Autor: cris

  • ¿Dónde van a estar los creyentes que participen en el arrebatamiento?

    Ustedes dicen que los que entren al reino milenial de Cristo serán creyentes de carne y hueso, tanto judíos como gentiles, que quedarán vivos hasta el final de la tribulación. ¿Por qué es que estos creyentes pasaron por la tribulación? ¿Por qué estos creyentes no fueron arrebatados antes de la tribulación? ¿Existe la posibilidad de que algunos creyentes no sean arrebatados? Otra pregunta es la siguiente: ¿Dónde van a estar los creyentes que participen en el arrebatamiento?

    Me ratifico en el hecho que los creyentes que entren al milenio, serán aquellos que queden vivos hasta el final de la tribulación, el milenio se refiere al reino en la tierra en el cual Cristo será el rey, y durará 1000 años. Este reino se establecerá tan pronto como Cristo venga por segunda vez a la tierra. Tribulación es el período de 7 años, en el cual Dios derramará su juicio sobre este mundo incrédulo. La tribulación terminará cuando Cristo venga por segunda vez a la tierra. Es decir, que la tribulación comenzará 7 años antes del milenio. Además, justo antes de la tribulación ocurrirá el rapto o arrebatamiento, mediante el cual Cristo sacará de la tierra a todos los que hemos creído en él y lo hemos recibido como Salvador, sin importar si estemos muertos o vivos. Su duda se origina en la presencia de creyentes al final de la tribulación. Esto le ha hecho pensar en que a lo mejor algunos creyentes por alguna razón no participaron en el rapto o arrebatamiento y por eso se quedaron para pasar por la tribulación. Con todo amor y respeto, debo decirle que no es así. El rapto o arrebatamiento es un evento en el cual participaremos absolutamente todos los que somos creyentes, me refiero a todos los que hemos recibido a Cristo como Salvador. Ni un solo creyente se quedará del rapto para pasar por la tribulación. Cuando se inicie la tribulación en el mundo, no habrá ni un solo creyente. Lo que sucede es que durante la tribulación se predicará el evangelio en el mundo por medio de 144.000 judíos que Dios los levantará durante la tribulación justamente con este propósito. Habrá muchos que oyendo el mensaje de salvación recibirán a Cristo y llegarán a ser creyentes. Estas personas no eran creyentes antes del rapto, por esto no fueron tomados en el rapto. Estas personas llegaron a ser creyentes después del rapto. Muchos de estos creyentes morirán durante la tribulación por la feroz persecución del Anticristo, pero algunos quedarán vivos hasta el final de la tribulación. Estos son los creyentes, con cuerpos normales como los nuestros en la actualidad, quienes entrarán al reino milenial de Cristo. Su otra consulta tiene que ver con el lugar a donde van los creyentes que participan en el rapto. Permítame leer 1 Tesalonicenses 4:17. Hablando de los creyentes que vamos a participar en el rapto dice lo siguiente: Seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. La mejor respuesta es que una vez que ocurra el rapto, los creyentes vamos a estar eternamente con el Señor. Donde esté el Señor allí estaremos nosotros los creyentes.

  • ¿Cómo debo tratar a los varones que me invitan a salir, para evitar que toda salida termine en romance?

