Autor: cris

  • Mi esposo ya no quiere servir en la iglesia, ¿Qué debo hacer?

    Nos escribe una amiga quien desde soltera servía al Señor con mucho amor y fidelidad y siempre anheló seguir haciéndolo una vez que se case. Pues, se casó con un hermano en la fe quien inicialmente servía con amor y fidelidad al Señor junto a ella, pero a la vuelta de pocos años, este hermano ya no quiere servir al Señor y últimamente ya ni siquiera quiere ir a las reuniones de la iglesia. Nos pregunta si debe seguir junto a él o seguir sola en el camino del servicio al Señor. Esta situación ha traído mucha tristeza a la vida de esta amiga oyente.

    Gracias por su consulta. Siento mucho que esté pasando por esta difícil prueba. Le animo con las palabras de Isaías 43:2 donde dice: Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
    Mi consejo es que en primer lugar, ore mucho por su esposo, pidiendo al Señor que toque el corazón de él para que se produzca un avivamiento en su vida y vuelva a tener el deseo de servir con fidelidad al Señor. Si el Señor pone en su corazón, acompañe a su oración con ayuno, realmente intercediendo con fervor a favor de su esposo. En segundo lugar, me gustaría aconsejarle que hable mucho con su esposo, tratando de identificar la razón para este enfriamiento de su esposo en el servicio al Señor. Debe haber algo en la vida de su esposo que le ha arrastrado a esta situación. Tal vez es algún pecado, tal vez algún problema en la iglesia local donde estaban sirviendo. Inclusive, con la guía del Espíritu Santo, indague si su esposo realmente recibió por la fe al Señor Jesucristo como su personal Salvador, porque no son pocos los casos cuando personas piensan que son del Señor, pero jamás han tomado la decisión de recibir al Señor Jesucristo como su personal Salvador y por tanto todavía están muertos espiritualmente, a pesar que leían la Biblia, iban a la iglesia, servían al Señor y tantas otras cosas más. Obviamente, si identifica que su esposo jamás ha recibido a Cristo como su Salvador, debe mostrarle con la Biblia como hacerlo con la finalidad de que tome esta decisión importante. En tercer lugar, le aconsejo que se esfuerce por ser una excelente esposa. Yo sé que no es sencillo ser una excelente esposa cuando su esposo no piensa como Usted y no actúa como un esposo creyente, pero a pesar de eso, Usted debe esforzarse por cumplir con todo lo que la Biblia demanda de Usted como esposa. En cuarto lugar, le aconsejo que ponga en orden sus prioridades. Como mujer casada, lo más importante para Usted es el Señor, su comunión personal con él por medio de conocer su palabra y por medio de la oración. Esta es su primera prioridad. En segundo lugar, su prioridad es su esposo. Sométase a él como Dios ordena en su palabra, ámelo, respételo y todo lo demás que dice Dios en su palabra. En tercer lugar, su prioridad son sus hijos, si los tiene. Colabore con su esposo en la crianza de sus hijos. Tanto su esposo como Usted deben criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor. En cuarto lugar, su prioridad es su servicio al Señor, en la iglesia local. Después viene cualquier otra actividad personal. Jamás ponga el servicio al Señor antes de su devoción al Señor, de su compromiso con su esposo, de su responsabilidad con sus hijos. Usted me pregunta si debe seguir junto a su esposo o seguir sola en el servicio al Señor. Bueno, si tiene en mente abandonar a su esposo porque no le apoya en su servicio al Señor, con amor y respeto le debo decir que no. Jamás será la voluntad del Señor que una mujer abandone a su esposo por cualquier causa. 1 Corintios 7:10 dice: Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
    Pero puede ser que Usted no esté pensando en abandonar a su esposo sino en no insistir que él sirva al Señor con Usted como lo hacía antes, y servir al Señor sola, ir a la reunión de la iglesia sola. Pues, Usted no puede obligar a su esposo a hacer algo que él no quiere. Confíe en el Señor y espere, haciendo al menos lo que le hemos sugerido. Siga sirviendo al Señor sola, respetando las prioridades que hemos mencionado. Que Dios en su gracia le ayude a soportar la situación y salir fortalecida de todo esto.

