Autor: cris

  • ¿La mujer debe cubrirse con un velo o manto?

    Bueno, Ud. ha tocado un tema tabú en el cristianismo evangélico. Muy poco se habla en nuestras iglesias acerca de este interesante tema. Me refiero al velo de las mujeres.

    El pasaje bíblico sobre este asunto se encuentra en 1ª Corintios 11:2-16 que aunque es un tanto largo bien vale la pena que lo leamos.

    1ª Corintios 11:2-16 dice: «Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si el es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer si el varón, porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.»

    En este pasaje bíblico es muy obvio que Dios ha establecido cierto orden en el universo, cierta cadena de autoridad que es importante que no solo se reconozca sino también que se cumpla.

    Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza del varón y el varón es la cabeza de la mujer. La cabeza provee de dirección al cuerpo.

    Ser cabeza significa entonces alguien que provee de dirección y los que están bajo la cabeza necesitan someterse a ella. Este es un principio que no aparece solamente en este pasaje bíblico en particular sino en algunos otros más. Se trata simplemente de una cuestión de orden en el universo, y de ninguna manera significa que el hombre es superior a la mujer o que la mujer es inferior al hombre.

    Este principio no solamente debe ser respetado sino que también debe manifestarse de una forma visible. Por eso es que el pasaje leído dice que la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza. Una señal es algo visible para todos, algo que todos lo pueden apreciar con los ojos.

    El asunto funciona de esta manera: Cuando el varón está delante del Señor orando o profetizando no debe cubrirse la cabeza, porque si lo hace sería equivalente a afrentar o deshonrar a su cabeza que es Cristo.

    Esta es la razón por la cual los hombres casi por instinto, se quitan la gorra o el sombrero o cualquier cosa que tengan sobre su cabeza cuando oran o cuando predican o cuando simplemente entran al lugar donde se congrega una iglesia local.

    Esta es la forma como el hombre reconoce y manifiesta visiblemente su apoyo al hecho que Cristo es su cabeza.

    ¿Y la mujer? pues Pablo dice que la mujer reconoce y manifiesta visiblemente que su cabeza es el varón cuando al estar ante el Señor orando o profetizando cubre su cabeza. La cobertura es algún objeto visible, bien puede ser un velo o un manto o un sombrero, etc.

    Si una mujer se presenta al Señor para orar o profetizar con su cabeza descubierta, sería equivalente a afrentar o deshonrar su cabeza que es el varón. Esto es en esencia lo que dice este pasaje en su primera parte.

    Pero Pablo prosigue mostrando que esta sencilla práctica de no cubrirse la cabeza por parte del hombre cuando ora o profetiza y de cubrirse la cabeza por parte de la mujer cuando ora o profetiza, ilustra algunas cosas importantes.

    Primero, ilustra el orden en la creación. El varón fue creado antes que la mujer. El varón no procede de la mujer sino la mujer del varón. El varón no fue creado por causa de la mujer sino la mujer por causa del varón. Todas estas cosas son realidades que con el paso del tiempo como que tienden a ser olvidadas y más aún cuando se levanta una fuerte corriente que tiende a eliminar las diferencias entre los sexos y las diferencias entre los roles o funciones del hombre y la mujer. La mujer piadosa se cubre la cabeza cuando ora o profetiza en señal de que sabe y está de acuerdo en que ella no es la cabeza del varón sino la ayuda idónea para el varón.

    Segundo, ilustra el hecho de que el varón es la imagen y gloria de Dios, pero la mujer es gloria del varón. En la creación, Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre un ser viviente. Pero con la mujer no sucedió lo mismo.

    La Biblia dice que Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Por eso dice Pablo que la mujer es gloria del varón.

    Cuando la mujer cubre su cabeza cuando ora o profetiza está reconociendo este hecho importante.

    Tercero ilustra el buen orden que debe existir en la iglesia local ante la presencia de los ángeles. El hecho que una mujer que no se cubra la cabeza en las reuniones de la iglesia local es interpretada por los ángeles que observan la conducta de los creyentes en el sentido que aquella mujer se resiste a reconocer que su cabeza es el varón.

    Pablo prosigue haciendo un paréntesis para señalar que todo lo que viene diciendo no es para afirmar que el varón es superior a la mujer. Por eso dice que en el Señor ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón. Esto se hace evidente cuando es obvio que así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer. Pablo termina su exposición afirmando que los mismos creyentes de Corinto veían mal que una mujer ore o profetice con la cabeza descubierta.

    Aún la naturaleza daba por decirlo así, una lección objetiva que apoya al hecho de que el hombre no se cubra la cabeza cuando ora o profetiza y que la mujer se cubra la cabeza cuando ora o profetiza.

    La naturaleza enseña que es deshonroso que el hombre se deje crecer el cabello. ¿Por qué? porque el hombre sabe que no debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza.

    Por el contrario, la naturaleza enseña que es honroso para la mujer dejarse crecer el cabello. ¿Por qué? porque la mujer sabe que debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza.

    Luego de exponer sus razones Pablo afirma que lo que ha dicho es la costumbre en las iglesias de Dios y que si alguien piensa lo contrario, que Pablo no se va prestar para una discusión.

    Esto es en esencia lo que el pasaje bíblico enseña. Es por este motivo que en muchas iglesias locales se tiene la costumbre de que las mujeres se cubran la cabeza cuando están en sus reuniones.

    Reconozco sin embargo también que muchas iglesias locales no tienen tal costumbre. Tendrán sus razones para no tener esta costumbre. En todo caso no somos nosotros quienes debemos juzgar si hacen bien o hacen mal. No es prudente erigirnos en jueces de lo que practican las iglesias locales. Todos tenemos nuestro Juez y es el Señor Jesucristo.