    Te aconsejo que seas muy cuidadosa con las invitaciones a salir que aceptas. No es conveniente para tu testimonio como hija de Dios que aceptes invitaciones a salir con todo aquel que te lo pida. Por regla general, antes de aceptar a salir con alguien, trata de conocerlo lo mejor que puedas. Dentro de esto, lo que más te debe importar es si el que está invitando a salir es creyente, y más aún, si es un creyente maduro, de otra manera, podría ser que salgas con un joven que en lugar de ayudarte a crecer espiritualmente, te haga tropezar espiritualmente. En este proceso de conocimiento, es importantísimo que busques la dirección y la sabiduría de Dios mediante su palabra y la oración. Busca también el consejo de tus padres. Busca inclusive el consejo de los pastores o ancianos de la iglesia. Tal vez tu dirás: Pero yo no tengo la intención de comenzar una relación de enamoramiento o noviazgo con todo el que me invita a salir. Está bien, yo entiendo muy bien eso, pero tú no sabes lo que está pensando la persona que te invita, y por eso es que necesitas la guía de Dios, de tus padres y de tus líderes espirituales. Si alguien te pide salir y tú no estás segura que eso es la voluntad ni de Dios, ni de tus padres, ni de tus líderes espirituales, te aconsejo que con mucha amabilidad, declines la invitación. Asumiendo que Dios, tus padres y tus líderes espirituales estuvieran de acuerdo en que aceptes alguna invitación a salir con un joven, te aconsejo que lo salida sea por un corto tiempo, con el permiso de tus padres, informando a tus padres dónde vas a estar, a qué hora vas a regresar y cualquier otro detalle importante. De ninguna manera aceptes ir a algún lugar apartado o donde no haya otras personas. Evita estar a solas con un hombre. Por otro lado, recuerda que la salida debe tener el propósito de conocerse, nada más. No permitas que tus emociones se involucren en esta etapa de la relación con un joven. Conversa sobre tu relación con el Señor, tu servicio en la iglesia, tus estudios, tus tareas, tus amigos, tu familia, tus planes, pero evita abrir tu corazón para albergar emociones. El trato que debe darte el joven con quien has salido, se encuentra en 1 Timoteo 5:2. La Biblia dice que el trato a las jovencitas debe ser como a hermanas, con toda pureza. Este es el trato que debes demandar de cualquier joven que te invite a salir. Si sigues estos consejos, estoy seguro que evitarás que todas tus salidas terminen en romance. En lo futuro, Dios mismo te mostrará con claridad con cuál de los muchos que te pretenden, podrías comenzar una relación formal de enamoramiento o noviazgo.

  • ¿Si Moisés murió a los 120 años, por qué es que en el Salmo 90 dijo que nuestra edad está entre los 70 a 80 años?

    Deuteronomio capítulo 34 que cuando Moisés murió tenía 120 años, pero cuando leo el Salmo 90, escrito por Moisés, encuentro allí que la edad de los hombres es 70 años y en los más robustos 80 años. Dígame: ¿Si Moisés murió a los 120 años, por qué es que en el Salmo 90 dijo que nuestra edad está entre los 70 a 80 años?

    El texto bíblico que usted debe haber leído, se encuentra en Deuteronomio 34:7. Permítame que yo también lo lea para beneficio de los amigos oyentes que no tienen una Biblia a la mano. Dice así: “Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.” Qué hermoso, luego de ciento veinte años de una vida en extremo fructífera, Moisés fue promovido a la gloria de Dios, es decir que murió físicamente. Se trata del mismo personaje quien escribió el Salmo 90. Reflexionando sobre la brevedad de la vida en la tierra, Moisés escribió las siguientes palabras en Salmo 90:10. Ponga atención: “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.” Comenzaré por indicar, que al escribir las palabras que acabamos de leer, Moisés no estaba hablando de su propia experiencia, sino de lo que miraba alrededor, en el mundo en el cual vivía. Tan es así, que Moisés debe haber tenido más de ochenta años cuando escribió las palabras de Salmo 90:10. Recuerde que Moisés tenía ya ochenta años cuando Dios le llamó para sacar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Queda claro entonces que Moisés no hablaba de su propia experiencia personal. Pero esto no me libera de explicar por qué es que Moisés maneja esas cifras, me refiero a la vida que dura entre los 70 y 80 años. Para fundamentar mi explicación, debo decirle amable oyente, que es necesario recordar las circunstancias en las cuales Moisés escribió el Salmo 90. Sobre esto, no olvide que, en el éxodo por el desierto, el pueblo de Israel había llegado a lo que se podría llamar, las puertas mismas de la tierra prometida. El lugar se llamaba Cades Barnea. Fue en ese lugar donde Dios mandó a Moisés que tome una persona de cada una de las doce tribus de Israel para que vayan a inspeccionar la tierra prometida por cuarenta días, en calidad de espías. Los doce espías fueron conforme a lo ordenado por Dios y cuarenta días después retornaron de su misión trayendo muestras del maravilloso fruto de la tierra prometida. Diez de los doce espías se pusieron de acuerdo para dar un informe totalmente pesimista y saturado de incredulidad. El reporte que dieron se encuentra en Números 13:27-29. Permítame leer este pasaje de la Escritura. La Biblia dice: “Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de la tierra. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar y a la ribera del Jordán” Hasta aquí lo que dice la Escritura. Mientras oían este informe, los otros dos espías, cuyos nombres eran Caleb y Josué, deben haber estado inquietos, por decir lo menos, por el pesimismo y la incredulidad de los espías que estaban dando su informe. Fue así como interrumpiendo, Caleb dijo lo que voy a leer en Números 13:30 La Biblia Dice: “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” Esto es optimismo puro, lo cual se fundamenta en la fe en Dios y en su poder absoluto. Así que el pueblo de Israel se vio ante la disyuntiva de hacer caso al informe de los pesimistas, de los incrédulos, o de los optimistas, o lo que confiaban en Dios. Lamentablemente el pueblo se inclinó por la mayoría. La mayoría no siempre tiene la razón amable oyente. Sumidos en la desazón el pueblo gritaba de desesperación y se pasaron llorando toda una noche. Presa del pánico el pueblo comenzó a hacer cosas totalmente fuera de lugar, como rebelarse contra Moisés y Aarón. Fue necesaria la intervención divina para evitar mayores males. Dios castigó con severidad la incredulidad del pueblo de Israel. ¿Sabe cuál fue el veredicto de Dios? Se lo voy a leer en Números 14:29. La Biblia dice: “En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí” Solamente Caleb y Josué se librarían de este castigo. Por eso, Dios añadió lo que voy a leer en Números 14:32-33 con respecto a los que desconfiaron de Dios: “En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto” Observe mi amiga, mi amigo, que es un asunto muy grave desconfiar de Dios. A partir de este momento Israel vagó por cuarenta años por el desierto. Ahora deténgase para meditar amigo oyente. Los Israelitas mayores de veinte años que llegaron a Cades Barnea, tal vez habrán tenido un promedio de edad entre los 30 a 40 años. Por supuesto que algunos tendrían menos de treinta y algunos otros más de cuarenta, pero en promedio deben haber estado entre los 30 a 40. Todas estas personas debían morir en un lapso de 40 años, en cumplimiento de lo que Dios había dicho. Es decir que en promedio, la muerte de los Israelitas en el desierto, debía acontecer entre los 70 y 80 años de edad. Esto explica el por qué Moisés usó estas figuras, 70 a 80 años cuando en el Salmo 90 habló de la brevedad de la vida.

