Se trata de una pareja que antes de ser casarse entre ellos, los dos eran divorciados de sus respectivas parejas por incompatibilidad. Ahora los dos han recibido a Cristo como Salvador y desean agradar al Señor en sus vidas. ¿Deben seguir casados? O deben separarse y volver a unirse a sus parejas originales de quienes se divorciaron antes de ser creyentes.
Bueno, amigo , el divorcio, cualquiera que sea la causa, es contrario a la voluntad de Dios. Hacer algo contrario a la voluntad de Dios siempre ha sido, es y será pecado. Las personas de quienes estamos hablando cometieron el pecado de divorciarse antes de ser creyentes. La razón fue incompatibilidad. Al volver a casarse, cometieron otro pecado, el pecado de adulterio, por cuando su divorcio no fue a causa de fornicación. Note lo que dice Mateo 19:9 “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” Fue pecado sobre pecado. Un pecado guió a otro pecado. Pero los dos eran incrédulos. El momento que los dos recibieron a Cristo como Salvador, todo este pecado fue perdonado, porque Cristo pagó con su muerte en la cruz por todo el pecado de ambos. A los ojos de Dios, es como si los dos jamás hubieran cometido ningún pecado. Note lo que dice: 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” El estado de adulterio en el que los dos estaban viviendo antes de ser creyentes, ha sido totalmente perdonado por Dios y entonces se aplica la enseñanza que aparece en 1 Corintios 7:20 donde dice: “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.” Los dos deben seguir juntos. Sería absurdo tratar de destruir lo que es ahora un hogar cristiano por un pecado cometido en el tiempo que los dos eran incrédulos.