Autor: cris

  • He oído que el día del nacimiento de Jesús no puede ser el 25 de diciembre. Si ese es el caso, ¿Cuál sería el día?

    Efectivamente, lo que ha oído es correcto. El Señor Jesús no pudo haber nacido un 25 de diciembre, como afirma la tradición. La Biblia no nos proporciona información para saber con precisión el día del nacimiento de Jesús, pero si nos da suficientes indicios para saber al menos la época del año, con un margen de error algo aceptable.

    El fundamento para lo dicho se basa exclusivamente en el testimonio que dar el Dr. Lucas en el evangelio que él escribió.

    Lucas 2:8 dice: «Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño»

    El episodio relatado por Lucas aconteció la misma noche del día que nació el niño Jesús. El nacimiento tuvo lugar en Belén de Judea. Belén está bastante cerca de Jerusalén y es un territorio apto para criar ganado. Por eso es que en esa región había pastores que cuidaban a sus rebaños. Pero es interesante notar que Lucas registra que estos pastores estaban velando y guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño.

    Esto denota que los pastores pasaban la noche en el campo abierto cuidando sus rebaños. Por esta razón se estima que el Señor Jesús no debió haber nacido ni en otoño ni en invierno del año en que nació, por cuanto el frío de estas estaciones haría, si no imposible, al menos difícil que los pastores estén en el campo abierto por la noche vigilando a su rebaño.

    No es por tanto descabellado pensar que el Señor Jesús debe haber nacido en la primavera o en el verano del año en que nació. En esta época del año el clima nocturno no sería demasiado frío y favorecería el que los pastores estén en el campo abierto por la noche velando y guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño.

    De modo que la Biblia parece indicar que Jesús debió haber nacido digamos entre abril y septiembre del año en que nació. El 25 de diciembre como día en el cual nació el Señor Jesús, es una fecha totalmente arbitraria, la cual, según algunos, obedece al intento de cristianizar entre comillas algunas celebraciones paganas que se llevaban a cabo en la antigüedad. Esto sucedió siglos después del nacimiento de Jesús, cuando se adoptó el cristianismo como religión del imperio Romano. El hecho es que desde tiempo atrás los romanos tenían una fiesta en honor al sol el 25 de diciembre, en la cual celebraban el solsticio de invierno el día más corto del año en el hemisferio norte. Para tener contentos tanto a romanos que todavía se resistían a unirse al cristianismo como a los romanos que ya habían adoptado el cristianismo como su religión, el imperio romano decidió que haya una gran celebración en ese preciso día, para los paganos sería la fiesta en honor al sol, para los cristianos sería la fiesta por el nacimiento de Jesús, y todos contentos. Dios debe tener buenos motivos para no haber revelado el día preciso del nacimiento del Señor Jesús.

  • ¿Pude suicidarse un genuino creyente? Si se suicida ¿Pierde su salvación?

    ¿Puede un genuino creyente llegar a suicidarse? Algunos afirman que un creyente genuino jamás puede suicidarse. Al respecto, debo decir que el suicidio es un pecado, porque niega varias cosas con relación a Dios. Niega la soberanía de Dios, por cuanto Dios es el único que tiene soberanía sobre la vida del hombre. Él es quien da y quien quita la vida. Niega el poder de Dios, porque la persona que se suicida piensa que no hay ninguna solución posible a su situación y Dios dice que nada es imposible para Él. Niega las promesas de Dios, porque la persona que se suicida pone en tela de duda cantidad de promesas de Dios según las cuales Dios es capaz de sostenernos aún en las circunstancias más difíciles que podríamos imaginar. Niega los propósitos de Dios, porque la persona que se suicida piensa que Dios se ha equivocado al permitir que esté pasando por esa situación difícil, pero todo lo que tiene que soportar el creyente tiene su propósito.