  • ¿Qué es el feng-shui? ¿Es anti cristiano? ¿Cuál es su origen?

    No soy un experto en este asunto, de modo que he tenido que recurrir a la información disponible en Internet. Allí encontré que el feng-shui tiene sus bases en el Budismo. Dicen sus defensores que es un método de conexión con las energías del universo, de modo que fluyan a través de la persona en su hábitat y así eleven la mente y el espíritu con la meta de hacer sentir bien a la persona en el lugar donde habita. Uno de sus seguidores afirma lo siguiente: El Feng-shui es el arte de distribuir los objetos en posiciones favorables de manera que las fuerzas celestiales se coloquen en línea con la gente o las cosas en la tierra, aportando buena suerte a los practicantes inteligentes. Feng significa viento y Shui significa agua. Feng-shui puede traducirse como buena suerte o buen ambiente alrededor de una persona. Es decir amiga oyente, que el feng-shui procura distribuir las cosas para atraer la buena suerte. No olvide que para los creyentes no existe la suerte. Los propulsores del feng-shui realmente están convencidos que esta técnica, o este arte es una especie de divina pomada para que todos se sientan bien. Note lo que afirma uno de sus propulsores. Dice así y cito textualmente. ¿Qué es el feng-shui? Es una ciencia milenaria que estudia el diseño, la disposición, la orientación y la decoración de la vivienda y el negocio o lugar de trabajo para conseguir una energía saludable y próspera. ¿Por qué es necesario el feng-shui? El feng-shui mejora nuestra actividad cotidiana, nos da una sensación de bienestar y alegría generalizada que nos ayuda a rendir más en el trabajo, a sentirnos más cómodos en nuestra vivienda, a reducir el estrés y aumentar nuestra vitalidad. Hasta aquí lo que afirma uno de los ardientes defensores del feng-shui. Al reflexionar sobre lo que acabo de leer, uno se pregunta: ¿y dónde entra Dios en todo este asunto? Después de todo, se supone que el feng-shui es capaz de proveer todo lo que el hombre necesita para sentirse realizado, para sentirse bien, inclusive para vivir siempre sano. De una manera muy sutil se ha desplazado a Dios de la realidad humana. Si tiene el feng-shui ¿para qué necesita a Dios? El enemigo, Satanás ha logrado lo que siempre ha deseado. Todo es cuestión de que ponga un mueble aquí, una ventana por allá, una maceta por acá y listo. Las energías del cosmos fluirán por donde se les necesita para traer bienestar, prosperidad y salud. El hombre habrá llegado a ser dueño y señor de su propio destino. Pero, ¿es eso lo que enseña la Biblia? ¿Acaso la Biblia no pone a Dios como la fuente de toda buena dádiva y todo don perfecto? ¿Acaso la Biblia no enseña que el hombre no puede hallar la verdadera felicidad aparte de arreglar su problema de pecado con Dios, y tener a Cristo morando en su vida? Jesús dijo que él vino para dar vida y vida en abundancia. Los defensores del feng-shui no estarían de acuerdo con esto porque para ellos el feng-shui es lo que garantiza vida en abundancia. En cuanto a los orígenes del feng-shui, nuevamente según sus defensores, se remonta a la cultura popular china del segundo o tercer milenio antes de Cristo. En esencia entonces, a la luz de lo que se ha publicado en cuanto al feng-shui, no es algo que un fiel creyente en Cristo lo practicaría con limpia conciencia.

