    Ahora leamos Isaías 6:5 donde dice: «Entonces dije: ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.»

    Leyendo estos textos, fácilmente se llega a la conclusión que Isaías vio con sus propios ojos a Jehová. Allí es entonces cuando surge la aparente contradicción porque tanto el Antiguo, como el Nuevo Testamento dicen que es imposible que el ser humano pueda ver a Jehová.

    Considere lo que Jehová dijo a Moisés según Éxodo 33:20 «Dijo más: No podrás ver mi rostro porque no me verá hombre y vivirá.»

    Esto concuerda con la cita que Usted menciona, en Juan 1:18 donde en su primera parte dice: «A Dios nadie le vio jamás»

    Hablando de Dios ponga atención a lo que dice 1ª Timoteo 6:16 «el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.»

    Por este testimonio podemos estar totalmente seguros que nunca nadie jamás ha visto a Dios.

    La primera parte de 1ª Juan 4:12 dice por tanto: «Nadie ha visto jamás a Dios»

    Pues bien, ¿entonces qué es lo que vio Isaías? Y no solo él sino tantos otros como Agar, Jacob, Moisés, Aarón, Nadab, Abiú, los setenta ancianos de Israel, Gedeón, Manoa y su esposa, Ezequiel y el apóstol Juan.

    En cada caso la Biblia dice que vieron a Dios y sin embargo no murieron. La respuesta es que todos ellos vieron a Dios representado por el Hijo, el Señor Jesucristo. A veces él se presentó como el Ángel de Jehová, otras veces como Hombre y otras veces solo para dejar oír su voz.

    ¿Qué como llegamos a esta conclusión? Bueno, ¿recuerda el caso de Isaías cuando en el capítulo 6 versículo 1 y 5 se nos dijo que Isaías vio a Jehová? Pues miremos más detenidamente este asunto.

    Para ello vayamos al Nuevo Testamento a Juan capítulo 12. Jesús había sido rechazado por la nación de Israel y estaba pronto a ir a la cruz. Juan 12 37 nos introduce al asunto cuando dice lo siguiente: «Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él»

    Juan está hablando de Jesús. Mucha gente no creyó en él a pesar de tantas señales que hizo. Juan el apóstol dice que esto es un cumplimiento de la profecía que aparece en Isaías 6:9-10, cuando Isaías vio al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. Hasta aquí todo es normal. Pero ahora note algo impresionante. Se encuentra en Juan 12:41 donde dice: «Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.»

    Recuerde que Juan estaba hablando de Jesús. Entonces cuando Juan dice que Isaías vio su gloria, se está refiriendo a Jesús. Por eso concluimos que Isaías no vio a Jehová directamente, sino a Jesús en su estado pre encarnado. Por eso es que Juan 1:18, en su segunda parte dice: «el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.»

    Hebreos 1:3 hablando de Jesús dice que él es «el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia»

    Jesús por tanto pudo decir: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre»

    Todas las veces que la Biblia dice que alguien vio a Jehová, en realidad estaba viendo al Hijo en su gloria.

  • Espadas, Arados, Hoces, Lanzas

    En Isaías 2:4 dice que se transformarán las espadas en rejas de arado, y las lanzas en hoces. En cambio, Joel 3:10 dice que se forjarán espadas de los azadones y lanzas de las hoces. ¿Por qué la contradicción?

    No existe contradicción alguna. La Biblia no contiene ninguna contradicción porque es la palabra de Dios.

    Permítame hacer un breve análisis del contenido de estos textos para desvanecer la supuesta contradicción. Comencemos con Isaías 2:4, pero para tomar en cuenta el contexto, leamos desde el versículo 2. Dice así: «Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.»

    Este pasaje bíblico describe en parte las características de lo que se llama el reino milenial. Note como comienza el pasaje: Acontecerá en lo postrero de los tiempos. Lo postrero de los tiempos, se refiere al reino milenial, cuando Jesucristo estará reinando como Amo y Señor no solo sobre Israel sino sobre toda la tierra.

    Una de las características del reino milenial es que será un reino de paz. La guerra entre las naciones será cosa del pasado. El texto dice que no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra. Si no habrá guerra entre las naciones, nadie necesitará de armas. Por eso el texto dice que la gente que viva en el milenio, transformarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces.

