Autor: cris

  • Hechos 21:11

    ¿Cómo pudo decir Pablo en Hechos 20:22 que iba a Jerusalén sin saber lo que allá le iba a acontecer, si el Espíritu Santo le anunció que iba a ser entregado en manos de los gentiles, según Hechos 21:11?.

    Para entenderlo es necesario mirar algunos textos acerca de cómo surgió la idea de Pablo para ir a Jerusalén. Durante su tercer viaje misionero, Pablo planificó su futuro itinerario. Lo tenemos en Hechos 19:21 donde dice:

    «pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.»

    Fue así como envió a Timoteo y Eraso a Macedonia y él se quedó por algún tiempo en Asia. Fue allí cuando estalló el conflicto en Efeso causado por los plateros que fabricaban estatuillas de la diosa Diana. Una vez que cesó el alboroto, Pablo se despidió de la iglesia y salió para Macedonia. Después llegó a Grecia. En su camino hacia Jerusalén pasó por Troas y Mileto. Fue aquí, en Mileto, donde Pablo hizo llamar a los ancianos de Efeso para despedirse de ellos antes de marchar hacia Jerusalén. En su despedida, note lo que les dijo según Hechos 20:22;

    «Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer.»

    Pablo habla de un deseo muy profundo en su corazón por ir a Jerusalén. A eso se refiere la frase: «ligado en espíritu». Sin embargo, Pablo sabía que su estadía en Jerusalén no iba a ser sin contratiempos. Ponga atención a lo que dice Hechos 21:23;

    «Salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.»

    Pablo sabía que su tiempo en Jerusalén no iba a ser un lecho de rosas. Le esperaban prisiones y tribulaciones. Pero Pablo no sabía detalles de ello. No sabía quien le iba a acusar, de qué le iban a acusar, dónde le iban a encarcelar, etc. A esto se refirió Pablo cuando dijo que no sabía lo que le iba a acontecer.

    Muy bien. Pablo se despidió con lágrimas de los ancianos de Efeso y partió hacia Cesarea. El barco en que viajaban hizo una parada en Tiro. Allí se quedó Pablo por siete días y los discípulos que allí estaban, trataban de disuadir a Pablo que vaya a Jerusalén, porque el Espíritu se había encargado de mostrarles a estos discípulos también que Pablo iba a sufrir prisiones y tribulación en Jerusalén. Pablo no cedió a las advertencias y salió hacia Cesarea.

    Allí posó en casa de Felipe, el evangelista, quien tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Mientras Pablo estaba con esta familia, vino a Cesarea, desde Judea un profeta llamado Agabo. Cuando este profeta vio a Pablo, tomó el cinto de Pablo y atándose los pies y las manos dijo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Recién ahora, Pablo sabía algunos detalles de las prisiones y la tribulación que le esperaban en Jerusalén. Eran los judíos quienes estaban detrás de todo. Agabo y los que con él estaban pensaban que esta profecía haría desistir a Pablo de ir a Jerusalén. Pero note lo que Pablo dijo. Hechos 21:12-14 dice:

    «Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.»

    Pablo pues, llegó a Jerusalén. El resto de la historia muestra como fue acusado y maltratado por los judíos y finalmente encarcelado, tal cual como se había profetizado. Así que, cuando Pablo dijo que iba a Jerusalén y que no sabía lo que le iba a pasar allí, en realidad estaba diciendo que no sabía detalles de lo que le iba a pasar allí, porque por el Espíritu Santo ya sabía que iba a padecer prisiones y tribulación.

  • Hechos 20:22

    ¿Cómo pudo decir Pablo en Hechos 20:22 que iba a Jerusalén sin saber lo que allá le iba a acontecer, si el Espíritu Santo le anunció que iba a ser entregado en manos de los gentiles, según Hechos 21:11?.

    Para entenderlo es necesario mirar algunos textos acerca de cómo surgió la idea de Pablo para ir a Jerusalén. Durante su tercer viaje misionero, Pablo planificó su futuro itinerario. Lo tenemos en Hechos 19:21 donde dice:

    «Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.»

    Fue así como envió a Timoteo y Eraso a Macedonia y él se quedó por algún tiempo en Asia. Fue allí cuando estalló el conflicto en Efeso causado por los plateros que fabricaban estatuillas de la diosa Diana. Una vez que cesó el alboroto, Pablo se despidió de la iglesia y salió para Macedonia. Después llegó a Grecia. En su camino hacia Jerusalén pasó por Troas y Mileto. Fue aquí, en Mileto, donde Pablo hizo llamar a los ancianos de Efeso para despedirse de ellos antes de marchar hacia Jerusalén. En su despedida, note lo que les dijo según Hechos 20:22;

    «Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer.»