    El suicidio niega todas estas cosas y por eso es pecado. Si admitimos que un genuino creyente no puede suicidarse, tendríamos entonces que admitir que un genuino creyente no puede pecar, algo contrario a la Biblia porque la Biblia, hablando de genuinos creyentes afirma en 1 Juan 1:8 que si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

    Por otro lado, ¿Puede un genuino creyente perder su salvación? Según algunos, el pecado de suicidio hace perder la salvación. Ponen a Judas Iscariote como ejemplo. Judas Iscariote se suicidó y el Nuevo Testamento dice que se fue a su lugar, entendiéndose esto, en el sentido del castigo eterno en fuego. Al respecto debo decir que Judas Iscariote jamás fue creyente. Judas Iscariote fue un apóstata, alguien que externamente parecía creyente, pero interiormente no lo era. En algún momento se manifestó lo que realmente era y vendió al Señor Jesús por el precio de un esclavo. Más tarde sintió remordimiento por lo que había hecho, no arrepentimiento, y fue y se suicidó. Una vez muerto, recibió el castigo de su pecado. El caso de Judas Iscariote no es el de un creyente que pierde su salvación por suicidarse. El suicidio no es el pecado imperdonable como afirman otros. Judas Iscariote no recibió condenación por suicidarse, sino porque jamás puso su fe en Cristo Jesús como su Salvador.

    El pecado imperdonable es la incredulidad, no el suicidio. Lo que dice la Biblia es que el momento que una persona recibe por la fe al Señor Jesucristo como Salvador, es eternamente salva. Note lo que dice  Romanos 8:38-39 dice: Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,

    Rom 8:39  ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

    Mi convicción es, por tanto, que un genuino creyente jamás puede perder su salvación. Siendo así, estoy obligado a concluir que un genuino creyente que se suicida no pierde su salvación. Esto por supuesto no es para alentar a los creyentes, ni a nadie, a que se suiciden, porque insisto, el suicidio es pecado y ofende a Dios, pero existe la posibilidad no deseada, que un genuino creyente, tal vez padeciendo problemas mentales, tome su vida en su propia mano. Que el Señor nos libre de algo así.

     

  • ¿Es el infierno lo mismo que el Hades? Yo he escuchado que el diablo va a ser arrojado al infierno y por eso he pensado que el infierno es el lago de fuego, porque en Apocalipsis dice que el diablo va a ser arrojado por la eternidad en el lago de fuego. Pero escuché a alguien decir que Pilato estaba en el infierno, ¿significa eso que Pilato ya ha sido arrojado al lago de fuego? ¿No es que los incrédulos van a ser arrojados al lago de fuego una vez que comparezcan ante el gran trono blanco?

    La palabra Hades aparece únicamente en el Nuevo Testamento y se refiere al lugar de tormento en fuego donde están las almas y espíritus de todos los seres humanos que han muerto sin haber recibido el perdón de sus pecados. Lucas 16:22-23 dice: Y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos estando en tormentos. Más adelante en Lucas 16:24 el rico dice que en el Hades está atormentado en llama. En cuanto a la palabra infierno, es la traducción de la palabra griega “gehena” el nombre de un lugar en el valle de Hinom, donde se había ofrecido sacrificios humanos, en el cual se arrojaba cadáveres de animales muertos y además se quemaba continuamente la basura de la ciudad de Jerusalén. Era un lugar pestilente, sombrío y saturado de humo, que lo hacía un símbolo adecuado del tormento en fuego. Mateo 5:22 dice: Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano,  será culpable de juicio;  y cualquiera que diga:  Necio,  a su hermano,  será culpable ante el concilio;  y cualquiera que le diga:  Fatuo,  quedará expuesto al infierno de fuego.

    La palabra infierno por tanto denota tanto al Hades, como al lago de fuego. Al decir que un incrédulo que ha muerto va al infierno se debe entender en el sentido de que va al Hades el lugar de tormento en fuego donde están las almas y espíritus de todos los que han muerto sin haber recibido a Cristo como Salvador. El Nuevo Testamento muestra que llegará un momento cuando todos los incrédulos muertos van a resucitar y se van a presentar ante el juicio del gran trono blanco, donde escucharán su sentencia eterna de ser arrojados al lago de fuego. Sobre la base de todo lo dicho, todo incrédulo que ha muerto, entre los cuales está Pilato, está actualmente en el infierno, entendiéndose que la palabra infierno se refiere al Hades, el lugar de tormento en fuego donde están las almas y espíritus de todos los que han muerto sin haber hallado perdón de pecados. Un día futuro, todos los muertos incrédulos que están en el Hades van a resucitar y luego de comparecer en el juicio del gran trono blanco van a ser arrojados al lago de fuego, el lugar de tormento en fuego donde estarán por la eternidad acompañados de Satanás, el Anticristo, el falso profeta, los demonios. La palabra infierno también denota a este lago de fuego. Por ahora, en el lago de fuego no existe nadie, y en el Hades están todos los que han muerto sin haber obtenido su salvación. Resumiendo entonces, Hades es el lugar de tormento en fuego donde están en la actualidad las almas y espíritus de todos los que no aprovecharon su oportunidad de hallar salvación mientras estuvieron vivos en este mundo. La palabra infierno denota simplemente el tormento en fuego tanto en el Hades, como en el lago de fuego, el lugar donde, con cuerpos resucitados, ya no solo en alma y espíritu, sufrirán pena de eterna condenación en fuego todos aquellos que jamás arreglaron su problema de pecado con Dios.