  • Resurrección

    ¿Cuántas resurrecciones hay? ¿Por qué Lázaro va a resucitar dos veces y como él algunas otras personas que también fueron resucitadas? ¿Cómo se explica esto a la luz de lo que la Biblia dice que está establecido que la persona muera una sola vez?

    La Biblia reconoce dos resurrecciones. De esto nos da amplia evidencia la Biblia en Juan 5:28-29 que dice: «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros irán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación»

    Este pasaje bíblico es muy claro en cuanto a la resurrección de todos los seres humanos que han muerto. Todos los que están en los sepulcros oirán su voz dice el texto. Pero note que el destino de los resucitados no es común para todos.

    Existen dos destinos, el primero, para los que hicieron lo bueno, llamado resurrección de vida, el segundo, para los que hicieron lo malo, llamado resurrección de condenación.

    No está por demás indicar que esto de hacer lo bueno o hacer lo malo, se refiere básicamente a la respuesta de la gente a la oferta de salvación hecha por Dios en Cristo.

    Los que hicieron lo bueno son aquellos que han recibido a Cristo como Salvador. Los que hicieron lo malo son aquellos que jamás han recibido a Cristo como Salvador.

    Observe lo que dice el texto que se encuentra en Juan 3:36 «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él»

    La salvación nunca ha sido ni es ni será por obras. La salvación ha sido, es y será por confiar y recibir a Cristo como Salvador.

    Pero volvamos al asunto de la resurrección. Todos los muertos van a resucitar, pero algunos resucitarán a resurrección de vida y otros resucitarán a resurrección de condenación.

    Resurrección de vida se refiere a pasar la eternidad con cuerpos glorificados en el cielo.

    Resurrección de condenación se refiere a pasar la eternidad con cuerpos indestructibles en el lago de fuego.

    Otros pasajes bíblicos nos proveen información sobre la resurrección de vida y la resurrección de condenación.

    La resurrección de vida o también conocida como la resurrección de los justos, incluye a tres grupos de personas.

    Primero a los muertos en Cristo, que serán resucitados en el arrebatamiento de la iglesia, de lo cual nos habla 1ª Tesalonicenses 4:16 «porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero»

    Segundo, la resurrección de vida incluye a los salvos que morirán durante el periodo de la Tribulación. De esto nos habla Apocalipsis 20:4 «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frenes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años»

    Tercero, la resurrección de vida incluye a los santos del Antiguo Testamento. De esto nos habla Daniel 12:2 «Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua»

    Estos tres grupos de personas muertas y resucitadas forma parte de lo que la Biblia llama la primera resurrección.

    En cuanto a la resurrección de los impíos, todos ellos serán resucitados después del milenio, para presentarse delante del Gran Trono Blanco, a fin de ser juzgados.

    Apocalipsis 20:11-15 dice: «Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego»

    Esta es la descripción de lo que se conoce como la segunda resurrección y abre paso a la muerte segunda para todos los que jamás recibieron el perdón de sus pecados en Cristo.

    Esto es en forma resumida lo que la Biblia enseña en cuanto a la resurrección.

    Muy bien, pero su consulta tiene que ver con Lázaro y algunos como él quienes murieron y resucitaron. Esta resurrección es de un tipo totalmente diferente a las resurrecciones de vida y de condenación que hemos mencionado.

    La resurrección de Lázaro y de todos los que como él volvieron a la vida después de haber muerto, fue una resurrección para volver a morir, no fue una resurrección con cuerpos inmortales como será el caso de las resurrecciones que hablamos anteriormente.

    Desde el punto de vista de Lázaro y los demás como él que murieron y resucitaron para otra vez volver a morir, quizá fue un flaco favor, porque morir una vez ya es bastante, morir dos veces será insufrible.

    Gracias a Dios que la mayoría de nosotros moriremos una sola vez. Digo mayoría porque estoy consciente que algunos no morirán jamás, me refiero a aquellos que siendo creyentes estén vivos cuando el Señor Jesús venga a arrebatar a su iglesia.

    Otro asunto difícil que Ud. ve es que la Biblia declara que está establecido que los hombres mueran una sola vez, pero Lázaro y otros como él quienes murieron, resucitaron y volvieron a morir han muerto más de una vez.

    Para explicar este asunto, leamos Hebreos 9:27 que dice: «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio»

    Esta declaración es la regla general para toda la humanidad. Pero toda regla tiene sus excepciones, aunque éstas sean muy raras. Entre estas excepciones tenemos a Lázaro y a algunos otros como él que murieron dos veces.

    Estos, sin embargo, como ya se dijo, fueron levantados de los muertos por una intervención milagrosa del Señor pero no con cuerpos glorificados y no para una vida eterna.

    Otra excepción a esta regla de que está establecido para los hombres que muera una sola vez, es el caso de los creyentes que estén vivos cuando Jesucristo venga a buscar a su Iglesia en lo que se conoce como el rapto o el arrebatamiento.

    En este caso, estos creyentes no morirán sino que serán transformados instantáneamente en creyentes con cuerpos glorificados sin tener que pasar por la experiencia de la muerte y resurrección. Aquí tenemos el caso de personas que nunca van a morir. Es una excepción más a la regla general de que todo ser humano muere una sola vez. Hasta aquí, la fría realidad de los hechos.

    Pero el Señor ha puesto en mi corazón buscar algo práctico de todo este asunto. Al pensar en muerte, resurrección, vida eterna, condenación eterna, etc. me puse a pensar en Ud. y le tengo una pregunta.