    Ahora leamos lo que nos dice Joel 3:10, pero para tomar en cuenta el contexto, leamos los versículos 9 a 12. Dice así: «Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.»

    El evento relatado en este pasaje corresponde a lo que se llama la batalla de Armagedón. Note lo que dice Joel 3:2: «reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;»

    La batalla de Armagedón tendrá lugar en el valle de Josafat. Josafat significa Jehová juzga. Jehová juzgará a todas las naciones por el trato que estas naciones han dado a su pueblo escogido Israel. El juicio será por demás cruento. Habrá tanta sangre derramada que el enorme valle se convertirá en una laguna de sangre. Por eso es que se necesita de todo tipo de armamento para producir tal destrucción.

    Esto explica que se tenga que forjar espadas del metal de los azadones y lanzas del metal de las hoces. Aún el débil se sentirá fortalecido para llevar a cabo el juicio de Jehová sobre las naciones.

    De modo que. La cita en Isaías habla de transformar espadas en rejas de arado y lanzas en hoces, pero esto acontecerá durante el milenio. En cambio la cita en Joel habla de transformar azadones en espadas y hoces en lanzas, pero esto acontecerá en la batalla de Armagedón.

    Dos cosas diferentes en dos tiempos diferentes. Por eso dijimos que no existe contradicción alguna en estos dos pasajes bíblicos.

  • Matar o no matar

    Eclesiastés 3:1-3 dice que hay un tiempo para matar. En cambio Éxodo 20:13 dice: No matarás. ¿Por qué la contradicción?

    Leamos lo que nos dice Eclesiastés 3:1-3 «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar.»

    Recuerde que Salomón escribió el libro de Eclesiastés para mostrar que si una persona ignora a Dios, la vida se vuelve caótica, sin sentido, sin rumbo cierto. Lo mismo da nacer que morir, lo mismo da cosechar que sembrar, lo mismo da matar que curar, lo mismo da destruir que edificar. No hay sentido en nada. Esa es la vida alejada de Dios.

    Pero cuando Dios entra en escena todo cambia en la vida. En el caso de la muerte, es Dios quien decide el cuando y el como, es Dios quien ordena no matar. La Biblia es clara al condenar el asesinato. El sexto mandamiento del decálogo, Éxodo 20:13 dice textualmente: No matarás. No existe por tanto contradicción entre lo que se lee en Eclesiastés 3:1-3 y lo que ordena Dios en Éxodo 20:13.

  • Como debemos responder a un necio

    Según Proverbios 26:4 no se debe responder a un necio conforme a su necedad, pero según Proverbios 26:5 se debe responder a un necio como merece su necedad. ¿En qué quedamos?

    Esta es una consulta excelente. Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Proverbios 26:4. Ponga mucha atención. Dice así: «Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él.»

    Ahora vamos a dar lectura al texto que se encuentra en Proverbios 26:5. Observe cuidadosamente. Dice así: «Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión.»

    Leídos ligeramente, estos dos textos contiguos parecen contradictorios. Pero no hay tal. Son complementarios, no contradictorios. Lo que está diciendo el primero, es que una persona sabia no debe descender al plano que está la persona necia, porque lo único que logrará es quedar como un necio él también. Si alguien le insulta, no responda insultando, porque Usted quedará como un necio.

    Si alguien le agrede físicamente, no responda agrediendo físicamente, porque Usted quedará como un necio. Esto es en esencia lo que dice el primer versículo.

    En cambio, el segundo versículo dice que la persona sabia debe permanecer en el plano de la sabiduría para responder como corresponde a la persona que está en el plano de la necedad, porque de otra manera, la persona necia va a pensar que es sabia con las necedades que está diciendo o haciendo.

    ¿Ve Usted la diferencia? Si una persona necia le insulta, no responda insultando, eso será descender al plano del necio. Responda por ejemplo, diciendo que va a orar por la persona que le insulta o bendiciendo a la persona que le insulta, o simplemente cerrando su boca y saliendo del escenario.

    Una respuesta de esta naturaleza logrará que la persona necia entienda que está actuando con necedad al insultar o agredir físicamente.

    Para mí fue muy interesante observar la manera como traduce estos dos versículos la versión Dios Habla Hoy. Ponga atención. Dice así: «El que al necio no responde, por necio no pasa, el que al necio sabe responder, como tal le hace parecer.»