    Pablo habla de un deseo muy profundo en su corazón por ir a Jerusalén. A eso se refiere la frase: «ligado en espíritu». Sin embargo, Pablo sabía que su estadía en Jerusalén no iba a ser sin contratiempos. Ponga atención a lo que dice Hechos 21:23;

    «Salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.»

    Pablo sabía que su tiempo en Jerusalén no iba a ser un lecho de rosas. Le esperaban prisiones y tribulaciones. Pero Pablo no sabía detalles de ello. No sabía quien le iba a acusar, de qué le iban a acusar, dónde le iban a encarcelar, etc. A esto se refirió Pablo cuando dijo que no sabía lo que le iba a acontecer.

    Muy bien. Pablo se despidió con lágrimas de los ancianos de Efeso y partió hacia Cesarea. El barco en que viajaban hizo una parada en Tiro. Allí se quedó Pablo por siete días y los discípulos que allí estaban, trataban de disuadir a Pablo que vaya a Jerusalén, porque el Espíritu se había encargado de mostrarles a estos discípulos también que Pablo iba a sufrir prisiones y tribulación en Jerusalén.

    Pablo no cedió a las advertencias y salió hacia Cesarea. Allí posó en casa de Felipe, el evangelista, quien tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Mientras Pablo estaba con esta familia, vino a Cesarea, desde Judea un profeta llamado Agabo. Cuando este profeta vio a Pablo, tomó el cinto de Pablo y atándose los pies y las manos dijo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Recién ahora, Pablo sabía algunos detalles de las prisiones y la tribulación que le esperaban en Jerusalén. Eran los judíos quienes estaban detrás de todo. Agabo y los que con él estaban pensaban que esta profecía haría desistir a Pablo de ir a Jerusalén. Pero note lo que Pablo dijo. Hechos 21:12-14 dice:

    «Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.»

    Pablo pues, llegó a Jerusalén. El resto de la historia muestra como fue acusado y maltratado por los judíos y finalmente encarcelado, tal cual como se había profetizado. Así que, cuando Pablo dijo que iba a Jerusalén y que no sabía lo que le iba a pasar allí, en realidad estaba diciendo que no sabía detalles de lo que le iba a pasar allí, porque por el Espíritu Santo ya sabía que iba a padecer prisiones y tribulación.

  • Jeremias 4:23-26

    Jeremías 4:23-26 dice: “Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira».

    Jeremías está profetizando la inminente destrucción de Judá, a causa de su rebelión contra Dios. El instrumento de castigo será el ejército de Babilonia. El desastre sobre Judá será de tal magnitud que Jeremías lo describe en términos muy crudos.

    Al mirar lo que ha dejado atrás la ira de Jehová sobre Judá, Jeremías dice que la tierra estaba asolada y vacía. No había nada de orden, ningún cultivo, ninguna vivienda, ningún animal. Los cielos, obscuros como en la noche, no había en ellos luz. Los montes, temblaban como alguien presa del pánico. Los collados habían desaparecido. Personas no se veían por ningún lado, aun las aves habían huido de la destrucción. El campo que una vez estaba verde y lozano, hoy parecía un árido desierto. Las ciudades asoladas. La ira de Jehová se había abatido sobre Judá.

    Todo esto que Jeremías profetizó por el año 627 AC se cumplió al pié de la letra cuando el ejército de Babilonia arrasó con Judá, allá por el año 587 AC. Este es el significado de este pasaje.

    ¿Existe alguna relación entre este pasaje y Génesis 1:1-2?

    Génesis 1:1-2 dice: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.»

    Este pasaje relata una parte de la creación de todo lo que existe en el universo. En el principio, en algún momento en el pasado, Dios creó de la nada los cielos y la tierra. En ese instante, la tierra estaba desordenada y vacía, porque obviamente no tenía ninguno de los accidentes geográficos que tuvo después, ni plantas, ni animales, ni personas. Solamente había densas tinieblas y el Espíritu Santo revoloteaba sobre esta masa desordenada y vacía que se llamaba tierra.