     

     

  • La consulta de hoy es de una persona que siendo creyente vive atormentada por la duda en cuanto a la seguridad de la salvación. Nos pregunta: ¿Se pierde o no se pierde? Si se pierde, ¿qué es lo que hace que se pierda?

    La palabra de Dios enseña que una vez salvos, somos para siempre salvos. Existe mucha evidencia bíblica que demuestra este hecho. De entre esa mucha evidencia, solamente permítame tomar este texto.

    Juan 10:27-29 dice: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi padre.»

    Si ha recibido a Cristo como su Salvador personal, llega a ser un hijo de Dios y también una oveja de Cristo. Imagine cuánto le ama su pastor que estuvo dispuesto a morir en lugar suyo. Como oveja del rebaño de Cristo, entra a disfrutar de algunos beneficios. Este texto cita al menos lo siguiente: Usted es conocido por Cristo. Qué importante es en nuestra sociedad el ser conocido de algún personaje importante. Bueno, como hijo de Dios es conocido de Cristo. Como tal, nada ni nadie puede hacer algo en su contra sin el consentimiento de su pastor. Además, dice el texto que el pastor le da vida eterna. No dice que le dará vida eterna si no peca o si se mantiene fiel hasta el final. Nada de esto. El texto dice simple y llanamente que el pastor, le otorga vida eterna cada instante de su existencia por la eternidad. Otra forma de decir que nadie puede quitarle la vida eterna. Por eso dice el mismo texto que las ovejas del pastor que es Cristo, no perecerán jamás. Esto sería suficiente garantía para sentirnos seguros de nuestra salvación, pero el pastor va más allá en su afán de que esté seguro de su salvación eterna. El texto dice que está en la mano del pastor y por tanto, no existe nadie que pueda arrebatarlo de allí en contra de la voluntad del pastor. Si hubiera alguien más fuerte que Cristo podría arrebatarle de la mano de Cristo, pero ¿quién puede ser más fuerte que Cristo? Absolutamente nadie. Y más aún, además de estar en la mano de Cristo estamos también en la mano del Padre. Cristo y el Padre nos sostienen en su mano, por eso nuestra salvación está garantizada por la eternidad. De manera que, no podemos ni siquiera pensar en cualquier cosa que podría ocasionar la pérdida de la salvación. Preste atención a lo que dicen textos como Romanos 8:35-39

    ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

    ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

    Como está escrito:

    Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;

     Somos contados como ovejas de matadero.

    Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

    Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

    ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

    De modo que, deje atrás sus dudas y disfrute de su seguridad de salvación, no porque se sienta salvo, sino porque eso es lo que dice la palabra de Dios.

     

     

  • ¿Cuáles son los principios para la ofrenda, según 1 Corintios 16:2?

    El texto del Nuevo Testamento que nos instruye claramente sobre el dar se encuentra en 1ª Corintios 16:2 que dice: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas»

    En este versículo se encuentran cuatro principios sobre el dar.

    Primero, el dar es responsabilidad de cada uno de los creyentes. Aunque vivimos en la era de la gracia, sin embargo, el dar no es opcional sino que un privilegio y responsabilidad de cada creyente. Recuerde que es la manifestación de nuestro amor a Dios. El dar es asunto personal en el que cada creyente mantiene una responsabilidad individual y directa con el Señor. Lo que da es asunto suyo personal, con tal que lo que dé lo haga consultando con Dios ante quien todas las cosas están desnudas y abiertas.