    ¿En cuál resurrección va a participar Ud.? ¿En la resurrección de vida, o en la resurrección de condenación?

    Quiera Dios que sea en la resurrección de vida, para pasar la eternidad junto a Dios en su gloria.

    Pero si Ud. tiene duda sobre esto y realmente no sabe, yo le desafío a salir de la duda este mismo instante y de una vez por todas tener la certeza que va a participar en la resurrección de vida. Para ello, lo único que Ud. necesita es recibir a Cristo como su Salvador personal. Ud. ya ha escuchado de esto antes, pero hasta ahora está luchando con la idea de recibir o no a Cristo como su Salvador.

    No tarde más su decisión. Hoy mismo resuélvalo de una vez, y en un acto de fe, allí en el lugar en que Ud. se encuentra este preciso instante, eleve a Dios una oración diciéndole: Señor, sé que soy pecador, sé que estoy en peligro de ir a eterna condenación a causa de mi pecado. Sé que Cristo tu hijo murió por mí en la cruz. Sé que él pagó lo que yo tenía que pagar y ahora mismo, yo recibo a Cristo como mi Salvador personal.

    Si Ud. hace esta oración con sinceridad, Ud. será salvo inmediatamente y tendrá parte en la resurrección de vida. Si no lo hace y le sorprende la muerte, Ud. tendrá parte en la resurrección de condenación. Lo cual lo lamentará por la eternidad.

  • Mi madre no permite que me congregue

    Tengo deseo de asistir a una Iglesia evangélica, para tener comunión con otros jóvenes que también conocen a Cristo, pero mi mamá que todavía no es creyente, no me lo permite. ¿Debo desobedecer a mi mamá e ir a una iglesia evangélica en contra de la voluntad de ella?

    Sí, es importante congregarse en una iglesia evangélica. Hebreos 10:25 dice: «no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuánto veis que aquel día se acerca»

    Todo creyente debe procurar cumplir con este mandato y buscar una iglesia local sana en doctrina y práctica para congregarse. Es muy fácil adoptar no la costumbre sino la mala costumbre de no congregarse en una iglesia local. Esta es una parte de la verdad.

    La otra parte de la verdad está en textos como Colosenses 3:20 que dice: «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor»

    El mismo Señor que dice que no debemos dejar de congregarnos, dice que los hijos deben obedecer a sus padres en todo. Esto debe ser un dilema para Ud. Si va a una iglesia evangélica en contra de la voluntad de su madre, estará desobedeciendo a Dios, porque la voluntad de Dios es que Ud. se someta a la voluntad de su madre. Si deja de ir a una iglesia evangélica, estará desobedeciendo a Dios, porque la voluntad de Dios es que Ud. se congregue.

    Aquí es donde entra otro principio. No se puede desobedecer a Dios en algo para obedecer a Dios en algo diferente. Por ejemplo, Ud. no puede robar para tener dinero para ofrendar. Visto así, lo aconsejable en su caso, es que Ud. obedezca a su madre y no vaya a una iglesia evangélica por ahora.

    Hable con Dios y dígale que no es que Ud. no quiere congregarse, sino que su madre no lo permite y Ud. no quiere desobedecer a su madre para dar un buen testimonio a ella, confiando que algún día, su madre también confíe en el Señor y cuando eso pase, pueda congregarse en una iglesia evangélica sin tener que desobedecer a su madre.

    Por ningún motivo engañe a su madre diciendo que va a algún lugar cuando en realidad piensa ir a una iglesia evangélica. Engañar es pecado, se llama mentira y esto no agrada a Dios.

  • ¿Jonas murió dentro de la ballena?

    Cuando Jonás fue tragado por la ballena, ¿se murió en el vientre de la ballena y después resucitó cuando fue vomitado?, o estuvo todo el tiempo vivo.

    Interesante su consulta. Veamos algunos detalles de la historia de Jonás y el gran pez. Incidentalmente, la Biblia nunca habla en absoluto de una ballena tragándose a Jonás, sino simplemente de un gran pez tragándose a Jonás. ¿Qué tan grande era este pez? La respuesta queda a su imaginación.

    Muy bien, Jonás recibió un llamado de Dios para una obra específica y por alguna razón para él muy importante, decidió desobedecer a Dios. En lugar de ir al sitio donde estaba la voluntad de Dios, tomó una embarcación para trasladarse a un sitio distante de la voluntad de Dios. Jehová quería dar una lección a Jonás e hizo levantar un gran viento en el mar y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.

    Cuando los marineros identificaron que Jonás era el motivo para tan grave percance, preguntaron a Jonás qué es lo que deberían hacer. Jonás respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.

    Los marineros así lo hicieron y el mar se aquietó de su furor. Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. ¿Qué sucedió entonces? ¿Será que murió Jonás en el vientre del gran pez? No, Jonás se pasó todo ese tiempo orando a Dios.

    Su oración aparece en el libro de Jonás capítulo 2:1-9 que dice: «Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza. Descendía los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová»

    Esta es una oración llena de significado. No es de ninguna manera una plegaria espontánea. Jonás debe haber meditado mucho sobre las razones para llegar a ese punto en su vida. Debe haber meditado mucho en que con Dios no se puede jugar. Debe haber meditado mucho en que Dios disciplina, pero aún en la disciplina es misericordioso. Debe haber meditado mucho en que Dios está dispuesto a dar otra oportunidad. Debe haber meditado mucho en que la salvación solo puede venir de Jehová.