  • ¿Por qué Eliseo pidió a Elías doble porción del espíritu?

    ¿Por qué Eliseo pidió a Elías doble porción del espíritu?

    2 Reyes 2:9, según el cual Eliseo pidió a Elías una doble porción del espíritu. ¿Qué aplicación tiene esto hoy en día? ¿Cómo puede un ser humano dar una doble porción del espíritu a otro ser humano, si es Dios quien da el espíritu?

    El episodio en cuestión tiene que ver con la conclusión del ministerio profético de Elías y el inicio del ministerio profético del sucesor del profeta Elías. Me refiero al profeta Eliseo. Trate de imaginar el escenario. Allí está el río Jordán. El agua fluye apaciblemente. El paisaje es acogedor. En la orilla del río Jordán está el anciano profeta Elías acompañado de quien iba a ser su sucesor, el profeta Eliseo. Frente a ellos, a lo lejos, están cincuenta varones de los hijos de los profetas. Con esto en mente, permítame leer lo que aparece en 2 Reyes 2:7-11. La Biblia dice: “Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.” Fascinante historia. Con su manto doblado golpeando las aguas, Elías emuló a Moisés, quien con su vara abrió el mar Rojo. Una vez que el río Jordán se detuvo, Elías y Eliseo lo cruzaron por el lecho seco. Al otro lado del río, Elías hizo una tentadora oferta a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti. En una demostración de su devoción a Dios, Eliseo pidió que una doble porción del espíritu de Elías sea sobre él. Cuando en este pasaje bíblico se habla de espíritu, no se está refiriendo al Espíritu Santo. La palabra espíritu tiene diversos usos en la Biblia. En nuestro caso presente, espíritu se refiere a la actitud para realizar determinada obra. ¿Qué es entonces lo que Eliseo pidió a Elías? Sucede que en Israel, el hijo primogénito heredaba una doble porción de la herencia de su padre, además del derecho de primogenitura. Note lo afirma Deuteronomio 21:17. La Biblia dice: “mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que corresponde a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.” Hasta aquí lo que dice la Escritura. De modo que el pedido de Eliseo, cuando solicitó a Elías una doble porción de su espíritu, no significa meramente que Elías quería ser el sucesor del ministerio profético de Elías, porque con anterioridad Elías ya había echado su manto sobre Eliseo, en señal de que él sería el sucesor de su ministerio profético. El hecho que Eliseo pidió una doble porción del espíritu de Elías tampoco significa que Eliseo quería tener un ministerio que sea el doble de grande del ministerio profético de Elías, aunque en realidad, en la Biblia se registra que Eliseo realizó el doble de milagros que Elías. Lo que significa es que Eliseo deseaba realizar su ministerio profético con un poder espiritual mucho más allá de su propia capacidad, de modo que sea un digno sucesor de Elías. En esencia, Eliseo deseaba que el poder espiritual de Elías continúe manifestándose en su propia vida y ministerio. Al oír la petición, Elías dijo que lo que Eliseo había pedido es algo difícil, por cuanto solamente Dios puede otorgar poder espiritual. Elías no estaba en capacidad de otorgar poder espiritual a Eliseo. Es por eso que Elías dijo a Eliseo que si veía su partida, sería señal de que Dios mismo concedería el pedido que había hecho Eliseo. La historia confirma que Eliseo vio como Elías subió al cielo en un torbellino, y en consecuencia Eliseo recibió de Dios lo que había pedido, el poder espiritual para ser un digno sucesor de Elías.

  • Según Éxodo 20, uno de los diez mandamientos es: No matarás. ¿Cómo se puede explicar entonces que Dios mismo ordenó matar a mucha gente, como por ejemplo a los que habitaban en la tierra prometida, antes que lleguen los hijos de Israel?