    Pero Dios no creó la tierra para que estuviera desordenada y vacía, y es así como el primer día, Dios dijo: Sea la luz, y fue la luz. Dios entonces separó la luz de las tinieblas. En los cinco días subsiguientes Dios completó su obra creativa. Esto es en esencia lo que significa este pasaje.

    La única relación que podría existir entre este pasaje y el de Jeremías 4:23-26 es una frase común pero que tiene diferente significados en cada caso. En Génesis 1:2 dice que el instante que Dios creó de la nada los cielos y la tierra, la tierra estaba desordenada y vacía. Jeremías 4:23 dice que después del ataque del ejército babilónico, la tierra de Judá quedó asolada y vacía.

    Según los que saben el idioma hebreo, estas dos frases, desordenada y vacía por un lado y asolada y vacía por otro, son distintas traducciones de una misma frase en hebreo.

    Pero note que en Génesis 1:2 por el contexto, sabemos que significa un estado sin orden y sin existencia de nada, porque Dios todavía no había creado nada hasta ese instante, aparte de los cielos y la tierra por supuesto. En cambio en Jeremías 4:23, igualmente por el contexto, sabemos que significa un estado de destrucción, sin existencia de nada, producto del juicio de Dios. Una misma frase pero con diferentes significados, cada uno de ellos determinados por el contexto.

    Justo es también mencionar, que esa expresión: desordenada y vacía que aparece en Génesis 1:2 ha dado pie para que muchos creyentes piensen que después de que Dios creó de la nada los cielos y la tierra, transcurrió un período de tiempo de varios millones de años, hasta que por alguna razón no establecida, la tierra se volvió desordenada y vacía. Durante estos millones de años, se supone que existieron sobre la tierra los animales cuyos restos fósiles han sido encontrados en la actualidad. Inclusive llegan a pensar que antes de Adán y Eva había seres humanos sobre la tierra. Algo absurdo pero creíble para algunos.

    Esta teoría fue popular a principios del siglo 19 cuando el Dr. Thomas Chalmers de Escocia, popularizó esta interpretación, probablemente con el motivo de armonizar el relato de la creación en Génesis con los vastos periodos de tiempo de historia terrestre exigidos por algunos científicos incrédulos, amantes de la teoría de la evolución.

  • Hechos 16:6

    Según Hechos 16:6 el Espíritu Santo prohibió a Pablo que predique el Evangelio en Asia, pero según Hechos 19:10 y 22 Pablo predicó el Evangelio en Asia. ¿Será que Pablo desobedeció al Espíritu Santo?

    Pablo no desobedeció al Espíritu Santo de ninguna manera. Vamos a explicarlo.

    “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.”

    Este evento ocurrió durante el segundo viaje misionero de Pablo. La idea original o el deseo de Pablo fue ir a la provincia romana de Asia para predicar el Evangelio allí, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Obediente a esta prohibición, Pablo cambió rumbo y fue hacia Misia. Una vez allí, Pablo intentó ir a Bitinia pero nuevamente el Espíritu Santo no se lo permitió. Fue así como Pablo, pasando junto a Misia, descendió a Troas. Fue allí donde Pablo vio en visión a un varón Macedonio, en pie, rogándole y diciendo: pasa a Macedonia y ayúdanos. Pablo obedeció la visión y partió para Macedonia, dando por cierto que Dios le estaba llamando para que anunciase el Evangelio allí. Esto abrió la puerta para el fructífero Aprendiendo con la Biblia de Pablo y sus acompañantes en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto.

    Vemos aquí al Espíritu Santo dirigiendo la labor evangelística de Pablo. La razón del Espíritu Santo para no permitir que Pablo predique el Evangelio en Asia, fue simplemente porque no era el tiempo de Dios. Más tarde, Pablo dio inicio a su tercer viaje Misionero. Ahora ya era el tiempo de Dios para ir a Asia. Partió por orden a la región de Galacia y de Frigia. Visitó las regiones superiores y eventualmente llegó a Efeso, la primera ciudad en Asia. Pablo comenzó a enseñar en la sinagoga de los judíos por espacio de tres meses. Cuando los judíos rechazaron el mensaje de Pablo, se separó de ellos y se quedó en Efeso por espacio de dos años. Note lo que dice Hechos 19:10;

    “Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.”

    Allí lo tiene. No es que Pablo desobedeció la prohibición del Espíritu Santo de ir a Asia. Esa prohibición se dio en el segundo viaje misionero de Pablo.