    Esto solo es mucho para meditar, no se diga todo lo demás en lo cual habrá meditado Jonás. Solo así pudo elevar a Jehová la oración que fue leída. De modo que Jonás debió haber estado muy consciente de quien era, donde estaba, por qué estaba en esas condiciones y sobre todo, consciente de que si bien su situación era desesperada, sin embargo no era un caso perdido para Jehová. Esto es un claro indicio de que Jonás no estaba muerto esos tres días y tres noches que pasó en el vientre del gran pez.

    Esto es ciertamente un desafío a la fe. Recuerde que estamos ante un milagro. Si no hubiera habido intervención divina, lo lógico hubiera sido pensar que Jonás hubiera muerto poco tiempo después de llegar al vientre del gran pez, por el efecto de los jugos gástricos en el estómago del pez. Pero Dios intervino para evitar que Jonás muera. Luego de haber orado, observe lo que sucedió.

    Jonás 2:10 dice: «Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra»

    ¡Qué interesante! Dios tenía preparado el gran pez. El gran pez obedeció a la voz de Dios y vino al lugar donde había sido arrojado Jonás. Dios ordenó al gran pez que trague a Jonás y el gran pez lo hizo así. Dios después ordenó al gran pez que se dirija hasta la playa, algo extraño en peces grandes, que llegue a tierra y allí lo vomite y el gran pez obedeció al pie de la letra.

    El gran pez obedeció de esta manera porque es una criatura del Señor. Todo lo creado por el Señor obedece al Señor. Solamente el hombre, a pesar de haber sido creado por Dios, se rebela contra Dios. Así que tenemos a Jonás arrojado sobre la playa en calidad de vómito, pero vivo. Así es como termina toda desobediencia a Dios. Si a Ud. le complace vivir en calidad de vómito, entonces adelante, persista en su desobediencia a Dios. Pero veamos qué sucedió a continuación con Jonás.

    Jonás 3: 1-3 dice: «Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve ha Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino»

    Bueno, queda claro que Jonás estaba vivo. Seguramente tenía señales en su cuerpo de su terrible permanencia en el vientre del pez, pero estaba vivo. El relato no da lugar a pensar en que murió y resucitó. Estando vivo recibe de Dios su segunda oportunidad.

    Gracias a Dios por no desecharnos luego de nuestro primer fracaso. Si no fuera así, no habría un pedro, que a pesar de haber negado al Señor después llegó a ser un gran apóstol del Señor. No habría un pablo que después de perseguir a la iglesia llegó a ser otro gran apóstol del Señor. Y así con tantos otros. Y al último, tampoco estaría yo y probablemente Ud. tampoco, porque alguna vez habremos fracasado en nuestro primer intento de hacer algo importante para el Señor.

    Jonás aprendió su lección y dice la palabra leída que se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Si esto hubiera hecho antes se habría ahorrado la terrible experiencia de pasar tres días y tres noches entre los pestilentes restos alimenticios de un voraz pez. Fue el precio de su desobediencia. La desobediencia tiene su precio, y siempre será exorbitante.

    La obediencia también tiene su precio, pero siempre será mucho más elevado el precio de la desobediencia que el precio de la obediencia. De modo que Jonás permaneció vivo los tres días y las tres noches en el vientre del pez. Fue un milagro de Dios para enseñar algo importante a Jonás y por medio de él, algo importante a nosotros.

  • Expulsar a un creyente de la iglesia

    ¿Puede un pastor o el cuerpo oficial de una iglesia, expulsar a algún creyente de la iglesia por sospechas o por chismes de determinadas personas?

    El expulsar a un creyente de una iglesia local, es la máxima medida de disciplina que se puede tomar en contra de un creyente que persiste en pecar. De esto nos hablan varios pasajes bíblicos de los cuales me gustaría citar uno.

    Se encuentra en Mateo 18:15-18 que dice: «por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano»

    Este es proceso delineado por el Señor Jesucristo para manejar la disciplina. Vemos que son pasos que pretenden buscar arrepentimiento por parte del pecador.

    Primero una confrontación a solas. Si no funciona, viene el segundo paso, una confrontación con testigos. Si no funciona, viene el tercer paso, una confrontación pública en la iglesia, si no funciona, viene el cuarto paso, una expulsión de la iglesia, pues a eso se refiere esto de tenerle por gentil y publicano. Note que siempre está la esperanza de lograr arrepentimiento en el pecador. La medida de disciplina extrema, la expulsión de la iglesia o la excomunión, es algo extremadamente serio, que se lo debe tomar en total dependencia del Señor, porque implica arrojar al creyente a un estado donde Satanás puede hacer lo que quiera con ese creyente.

    Por la seriedad de esta medida de disciplina, no se la puede manejar alegremente, ni por sospechas, ni por chismes ni por venganza. Debe ser ejecutada por hombres espirituales, llenos del Espíritu Santo y cuando ya han agotado todas las otras medidas y tienen pruebas irrefutables de la persistencia del creyente en su pecado.

    Muy mal si algún pastor o cuerpo oficial de alguna iglesia está expulsando creyentes de la iglesia en base a sospechar y chismes solamente. Ningún líder en ninguna iglesia debería ser un Diótrefes, este personaje de triste recordación de quien se habla en tercera de Juan.

    Este Diótrefes expulsaba de la iglesia a los creyentes que no le caían bien y su conducta ha quedado en el Nuevo Testamento como advertencia a los que se creen dueños de la iglesia local y piensan que pueden hacer con ella lo que les venga en gana.

  • ¿Un creyente que peca pierde la salvación?