    Interesante consulta. Muchas gracias por permitirnos hablar sobre este asunto. La Biblia es clara cuando afirma que Dios es absolutamente soberano en todo sentido. En relación con la vida y la muerte, Dios es soberano dando vida a los que él quiere darla y quitando la vida a los que él quiere quitarla. 1 Samuel 2:6 dice: “Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir” Hablando sobre Dios note lo que dijo uno de los reyes de Israel. Leo en 2 Reyes 5:7 “Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora y ved cómo busca ocasión contra mí.” Para el rey de Israel, Dios es el único que tiene poder para matar y dar vida. Él es soberano sobre la vida y la muerte. Como soberano sobre la vida y la muerte, Dios ha establecido reglas absolutamente claras sobre la vida y la muerte. Una de esas reglas es que el hombre no debe quitar arbitrariamente la vida a su prójimo. A esto se refiere el sexto mandamiento que se encuentra en Éxodo 20:14 donde simplemente dice: “No matarás” Observe que la voluntad de Dios es que el hombre no tome en su mano, arbitrariamente, la vida del prójimo. El hombre no debe usurpar el derecho que pertenece exclusivamente a Dios. Otra de esas reglas es que en determinados casos, precisamente descritos en la Biblia, el hombre está facultado por Dios para quitar la vida de una persona. Es lo que llamamos la pena capital. Note lo que dice Éxodo 21:12, y 13-17 “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera. El que hiriere a su padre o a su madre, morirá. Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá. Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá” Estos son algunos de los casos en los cuales Dios ha delegado al hombre la facultad de quitar la vida al culpable. Otra de esas reglas, era justamente el motivo de su consulta. Como soberano sobre la vida y la muerte, Dios delegó al pueblo de Israel el exterminio de determinados pueblos. Deuteronomio 20:16-18 dice: “Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorrreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.” Estos pueblos no fueron víctimas inocentes de la agresividad de los hijos de Israel. Eran pueblos absolutamente paganos, y por eso, Dios, siendo soberano sobre la vida y la muerte, determinó su exterminio. Además, Dios determinó que el pueblo de Israel sería el instrumento para traer la muerte a estos pueblos. En esencia entonces, Dios es soberano sobre la vida y la muerte. En su soberanía, él prohíbe que el hombre mate arbitrariamente a otro hombre y también en su soberanía, él ordena que el hombre mate a un hombre que es hallado culpable de haber infringido una ley claramente establecida por Dios. En su soberanía también, él ordenó que su pueblo Israel acabe con algunos pueblos paganos.

  • ¿De cuántos bautismos habla la Biblia? ¿Qué significan?