  • El oficio de pastor ¿es sólo para hombres? O también para mujeres, porque yo he visto mujeres que son pastoras.

    Gracias por su consulta. Así como afirma el popular dicho: Dime con quien andas y te diré quien eres, también se podría decir: Dime como vistes y te diré quien eres. No es extraño por tanto que la Biblia contenga los principios que deben regir el vestido, en especial de las mujeres. El pasaje bíblico más claro y directo se encuentra en 1 Timoteo 2:9-10 donde dice: Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
    1Ti 2:10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
    Una vestimenta decorosa, con pudor y modestia no deja al descubierto ni muslos ni senos ni ninguna otra parte íntima de la mujer. La idea es que la vestimenta de la mujer no despierte pasiones impropias en los hombres que la miran. Esto significa que no sólo es importante no dejar al descubierto partes íntimas del cuerpo, sino también no vestirse con prendas muy ceñidas al cuerpo. En cuanto a los aretes exageradamente grandes o costosos, me gustaría citar el pasaje bíblico en 1 Pedro 3:3-4 donde dice: Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
    1Pe 3:4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
    Este pasaje bíblico no necesariamente está condenando que la mujer se arregle el cabello o use uno que otro adorno de algún metal precioso, o se vista con algún vestido modesto. Lo que condena es la ostentación, el llamar la atención por medio de un peinado escandaloso, el ser objeto de admiración por las joyas que usa, el usar un vestido extravagantemente costoso. La mujer temerosa de Dios no debe atraer la atención hacia sí misma sino hacia el Señor, por medio de su corazón dedicado a él, por medio de su testimonio de integridad. Adicionalmente, me gustaría mencionar también que por evitar caer en la inmodestia, la mujer piadosa no debe caer en la exageración. Ambos extremos son peligrosos. Lo correcto es un sano equilibrio, siguiendo los principios que aparecen en la Biblia. Una vez una mujer preguntó a un pastor: ¿Sería pecado si me maquillo? El pastor le miró fijamente por un instante, y resueltamente le dijo: Yo creo que sería pecado si no se maquilla. Ahora en cuanto a mujeres tomando el oficio de pastor, yo sé que este asunto es muy controversial por la cantidad de pastoras en iglesias y ministerios. Yo voy a compartir con Usted lo que es mi convicción personal por lo que yo entiendo de las Escrituras. En dos pasajes bíblicos, en dos Epístolas pastorales, el Nuevo Testamento presenta los requisitos de los que desean tomar el oficio de obispos, pastores o ancianos, todos tres términos sinónimos. Se trata de 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. Permítame tomar una parte de uno de estos pasajes, en el cual yo encuentro la respuesta a su inquietud. Se trata de 1 Timoteo 3:2 donde dice: Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
    Esta es mi pregunta: ¿Cómo puede una mujer cumplir con el requisito de ser marido de una sola mujer? Obviamente es imposible y por eso mi convicción personal es que el oficio de obispo, pastor o anciano en una iglesia local está reservado para los hombres, lo cual no tiene nada que ver con que las mujeres sean menos que los hombres, ni más que los hombres, sino simplemente con que Dios ha decidido que sean los hombres quienes puedan tener el oficio de pastores. Existen muchos otros argumentos para confirmar lo que acabo de decir, pero me limito a citar solamente este. Las mujeres pueden hacer mucho en la obra del Señor en una iglesia local sin necesariamente tener el oficio de pastor.

  • ¿Cuál será el estado de los niños en el cielo? ¿Seguirán siendo niños, o crecerán hasta la madurez?

    Bueno, la Biblia no nos da información precisa acerca de este asunto. Así que debemos hacer un pequeño razonamiento para esbozar una respuesta. La Biblia dice que en el cielo moran personas que han muerto y han resucitado. Estas personas poseen cuerpos glorificados. En 1 Corintios 15:35, Pablo hace una pregunta interesante. Dice así: “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Lo que resta del pasaje bíblico es la respuesta a esta pregunta. Note lo que dice una parte de la respuesta. 1 Corintios 15:42-44 “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.” Los cuerpos resucitados serán incorruptibles, gloriosos, poderosos y espirituales. Todo esto nos hace pensar en plenitud absoluta. Si alguien murió siendo viejo y estando gravemente enfermo, quizá con su cuerpo deforme por la enfermedad, una vez que resucite tendrá un cuerpo en plenitud. Libre de vejez, libre de enfermedad. Un cuerpo vigoroso, poderoso y espiritual. Es como haber regresado en el tiempo. Si esto es posible ¿Por qué no va a ser posible que alguien que muere siendo niño, cuando resucite sea avanzado en el tiempo hasta tener un cuerpo en absoluta plenitud? Yo sé que no se puede ser dogmático en esto, pero hasta donde yo puedo entender, en el cielo no habrá niños ni viejos, sino solo personas en su máxima plenitud por la eternidad.

