¿Cómo puedo prepararme para no dejarme confundir y hablar con sabiduría e inteligencia a la luz de la Biblia?

Atiendo un almacén en el cual procuro ser amable y educada con los clientes. Comparto la palabra a aquellos que me lo permiten. Sobre la vitrina hay tarjetitas para promocionar la emisora BBN . Sin embargo cuando entran mormones no toco el tema espiritual. Cuando entran testigos de Jehová los he confrontado con al palabra, pero pasan tantas veces que ya me incomodan. Hoy entró un adventista y habla como si tuviera una sana doctrina. A él le compro pan horneado en casa. Mi pregunta es ¿hago mal al comprar algo a una de estas personas? ¿Cuál debe ser mi actitud con ellos? ¿Cómo puedo prepararme para no dejarme confundir y hablar con sabiduría e inteligencia a la luz de la Biblia?

Gracias por su consulta. Reciba mis felicitaciones por ser amable y educada en su trabajo como dependiente de un almacén. Estoy seguro que esta conducta le abrirá muchas puertas para compartir las buenas nuevas de salvación en Cristo. La única recomendación que me gustaría hacer es que no asuma de antemano que alguien tal vez no estaría interesado en oír el Evangelio. Todo ser humano, independientemente de la religión que profese necesita escuchar el Evangelio, no importa si es Mormón o Testigo de Jehová o Adventista, o cualquier otra afiliación religiosa. Inclusive los Evangélicos necesitan oír el mensaje del Evangelio, porque no son pocos los Evangélicos que de Evangélicos sólo tienen el nombre debido a que en su vida personal jamás han experimentado el nuevo nacimiento que resulta única y exclusivamente de recibir por la fe al Señor Jesucristo como Salvador. Su misión no es hacer que la gente reciba a Cristo como Salvador. Esa es una obra espiritual que solamente Dios lo puede hacer, por medio de su Palabra y el poder del Espíritu Santo. Su misión es simplemente anunciar. Si la gente oye el mensaje y recibe a Cristo como Salvador, no es para que Usted se gloríe o reclame crédito por ello. De igual manera, si la gente no quiere oír el mensaje y por tanto no recibe a Cristo como Salvador, no es para vergüenza suya. Simplemente significa que esa persona no quiere saber nada de Dios por el momento. A lo mejor más tarde Dios hace la obra sobrenatural de dar vida a una persona que hasta ese momento ha estado muerta espiritualmente. Me imagino que habrá dialogado bastante con el cliente adventista y hasta donde Usted pudo discernir, tiene una buena doctrina. Pues, con mucho respeto y amor, le diré que tenga mucho cuidado, porque si Usted indagara más a fondo, encontrará algunas inconsistencias entre lo que los Adventistas creen y lo que dice la Biblia, especialmente en lo que tiene que ver con la vida eterna, la vida después de la muerte y lo que significa vivir en gracias, disfrutando de la libertad de las obras de la ley. Su inquietud tiene dos partes. La primera: ¿Está bien que compre pan horneado en casa a un Adventista? Pues le diré que si el producto es de buena calidad y el precio es conveniente, está muy bien. Mire, amiga oyente, si tuviéramos que hacer transacciones mercantiles solamente con personas creyentes, hace tiempo que estaríamos en graves aprietos. El dueño de la casa que alquilo tendría que ser creyente. El carnicero tendría que ser creyente, el lechero, igual. La compañía que provee electricidad, agua, gas tendría que ser de creyentes. ¿Cómo puedo saber si el dueño del negocio donde compro combustible es o no creyente? Y si los accionistas del Banco donde deposito mi dinero no son creyentes, ¿estaría en pecado? Sería cosa de locos si la Biblia demandara que las transacciones indispensables para la vida se tengan que hacer solamente entre creyentes. Gracias a Dios que no es así, de modo que, adelante, siga comprando pan horneado en casa a ese hombre que es Adventista. No olvide sin embargo de compartir el mensaje del Evangelio en cada compra, evitando las discusiones que no conducen a nada. Jamás ha sido ganada un alma para Cristo como resultado de una discusión teológica. La otra parte de su inquietud, tiene que ver con como ser más efectiva compartiendo la palabra de Dios con otros de modo que no sea arrastrada en algún error doctrinal. Al respecto me gustaría citar el pasaje bíblico que se encuentra en 1 Pedro 3:13-16 donde dice: ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