    Bautismo es la acción de bautizar. Consiste en el proceso de introducir algo dentro de otra cosa. Puede significar también la adherencia a determinada forma de pensar o actuar. La Biblia usa la palabra bautismo en varios escenarios. Habla del bautismo de Juan el Bautista. Mateo 3:5-6 hablando de Juan el Bautista dice: “Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados” Juan el Bautista estaba predicando un mensaje que invitaba al arrepentimiento, en preparación para recibir al Mesías que estaba pronto a manifestarse. Los que se adhirieron al mensaje que predicó Juan el Bautista, lo demostraron públicamente haciéndose bautizar por Juan el Bautista en el río Jordán. En segundo lugar, bautismo se usa también para hablar del profundo sufrimiento que soportó el Señor Jesucristo durante su pasión y muerte en la cruz. La madre de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercó a Jesús y postrándose ante él le pidió un favor: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Ante esto, Jesús dijo algo muy interesante. Se encuentra en Mateo 20:22-23 donde dice: “Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”. Cuando Jesús habla del bautismo con que iba a ser bautizado, se está refiriendo al terrible sufrimiento que le esperaba durante su pasión y muerte en la cruz. Lucas 12:50 lo confirma cuando dice: “De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!” En tercer lugar, bautismo se usa para hablar de los ritos de lavamiento ceremonial de la ley de Moisés. Un uso en este sentido de la palabra bautismo aparece en Hebreos 6:1-2 donde dice: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” Cuando en este pasaje bíblico se habla de la doctrina de bautismos se está refiriendo a los diversos ritos de lavamiento ceremonial que practicaban los judíos por disposición de la ley de Moisés. En cuarto lugar, bautizar, de donde proviene bautismo, se usa también para hablar de participar en las experiencias sobrenaturales que ocurrieron cuando el pueblo de Israel salió de Egipto. De esto nos habla 1 Corintios 10:1-2 donde dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar” Los que salieron de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar, en el sentido de haber experimentado el poder sobrenatural de Dios. Lamentablemente, a pesar de ver el poder de Dios, no todos se adhirieron a las demandas de Dios. Los milagros no garantiza que los que los reciben o los que son testigos, se van a hacer creyentes. 1 Corintios 10:5 hablando de los que fueron bautizados en la nube y en el mar dice: “Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.” En quinto lugar, la palabra bautismo es utilizada también por Pablo para referirse a lo que parece ser, una práctica en el primer siglo. Me refiero al bautismo por los muertos. 1 Corintios 15:29 dice: “De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? El bautismo por los muertos parece ser la práctica prevaleciente en el primer siglo, por la cual nuevos convertidos que ocupaban el lugar de otros que habían muerto bien sea por el martirio o por alguna otra causa natural, y lo demostraban bautizándose en agua. Es como si alguien estuviera diciendo: Yo, fulano de tal, tomo el lugar que dejó, tal persona creyente, al ser martirizada. Demuestro mi fe en Cristo por medio de ser bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En sexto lugar, bautismo se usa para hablar del paso de obediencia que deben dar todos los que han recibido a Cristo como Salvador. Mateo 28:19 dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Este bautismo es la demostración externa de la realidad interna, obtenida por haber recibido a Cristo como Salvador. En séptimo y último lugar, bautismo se usa para hablar de la obra del Espíritu Santo introduciendo a un creyente al cuerpo de Cristo que es la iglesia. 1 Corintios 12:12-13 dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Este bautismo, que no es otra cosa sino ser introducidos en el cuerpo de Cristo que es la iglesia, ocurre el instante que una persona recibe a Cristo como Salvador. Estos son los usos de la palabra bautismo en la Biblia. De modo que bautismo en la Biblia no siempre significa el ser introducido y sacado del agua. Para saber el significado preciso es necesario examinar el contexto.

  • ¿Es falsa la doctrina que enseñan los Testigos de Jehová y los Mormones?

    Efectivamente las doctrinas que proclaman y creen los Testigos de Jehová y los Mormones, son falsas por cuanto no se ajustan a lo que enseña la Biblia. Me limitaré a citar un solo ejemplo en cada caso, para sustentar esta conclusión. La doctrina de los Testigos de Jehová sostiene que Jesucristo no es Dios. Según la doctrina de los Testigos de Jehová, Jesucristo es la primera creación de Jehová Dios. De esta manera, según la doctrina de los Testigos de Jehová, se priva a Jesucristo de su absoluta deidad. Pero la Biblia contiene cantidad de información que de una manera clara establece la deidad de Jesucristo. Una de las muchas citas bíblicas en este sentido es 1 Juan 5:20 donde dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” Según este versículo, hablando de Jesucristo dice textualmente: Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. Al sostener que Jesucristo no es Dios, la doctrina de los Testigos de Jehová se aparta de la clara enseñanza de la Biblia y por tanto es considerada como falsa doctrina. Ahora vayamos a la doctrina que sostienen los Mormones. Tomemos por ejemplo lo que los Mormones creen acerca de Jesucristo. La doctrina de los Mormones enseña que Cristo era un mero hombre, no Dios. Enseña que Jesucristo fue hijo de la unión carnal de un dios corpóreo con la virgen María y que estando en la tierra, Jesucristo tuvo varias esposas, entre ellas María y Marta de Betania y María Magdalena. También cree que Jesús, estando en el mundo tuvo hijos en sus varias esposas. Pero la Biblia que Cristo, el Verbo divino, tenía existencia antes de nacer en forma humana de la virgen María. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo eran con Dios, y el Verbo era Dios.” En este texto se ve claramente la divinidad del pre-existente Cristo, esto es, del Verbo. Además la Biblia enseña que Dios es Espíritu, y por tanto no tiene cuerpo de carne y hueso como el nuestro. Juan 4:24 dice: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Siendo así, resulta imposible que Dios el Padre, siendo Espíritu pueda tener relaciones carnales con cualquier ser humano para engendrar hijos naturales. La Biblia es clara al manifestar que la virgen María concibió del Espíritu Santo, mas no de un dios corpóreo. Mateo 1:19-21 dice: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla discretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Por otro lado, la Biblia declara que Jesucristo fue perfecto y santo en todo sentido. Por tanto, mal podría ser polígamo, porque la poligamia es contraria al plan de Dios para el matrimonio. Hablando de la santidad del matrimonio, Jesús dijo lo siguiente, según Mateo 19:4-5 “Él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?” Dios no creó a más de una mujer para Adán, estableciendo así el principio de la monogamia, en contraste de la poligamia atribuida a Jesucristo en la doctrina de los Mormones. La voluntad de Dios es que un hombre se case con una mujer, no con más de una mujer. Ridículo por tanto que, como enseña la doctrina de los Mormones, Jesús haya tenido entre sus esposas a María de Betania, Marta de Betania y María Magdalena. Más aún, el Nuevo Testamento no enseña que Jesús se hubiera casado y peor que hubiera tenido hijos. No es que sea malo casarse y engendrar hijos, siempre y cuando se lo haga en la voluntad de Dios y bajo la guía del Espíritu Santo, pero el Hijo de Dios no vino a este mundo haciéndose hombre para establecer su hogar en este mundo, casándose y procreando hijos. Esto no era parte de su propósito. Note cuál fue el propósito del Hijo de Dios al venir a este mundo en forma humana. Mateo 20:28 dice: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” El Hijo de Dios vino en forma humana para morir por el pecador, no para casarse y procrear hijos como sostiene la doctrina de los Mormones. Por eso es que se ha señalado que la doctrina de los Mormones es falsa doctrina.