    Pero para el tercer viaje misionero de Pablo, la prohibición ya no estaba más en vigencia. Ahora era el tiempo de Dios para que Pablo predique el Evangelio en Asia. Pablo lo hizo y Dios añadió su bendición a raudales.

  • 1ª Corintios 7:14

    ¿Cuál es el significado del texto Bíblico que se encuentra en 1ª Corintios 7:14, donde dice que la mujer incrédula es bendecida en el varón y el varón incrédulo es bendecido en la mujer?.

    «Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consciente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consciente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos».

    Pablo está tratando el caso en el cual uno de los cónyuges había llegado a ser creyente, pero el otro todavía no. Algunos creyentes estaban pensando que la mejor solución en este caso sería el divorcio o al menos la separación. Pero Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, y con la autoridad de un apóstol determina la conducta a seguir en esta situación. Dice que si una esposa incrédula está de acuerdo en vivir con un esposo creyente, la obligación del esposo creyente es no abandonar a su esposa incrédula. Igual en el otro caso. Si un esposo incrédulo está de acuerdo en vivir con una esposa creyente, la obligación de la esposa creyente es no abandonar a su esposo incrédulo.

    Luego, el apóstol Pablo da la razón para este mandato. El “porque” con el cual comienza el versículo 14 introduce la razón para lo que Pablo acaba de decir. Se trata básicamente de que un cónyuge creyente no debe separarse del cónyuge incrédulo, porque el cónyuge incrédulo es santificado en el cónyuge creyente.

    Note que el texto habla de santificar y no de bendecir. El verbo santificar, de donde proviene la palabra santificado, significa primordialmente separar. En este caso, la presencia de un cónyuge creyente en un hogar, separa, en cierto modo, a ese hogar del mundo, y le provee de una influencia cristiana, que en la voluntad de Dios puede inclusive conducir a que el cónyuge incrédulo se convierta al Señor en algún momento. Esto no se daría jamás si el cónyuge creyente se separara, por eso justamente Pablo ordena a la parte creyente que no se separe, siempre y cuando la parte incrédula esté de acuerdo en vivir junto a la parte creyente por supuesto.

    Es decir que cuando la Biblia (en este versículo en especial) habla de que el cónyuge incrédulo es santificado en el cónyuge creyente, no está dando a entender que el cónyuge incrédulo se salva automáticamente debido a su relación con el cónyuge creyente. La salvación es asunto entre Dios y la persona. Si la persona no quiere ser salva, jamás lo será, aun cuando esté unida en matrimonio a un cónyuge creyente.

    Además, Pablo prosigue diciendo, que un cónyuge creyente no debe separarse del cónyuge incrédulo, por el beneficio que el cónyuge creyente trae a los hijos de la pareja. La parte creyente pensaba que debía separarse de la parte incrédula para que de esa manera los hijos de la pareja no sean inmundos, pero Pablo dice que lo opuesto es lo correcto. Es decir que la presencia de la parte creyente en la pareja hace santos a los hijos de la pareja, pero si la parte creyente se aleja los hijos de la pareja serían inmundos.

    Nuevamente aquí, cuando Pablo dice que los hijos de la pareja son santos, no está diciendo que son salvos, sino que están santificados en el cónyuge creyente, es decir, puestos aparte del mundo para recibir la influencia benéfica del creyente, lo cual eventualmente podría conducir a la salvación a los hijos de la pareja. Esto es en esencia el significado de este interesante pasaje bíblico.

  • Hechos 19:10 y 22

    Según Hechos 16:6 el Espíritu Santo prohibió a Pablo que predique el Evangelio en Asia, pero según Hechos 19:10 y 22 Pablo predicó el Evangelio en Asia. ¿Será que Pablo desobedeció al Espíritu Santo?

    Pablo no desobedeció al Espíritu Santo de ninguna manera. Vamos a explicarlo.

    “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.”

    Este evento ocurrió durante el segundo viaje misionero de Pablo. La idea original o el deseo de Pablo fue ir a la provincia romana de Asia para predicar el Evangelio allí, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Obediente a esta prohibición, Pablo cambió rumbo y fue hacia Misia. Una vez allí, Pablo intentó ir a Bitinia pero nuevamente el Espíritu Santo no se lo permitió. Fue así como Pablo, pasando junto a Misia, descendió a Troas. Fue allí donde Pablo vio en visión a un varón Macedonio, en pie, rogándole y diciendo: pasa a Macedonia y ayúdanos. Pablo obedeció la visión y partió para Macedonia, dando por cierto que Dios le estaba llamando para que anunciase el Evangelio allí. Esto abrió la puerta para el fructífero Ministerio de Pablo y sus acompañantes en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Vemos aquí al Espíritu Santo dirigiendo la labor evangelística de Pablo.

