¿Está Dios hablando hoy con personas como lo hizo en el pasado con moisés, y tantos otros?
Para responder a la misma, dejemos que Alan lea el pasaje bíblico que se encuentra en Hebreos 1:1-4 que dice: «Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quién asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.»
Esta es la forma como comienza el precioso libro de Hebreos, en el cual se presenta a Jesucristo como superior a todo y a todos. El autor del libro, dice algo muy importante en relación a su consulta mi amigo.
Afirma que en el pasado, Dios habló muchas veces y de muchas maneras a los antepasados de los israelitas. Los instrumentos que Dios utilizó para esto fueron los profetas. Dios habló con Adán, Dios habló con Noé, Dios habló con Abraham, Dios habló con Jacob, Dios habló con Moisés, Dios habló con Isaías, Jeremías, Daniel y todos los demás profetas. Dios habló con los profetas del Nuevo Testamento.
Como dice el autor de Hebreos, Dios habló muchas veces. Cada vez que habló con algún hombre añadió una parte más a lo que quería comunicar a la humanidad acerca de sí mismo.
Pero además de hablar muchas veces, Dios habló de muchas maneras. A veces fue audiblemente como a Moisés, a veces fue por sueños como a José el esposo de María la madre de Jesús, otras veces fue en visiones como a Juan el autor del libro de Apocalipsis, otras veces fue simplemente poniendo en la mente de los profetas los pensamientos y las palabras que ellos debían escribir, respetando siempre la personalidad de esos profetas.
Estas son las diversas maneras que Dios utilizó para hablar a los antepasados. Pero volvamos a lo que leímos en el libro de Hebreos. Luego de señalar que en el pasado Dios habló muchas veces y de muchas maneras a los padres por medio de los profetas, dice el autor del libro de Hebreos que en estos postreros días, Dios ha hablado por medio de su Hijo Jesucristo.
Por decirlo así, Jesucristo es la culminación de lo que Dios ha querido comunicar al hombre. En el pasado cada profeta recibió una parte de la revelación de Dios. Cada vez que Dios hablaba con alguien, se iba completando el cuadro de lo que Dios quería comunicar al hombre, pero el cuadro seguía incompleto, faltaba la culminación. Es como cuando uno arma un rompecabezas. Cada pieza añade algo más al cuadro general.
Pero el cuadro general no está completo hasta que no se coloque la última pieza. Pues esa última pieza del rompecabezas de la revelación de Dios al hombre, es lo que Dios habló a la humanidad por medio de su Hijo el Señor Jesucristo. Lo que el Hijo comunicó bien sea directamente o bien sea a través de algunos de sus discípulos, es lo que encontramos en el Nuevo Testamento.
Una vez que se terminó de escribir el Nuevo Testamento se terminó también lo que Dios quiso comunicar al hombre. Esto significa que a partir de ese momento, Dios ya no está hablando con el hombre como lo hizo en el pasado. No es que Dios no pueda hacerlo, o que Dios no quiera hacerlo, es simplemente que Dios no necesita hacerlo, porque todo lo que quería decir ya lo ha dicho en lo que llamamos la Biblia.
Si alguien hoy en día quiere saber lo que Dios ha dicho al hombre, no debe esperar que Dios le hable cara a cara audiblemente o que Dios le de un sueño o que Dios le de una visión, etc. Lo único que debe hacer es abrir las páginas de la Biblia y hallar en ella todo el consejo de Dios.