    Segundo, el dar ha de ser proporcionado, según haya prosperado dice el texto. No se halla regla fija y firme sobre la cantidad en los principios del Nuevo Testamento para dar. Esto constituye un claro contraste con las normas del Antiguo Testamento según las cuales se requería dar el diezmo de todo a los levitas, quienes a su vez entregaban el diezmo de lo que recibían a los sacerdotes. Además, los judíos entendían que un segundo diezmo, tenía que ponerse aparte y consumirse en una comida sagrada a las puertas del templo de Jerusalén. Sobre esto, cada tres años debía entregarse otro diezmo para los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas. De este modo, la proporción quedaba claramente especificada y cada israelita se veía obligado a dar al Señor aproximadamente el 23 % de sus ingresos anuales. En contraste con ello, el Nuevo Testamento dice simplemente que lo que debemos devolver al Señor como ofrenda debe ser según se haya prosperado. Esto puede significar un 8 o 12 o 15 o 20 o 50 o 100% cualquier porcentaje según el caso individual. Puede significar también una proporción variable cada año, porque no hay razón para creer que la proporción conveniente de un año haya de ser la misma para el próximo año. Cuando viene la prosperidad, como sucede a muchos creyentes, debe emplearse el excedente para dar más y no necesariamente para comprar más cosas.

    Tercero, el dar ha de estar en depósito privado. Ponga aparte algo dice el texto. La palabra griega que se ha traducido como poner aparte, significa reunir, guardarlo aparte, amontonar, atesorar. La idea es que lo que se da al Señor se debe acumular en un fondo privado, en el cual, el creyente coloca sus donativos en proporción a lo que prospera, fondo del cual luego distribuye cantidades para fines específicos. Siempre, todo creyente debe disponer de una cantidad, aun cuando sea pequeña para dar, según el Espíritu Santo dirija.

    Cuarto, el dar debe ser algo periódico. El primer día de la semana dice el texto. El depositar en el fondo debe hacerse cada domingo. Este es el día cuando el creyente debe llevar las cuentas, determinar las proporciones, añadir dinero al fondo y sacar dinero del fondo para dar a la iglesia local, a personas necesitadas o a ministerio que están sirviendo al Señor.

     

  • Siempre he tenido la duda de si es necesario o no que una persona reciba a Cristo como Salvador públicamente, o si lo puede hacer mediante una oración personal y en privado. En el libro de Romanos, dice que la Salvación es por fe, que se debe creer para justicia, pero que se debe confesar con la boca para salvación. ¿A qué se refieren estas expresiones?

    Recibir al Señor Jesucristo como Salvador significa creer en su nombre. Es un acto de fe, es algo que sucede en el fuero interno de un pecador cuando reconoce su estado espiritual, cuando reconoce el peligro en el que se encuentra, cuando reconoce que Dios le ama y que por ese amor Dios proveyó un sustituto, el Señor Jesucristo, para que tome el castigo que el pecador merece. Si quiere ser salvo, ese pecador debe depositar su fe en el Señor Jesucristo, es decir confiar plena y absolutamente en el hecho que Cristo pagó su deuda de pecado y por tanto él no tiene que pagar nada en absoluto. Como resultado, ese pecador es perdonado, es declarado justo por Dios, es hecho hijo de Dios y muchas otras cosas más. Siendo así, no hace falta necesariamente hacerlo en público levantando la mano cuando alguien hace una invitación a recibir a Cristo, o pasando adelante, o inclusive, haciendo lo que llaman la oración de fe del pecador, lo cual es repetir, a veces sin siquiera pensar, lo que otro está diciendo.  Siendo ese el caso, entonces ¿por qué es que muchos predicadores hacen la invitación a levantar la mano o ponerse de pie o pasar adelante o hacer una oración a los que quieren recibir a Cristo? Pues no para que por hacer alguna de estas cosas los pecadores se salven, sino simplemente para saber quién ha recibido a Cristo en esa reunión, de modo que se pueda hacer un seguimiento o un discipulado. Es importante que los predicadores no confundamos al pecador haciéndole pensar que por hacer esto o aquello es salvo. La salvación no es por hacer algo, cualquier cosa que sea, sino por creer en el nombre del Señor Jesucristo y en consecuencia recibirlo como Salvador. Dicho esto, voy a leer Romanos 10:9-10, el texto que necesita explicación. Dice así: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,  y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,  serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,  pero con la boca se confiesa para salvación.