  • ¿Habla la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento, como en el Nuevo Testamento, del uso de instrumentos musicales para alabar a Dios?

    Vayamos primeramente al Antiguo Testamento. Lo que encontramos allí, es que desde muy temprano ya aparece el uso de instrumentos musicales en relación con la creación de ese hermoso querubín que más tarde se rebeló contra Dios y llegó a ser Satanás. Note lo que dice Ezequiel 28:13. “En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisolito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.” Más adelante en el tiempo, se observa un uso muy extendido de instrumentos musicales para alabar a Dios. Ponga atención a lo que dice Ezequiel 13:8 “Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles címbalos y trompetas” Bueno, parece que David juntamente con el pueblo, no dejó ningún instrumento musical a un lado. Debe haber sido maravilloso contemplar al unísono las arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas. Pero además de estos, también se utilizaban otros instrumentos. Note por ejemplo lo que dice Salmo 150:3-6 “Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya” A la lista anterior de arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas ahora se añaden las bocinas, los panderos, los instrumentos de cuerdas y las flautas. En los tiempos de Nehemías, se realizó una ceremonia de dedicación del recién construido muro y allí también se utilizó alabanza a Dios con instrumentos musicales. Nehemías 12:27 dice: “Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras.” Allí lo tiene, podemos añadir las cítaras a la lista de instrumentos que mencionamos anteriormente. Es decir que el Antiguo Testamento habla de no menos de diez instrumentos musicales que se utilizaban en la alabanza a Dios. Muchos de los salmos, que no son otra cosa sino las canciones con las cuales el pueblo alababa a Dios, contienen instrucciones específicas para los músicos, en la sobre escritura de los mismos. Tome por ejemplo el Salmo 40. En la sobre escritura se lee lo siguiente: Al músico principal. Salmo de David. Esto ratifica el uso de instrumentos musicales en la alabanza a Dios. Muy bien, ahora vamos al Nuevo Testamento. Lo que encontramos es ninguna referencia al uso de instrumentos musicales en relación con la alabanza a Dios por parte de la iglesia de Cristo. Esto, sin embardo, de ninguna manera es prueba de que no se debe alabar a Dios con instrumentos musicales. No se puede sacar una conclusión sobre la base del silencio del Nuevo Testamento en algún asunto. Más bien se sigue que así como en el Antiguo Testamento se utilizaban instrumentos musicales para alabar a Dios, es natural que en el Nuevo Testamento también se utilicen instrumentos musicales para alabar a Dios. Si la voluntad de Dios hubiera sido que la iglesia de Cristo no use instrumentos musicales para alabar a Dios, lo hubiera dicho con claridad, pero ese no es el caso. Bien vale la pena sin embargo señalar que aunque el uso de instrumentos musicales para alabar a Dios no es condenado en el Nuevo Testamento, sin embargo es necesario un sano equilibrio en el uso de estos instrumentos. La música de los instrumentos musicales debe servir para elevar el espíritu de adoración a Dios y no para agitar pasiones puramente humanas. Con esto quiero decir que los instrumentos musicales en la alabanza a Dios deben procurar hacer mover el espíritu no el cuerpo.