    Magnífico. Si Usted cierra su boca ante el insulto del necio, Usted nunca pasará por necio. Pero si Usted se embarca en un intercambio de insultos con el necio, entonces Usted también es un necio.

    Pero si Usted encuentra la manera de responder al necio con sabiduría, hágalo. Use amor, respeto, consideración y todo lo demás. De esta manera logrará que el necio se dé cuenta de lo necio que es.

    Así que no existe ninguna contradicción entre estos dos versículos.

  • ¿Quién sembró discordia entre los hermanos, Dios o un testigo falso?

    Nos pide aclarar una aparente contradicción en la Biblia, entre Proverbios 6:19 y Génesis 11:7. Según la cita en Proverbios, un testigo falso es uno que siembra discordias entre hermanos y según la cita en Génesis, Dios dijo: Descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. ¿Es Dios quien sembró discordia entre los hermanos al confundir la lengua de todos, y ninguno podía entenderse con los demás?

    Interesante su consulta. Partamos del hecho que la Biblia es la palabra de Dios y que por tanto no puede jamás contener contradicciones en ninguna de sus partes. Dios no es hombre para que se equivoque ni hijo de hombre para que se contradiga.

    Leamos con atención lo que tenemos en Proverbios 6:19 Dice así: «El testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordias entre los hermanos»

    Este versículo es parte de un pasaje bíblico en el cual Jehová presenta siete cosas que aborrece o abomina su alma.

    Una de esas siete cosas es el testigo falso que habla mentiras. Digamos el vulgar mentiroso que con sus falsedades atenta contra la integridad de otra persona.

    Otra de esas siete cosas es el que siembra discordia entre hermanos. Esto se refiere al hombre que va con cuentos o rumores a una persona y le dice: Fulano me dijo que eres esto y aquello, o que hiciste esto o aquello, o que dijiste esto y aquello, mintiendo por supuesto.

    La persona entonces se enfurece contra aquel fulano, y va donde él y le reclama airadamente y le insulta y le agrede físicamente, es decir, se arma una gran pelea, mientras que el que sembró la discordia estará riéndose para sus adentros.

    La conducta del que siembra discordia es aborrecida por Jehová. Esto es lo que enseña el texto bíblico citado por Usted en Proverbios.

    Ahora demos lectura al texto que se encuentra en Génesis 11:7 donde dice: «Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero»

    Este texto describe la acción de Dios en respuesta al vano intento del hombre por edificar una torre tan alta, cuya cúspide llegue al cielo. El hombre siempre ha buscado llegar al cielo por sus propios medios. ¡Estos hombres trataban de llegar al cielo a fuerza de apilar ladrillos unos sobre otros! Ridículo, pero ellos estaban convencidos de que se podía.

    Dios miró la escena y me imagino yo que se habrá reído de la ingenuidad de los hombres. Pero también Dios sabía que el hombre en su pecado es necio para conseguir lo que busca, aunque la empresa esté condenada al fracaso. Dios entonces, en su gracia y misericordia tenía que hacer algo para evitar que el hombre se haga daño a sí mismo tratando de lograr algo imposible.

    Fue por eso que la Deidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, conferenciaron entre ellos y decidieron que lo prudente era descender a donde estaba el hombre y confundir allí su lengua, de modo que ninguno entienda a su compañero. Según Génesis 11:6 Jehová dijo: «He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.»

    Confundiendo el lenguaje se hizo imposible seguir con el plan de edificar la torre hasta que llegue al cielo, porque no podía haber comunicación mutua entre la gente. Este hecho marcó el origen de las diferentes lenguas y dialectos en el mundo.

    Como Usted podrá notar, con su acción, Dios no estaba metiendo cuentos o esparciendo rumores para que la gente se pelee entre ellos. Dios confundió la lengua para evitar un mal mayor al hombre. Fue en realidad una obra de misericordia de Dios a favor del hombre. Si Dios no hubiera hecho esto, hasta ahora estaríamos todos embarcados en edificar una torre para llegar al cielo a través de ella.

    De modo que nada tiene que ver la actitud del que siembra discordias entre hermanos con la actitud de Dios de confundir la lengua de nuestros antepasados. No existe pues contradicción de ninguna clase.

  • Podrá Dios respaldar el divorcio entre creyentes

    ¿Podrá Dios respaldar el divorcio en un matrimonio en el cual ambos son creyentes, quienes ya conocían a Dios cuando se casaron?

