Nos pide aclarar una aparente contradicción en la Biblia, entre Proverbios 6:19 y Génesis 11:7. Según la cita en Proverbios, un testigo falso es uno que siembra discordias entre hermanos y según la cita en Génesis, Dios dijo: Descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. ¿Es Dios quien sembró discordia entre los hermanos al confundir la lengua de todos, y ninguno podía entenderse con los demás?
Interesante su consulta. Partamos del hecho que la Biblia es la palabra de Dios y que por tanto no puede jamás contener contradicciones en ninguna de sus partes. Dios no es hombre para que se equivoque ni hijo de hombre para que se contradiga.
Leamos con atención lo que tenemos en Proverbios 6:19 Dice así: «El testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordias entre los hermanos»
Este versículo es parte de un pasaje bíblico en el cual Jehová presenta siete cosas que aborrece o abomina su alma.
Una de esas siete cosas es el testigo falso que habla mentiras. Digamos el vulgar mentiroso que con sus falsedades atenta contra la integridad de otra persona.
Otra de esas siete cosas es el que siembra discordia entre hermanos. Esto se refiere al hombre que va con cuentos o rumores a una persona y le dice: Fulano me dijo que eres esto y aquello, o que hiciste esto o aquello, o que dijiste esto y aquello, mintiendo por supuesto.
La persona entonces se enfurece contra aquel fulano, y va donde él y le reclama airadamente y le insulta y le agrede físicamente, es decir, se arma una gran pelea, mientras que el que sembró la discordia estará riéndose para sus adentros.
La conducta del que siembra discordia es aborrecida por Jehová. Esto es lo que enseña el texto bíblico citado por Usted en Proverbios.
Ahora demos lectura al texto que se encuentra en Génesis 11:7 donde dice: «Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero»
Este texto describe la acción de Dios en respuesta al vano intento del hombre por edificar una torre tan alta, cuya cúspide llegue al cielo. El hombre siempre ha buscado llegar al cielo por sus propios medios. ¡Estos hombres trataban de llegar al cielo a fuerza de apilar ladrillos unos sobre otros! Ridículo, pero ellos estaban convencidos de que se podía.
Dios miró la escena y me imagino yo que se habrá reído de la ingenuidad de los hombres. Pero también Dios sabía que el hombre en su pecado es necio para conseguir lo que busca, aunque la empresa esté condenada al fracaso. Dios entonces, en su gracia y misericordia tenía que hacer algo para evitar que el hombre se haga daño a sí mismo tratando de lograr algo imposible.
Fue por eso que la Deidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, conferenciaron entre ellos y decidieron que lo prudente era descender a donde estaba el hombre y confundir allí su lengua, de modo que ninguno entienda a su compañero. Según Génesis 11:6 Jehová dijo: «He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.»
Confundiendo el lenguaje se hizo imposible seguir con el plan de edificar la torre hasta que llegue al cielo, porque no podía haber comunicación mutua entre la gente. Este hecho marcó el origen de las diferentes lenguas y dialectos en el mundo.
Como Usted podrá notar, con su acción, Dios no estaba metiendo cuentos o esparciendo rumores para que la gente se pelee entre ellos. Dios confundió la lengua para evitar un mal mayor al hombre. Fue en realidad una obra de misericordia de Dios a favor del hombre. Si Dios no hubiera hecho esto, hasta ahora estaríamos todos embarcados en edificar una torre para llegar al cielo a través de ella.
De modo que nada tiene que ver la actitud del que siembra discordias entre hermanos con la actitud de Dios de confundir la lengua de nuestros antepasados. No existe pues contradicción de ninguna clase.