    La razón del Espíritu Santo para no permitir que Pablo predique el Evangelio en Asia, fue simplemente porque no era el tiempo de Dios. Más tarde, Pablo dio inicio a su tercer viaje Misionero. Ahora ya era el tiempo de Dios para ir a Asia. Partió por orden a la región de Galacia y de Frigia. Visitó las regiones superiores y eventualmente llegó a Efeso, la primera ciudad en Asia. Pablo comenzó a enseñar en la sinagoga de los judíos por espacio de tres meses. Cuando los judíos rechazaron el mensaje de Pablo, se separó de ellos y se quedó en Efeso por espacio de dos años. Note lo que dice Hechos 19:10;

    “Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.”

    Allí lo tiene. No es que Pablo desobedeció la prohibición del Espíritu Santo de ir a Asia. Esa prohibición se dio en el segundo viaje misionero de Pablo. Pero para el tercer viaje misionero de Pablo, la prohibición ya no estaba más en vigencia. Ahora era el tiempo de Dios para que Pablo predique el Evangelio en Asia. Pablo lo hizo y Dios añadió su bendición a raudales.

  • 1ª Corintios 15:29

    Este pasaje es uno de los más obscuros de toda la Biblia en cuanto a su significado. De todas formas, me gustaría compartir con Ud. lo que sinceramente creo que significa.

    1ª Corintios 15:29 dice: «De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué pues, se bautizan por los muertos?»

    Como antecedente, el contexto en el cual aparece este pasaje tiene que ver con la esperanza de resurrección que poseemos todos los creyentes. Algunos creyentes de Corinto fueron inducidos a dudar de la resurrección de los muertos y por tanto Pablo tuvo que corregir este error. Como ya hemos señalado, se han propuesto varias interpretaciones del versículo que fue leído.

    Una de ellas afirma que este texto enseña que los creyentes vivos pueden bautizarse en lugar de otros creyentes que han muerto sin haber pasado por este rito, pero no estamos de acuerdo con esta interpretación y en consecuencia la rechazamos por cuanto no tiene el apoyo de otros pasajes de la Escritura. Siempre será riesgoso fundamentar una creencia en un solo texto de obscura interpretación sin tener el apoyo de otros textos dentro de la misma Biblia.

    Otra interpretación del texto en cuestión afirma que el bautismo por los muertos significa que en el bautismo en agua que todos los creyentes hemos tenido, reconocemos que hemos muerto a nosotros mismos. Esto es bíblicamente correcto, porque uno de los simbolismos del bautismo en agua es justamente que hemos muerto al mundo y a nosotros mismos, pero el problema con esta interpretación es que no cuadra con el contexto. Recuerde que el contexto del versículo tiene que ver con la resurrección de los muertos.

    La interpretación más ampliamente aceptada y que se ciñe al contexto es aquella que afirma lo siguiente: Cuando Pablo escribió estas palabras, estaba teniendo lugar una feroz persecución en contra de aquellos que públicamente admitían su compromiso con Jesucristo.

    Esta persecución se volvía más sanguinaria justamente cuando tenían lugar las ceremonias de bautismo en agua. A menudo sucedía que los que acababan de dar testimonio público de su fe por medio del bautismo en agua, inmediatamente eran arrestados y martirizados. Pero esto, de ninguna manera hizo que los creyentes fieles retrocedan y eviten el bautismo en agua. Más bien parece que la persecución brutal incentivará a muchos nuevos creyentes a revestirse de un santo valor para bautizarse aun bajo el riesgo de ser martirizados inmediatamente. Era como si hubiera siempre nuevos reemplazos de aquellos que habían sucumbido en el martirio. Cuando uno de esos nuevos creyentes se bautizaba estaba muy consciente que se estaba bautizando por o en lugar de alguno que había muerto.

    De modo que los muertos en este texto se refieren a aquellos que entregaron su vida por el testimonio de Jesucristo. El razonamiento de Pablo es en el siguiente lineamiento: Sería absurdo que los creyentes se bauticen para reemplazar a los que han muerto martirizados si no hubiera resurrección de los muertos. Sería como si un ejército reclutara nuevos soldados para reemplazar a los caídos aun a sabiendas que la causa está perdida. Sería como seguir peleando en una guerra en la cual no existe la menor esperanza de victoria. Nadie se sacrifica por una causa perdida. Por eso Pablo termina diciendo: ¿por qué, pues, se bautizan por los muertos?.