    No pretendo analizar a fondo todo lo que en este par de versículos se presenta, pero simplemente le diré que la confesión con la boca en cuanto a que el hombre Jesús es Jehová el Señor, y que solamente por medio de él podemos ser salvos, es un resultado de ya ser salvos, mas no un requisito para ser salvos. Se puede llegar a ser salvo en la quietud de algún rincón privado, pero si la decisión es sincera, se confesará con su boca, sin temor alguno, todo lo que ha hecho y significa el Señor Jesucristo. Cuando el texto habla de que con el corazón se cree para justicia, está refiriéndose a algo interno en el pecador que le motiva a tomar la decisión de corazón de recibir a Cristo como Salvador. El creyente genuino, jamás tendrá reservas en cuando a confesar con su boca que Jesús es Jehová el Señor, que Jesús murió y resucitó, y que Jesús es su incomparable Salvador. Es un resultado de ser salvo, no la manera para ser salvo.

     

  • La consulta de hoy es sobre 1 Pedro 4:6. ¿Qué significa eso que el evangelio ha sido predicado a los muertos?

    Para tomar en cuenta el contexto, que tal si leemos el pasaje en 1 Pedro 4:4-6. La Biblia dice: A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución,  y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos,  para que sean juzgados en carne según los hombres,  pero vivan en espíritu según Dios.

    El versículo 4 describe la experiencia de todo genuino creyente que ha escapado de la corrupción en la que antes vivía. Sus antiguas amistades todavía en su incredulidad piensan que se ha vuelto loco y le acusan de ser fanático religioso. Les parece una forma de locura que el creyente ya no participe en bailes, en fiestas, en orgías sexuales. La limpia vida moral de un creyente condena al pecador y este reacciona ultrajando o maltratando al creyente. El versículo 5 muestra que, aunque el impío ultraja y blasfema contra los creyentes en este mundo, en algún momento dará cuenta de sus actos en el juicio ante el gran trono blanco.

    El Señor Jesucristo es quien juzgará tanto a los incrédulos que en el momento que Pedro escribió esta carta estaban todavía vivos, como a los incrédulos que en el momento que Pedro escribió esta carta ya habían muerto. Lo que ocupa la mente de Pedro en este versículo son los incrédulos que ultrajan a los creyentes, no importa si siguen vivos o ya han muerto. Así es como entra el versículo 6. Es por esta causa que el evangelio ha sido predicado también a los muertos. Esto ha sido motivo de mucha controversia. ¿Significa esto que el evangelio ha sido predicado a personas después de que han muerto físicamente? ¿Significa esto que el evangelio ha sido predicado a personas que estaban muertas espiritualmente pero cuando todavía estaban vivas físicamente? ¿Quiénes son estas personas a quienes se predicó el evangelio? Pues, no puede ser que el evangelio haya sido predicado a personas después que han muerto físicamente, porque la oportunidad de salvación está presente mientras las personas están vivas en este mundo, pero cuando las personas mueren físicamente, su destino eterno queda sellado, no se puede cambiar. Si recibieron a Cristo como Salvador mientras estaban vivas, están en el cielo con Dios, si no recibieron a Cristo como Salvador mientras estaban vivas, están en un lugar de tormento en fuego.

    Siendo así, entonces la única posibilidad es que este versículo está hablando de personas, a quienes estando muertas espiritualmente se les predicó el evangelio mientras todavía estaban vivas físicamente en el mundo. Estas personas aceptaron el mensaje del evangelio y recibieron a Cristo como Salvador. Por haber tomado esta decisión, esos creyentes fueron perseguidos, maltratados y algunos murieron como mártires. Según los impíos que mataron a estos creyentes, acabaron con ellos, a esto se refiere la frase “para que sean juzgados en carne según los hombres”, pero según Dios, estos creyentes continúan viviendo en el cielo. No olvide que la muerte física de un creyente solamente es un cambio de casa. El creyente deja de morar en su cuerpo, a veces envejecido y enfermo, y pasa a morar en el cielo, donde no hay pecado, no hay enfermedad, no hay muerte, no hay dolor, no hay tristeza.

     

  • ¿Jesucristo tuvo una relación sentimental con María Magdalena?