  • ¿Se consideran inocentes, espiritualmente hablando, los niños que mueren antes de haber alcanzado un estado de conciencia de su situación espiritual? Si es así, ¿van al cielo cuando mueren?

    Gracias por su consulta amable amiga. Antes de nada, permítame señalar que ningún ser humano en el mundo, sin importar su edad, es inocente. La palabra de Dios es clara cuando muestra que todos somos pecadores, condenados por Dios. Efesios 2:3 dice: “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” Allí lo tiene amiga, todos éramos por naturaleza, ponga atención en esto, por naturaleza hijos de ira. Esta es la naturaleza pecaminosa de todo ser humano. Más todavía, la Biblia da clara evidencia en el sentido que antes de nacer ya éramos pecadores. Observe lo que dice Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” Según este testimonio, el ser humano es pecador desde el mismo instante que es concebido, aún antes de nacer en este mundo. Salmo 58:3 lo confirma cuando dice: “Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.” Estas son pruebas suficientes para saber que no existe ser humano, independientemente de su edad que pueda ser considerado inocente delante de Dios. Las únicas personas que disfrutaron de breves momentos de inocencia delante de Dios fueron Adán y Eva, desde que fueron creados por Dios hasta el momento que cayeron en el pecado. De allí en adelante, todos sus descendientes están contaminados con el pecado desde el mismo momento que son concebidos. Romanos 5:12 dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” La presencia de la muerte en el ser humano, lo cual puede acontecer inclusive a un embrión en la matriz de su madre o a un niño recién nacido o a un adolescente o a un joven o a un adulto o a un viejo, es la prueba de que todo ser humano es pecador delante de Dios. Por tanto nadie es inocente a los ojos de Dios. También, me gustaría hacer notar algo que seguramente es demasiado obvio para muchos. Me refiero al hecho que el ser humano necesita algo de madurez para reconocer que es un pecador y como tal está separado de Dios. El ser humano es pecador por naturaleza, pero no toma conciencia de ello sino hasta que pasan algunos años después de haber nacido. No se sabe exactamente cuantos años. Eso depende de la madurez de cada persona en particular. Conozco personas que tomaron conciencia de este hecho a edades tan cortas como cuatro o cinco años, y otros, un tanto mayores, entre siete u ocho años. La gran pregunta es: ¿Qué pasa con un niño que muere antes de tomar conciencia de que es pecador? ¿Qué pasa con un niño que nace muerto?¿Qué pasa con un embrión que muere en el vientre de su madre, ya sea por un aborto natural o provocado? Sabemos que nadie es inocente. Sabemos que todos son pecadores por naturaleza. Sabemos que todos son culpables. ¿Será que estas personas van a condenación eterna? Antes de arribar a una conclusión, debemos considerar que Dios además de santo, es justo. Génesis 18:25 dice: “El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” Sería injusto que un ser humano sea condenado por la eternidad, sin haber tenido conciencia de que estaba en peligro de ello. Dios no actúa de esta manera, porque Dios es justo. Siendo así, en el Nuevo Testamento se observa algo muy interesante. Hablando a Zaqueo, un hombre adulto, ponga atención a lo que le dijo Jesús, según Lucas 19:9-10 “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Ahora, Jesús dijo algo muy parecido, no acerca de un adulto sino acerca de unos niños, probablemente antes de que llegaran a esa edad de tomar conciencia de su naturaleza pecaminosa. Lo que Jesús dijo se encuentra en Mateo 18:10-11 donde leemos: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.” Al hablar de un adulto, Jesús dijo que el Hijo del Hombre había venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. En cambio al hablar de un niño, Jesús dijo que el Hijo del hombre había venido, no a buscar y a salvar lo que se había perdido, sino solo a salvar lo que se había perdido. ¿Por que se ha omitido esto de buscar, en el contexto de los niños? ¿No será porque los niños que mueren antes de llegar a tomar conciencia de que son pecadores, son salvos por la sangre derramada de Cristo en la cruz? Bien podría ser. Esto se confirmaría por lo que dice 1 Juan 2:2 donde dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” La obra perfecta de Cristo en la cruz, en la cual derramó su sangre, hizo propiciación por los pecados del mundo, o dicho en otras palabras, el sacrificio de Cristo en la cruz, donde él derramó su sangre, satisfizo las demandas de la santidad de Dios castigando el pecado. Esto abrió la puerta para que el hombre pueda ser perdonado de su pecado y consecuentemente pueda ser salvo. Cuando el ser humano es adulto, debe recibir por la fe a la persona de Cristo como su Salvador para ser salvo. De otra manera no hay salvación sino condenación, pero cuando el ser humano es niño, antes de tomar conciencia de su pecado, la obra de propiciación de Cristo es automáticamente puesta sobre este niño cuando muere. Por este motivo ese niño es salvo. Esto parece confirmarse en el incidente del Antiguo Testamento cuando murió el hijo recién nacido de David con Betsabé. Una vez que éste murió, David dijo lo siguiente según 2 Samuel 12:23 “Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí” La frase: Yo voy a él, puede ser interpretada tanto en el sentido que David también moriría algún momento en el futuro, como en el sentido que David sabía que su tierno hijo era salvo y tenía la esperanza de volver a verlo en la eternidad. Por estas consideraciones amiga oyente, la conclusión es que los niños que mueren en la matriz de su madre o al nacer o antes de tener edad para tomar conciencia de su naturaleza pecaminosa, están con Dios en el cielo. No porque sean inocentes, sino por el sacrificio que Cristo hizo en la cruz por el pecado del mundo.