  • Hechos 2:38

    Abramos pues nuestras Biblias en el Libro de los Hechos, capítulo 2 versículo 38 donde leemos lo siguiente: 

    «Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.» 

    Antes de entrar a la explicación de este texto, es necesario señalar que el libro de los Hechos es un libro histórico y transicional. En el libro de los Hechos podemos ver al Espíritu Santo en acción formando la iglesia o el cuerpo de Cristo, proveyéndola de poder y permitiendo que se extienda en su alcance. El libro de los Hechos es un excelente relato histórico de como el Espíritu Santo soberano de Dios utilizó los menos indicados instrumentos para vences los más formidables obstáculos y como se usaron los métodos menos convencionales para alcanzar los más asombrosos resultados. A raíz de la venida del Espíritu Santo sobre los que estaban esperando en el aposento alto y cuyo relato tenemos en Hechos 2:1-13, Pedro toma la palabra y entrega un mensaje contundente a los judíos que estaban en Jerusalén y quienes fueron testigos de todo lo que aconteció en ese maravilloso día. Concluyendo su mensaje poderoso, Pedro dijo lo siguiente:

    «Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel que este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.»

    En otras palabras, Pedro está anunciando que Jesús es Dios y el Mesías que los judíos estaban esperando desde siempre. El mensaje de Pedro fue tan lleno de poder que los judíos presentes, según el versículo 37 del capítulo 2 se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: “Varones hermanos. ¿Qué haremos?”. La respuesta de Pedro se ve en el versículo 38. En esta respuesta, notamos un mandato y una promesa. El mandato dice así: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados”.

    El arrepentimiento tiene que ver con el reconocimiento de su pecado al haber crucificado a su Mesías y el estar de acuerdo con Dios que el Jesús de Nazaret es en verdad el Cristo prometido y esperado por ellos. Luego tenían que bautizarse en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados. Visto esto a la ligera, parecería mostrar que el perdón de pecados o la salvación, se consigue mediante el bautismo en agua.

    Pero esta interpretación no es correcta porque en una cantidad de pasajes bíblicos se ve que los pecados son perdonados por la fe en la persona y obra de Cristo mas no como resultado del bautismo en agua. Lo que significa en realidad es: Bautícese debido a que sus pecados han sido perdonados. A esta conclusión se llega por el significado de la preposición «para» que en el idioma griego puede tener el significado de «debido a».

    Un uso similar de esta preposición se ve en Mateo 12:41 donde dice: «Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás y he aquí más que Jonás en este lugar.»

    Note, los hombres de Nínive se arrepintieron a la predicación de Jonás. La preposición «a» es la misma que ha sido traducida como «para» en Hechos 2:38, pero lo que está diciendo el texto es que los hombres de Nínive se arrepintieron debido a la predicación de Jonás.

    Podemos entonces con confianza decir que el arrepentimiento de aquellos judíos en Jerusalén trajo como consecuencia el perdón de sus pecados y debido a eso, debían bautizarse en el nombre de Jesucristo. El autor William McDonald dice sobre este asunto lo siguiente: por el arrepentimiento los judíos reconocieron su pecado delante de Dios. Al confiar en el Señor Jesús como su Salvador fueron regenerados y recibieron eterno perdón de pecados. Al bautizarse públicamente en agua se separaron de la nación que crucificó al Señor y se identificaron con Jesucristo. Hasta aquí la cita de este autor.

    Ahora bien, una vez que hemos analizado el mandato veamos la promesa. Hechos 2:38 continúa diciendo: Y recibiréis el don del Espíritu Santo. Los judíos que recibieron a Cristo en esta ocasión recibieron el Espíritu Santo posteriormente a su decisión de recibir a Cristo como Salvador. El insistir que este modelo se mantiene hasta el día de hoy es mal interpretar la manera como Dios trató a diferentes grupos humanos en los comienzos de la iglesia como cuerpo. Se pueden distinguir cuatro grupos humanos diferentes y con cada grupo hubo un trato especial de Dios para la recepción del Espíritu Santo.

    Primero, los judíos creyentes en Hechos capítulo 2. Ellos tuvieron que arrepentirse, ser bautizados en agua para luego recibir el Espíritu Santo.