    La pregunta de hoy es de una persona que afirma que no cree en el relato acerca de Jesús en los Evangelios, porque ha leído la historia judía y la historia de Jesús en los escritos del historiador judío Flavio Josefo, según el cual Jesucristo tuvo una relación sentimental con María Magdalena y que producto de esa relación nació Barrabás. Dice que su conclusión se basaba en el hecho de que el nombre Barrabás etimológicamente provenía de dos voces, una aramea y otra hebrea: La primera era «Bar» que en arameo significa «hijo» y la segunda «Rabí» que en hebreo significa «maestro». Entonces Barrabás significa: «hijo del maestro», y como a Jesús le llamaban rabí, entonces Barrabás debe haber sido el hijo que Jesús tuvo con María Magdalena.  ¿Qué dicen sobre esto?

    Al respecto debo indicarle que Flavio Josefo fue un historiador judío del primer siglo, a quien sus compatriotas lo consideraban como un traidor. Nació en el año 37 es decir poco tiempo después del ministerio público del Señor Jesús. Escribió la mayoría de sus obras a finales del primer siglo. En su autobiografía defiende su conducta en la guerra judío-romana, la cual aconteció en el año 66 a 74. Sucede que se había entregado ante el general romano Vespasiano durante el sitio de Jotapata, a pesar que muchos de sus colegas prefirieron suicidarse en lugar de entregarse al enemigo.

    Según Josefo, percibió que no era la voluntad de Dios que se suicide. A raíz de este incidente se volvió aliado de los romanos. Por eso los judíos lo consideraban como traidor. Josefo era un sacerdote, un fariseo y algo egoísta. Su trabajo más ambicioso se llamó “Antigüedades de los Judíos” el cual es la historia del pueblo judío desde la creación hasta su tiempo. Esta obra la terminó por el año 93. Como es de imaginar, por su colaboración con los odiados romanos, Josefo era despreciado por sus paisanos judíos, pero llegó a ser muy apreciado por los cristianos, porque en sus escritos hizo referencia a Jacobo, el medio hermano de Jesús y al mismo Jesús. En su obra “Antigüedades de los Judíos” describe como un sumo sacerdote llamado Ananías aprovechó la muerte del gobernador romano Festo, a quien también se le nombra en el Nuevo Testamento, para matar a Jacobo.

    Textualmente dice lo siguiente: Este convocó una reunión del Sanedrín e hizo comparecer a un hombre llamado Jacobo, el hermano de Jesús, a quien se le llamaba el Cristo, y a algunos otros. Les acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que sean apedreados. En todo caso, en su obra “Antigüedades de los Judíos” no se encuentra algo relacionado con que María Magdalena fuera compañera sentimental de Jesús y peor todavía que hubiera tenido un hijo llamado Barrabás. La leyenda de que María Magdalena fue la esposa o amante de Jesús parte de otras fuentes que carecen de credibilidad en absoluto.

    Son meras fábulas que pretenden arrojar sombras de duda sobre el carácter del Señor Jesús. No es que sea malo o pecado casarse y tener hijos, pero el Nuevo Testamento no dice que el Señor Jesús hubiera hecho esto, porque simplemente su propósito al venir a este mundo no era levantar una descendencia humana procreando hijos, sino una descendencia espiritual, redimiendo a pecadores perdidos. Él vino con un solo propósito en mente. Buscar y salvar lo que se había perdido.

  • La consulta para hoy es acerca de una respuesta que dimos hace algún tiempo en cuanto a quiénes van a entrar al reino milenial en la tierra como súbditos del reino. En esa respuesta dijimos que serán seres humanos, algunos judíos y otros gentiles, los cuales recibieron a Cristo como Salvador durante la tribulación y quedaron vivos hasta el final de la tribulación cuando el Señor Jesucristo vendrá por segunda vez a la tierra. La consulta es en cuanto a los creyentes que mueran durante la tribulación. ¿Cuándo van a resucitar? ¿Dónde van a estar durante el reino milenial?