  • ¿Cómo puede un creyente estar seguro que ha sido aceptado por Dios?

    Así como se apropia de la salvación por fe, es necesario apropiarse de la seguridad de salvación por la misma fe. ¿Cómo llegó Usted a ser salvo? Pues por fe. ¿Fe en qué? Pues fe en lo que dice la palabra de Dios cuando afirma que Usted es pecador y como tal está separado de Dios y bajo condenación de Dios. Fe en que Dios le ama y por ese amor, envió a su Hijo al mundo para morir en lugar de Usted, de modo que Usted no tenga que pagar el castigo por ser pecador. Fe en que si Usted recibe a Cristo como Salvador, Usted llega a ser un hijo de Dios. Usted tuvo fe en todas estas cosas y por esa fe, Usted es salvo. Todo fue por fe. Usted creyó a Dios no solamente creyó en Dios. Usted creyó a la palabra de Dios. Bueno, eso es exactamente lo que tiene que hacer con relación a la seguridad de Salvación. Tenga fe en lo que ha dicho Dios en su palabra. Son muchos los pasajes bíblicos que tratan este asunto, pero permítame citar solamente uno. Se encuentra en Juan 10:27-30 donde dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.” Solo quiero resaltar dos cosas de este hermoso pasaje bíblico. La primera, hablando de los que son suyos, de los que le hemos recibido como Salvador, Jesucristo dice: Yo les doy vida eterna. Tener vida eterna es lo mismo que ser salvo. La vida eterna es la presencia de Cristo en la vida de una persona. Mire con atención la conjugación del verbo dar. Yo les doy, dice el Señor Jesucristo. El verbo dar está conjugado en tiempo presente. Cuando un verbo se conjuga en tiempo presente en el idioma griego, el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento, tiene la idea de un presente continuo. Esto significa que la acción está presente en todo momento. Por siempre. La frase: Yo les doy vida eterna, bien podría leerse en el sentido de: Continuamente, por siempre, yo les doy vida eterna. No hay lugar para duda alguna sobre la seguridad de la salvación. Usted debe creer a Dios en cuanto a esto. La segunda. Jesucristo dice en el texto leído que nadie nos puede arrebatar de su mano. Esto significa que estamos absolutamente seguros en la mano de Jesucristo. Pero además Jesucristo dice en el texto leído que nadie nos puede arrebatar de la mano de su Padre. Esto significa que estamos absolutamente seguros en la mano del Padre. En definitiva, estamos en las manos del Hijo y en las manos del Padre. ¿Quién puede sacarnos de allí? Solo alguien que sea más poderoso que el Padre y el Hijo juntos. ¿Quién podría cumplir con esto? Absolutamente nadie. Entonces podemos tener absoluta seguridad de que somos salvos por la eternidad. Crea a esta palabra. Así como fue salvo por fe, por fe también debe tener seguridad de que es salvo.