1Pe 3:14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
1Pe 3:15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
1Pe 3:16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Se puede distinguir tres acciones en este pasaje bíblico que le ayudarán a ser efectiva confrontando los errores doctrinales de personas que hablen con Usted. Primero: Santificar a Dios el Señor en su corazón. El corazón es el santuario en el cual el Señor Jesucristo prefiere ser adorado. Si Usted vive en comunión sumisa con el Señor Jesús, en amor y obediencia a él, no debe haber ningún temor de caer en algún engaño doctrinal. Segundo: Estar siempre preparada para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en Usted. Lo que esto significa es que Usted debe invertir suficiente tiempo en conocer y comprender la palabra de Dios. De esta manera estará en capacidad de defender lo que cree con humildad y prudencia, de una manera comprensible, razonable y sobre todo bíblica. Mientras más conozca y comprenda la palabra de Dios más difícil se hará que caiga en algún error doctrinal y más fácil que reconozca el error doctrinal. He oído que a los detectives del FBI que están en entrenamiento para detectar billetes falsos, jamás les exponen a un billete falso, sino que les enseñan a notar hasta los más mínimos detalles de los billetes verdaderos, de manera que la primera vez que tienen ante sus ojos un billete falso no tienen ningún problema en reconocer la falsedad. ¿Por qué? Pues porque conocen tan bien lo verdadero. Así debe ser con Usted y con todos los creyentes. Debemos conocer tan bien la verdad de la Biblia que tan pronto leamos u oigamos algo doctrinalmente errado lo detectemos inmediatamente. Esto representa un esfuerzo denodado y consciente por estudiar la Biblia. No es cuestión de solamente leer por aquí y por allá sin entender siquiera lo que se está leyendo. Usted necesita hacer un estudio sistemático de toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. Es una empresa que toma todo una vida, pero los réditos son incalculables, no sólo para esta vida sino también para el más allá. Tercero: Tener buena conciencia. La conciencia es el árbitro que Dios ha puesto en los creyentes para hacerles saber sobre el pecado que han cometido. Una buena conciencia es aquella que no tiene nada de que acusar a su dueño, porque éste ha reconocido el pecado, lo ha confesado y se ha apartado. La vida cristiana no consiste sólo en acumular conocimiento bíblico intelectual, sino también en aplicar ese conocimiento bíblico intelectual al diario vivir. No debemos ser oidores olvidadizos sino hacedores de la palabra. Su testimonio como hija de Dios debe ser intachable, de modo que cuando Usted hable a nombre de Dios, la gente que le escucha vea los cambios que Dios ha hecho en Usted. Su buen testimonio como creyente, hará que la gente se sienta interesada en Dios. Pero por contraste, su mal testimonio como creyente, hará que la gente no quiera saber nada de Dios. En conclusión, amiga oyente, si Usted se esmera por aplicar esto que hemos visto en la palabra de Dios estará en una posición inmejorable para compartir con todo denuedo la palabra de Dios, sin el más mínimo temor de ser arrastrada por algún error doctrinal. No es cuestión de embarcarse en un debate teológico y salir victoriosa. Es cuestión de que con amor y mucho respeto exponga lo que dice la Biblia. Lo que eventualmente va a derribar cualquier barrera espiritual en los que le oyen, no será su elocuencia o su habilidad para debatir, sino la palabra de Dios bien utilizada, en dependencia absoluta del Espíritu Santo. Que el Señor le motive a actuar conforme a esto.

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