    Segundo, los samaritanos en Hechos 8:14-17. Ellos tuvieron que creer, luego ser bautizados en agua, después los apóstoles oraron por ellos, a continuación los apóstoles les impusieron las manos y finalmente recibieron el Espíritu Santo.

    Tercero, los gentiles en Hechos 10:44-48. Ellos creyeron, luego recibieron el Espíritu Santo y después fueron bautizados en agua.

    Cuarto, los discípulos de Juan el Bautista en Hechos 19:1-7, ellos creyeron, se bautizaron en agua, el apóstol pablo les impuso las manos y finalmente recibieron el Espíritu Santo.

    ¿Significará esto que existen cuatro maneras de recibir el Espíritu Santo en la actualidad? por supuesto que no. La salvación ha sido, es y siempre será sobre la base de la fe en Jesucristo. Pero durante el periodo de transición relatado en el libro de los Hechos, Dios escogió variar el orden de eventos previos a la recepción del Espíritu Santo. ¿Cuál es entonces en la actualidad el modelo para la recepción del Espíritu Santo? pues el que operó cuando los gentiles creyeron por primera vez y cuyo relato está en Hechos capítulo 10, esto es, partiendo del creer por fe en el Señor Jesucristo, se recibe el Espíritu Santo y posterior a esto debe haber un bautismo en agua.

    En resumen entonces, Hechos 2:38 contiene un mandato específico para los judíos que fueron convictos por el mensaje de Pedro en Pentecostés. El mandato era de arrepentirse por haber crucificado a Jesús de Nazaret, porque él es verdaderamente el Mesías. Este arrepentimiento y la fe en Cristo como Salvador les garantizaban el perdón de pecados y como consecuencia debían bautizarse en agua para identificarse con Jesús. Una vez hecho esto, podían recibir el Espíritu Santo. Esta manera de recibir el Espíritu Santo fue única y exclusivamente para los creyentes judíos que vivieron entre Pentecostés de Hechos 2 y la salvación de los primeros gentiles en Hechos 10. A partir de allí, el Espíritu Santo se recibe como resultado de creer y aceptar a Cristo como Salvador.

  • Hechos 2:16-21

    ¿A qué se refería Pedro en su discurso en Hechos 2:16-21?. 

    Vamos a dar lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Hechos 2:16-21 para luego explicar su significado. Dice así este pasaje:

    «Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.» 

    Hasta aquí lo que menciona este pasaje bíblico.

    Antes de referirnos al motivo de Pedro para usar este pasaje en su discurso, será necesario hacer un recuento de los hechos anteriores al discurso de Pedro. El Señor Jesucristo resucitado había ascendido al cielo y sus discípulos volvieron a Jerusalén y se reunieron en el aposento alto, allí estaban perseverando unánimes en oración y ruego.

    Cuando llegó el día de la fiesta judía de Pentecostés, de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Cuando la gente que estaba en Jerusalén oyó el estruendo se acercaron a la casa donde estaban los discípulos. Lo que vieron allí fue algo extraordinario. Los discípulos, muchos de ellos iletrados, estaban hablando en una variedad de idiomas que nunca jamás habían aprendido. Los judíos de todas partes podían escuchar y entender las maravillas de Dios en su propio idioma.

    Esto sin duda era algo fantástico y es comprensible que se preguntaran: ¿Qué quiere decir esto? O ¿De dónde viene todo esto? Ante esta interrogante, Pedro se pone en pie con los once y alza su voz diciendo: Varones judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

    Primeramente Pedro explica que el evento inusual no fue el resultado de que los discípulos estaban ebrios, porque eran solamente las nueve de la mañana y a esa hora normalmente nadie podría estar ebrio en el día de Pentecostés, porque era costumbre entre los judíos el abstenerse de comida y bebida hasta las diez de la mañana o aun hasta el medio día, dependiendo de la hora a la que se hacía el sacrificio diario.

    Luego indica que lo acontecido se debe a que el Espíritu Santo se derramó, según lo dicho por el profeta Joel en su libro, capítulo 2, versículo 28 en adelante. ¿Se cumplió entonces la profecía de Joel en el día de Pentecostés? A decir verdad, hubo un cumplimiento parcial solamente. Los eventos ocurridos en el día de Pentecostés no obedecieron a un cumplimiento total de la profecía de Joel, porque muchos de los fenómenos celestiales allí predichos no ocurrieron. En el día de Pentecostés el sol no se convirtió en tinieblas y la luna en sangre, por ejemplo.