  • Si en el reino milenial no habrá enfermedad, ¿significa esto que nadie morirá en el milenio?

    No amigo. En el milenio no habrá enfermedad, pero lamentablemente la muerte estará todavía presente. Mire lo que dice Isaías 65:20 “No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.” La muerte por tanto estará presente en el reino milenial. Sin embargo, la muerte estará reservada exclusivamente para los impíos. Será el castigo para los que se atrevan a desafiar al Rey de reyes y Señor de Señores. Esto es lo que vemos en textos como Isaías 11:4 donde dice: “Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.” Tenemos entonces que en el reino milenial, la muerte estará reservada para los impíos. Es posible que alguno e nuestros amigos oyentes esté sorprendido de que en el reino milenial habrá impíos. Bueno, lo que pasa es que los habitantes en el reino milenial serán persona de carne y hueso. Cuando comience el milenio, todos sus habitantes serán creyentes. Estos creyentes, al igual que todo creyente de hoy en día, tendrán también una naturaleza pecaminosa, de modo que sus descendientes o los hijos que lleguen a tener durante el milienio, vendrán a este mundo con la mancha del pecado. Estas personas, descendientes de los creyentes, tendrán que recibir a Cristo como Salvador para alcanzar la salvación. Pero habrá algunos que rehúsen recibir a Cristo como Salvador e intenten vivir en pecado abierto, en franca rebeldía contra el Señor Jesucristo. Estos serán los que morirán como castigo por su impiedad.

  • Si Dios es omnipotente,¿Por qué no hace algo para quitar de la tierra la corrupción, la enfermedad, la injusticia, la guerra, etc.?

    Dios es omnipotente, amigo. De eso que no le quede la menor duda. Lucas 1:37 dice: “porque nada hay imposible para Dios” Siendo así, para Dios no reviste ningún problema el eliminar de la tierra toda la maldad con tan solo el poder de su palabra. Pero además de ser omnipotente, Dios es soberano y en su soberanía, Dios ha establecido un plan o un procedimiento para eliminar de la tierra todas esos males que Usted ha mencionado. Fíjese lo que dice Hechos 3:21 “a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.” Este texto está hablando de Jesucristo, quien murió, resucitó y fue ascendido a la gloria. ¿Hasta cuándo? Pues hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas. Esto sugiere una planificación cuidadosa de los eventos que finalmente conducirán a la restauración de todas las cosas. Dios no hace las cosas al azar o por el impulso del momento. Dios tiene planificado todo lo que va a hacer y ese plan tiene como final la restauración de todas las cosas. La restauración de todas las cosas ocurrirá cuando Jesucristo venga por segunda vez a la tierra. Eso marcará el inicio de lo que se llama el reino milenial sobre la tierra. Este reino es tema de una cantidad de profecías en la Biblia. Será un reino de paz mundial. Isaías 2:3-5 dice: “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” Dios habrá quitado la guerra del mundo. El reino milenial será un reino de santidad. Isaías 4:3-4 dice: “Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sión, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.” El pecado abierto y grosero será desconocido en el milenio. El reino milenial será un reino en el cual la enfermedad será desconocida. Isaías 35:5-6 dice: “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” Por fin la tierra vivirá sin enfermedades y sus habitantes sin deformidades. El reino milenial será un reino de prosperidad. Ezequiel 36:29-30 dice: “Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre las naciones.” Será un reino donde habrá tanta prosperidad que nadie pasará hambre. Nadie será pobre. Se habrá eliminado la pobreza de la tierra. El reino milenial será un reino de justicia. Isaías 9:7 dice: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” El reino milenial será confirmado en juicio y en justicia. No habrá más corrupción en la tierra. Estos son solo unos pocos ejemplos de lo que está por suceder en la tierra cuando venga el Señor Jesucristo por segunda vez. Dios habrá quitado de la tierra la corrupción, la enfermedad, la guerra, la violencia, la pobreza, la injusticia y cualquier otro mal social que está afectando tanto a la tierra hoy en día. De modo que, amigo , a su consulta de si Dios es omnipotente por qué no quita todos los males sociales de la tierra. La respuesta es que Dios lo hará en su momento y a su manera. Eso lo puedo garantizar.