  • ¿Fueron salvos, Ananías y Safira?

    Su triste y hasta trágica historia aparece en el libro de los Hechos, capítulo 5. Como antecedente, algunos de los discípulos de Cristo en la naciente iglesia estaban vendiendo sus propiedades, el Nuevo Testamento los llama heredades, y entregando ese dinero a la iglesia. Sin que lo buscaran, los que hacían eso deben haberse ganado el respeto y hasta la admiración de los demás creyentes. Pues sucede que una pareja, Ananías el esposo y Safira su esposa, querían el respeto sin pagar el precio. El hombre tiene una marcada tendencia a buscar los atajos en todo. Este es un caso típico de alguien que fue por el atajo para alcanzar la honra. Ananías y Safira, eran creyentes genuinos. El hecho que fueron parte de la iglesia primitiva, y los apóstoles los trataron como a creyentes es prueba de que eran genuinos creyentes. Con esto en mente, permítame leer amigo oyente, el pasaje bíblico, aunque algo extenso, que se encuentra en Hechos 5:1-11. La Biblia dice: “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeres del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendiste en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué conviniste en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.” Mucho se puede decir y aprender en el pasaje bíblico leído, pero a usted le interesa saber si Ananías y Safira fueron salvos. Al respecto debo decir que tanto Ananías como Safira fueron genuinos creyentes y por tanto, al morir físicamente, inmediatamente fueron al cielo, a la gloria de Dios. Esa es la promesa para todo genuino creyente. Preste atención a lo que voy a leer en 2 Corintios 5:6 y 8. La Biblia dice: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor; pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.” Pero creo entender la fuente de su duda. Tal vez se está preguntando: Pero ¿cómo puede ser esto? Tanto Ananías como Safira, murieron justo después de haber cometido un terrible pecado, el pecado de la mentira, el pecado de aparentar algo que no eran, el pecado de confabularse entre los dos para engañar, y tantas otras cosas más. Ni Ananías ni Safira tuvieron tiempo para reconocer su pecado delante de Dios y confesarlo. Los dos salieron de este mundo de la manera más ignominiosa. ¿Cómo entonces estamos afirmando que los dos son salvos? El hecho amable oyente es que la salvación de una persona no depende de las obras que hace esa persona, sino de la fe que esa persona pone en la persona y obra de Cristo Jesús. Preste atención a lo que dice la palabra de Dios en Efesios 2:8-9. La Biblia dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Esto implica que el momento que Ananías y Safira, reconocieron su pecado, y que estaban condenados a muerte por su pecado, y reconocieron que Cristo murió por ellos en la cruz y le recibieron por la fe como Salvador, ese mismo instante llegaron a ser salvos. Pero tal vez usted dirá: ¿Significa esto que una persona que genuinamente recibe a Cristo por la fe como su Salvador, puede cometer todo tipo de pecado y no va a pasar nada por cuanto esa persona ya es salva? La respuesta es: De ninguna manera. Las razones pueden ser numerosas, pero permítame señalar solamente esta, una persona genuinamente salva, es una nueva criatura, con una nueva mente para conocer a Dios, con una nueva voluntad para obedecer a Dios y con un nuevo corazón para amar a Dios. Una persona así, jamás pensará que puede vivir en el pecado y que no va a pasar nada. Note lo que dice el Señor en su palabra. Voy a leer 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Si una persona afirma que es creyente y dando por sentado que no puede perder su salvación, se entrega a todo tipo de pecado, lo único que está demostrando es que nunca nació de nuevo, es decir que sigue siendo un pecador condenado y lo que es peor, un pecador esclavo del pecado. Además, ¿sabe una cosa amigo oyente? El pecado cometido, siempre tiene una consecuencia, no importa si lo comete un creyente o lo comete un incrédulo. De modo que, no es válido el concepto que un creyente puede pecar todo lo que quiera y no va a pasar nada. No, señor. Va a pasar mucho, aunque no al punto de llegar a perder la salvación. Las consecuencias del pecado pueden ser muchas y muy dolorosas. Finalmente, los genuinos creyentes tenemos en Dios a un Padre amoroso. Como Padre, Dios disciplina a sus hijos cuando éstos cometen pecado. La disciplina de Dios para el genuino creyente puede tomar forma de enfermedad o también debilidad e inclusive la muerte. En el caso de Ananías y Safira, la disciplina de Dios para ellos fue la muerte. Murieron físicamente, pero fueron al cielo porque confiaron en Cristo como su Salvador.