    Con relación a su consulta, me gustaría comenzar por hacer referencia al diseño original de Dios para el matrimonio.

    Se encuentra en Génesis capitulo 2. Dios creo a Adán y Eva y los junto en una maravillosa unidad. Cuando Adán vio por primera vez a su mujer Eva dijo: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; esta será llamada varona, porque del varón fue tomada. Luego Dios mismo añadió su propio comentario cuando dijo: Por tanto dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

    En esto yace el principio de como ve Dios el divorcio. Nadie puede comprender el divorcio a menos que comprenda primeramente el matrimonio. Nadie puede comprender jamás como ve Dios una separación hasta que no comprenda como define Dios la unión. La frase clave para entender el divorcio o la separación son esas cinco letras: Y serán una sola carne.

    Esto significa que el hombre y la mujer que se casan, se hallan unidos indivisiblemente. El uno es el número indivisible. Los dos son uno espiritual, social, y sexualmente. El verbo utilizado en Génesis 2:24 afirma que no existe el punto final en el matrimonio.

    El verbo Hebreo que se ha traducido como «unirá» cuando dice: Y se unirá a su mujer, es muy importante porque revela la naturaleza del vínculo matrimonial. El significado conlleva la idea de estar adherido a algo. Un hombre y una mujer que se han casado estén adheridos el uno al otro, estén pegados ni más ni menos. Cuando Dios une a un hombre con una mujer, esta unión afecta hasta lo más profundo de sus almas.

    El matrimonio es la fusión de dos voluntades, la mezcla de dos mentes, la expresión unánime de dos juegos de emociones dadas por Dios. Por eso, los dos se convierten en uno. Su meta es la unidad perfecta de dos personalidades. Cuando el esposo y la esposa reconocen la verdadera definición de Dios del matrimonio, también reconocerán que buscar el divorcio para solucionar un conflicto matrimonial seria igual a tener que sacarse el ojo por el solo hecho que se entro una basurita.

    En lugar de sacar la basurita se extirpa el ojo. Una solución así seria absurda, así como absurdo es el divorcio. De modo que Dios junta a un hombre y a una mujer en una relación diseñada para ser de por vida. El Nuevo Testamento confirma este ideal en todas sus partes, siendo el mismo Señor Jesucristo su más prominente defensor. Mateo 19:6 dice: «Así que no son ya mas dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios junte, no lo separe el hombre».

    La palabra: separe, en el versículo leído es la misma palabra para divorcio. Las palabras dichas por el Señor Jesucristo serian entonces: Lo que Dios junto no lo divorcie el hombre.

    El romper un matrimonio es lo mismo que un aborto porque en ambos casos se destruye una obra creativa de Dios. En la obra maravillosa de la concepción, Dios hace uno de dos, al formar esa nueva vida en el vientre materno. El aborto mata esa obra creativa de Dios. En la obra maravillosa del matrimonio, Dios hace de dos uno, al formar esa nueva unidad llamada matrimonio. El divorcio mata esa obra creativa de Dios. Mucha gente se horroriza ante la idea del aborto, ¿pero por que no se horroriza igual o peor ante la idea del divorcio? Ambas cosas son equivalentes al asesinato.

    Pero hagámonos la pregunta. ¿Qué es lo que paso en algún momento de la historia de la humanidad para que hoy en día lleguemos a contemplar una sociedad que mira al divorcio como algo normal en la vida? Génesis 3:16-17 responde esta pregunta. «A la mujer dijo: Multiplicare en gran manera los dolores en tus placeres; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y el se enseñoreara de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mande diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida».

    Dios originalmente diseño una unión indivisible, pero cuando el pecado entro en la raza humana, un conflicto terrible se abatió sobre el matrimonio. El ideal del matrimonio se hizo pedazos. El caos entro en el hogar y el divorcio fue el resultado inevitable. Antes de la caída el matrimonio era una completa felicidad. El esposo era la cabeza y la esposa la ayudante. La autoridad del hombre se manifestaba en una provisión amorosa, tierna y comprensiva. La mujer idónea ayudaba con su amorosa y tierna sumisión hacia aquel que Dios le había dado como líder. El corazón de ella estaba totalmente dedicado a él y el corazón de él estaba totalmente dedicado a ella.