    Lo que sucedió el día de Pentecostés fue un anticipo de lo que sucederá en los últimos días, antes que venga el día del Señor grande y manifiesto. Si en el día de Pentecostés se hubiera cumplido totalmente la profecía de Joel, ¿por qué entonces se hace la promesa en Hechos 3:19 que si Israel se arrepiente y recibe al que crucificó, Dios enviaría tiempos de refrigerio y a Jesucristo quien fue antes anunciado?

    La cita de Joel en el discurso de Pedro en el día de Pentecostés es un ejemplo de la ley del doble cumplimiento en algunas profecías. Esta ley dice que ciertas profecías tienen un cumplimiento parcial en un tiempo cercano y un cumplimiento total en un tiempo lejano. El Espíritu Santo fue derramado en Pentecostés pero no literalmente sobre toda carne sino solo sobre los discípulos.

    El cumplimiento final de la profecía de Joel tendrá lugar al final de la tribulación, cuando habrá prodigios en los cielos y señales en la tierra. El Señor Jesucristo aparecerá entonces para dominar a sus enemigos y establecer su reino. Al comienzo de este reinado de Cristo que durará mil años, el Espíritu de Dios se derramará sobre toda carne tanto gentiles como judíos y esta condición se mantendrá por la mayor parte del milenio. Habrá varias manifestaciones de la presencia del Espíritu Santo sobre toda carne. Estas manifestaciones poderosas serán sobre todos, sin distinción de sexo, edad, o condición social. Habrá visiones y sueños, lo cual sugiere el incremento del conocimiento sobre Dios en comparación de lo que tenemos hoy en día. Habrá también profecía lo cual indica que ese conocimiento adicional sobre Dios podrá ser comunicado a muchos.

    Según el versículo 17, todo esto acontecerá en los postreros días, lo cual denota el tiempo cuando Dios cumpla todo lo prometido a Israel. Los prodigios en el cielo según el versículo 20 son característicos de la proximidad de las segunda venida de Cristo. En este contexto el día del Señor se refiere a su retorno personal a la tierra para destruir a sus enemigos y reinar con poder y gran gloria.

    Pedro cierra la cita de Joel con la promesa que todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. Esta es la buena nueva para todas las edades, que la salvación se ofrece a todas las personas sobre la base de la fe en Cristo. El nombre Señor es una expresión que incluye todo lo que el Señor es. De manera que, invocar su nombre equivale a hacer de Él el objeto de la fe y la única manera de salvación.

    Concluyendo ya, diríamos que Pedro se refirió a la cita de Joel en su discurso en el día de Pentecostés, para explicar que los eventos sobrenaturales que tuvieron lugar aquel día fueron un anticipo de lo que hará el Espíritu Santo cuando la profecía de Joel tenga un cumplimiento total al final de la Tribulación y comienzo del milenio.

  • 2ª Pedro 2:4

    En 2ª Pedro 2:4 los ángeles que pecaron y fueron a prisiones de oscuridad, ¿Son los hijos de Dios de Génesis 6:2 y Judas 6?. 

    «porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.»

    El apóstol Pedro está citando un caso del Antiguo Testamento en el cual Dios juzgó la apostasía. Siendo consecuentes con lo ya expresado e insistiendo en que no se puede ser dogmático en ello, pienso que estos ángeles que pecaron son los mismos ángeles de quienes se habla en Judas 6 y en Génesis 6:2.

    Terminando ya, permítame señalar que hemos tocado un tema bastante controversial. Sobre este asunto existen casi tantas interpretaciones como intérpretes. Estoy consciente que habrá muchos hermanos, fieles al Señor que discrepan con mis conclusiones. Lejos de tildarles de herejes por no pensar como yo en este debatido asunto, quiero decirles que les amo en el Señor y respeto como el que más la posición que Ustedes tienen.

    De ninguna manera pienso hacer de esto un motivo de división, lo hermoso de la comunión cristiana es que podemos vivir juntos en armonía respetando nuestras divergencias en asuntos que no son de vital importancia como el que hemos tocado aquí.

    En las cosas fundamentales debemos tener todos el mismo pensamiento para poder tener comunión, pero en las cosas secundarias como el asunto tratado aquí podemos tener diferentes puntos de vista, y a pesar de eso disfrutar de una edificante comunión.