  • Divorciarse y volverse a casar

    Se trata de una pareja que antes de ser casarse entre ellos, los dos eran divorciados de sus respectivas parejas por incompatibilidad. Ahora los dos han recibido a Cristo como Salvador y desean agradar al Señor en sus vidas. ¿Deben seguir casados? O deben separarse y volver a unirse a sus parejas originales de quienes se divorciaron antes de ser creyentes.

    Bueno, amigo , el divorcio, cualquiera que sea la causa, es contrario a la voluntad de Dios. Hacer algo contrario a la voluntad de Dios siempre ha sido, es y será pecado. Las personas de quienes estamos hablando cometieron el pecado de divorciarse antes de ser creyentes. La razón fue incompatibilidad. Al volver a casarse, cometieron otro pecado, el pecado de adulterio, por cuando su divorcio no fue a causa de fornicación. Note lo que dice Mateo 19:9 “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” Fue pecado sobre pecado. Un pecado guió a otro pecado. Pero los dos eran incrédulos. El momento que los dos recibieron a Cristo como Salvador, todo este pecado fue perdonado, porque Cristo pagó con su muerte en la cruz por todo el pecado de ambos. A los ojos de Dios, es como si los dos jamás hubieran cometido ningún pecado. Note lo que dice: 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” El estado de adulterio en el que los dos estaban viviendo antes de ser creyentes, ha sido totalmente perdonado por Dios y entonces se aplica la enseñanza que aparece en 1 Corintios 7:20 donde dice: “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.” Los dos deben seguir juntos. Sería absurdo tratar de destruir lo que es ahora un hogar cristiano por un pecado cometido en el tiempo que los dos eran incrédulos.

  • Fundamentándose en 1 Corintios 7:14, ¿Es correcto pensar que un esposo incrédulo, o una esposa incrédula, es automáticamente salvo, o salva, por el hecho que el cónyuge es creyente?

    Vamos a dar lectura al texto que se encuentra en 1 Corintios 7:14 donde dice: “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.” Dejemos a un lado el asunto de los hijos, y concentrémonos en la pareja. Pablo, inspirado por el Espíritu Santos está diciendo: “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido” Se trata de una pareja se casaron siendo ambos incrédulos. En algún momento, uno de los cónyuges, el marido o la mujer, llega a ser creyente. La pareja queda entonces con uno de los dos siendo creyente y el otro siendo incrédulo. ¿Qué hacer en este caso? Pablo, en 1 Corintios 7:12-13 dice: “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consciente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consciente en vivir con ella, no lo abandone.” Muy claramente, el apóstol Pablo está enseñando que la parte creyente de la pareja no debe abandonar o divorciarse, de la parte incrédula, siempre y cuando la parte incrédula conscienta en seguir en matrimonio con la parte creyente. Es entonces cuando Pablo expresa lo que leímos inicialmente. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer y la mujer incrédula en el marido. Esto no significa que porque el marido o la mujer es creyente, el cónyuge incrédulo es automáticamente salvo. De hecho, Pablo está hablando de un marido que sigue siendo incrédulo a pesar que su mujer es creyente y de una mujer que sigue siendo incrédula a pesar que su marido es creyente. Cuando Pablo dice que el marido incrédulo es santificado en la mujer, y viceversa, no está hablando de salvación. Santificado no es lo mismo que salvado. Santificar significa poner aparte o separar. Lo que está diciendo el texto es que la presencia de un creyente en el hogar donde el otro cónyuge es incrédulo, separa ese hogar de la influencia del mundo y le provee una influencia cristiana, que, de otra manera, estaría ausente de ese hogar. Por esta razón, un cónyuge creyente debería permanecer con su cónyuge incrédulo. La influencia cristiana que resulta de la presencia del cónyuge creyente hará que ese hogar no se rinda por completo a la impiedad. Esta influencia cristiana puede inclusive resultar en la conversión del cónyuge incrédulo. Mire lo que dice 1 Pedro 3:1 “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” La buena influencia de una esposa creyente, unida con su buena conducta cristiana, puede hacer que su esposo incrédulo se sienta atraído a la verdad del Evangelio y eventualmente sea ganado para Cristo. Note que se trata de un testimonio sin palabras. No es que la esposa se pasa día y noche predicando el evangelio a su esposo hasta que reciba a Cristo como Salvador. Más bien, la esposa cierra su boca y vive en la práctica lo que Dios ordena en su palabra a una esposa creyente. Esta conducta tiene la capacidad de hacer quebrantar el corazón de su esposo incrédulo, al punto que él también reciba a Cristo como su Salvador. Sin embargo esto es un asunto personal entre Dios y el esposo incrédulo. Es decir que, amigo oyente, es muy beneficiosa la presencia del cónyuge creyente en el hogar donde el otro cónyuge es incrédulo. Por eso Pablo aconseja que la parte creyente no debe abandonar a la parte incrédula.