    La palabra de Dios dice que sin santidad nadie verá al Señor. Si un creyente que ha sido bautizado peca, ¿pierde la salvación de Dios que es por gracia?

    La clave para aclarar su inquietud a este respecto radica en preguntarnos: ¿Qué es lo que hace salvo a cualquier pecador, sin importar cuán bajo haya caído en el pecado? Las respuestas a esta pregunta normalmente pueden clasificarse bajo dos grandes líneas de pensamiento.

    La primera, que la salvación es el resultado del esfuerzo propio, es decir de las buenas obras. Dentro de esta categoría están los que dicen que para ser salvo es necesario ser miembro de determinada religión, o que para ser salvo es necesario cumplir con determinados ritos religiosos como bautismo, primera comunión, confirmación, etc. o que para ser salvo es necesario cumplir con algunos hábitos piadosos, tales como orar, leer la Biblia, ofrendar, ayunar, etc., o que para ser salvo es necesario no pecar. Es decir que dentro de esta categoría están todos aquellos que piensan que la salvación se gana por mérito propio.

    Pero veamos lo que dice la Biblia a este respecto con un solo pasaje bíblico, se hace añicos esta tan común manera de pensar.

    Efesios 2:8-9 dice: «porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe»

    Aquí lo tiene. La salvación es por gracia. La palabra gracia significa un favor no merecido. Este favor no merecido se recibe simplemente por fe. Es un regalo de Dios. No es algo que el hombre pueda merecer. Para enfatizar este hecho, la Biblia dice que la salvación del pecador no es por obras que haga el pecador, no importa qué tipo de obras pueda ser.

    De esta manera, Dios se asegura que toda la gloria por salvar al pecador sea exclusiva de Dios. Dicho esto, indirectamente hemos señalado cuál es la otra línea de pensamiento en cuanto a la salvación del pecador. Es aquella donde el pecador dice: Reconozco mi pecado, reconozco que es imposible que yo pueda hacer cualquier cosa para salvarme a mí mismo. Reconozco que por más bueno que sea, eso no me alcanza para obtener la salvación. Reconozco que Cristo pagó la deuda que yo tengo con Dios a causa de mi pecado y recibo a Cristo como mi Salvador personal, porque solo por medio de Él puedo ser salvo.

    Eso es en esencia lo que dice Hechos 4:12 «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos»

    Así es la salvación del pecador no está en la religión, cualquiera que sea, tampoco está en las obras, cualesquiera que sean, tampoco está en la moralidad o integridad de la persona. La salvación está en la persona de Cristo. Él es el único que puede salvar al pecador. Los que así lo entendemos, sabemos también que el momento que recibimos a Cristo como Salvador fuimos hecho uno con Cristo Jesús. Cuando Dios nos mira, nos mira como Jesucristo su Hijo. Nos mira puros y santos y sin mancha de pecado. Por eso nuestra salvación está totalmente asegurada.

    Dicho esto, apliquémoslo a su inquietud. ¿Puede perder la salvación un genuino creyente, bautizado y todo, quien cede a una tentación y peca?

    Bueno, si la salvación fuera por obras, en este caso las obras sería el no pecar jamás, entonces, claro, ese creyente perdería su salvación el instante mismo que peca. Pero gracias a Dios que la salvación no es por obras. Si fuera por obras nadie podría ser salvo y si alguien fuera salvo por obras, el instante que hiciera una mala obra, como esto de pecar, ya perdería la salvación. Pero por cuanto la salvación no es por lo que haga o deje de hacer el creyente sino por lo que Cristo Jesús ya hizo en la Cruz del Calvario, entonces la salvación no se puede perder.

    Con esto no estamos diciendo que no importa seguir pecando si ya somos salvos. No, porque la Biblia también enseña que los que somos salvos estamos muertos al pecado. Esto significa que el pecado no es una norma para nuestra vida. Un verdadero creyente, puede que cometa pecado, pero lo reconocerá, lo confesará, y se apartará del mismo. Un verdadero creyente jamás vive en pecado. Si alguien vive en pecado y con su boca declara que es salvo, lo único que está afirmando es que es un engañador, uno que jamás ha sido salvo, un falso creyente.

  • Los creyentes y la política

    ¿Cuál es su opinión sobre la participación de pastores y ministros de Dios en cuestiones de política? ¿Qué pensará Dios de esto?

    Bueno, en este campo, existen tantas opiniones como personas que emiten opinión. Yo me limitaré a compartir con Ud. cuál es mi opinión fundamentada en mis propias convicciones personales que se sustentan en lo que el Señor me ha enseñado de su palabra.

    Los que apoyan la idea de que no solo los pastores o los ministros de Dios, sino en general todos los creyentes deben participar en política, se basan en el popular aforismo que reza lo siguiente: Todo lo que se necesita para que el mal progrese es que los hombres de bien no hagan nada. Si esto no convence entonces citan ejemplos de personajes bíblicos que según ellos, han participado en política, tales como José, Moisés y Daniel.

    Sobre esto, yo estoy convencido que aunque el aforismo suena convincente, sin embargo, no es sino pura sabiduría humana, carente totalmente de apoyo bíblico. Es decir, que no es la voz de Dios.

    En cuanto a José, Moisés y Daniel, ellos nunca llegaron a las posiciones que tuvieron mediante una elección popular. Nunca fueron candidatos de algún partido político y ganaron las elecciones. Todos ellos fueron simplemente funcionarios de gobierno de determinado imperio o país.

