Dice la Biblia que Jesús fue a preparar morada en los cielos para nosotros los que creemos en él. Mi pregunta es: ¿Por qué si ya estamos en el cielo, en nuestra morada, tenemos que volver a la tierra durante el reino milenial de Cristo? ¿Acaso después de los mil años se acabará la tierra y por tanto tendremos que volver al cielo?

Dios ha prometido que los creyentes vamos a estar con él en el cielo para siempre, bien sea al morir físicamente según lo que dice 2 Corintios 5:6-8, o al ser trasladados cuando ocurra el rapto o arrebatamiento, según lo que dice 1 Tesalonicenses 4:16-17

Nuestra morada eterna una vez que salgamos de este mundo, ya sea por muerte o por traslado, es el cielo. A eso se refiere Juan 14:1-3 donde dice: No se turbe vuestro corazón;  creéis en Dios,  creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay;  si así no fuera,  yo os lo hubiera dicho;  voy,  pues,  a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar,  vendré otra vez,  y os tomaré a mí mismo,  para que donde yo estoy,  vosotros también estéis.

Muy bien. ¿Qué pasará entonces con nosotros cuando el Señor Jesús venga por segunda vez para establecer su reino milenial en la tierra? Pues, nosotros vendremos con él, pero no para morar en la tierra, porque nuestra morada eterna es en el cielo. Vendremos a la tierra a colaborar como reyes y sacerdotes con el Rey de Reyes y Señor de Señores, Jesucristo.

Nuestra función como sacerdocio real durante el milenio, no es morar en la tierra, sino reinar con Cristo mil años. La tierra será solamente como nuestro lugar de trabajo, porque el cielo será nuestra morada. Más aún, el Nuevo Testamento muestra que el cielo, o la Nueva Jerusalén en ese tiempo, estará como suspendida sobre la tierra durante el milenio. Esa será nuestra morada, no la tierra. ¿Qué sucederá al final del milenio en cuanto a la tierra? Pues la Biblia dice que los presentes cielos y la presente tierra van a ser quemados y Dios va a crear nuevos cielos y nueva tierra según 2 Pedro 3:10-13

Nosotros los creyentes simplemente estaremos en nuestra morada eterna, en el cielo o la Nueva Jerusalén, mientras Dios destruye con fuego los presentes cielos y la presente tierra. Una vez que Dios cree nuevos cielos y nueva tierra, el cielo o la Nueva Jerusalén se fundirán, por decirlo así con esos nuevos cielos y esa nueva tierra y de esta manera permanecerá por la eternidad. Todo esto se desprende de textos como Apocalipsis 21:1-3 donde dice: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva;  porque el primer cielo y la primera tierra pasaron,  y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad,  la nueva Jerusalén,  descender del cielo,  de Dios,  dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía:  He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres,  y él morará con ellos;  y ellos serán su pueblo,  y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Así es como se ve el destino final de los que somos salvos en lo que tiene que ver con la tierra durante el milenio y el cielo mismo.

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