  • Unos amigos míos dicen que Jesús hizo milagros desde niño, solo que esos milagros no han sido registrados en la Biblia. ¿Es esto así?

    Esto no es así. La tradición extra-bíblica atribuye a Jesús milagros en su niñez y en su juventud, pero esta afirmación es totalmente contraria a lo que la Biblia enseña. Para comprobar lo dicho, permítame leer lo que dice la Biblia en Juan 2:11 donde dice: “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.” Este texto bíblico aparece justo después del milagro realizado por Jesús en Caná de Galilea, cuando transformó el agua en vino. Teniendo en mente este milagro, Juan dice: Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea. Lo que esto significa es que el milagro en Caná de Galilea fue la primera vez que Jesús hizo una obra portentosa para manifestar quien era. Antes de esta vez, Jesús no había hecho ningún milagro. Los milagros de Jesús fueron las señales que mostraban que Jesús es el Mesías de Israel, el Cristo, el Hijo de Dios. Cuando Juan el Bautista envía a dos de sus discípulos a Jesús para preguntarle si era él, aquel que había de venir, o se debería esperar a otro, Jesús respondió lo que tenemos en Mateo 11:4-6 donde dice: “Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.” Lo que Jesús estaba diciendo es: Miren lo que yo estoy haciendo. Los milagros realizados por mí son señales. Toda señal apunta a algo. A lo que apuntaban las señales realizadas por Jesús, es a que él es el Mesías de Israel, el Cristo, el Hijo de Dios. El Antiguo Testamento profetizó que el reino Mesiánico, bajo el reinado del Mesías sería un reino donde se manifestarían justamente las maravillas que estaba haciendo Jesús. Note lo que dice Isaías 35:4-6 “Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” De modo que, las señales de Jesús, o los milagros realizados por Jesús, no fueron solo para demostrar cuán poderoso es, o para demostrar que él es Dios. Fueron principalmente para mostrar que él es el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios, quien había venido a este mundo a establecer el reino Mesiánico. Así que, el milagro en Caná de Galilea, cuando Jesús transformó el agua en vino, fue la primera vez que se manifestaba una señal de que él es el Mesías. Ahora tratemos de identificar qué edad tenía Jesús cuando ocurrió esto. No necesariamente en años, meses y días, pero al menos en años. Para esto, leamos Lucas 3:23 donde dice: “Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía de José, hijo de Elí.” Este texto aparece justo después del bautismo de Jesús. El milagro realizado por él, en Caná de Galilea aconteció algún tiempo después de su bautismo. En consecuencia, Jesús debe haber tenido más de treinta años cuando realizó su primer milagro. De manera que, antes de este tiempo Jesús no realizó ningún milagro. Cuidado amigo oyente con prestar oído a las fábulas que andan circulando por allí, como esta, de que Jesús hizo muchos milagros en su niñez y en su juventud.