    La caída cambio todo esto. La maldición dejo a la mujer con el deseo de usurpar el rol o papel de su esposo y de tomar la autoridad, de modo que el hombre tuvo que reprimirla por la fuerza. El matrimonio se convirtió entonces en un campo de batalla por lograr autoridad. La mujer tratando de buscar supremacía a toda costa y el hombre tratando de mantener su liderazgo o usándolo en forma despótica. El conflicto fue inevitable y su hijo indeseado fue el divorcio.

    Así que, Usted nos pregunta si Dios respalda el divorcio de una pareja de creyentes. La respuesta enfática es un no rotundo. Mire lo que dice Malaquías 2:16 «Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que el aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales».

    Dios odia el divorcio. El hombre o la mujer que se separa o abandona a su cónyuge hace lo que Dios odia. También cubre de iniquidad sus vestidos. Una traducción literal diría que el hombre que se divorcia mancha de violencia sus vestidos. Esta es una descripción muy grafica de la magnitud de su pecado.

    Es como decir que no se puede pasar por un charco de lodo sin que nuestras ropas se enloden. Trae a la mente el cuadro de un hombre que asesina a alguien y es atrapado porque la sangre de su victima ha manchado toda su ropa. Dios este diciendo que cuando un hombre se divorcie de su esposa tiene la ropa manchada de pecado. El divorcio es pecado y la santidad de Dios responde a esto con un odio justo.

    Aun en los casos del más intenso conflicto y pecado más severo, Dios desea que un esposo y una esposa mantengan su unión matrimonial.

    Todo lo que hemos dicho hasta aquí representa el ideal de Dios para el matrimonio, pero recordemos que ese ideal de Dios fue distorsionado por el pecado y como consecuencia se abrió la puerta al divorcio, lo cual es aborrecido por Dios.

  • No valgo nada , no tengo nada, estoy solo

    Soy pobre, tímido, sin suerte, vivo triste porque no valgo nada, no tengo novia, ni casa, solo Dios me protege. No sé que hacer porque no tengo empleo, estoy solo, sin prosperar.

    De la información que Usted nos ha proporcionado, nos es difícil saber si Usted alguna vez en su vida ha recibido a Cristo como su Salvador personal.

    Asumiendo que nunca lo ha hecho, permítame indicarle que lo que este experimentando es nada en comparación a las consecuencias de salir de este mundo sin Cristo en el corazón.

    Si Usted no es creyente, Usted este muerto espiritualmente. Para tener vida espiritual o resucitar espiritualmente, Usted necesita recibir a Cristo como el Salvador de su vida. Cuando Usted de este paso, llegara a ser un hijo de Dios o en otras palabras llegara a tener vida eterna. 1ª Juan 5:11-12 dice: «Y este es el testimonio: que Dios no ha dado vida eterna y esta vida esta en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, pero el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida».

    Para tener al Hijo de Dios en su vida, solamente debe reconocer que es un pecador y que este condenado a muerte por su pecado. Luego tiene que reconocer que Cristo murió en la cruz en lugar de Usted y que después de ser sepultado resucite al tercer día para ofrecerle vida eterna. Por fe aprópiese de esta verdad e invite a Cristo a ser su Salvador.

    Juan 6:47 dice: «De cierto, de cierto os digo: El que cree en mi, tiene vida eterna».

    Habiendo tocado este asunto que es fundamental voy ahora a asumir que Usted ha recibido a Cristo, y quisiera comenzar diciéndole que Usted esta sufriendo de un grave problema de auto aceptación.

    Cuando Usted dice que es pobre, tímido, sin valor, sin suerte, etc., lo único que esta haciendo es compadeciéndose de Usted mismo y en el fondo buscando algún culpable de la situación en la que vive. Con amor le hago saber que lo que Usted este haciendo al pensar que no vale nada es un pecado.

    Para demostrarlo permítame indicarle lo que dice la palabra de Dios en Efesios 2:10 donde leemos: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que anduviésemos en ellas».

    Dios dice que Usted, es su hechura. Esto significa que Usted es una obra maestra de Dios. Quizás Usted se mira ante un espejo y llega a la conclusión que no vale para nada, pero Dios dice que Usted es una obra maestra de Dios y cuando Usted contradice a Dios, este pecando.

    ¿Quiénes nos creemos que somos para contradecir a Dios? Existen otros pasajes bíblicos que muestran que para Dios somos de valor inestimable pero por las limitaciones del tiempo no podemos analizarlos.