    Lo que se ve en la Biblia son cosas como por ejemplo que Jesús nunca se involucró en la política. Más bien se lo ve como un antagonista al sistema imperante en la época que le tocó vivir sobre este mundo. Los discípulos de Jesús tampoco se involucraron en la política. El apóstol pablo tampoco se involucró en la política. Más bien renegó de haber sido parte de un fariseísmo bien comprometido con la política, lo cual fue parte de su pasado, antes de su encuentro personal con Cristo.

    Ponga atención a las palabras dichas por Jesús se encuentran en Juan 18:36 «Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí»

    Jesús enseñó que su reino no pertenecía a la esfera de este mundo. Su reino no tenía nada que ver con la política de la tierra. No tenía nada que ver con las instituciones de un sistema que está en rebelión contra Dios. Lo mismo dijo a sus hermanos incrédulos según el testimonio de Juan 7:7 que dice: «No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas»

    Si el mundo y con su política incluida aborrece a nuestro maestro el Señor Jesús, ¿cómo puedo yo ser parte de ello? La política es muy propia del mundo, pero observe lo que dice la Biblia del mundo.

    1ª Juan 5:19 dice: «Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno»

    ¿Quién es dueño y señor del mundo, por ahora? El maligno, Satanás, el diablo. El mundo entero está bajo el maligno dice el texto. ¿Cómo puedo voluntariamente meterme en algo, sabiendo que está bajo el control del maligno?

    La Biblia por tanto nos exhorta a salir de en medio de todo aquello que está controlado por Satanás.

    2ª Corintios 6:17 dice: «por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré»

    Para influenciar en el mundo, tenemos que separarnos de lo mundano. No piense jamás que para ser una influencia positiva para el mundo tiene que meterse lo más profundo en el mundo. De otra manera, tendríamos por ejemplo que hacernos drogadictos para influenciar a los drogadictos. No necesariamente debemos hacernos por tanto políticos para influenciar a los políticos y al mundo de la política.

    Además, el apóstol pablo nos exhorta a no enredarnos en los negocios de la vida.

    2ª Timoteo 2:4 dice: «Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado»

    La política, es parte de los negocios de la vida. Puede inclusive ser limpia y honesta, pero no es aquello para lo cual hemos sido llamados los creyentes. El que un creyente participe en política es equivalente a distraerse de su verdadera función.

    Bill Mc Donald cuenta esta ilustración para aclarar este asunto. Dice que un hombre tenía un cargo muy importante en una empresa editorial. Era el responsable de la publicación y distribución a nivel mundial de millones de textos. Cierto día, estaba de camino a su oficina y mientras caminaba, sobre la acera, se fijó en una cáscara de banana que estaba tirada en el piso. Consciente de que esto representaba un peligro potencial para mucha gente, se dio el tiempo para recoger la cáscara del suelo y ponerla en el basurero más cercano, de modo que nadie resbale sobre ella. Pero inmediatamente le vino algo a la mente. Se puso a pensar en cuántas cáscaras de banana estarán tiradas en las aceras de esa gran ciudad, así que pensó seriamente en caminar por las calles de la ciudad para recoger las cáscaras de banana que estén tiradas en las aceras, de modo que nadie se rompa los huesos resbalando sobre ellas. Cuando ya estaba por organizarse para comenzar la gran tarea de recoger cáscaras de banana, en la ciudad, se detuvo y pensó en sus responsabilidades. Era una persona importante en esa empresa editorial. Era el responsable de que las imprentas funcionen adecuadamente y que el material impreso llegue a los confines de la tierra. Esto le hizo recapacitar. Con algo de preocupación abandonó el proyecto cáscara de banana y se encaminó hacia lo que él estaba llamado a hacer. Dejó que los encargados de la limpieza de la ciudad se den el trabajo de recoger cáscaras de banana. Esa era su función.

    Ahora apliquemos esto al asunto de la política y el creyente. El creyente, en general no importa si es o no pastor, tiene una inmensa responsabilidad en este mundo. Esa responsabilidad es llevar las buenas nuevas de salvación hasta los confines del mundo. Esto es la mayor responsabilidad de todo creyente. Esta es una tarea que el incrédulo no puede llevarla a cabo. No nos embarquemos en el proyecto cáscara de banana, como la política por ejemplo, descuidando nuestra mayor responsabilidad, nuestro llamado.
    La meta de Dios en esta época no es hacer del mundo un mejor lugar para vivir. La meta de Dios es llamara a un pueblo para su nombre como dice en las Escrituras. Nosotros sus hijos debemos por tanto estar metidos de cabeza en lograr esta meta.

    Por otro lado, el creyente tiene una ciudadanía que tiene mucho que ver con esto.

    Filipenses 3:20 dice: «Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo»

    Si nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo, entonces nosotros, los creyentes, viviendo en este mundo, somos extranjeros. De los extranjeros en un lugar que no es su país no se espera que se involucren en la política de ese país.

    En mi país, los extranjeros están prohibidos de inmiscuirse en la política. Algo así pienso que es también con los creyentes. También, si participaría en la política estaría apoyando la idea que la política tiene la solución para los problemas de este mundo. Pero no hay tal, lo único que ha hecho la política en muchos países, no es sino agravar los problemas sociales, con su favoritismo, con su corrupción con su demagogia, con su búsqueda de beneficios para unos pocos en desmedro de la mayoría.

    No, la política no ha resuelto ningún problema de la humanidad y tampoco lo hará. ¿Para qué embarcarse en una empresa cuyo fracaso es seguro? por lo dicho, es claro que mi opinión muy personal es que los creyentes no debemos involucrarnos en la política. Y no estoy hablando de memoria. Yo también, en mis años mozos engrosé las filas de un partido político en mi país.