    El Nuevo Testamento no indica con precisión matemática el momento que los creyentes que mueran durante la tribulación van a resucitar, pero todo hace pensar que esto sucederá al final de la tribulación, una vez que termine toda la persecución del Anticristo en contra de los creyentes, quienes rehusarán recibir su marca en sus frentes o en sus manos derechas. Una vez que resuciten estarán en la nueva Jerusalén junto a todos los redimidos, por la eternidad. De estos creyentes nos habla Apocalipsis 7:9-17 donde dice: Después de esto miré,  y he aquí una gran multitud,  la cual nadie podía contar,  de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas,  que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero,  vestidos de ropas blancas,  y con palmas en las manos;  y clamaban a gran voz,  diciendo:  La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono,  y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono,  y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes;  y se postraron sobre sus rostros delante del trono,  y adoraron a Dios,  diciendo:  Amén.  La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza,  sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos.  Amén.  Entonces uno de los ancianos habló,  diciéndome:  Estos que están vestidos de ropas blancas,  ¿quiénes son,  y de dónde han venido?  Yo le dije:  Señor,  tú lo sabes.  Y él me dijo:  Estos son los que han salido de la gran tribulación,  y han lavado sus ropas,  y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios,  y le sirven día y noche en su templo;  y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.  Ya no tendrán hambre ni sed,  y el sol no caerá más sobre ellos,  ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará,  y los guiará a fuentes de aguas de vida;  y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

    Note que son muchos los creyentes que van a morir durante la tribulación, pero eso no es el fin para ellos, porque en el pasaje bíblico leído se los ve delante del trono y en la presencia del Cordero. Esto significa que habrán resucitado, muy probablemente al final de la tribulación y estará junto a todos los demás creyentes morando en la Nueva Jerusalén durante el reinado milenial de Cristo.

     

  • ¿Qué significado tiene el pasaje bíblico de Mateo 7:21-23? ¿Cómo se puede entender en Mateo 7:22 el hecho de que personas que siendo falsos servidores de Dios reciban poder para profetizar, para echar fuera demonios y para hacer milagros? Satanás no puede estar dividido contra sí mismo. Entonces, ¿por qué estos falsos siervos podían echar fuera los demonios si no eran verdaderos servidores de Dios?

    Qué tal si damos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Mateo 7:21-23

    Mat 7:21  No todo el que me dice:  Señor,  Señor,  entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.  Muchos me dirán en aquel día:  Señor,  Señor,  ¿no profetizamos en tu nombre,  y en tu nombre echamos fuera demonios,  y en tu nombre hicimos muchos milagros?  Y entonces les declararé:  Nunca os conocí;  apartaos de mí,  hacedores de maldad.

    El pasaje bíblico tiene que ver con falsos profetas, o falsos maestros, no con creyentes. Estos falsos profetas o falsos maestros tienen apariencia externa de pastores de ovejas, pero en la realidad, son lobos rapaces. ¿Cómo reconocerlos? Pues por sus frutos, lo cual significa por su estilo de vida. Para detectar a un falso profeta es necesario mirar su estilo de vida. Si habla muy bien, pero no vive en santidad, es un falso profeta. Si habla muy bien, y vive en santidad, entonces es un verdadero profeta. No es cuestión de solamente decir con la boca: Señor, Señor, sino de demostrar con el estilo de vida que realmente somos del Señor.

    Por eso el Señor Jesucristo dijo: No todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Tanto es así, que cuando llegue el juicio del gran trono blanco, donde se juzgarán las obras de los incrédulos, habrá muchos falsos profetas que dirigiéndose al Señor Jesucristo dirán: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Es decir que estos falsos profetas no solamente profetizaron, en el sentido de pretender que estaban hablando a nombre de Dios, sino que manifestaron poder sobrenatural para hacer obras sobrenaturales como echar fuera demonios y hacer muchos milagros. De esto aprendemos que no toda obra sobrenatural proviene de Dios y que no todo el que hace milagros es de Dios y manifiesta poder de Dios.

    Un milagro simplemente es la manifestación de un poder sobrenatural. Ese poder sobrenatural puede provenir de Dios o puede provenir de Satanás. Satanás puede capacitar a sus siervos a echar fuera demonios, temporalmente, con la finalidad de hacer creer que ese milagro proviene de Dios. Con esto, Satanás no está dividiendo su reino, o luchando contra sí mismo, sino que está preparando el terreno para que un mayor número de demonios, más peligrosos que los que antes estaban allí, vengan a morar en la persona que supuestamente quedó libre de demonios. Satanás es un astuto engañador. Volviendo al pasaje bíblico en Mateo 7, la respuesta del Señor Jesús al clamor de los falsos profetas será contundente: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Esto no significa que la salvación es por buenas obras, sino que una persona genuinamente salva por la fe, produce buenas obras. Efesios 2:10 dice: Porque somos hechura suya,  creados en Cristo Jesús para buenas obras,  las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.