    Pero hay un texto que si me gustaría citarlo para que Usted se de cuenta cuan valioso es para Dios. Esta en 1ª Pedro 1:18-19 donde dice: «sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación».

    Debemos ser de mucho valor para Dios si el pago un precio tan elevado para comprarnos. De manera que, el pensar que Usted no vale nada, que es un desdichado y toda clase similar de pensamientos que manifiestan su autocompasión son pensamientos pecaminosos que deben ser confesados a Dios como pecado y abandonados inmediatamente.

    Seguidamente, me gustaría referirme a su comentario sobre la pobreza. Podríamos decir que la pobreza tiene dos posibles fuentes de origen. Una posibilidad es que se trate de la consecuencia de algún pecado. La otra posibilidad es que Dios este enseñando algo importante por medio de la pobreza. Siendo que Usted manifiesta que este atravesando por un estado de máxima pobreza, yo le sugiero que investigue su vida para identificar algún pecado no confesado. Quizás no sea un pecado muy visible, por usar el termino, como robar o matar o adulterar, etc.

    Pero que tal un pecado de orgullo o pereza o falta de confianza en Dios, o a lo mejor la autocompasión. Si hay pecado en su vida, cualquier tipo que sea, no dude que la pobreza puede ser una posible consecuencia. Con esto no estoy ni de lejos afirmando que todos los pobres son pecadores y que todos los ricos son santos. Usted y yo sabemos que hay pobres que son santos, así como hay ricos que son pervertidos, y esto me lleva a la segunda posible fuente de la pobreza.

    A veces Dios usa la pobreza para acercarnos a él. En este caso, la pobreza no es una consecuencia de pecado sino un mecanismo para que el hombre se acerque a Dios y pueda aprender lecciones muy importantes de su parte.

    Un caso típico de esta situación es Job. Dios le llevo a un estado de pobreza total, con el agravante que hasta su cuerpo enfermo de una manera espantosa. No era que Job había pecado y estaba sufriendo las consecuencias de su pecado, el primer versículo de su libro declara que este hombre era perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

    Sin embargo de ello, allí lo tenemos pobre en extremo y sobre eso enfermo. Pero al final de su libro, Job declara el propósito de todo lo que tuvo que soportar. Job reconoció que por medio de su difícil prueba, que incluyo la pobreza extrema, Dios le enseño cosas maravillosas.

    Así que, investigue por Usted mismo su propia vida para determinar si el resultado de su pobreza es consecuencia de pecado o una lección de Dios. Usted habrá ya notado que la pobreza nunca es consecuencia de la mala suerte. Olvídese de la suerte. Para los que confiamos en Dios no existe la suerte. Dios tiene un propósito para que Usted por el momento sea pobre y cuando Usted entienda este propósito vera que fue algo bueno para su vida.

    Finalmente, no piense que Dios quiere hacerle sufrir manteniéndole pobre. Dios no es un ser sádico quien se goza con nuestro sufrimiento. Él sufre más que Usted cuando Usted sufre, pero sabe que después del sufrimiento habrá un buen resultado.

    ¿Entonces el creyente debe conformarse con ser pobre toda la vida? Por supuesto que no. Cuando Usted entienda el motivo por el cual este atravesando por pobreza y aprenda las lecciones que Dios quiere enseñarle, es muy factible que salga de ese estado de pobreza. Así aconteció con Job. Nuevamente aquí es necesario enfatizar que no siempre Dios hace rica a una persona que vive en el temor de Dios. Solo Dios sabe a quien enriquece y cuando enriquece y así mismo, solo Dios sabe a quien empobrece y cuando empobrece.

    El hombre tampoco es un ser pasivo en este proceso. El hombre debe trabajar como si todo dependiera de él, pero debe confiar en Dios como si todo dependiera de Dios. Este es el perfecto equilibrio. El hombre propone, pero Dios dispone.

    Usted dice que este sin trabajo, yo le animo a que agote todo esfuerzo para encontrar cualquier trabajo. El apóstol Pablo exhortaba a los creyentes de Efeso a trabajar con sus manos en lo que es bueno, y ese es mi consejo también para Usted.

    Termino dejando para Usted la hermosa promesa que se encuentra en Filipenses 4:6-7 «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».