    ¿Pero sabe una cosa? Terminé desilusionado, defraudado, sintiéndome utilizado y todo lo demás. Una de las mejores decisiones que he tomado ha sido abandonar el partido político. Ahora me siento como que estoy en lo que Dios quiere de mí. No tengo el más mínimo interés por involucrarme en la política.

    ¿Qué pensará Dios de los pastores o ministros de Dios que intervienen en política? Buena pregunta. Sabiendo que los creyentes en general y los pastores y ministros en particular somos embajadores de Dios en este mundo, si yo fuera Dios, pensaría que mis embajadores han abandonado su representación diplomática y por tanto deberían retornar inmediatamente al país.

  • Ofrendas y diezmos

    Esta consulta es sobre las ofrendas y diezmos de lo cual habla la palabra de Dios y cual debe ser nuestra posición respecto a ello.

    Muy bien, su consulta tiene que ver con los diezmos y las ofrendas. Esto, se inscribe en lo podríamos llamar el dar. Para tener un punto de partida, leamos 1ª Juan 3:17 «pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra con él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?»

    Según el apóstol Juan, el dar se relaciona con el amor de Dios. Este versículo va precedido de uno que dice que debemos poner nuestras vidas por los hermanos como la más grande prueba de amor. Desde luego, la mayoría de los creyentes no se verán nunca en necesidad de llegar a este extremo, ¿cómo, pues, puede el creyente en circunstancias ordinarias mostrar que ama a su hermano, y por consiguiente a Dios?

    La contestación es simple: por dar dinero o bienes a su hermano. Si no lo hace, teniendo posibilidad de hacerlo, entonces muestra que no solo no ama a su hermano, sino que no ama a Dios. El dar por tanto no debe ser exclusivo de los ricos. El dicho lo resume bien. No da el que tiene sino el que quiere dar. Siempre hay una tendencia, cuando leemos pasajes bíblicos que hablan del dinero de aplicarlos a los demás. Invariablemente miramos a la persona que se encuentra en mejor situación económica que nosotros, y pensamos que le haría muy bien leer esto que nosotros estamos leyendo.

    Pero con muchísima facilidad olvidamos que hay otras personas que están peor que nosotros económicamente hablando y que aún ellos deberían aprovechar el privilegio de dar, no se diga nosotros.

    El pasaje del Nuevo Testamento que nos instruye claramente sobre el dar se encuentra en 1ª Corintios 16:2 que dice: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas»

    En este sólo versículo se encuentran cuatro principios sobre el dar.

    Primero, el dar es responsabilidad de cada uno de los creyentes. Aunque vivimos en la era de la gracia, sin embargo el dar no es opcional sino que un privilegio y responsabilidad de cada creyente. Recuerde que es la manifestación de nuestro amor a Dios. El dar es asunto personal en el que cada creyente mantiene una responsabilidad individual y directa con el Señor. Lo que da es asunto suyo personal, con tal que lo que dé lo haga consultando con Dios ante quien todas las cosas están desnudas y abiertas.

    Segundo, el dar ha de ser proporcionado, según haya prosperado dice el texto. No se halla regla fija y firme sobre la cantidad en los principios del Nuevo Testamento para dar. Esto constituye un claro contraste con las normas del Antiguo Testamento que requería dar el diezmo de todo a los levitas, quienes a su vez entregaban el diezmo de lo que recibían a los sacerdotes. Además, los judíos entendían que un segundo diezmo, equivalente a la décima parte de las nueve restantes, tenía que ponerse aparte y consumirse en una comida sagrada en Jerusalén. Más aún, cada tres años debía entregar otro diezmo para los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas. De este modo, la proporción quedaba claramente especificada y cada israelita se veía obligado a dar al Señor aproximadamente el 22 % de sus ingresos anuales. En contraste con ello, el Nuevo Testamento dice simplemente: Según haya prosperado. Esto puede significar un 8 o 12 o 15 o 20 o 50 o 100% cualquier porcentaje según el caso individual. Puede significar también una proporción variable cada año, porque no hay razón para creer que la proporción conveniente de un año haya de ser la misma para el próximo año. Cuando viene la prosperidad, como sucede a muchos creyentes, debe emplearse para dar más y no necesariamente para comprar más cosas.

    Tercero, el dar ha de estar en depósito privado. Ponga aparte algo dice el texto. Contrariamente a la creencia común, el creyente no está obligado a entregar su donativo a la iglesia cada semana. La palabra griega que se ha traducido como poner aparte, significa reunir, guardarlo aparte, amontonar, atesorar. La idea es personal, es decir que el donativo se ha conservar en privado, no como depósito público. El cuadro de este versículo es claramente del de un fondo privado, donde el creyente coloca sus donativos proporcionados del cual luego distribuye cantidades para fines específicos. Siempre, todo creyente debe disponer de una cantidad, aun cuando sea pequeña para dar, según el Espíritu Santo dirija.

    Cuarto, el dar debe ser algo periódico. El primer día de la semana dice el texto. El depositar en el fondo debe hacerse cada domingo. Este es el día cuando el creyente debe llevar las cuentas, determinar las proporciones, añadir en el fondo y sacar del fondo para dar a la iglesia local, a personas necesitadas o a ministerio que están sirviendo al Señor. Alguien podría decir: para qué tanta molestia. ¿Acaso no es suficiente apartar el diezmo de lo que uno ha ganado y ponerlo en la colecta cada domingo? No, la palabra diezmo aparece en el Nuevo Testamento solo 8 veces.

    En las referencias de los evangelios se emplea en relación con lo que los fariseos estaban haciendo al cumplir con la ley mosaica. En las referencias de Hebreos el diezmar se emplea para probar la inferioridad del sacerdocio levítico en relación al sacerdocio de Melquisedec. El pasaje no enseña que los creyentes debemos dar los diezmos a Cristo como nuestro sumo Sacerdote. Se dice que el diezmo estaba vigente antes de ser incorporado a la ley mosaica y que por tanto los creyentes estamos obligados a diezmar hoy en día.

    Bueno, también el sábado se celebraba como día de reposo antes de la ley de Moisés. Solo por eso ¿tenemos también que guardar el sábado como día de reposo hoy en día? Antes de la ley se ofrecían a Dios sacrificios de animales. Solo por eso ¿Tenemos que ofrecer a Dios hoy en día también sacrificios de animales? Lo mismo es con los diezmos.

    Si el Nuevo Testamento no tuviera la enseñanza sobre el dar, según hemos señalado, entonces sí, deberíamos pensar en al menos diezmar, pero gracias a Dios que tenemos normas claras para dar y de esa manera no debemos atarnos solamente al diezmo. Si los judíos estaban obligados a entregar a Dios al menos un 22% de lo que ganaban, ¿será bien visto por Dios que los creyentes nos limitemos al 10%?

  • La transfiguración

    ¿Si Moisés representa a los muertos en Cristo que serán resucitados y Elías representa a los que no experimentarán la muerte antes de encontrarse con Cristo, entonces a quienes representa Enoc?

    Bueno, me imagino que su consulta hace referencia a lo que se llama la transfiguración, cuando Jesús se transfiguró delante de pedro, Jacobo y Juan y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz y aparecieron Moisés y Elías hablando con él.

    Varios significados se han dado a la presencia de Moisés y Elías. Los dos significados más conocidos, son:

    Primero, que Moisés representa a los creyentes que después de muertos y resucitados tendrán su encuentro con Jesús. Elías representa a los creyentes que no pasarán por la muerte antes de encontrarse con Jesús, es decir a los creyentes que estén vivos cuando ocurra el arrebatamiento.

    Segundo, que Moisés representa a la ley y Elías representa a los profetas, ya que tanto la ley como los profetas anunciaron la muerte de Cristo porque de eso estaban hablando con Jesús según el relato de Lucas.

    ¿Qué papel jugó Enoc en la transfiguración? pues, ninguno. Sin embargo, Enoc, por su testimonio que aparece en el Antiguo Testamento, de haber caminado con Dios y haber sido arrebatado por Dios, ha sido considerado siempre como un tipo o un cuadro de los creyentes que serán arrebatados cuando el Señor venga a buscar a su iglesia en las nubes y verán al Señor sin experimentar la muerte.

  • Se establecerá la nueva Jerusalén, una vez que la tierra sea purificada

    Para responder esta consulta, vamos a leer Apocalipsis 21:1-8 dice: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y sí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo está con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda»

    Al abrirse el capítulo 21 de Apocalipsis, encontramos que todos los pecadores de todas las edades, tanto hombres como demonios, incluyendo a Satanás, el Anticristo y el Falso profeta, estarán en el lago de fuego para siempre. Además, todo el universo habrá sido consumido con fuego y Dios habrá creado cielos nuevos y tierra nueva para que sea la morada eterna de sus redimidos.

    Por otro lado, tenemos a la Nueva Jerusalén, una ciudad suspendida en el firmamento. Allí estarán morando todos los creyentes de todas las épocas de la humanidad. Es decir los creyentes del Antiguo Testamento, los creyentes del Nuevo Testamento, los creyentes de la Tribulación y los creyentes del Milenio.

    Juan, el autor humano del libro de Apocalipsis, describe entonces que la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo, de Dios, y se posará sobre los nuevos cielos y nueva tierra. Este hecho espectacular trajo a la memoria de Juan la imagen de una esposa ataviada acercándose a su marido.

    Cuando esto se haya consumado, tendremos el tabernáculo de Dios, o la morada de Dios, para siempre con los hombres. Dios caminará entre los hombres y los hombres serán el pueblo de Dios. Se habrá establecido el estado eterno. Será un estado caracterizado por ausencia de dolor, angustia, tristeza. Allí no habrá lágrimas. Allí no habrá muerte. Será la obra maestra del aquel que está sentado en el trono.

    Todo lo dicho es fiel y verdadero. Habitar en este lugar es el premio para todos aquellos que han bebido gratuitamente de la fuente del agua de la vida. Los que así lo han hecho heredarán su lugar en ese maravilloso mundo. Nada impuro tendrá parte allí. No habrá cobardes ni incrédulos ni abominables ni homicidas ni fornicarios ni hechiceros ni idólatras ni mentirosos. Será un lugar de total santidad.

    De modo que, efectivamente, la nueva Jerusalén se posará sobre los cielos nuevos y la tierra nueva que Dios va a crear, una vez que los presentes cielos y tierra sean consumidos por el fuego.

    ¿Está Ud. preparándose para habitar en este estado eterno? El primer paso de la preparación es recibir a Cristo como Salvador, ahora que la oportunidad todavía está en pie para Ud. Si Ud. nunca antes ha recibido por la fe a Cristo como su Salvador y ahora acaba de hacerlo, nos gustaría mucho saberlo para poder ayudarle a crecer en su nueva fe. Escríbanos o llámenos por teléfono para compartir esta experiencia maravillosa que Ud. ha tenido y nosotros le enviaremos gratuitamente un librito que le guiará en los pasos que Ud. debe dar ahora que pertenece a Cristo.