Comparación entre el don de profecía y el don de lenguas

Es un verdadero placer saludarle amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis. El tema de hoy tiene que ver con una comparación entre el don de profecía y el don de lenguas. En instantes más, estará junto a nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio del pasaje bíblico de hoy.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Corintios capítulo 14. A manera de introducción, permítame señalar que en el capítulo 13, el apóstol Pablo dejó muy en claro la necesidad de incluir el amor en el uso de los dones espirituales. Hablando de la superioridad del amor, Pablo dijo al final del capítulo 13: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor» Siendo el amor algo tan importante y tan vital, entonces se requiere hacer algo práctico en respuesta. Esto es justamente el punto de partida para lo que Pablo pasa a mencionar en el capítulo 14 de primera a Corintios. En esta oportunidad, nos ocuparemos de los versículos 1 a 5. En esta porción bíblica, Pablo va a hacer un contraste entre el don de lenguas y el don de profecía. De entrada notamos es una declaración. 1 Corintios 14:1 dice: «Seguid el amor, y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.» Siendo el amor algo tan importante y necesario en el uso de los dones espirituales, Pablo ordena a los creyentes corintios, y también a nosotros hoy en día, a seguir el amor. El verbo seguir, se usa en el sentido de buscar algo con ahínco y una vez encontrado, mantenerlo siempre. Pablo dijo que el amor nunca deja de ser, tiene sentido el seguir o buscar, o adquirir algo que nunca dejar de ser y algo tan indispensable no sólo para el correcto uso de los dones espirituales sino para todo lo que hacemos como hijos de Dios. Luego Pablo dice textualmente: Procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Leída ligeramente esta declaración, parecería decir que Pablo está ordenando buscar los dones espirituales sobre todo el don de profecía. Pero no puede ser así, porque Pablo ya se encargó de señalar que los dones espirituales no son otorgados conforme el deseo del creyente que los recibe, sino conforme a la voluntad del Espíritu Santo. Pablo no dice: Busquen los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis, sino procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. ¿Qué es entonces lo que Pablo tiene en mente? Pues Pablo está confrontando la errada práctica de los creyentes corintios quienes estaban desesperados por adquirir los dones espirituales que ellos consideraban más espectaculares y en ello, estaban despreciando el don de profecía. El verbo que se ha traducido como «procurar» significa desear ardientemente. En esencia, Pablo está diciendo a los corintios algo como esto: Si desean ardientemente dones espirituales, al menos deseen los mejores dones, como el don de profecía. Los corintios estaban deseando ardientemente el don de lenguas por ejemplo, Pablo dice: ¿Por qué? El don de lenguas es el menos importante de los dones espirituales. Está al último en las dos listas de dones espirituales que aparecen en el capítulo 12. ¿Por qué no desean ardientemente mejor el don de profecía? Esta declaración de Pablo merece una explicación más detallada de su parte. Eso es lo que justamente hace Pablo a través de dos contrastes. El primer contraste aparece en 1 Corintios 14:2-3 donde dice: «Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.» Cuando Pablo habla de hablar en lenguas, no sólo en este versículo, sino en todo el Nuevo Testamento, no se está refiriendo a emitir sonidos incoherentes, sino a pronunciar palabras en un idioma que nunca se ha aprendido. El que habla en lenguas, sin que exista alguien que interprete esas lenguas, no tiene manera alguna de llegar con su mensaje a la congregación. Cualquier cosa que diga en esas lenguas podrá ser entendida sólo por Dios, porque nada está oculto de él. El que habla en lenguas, sin que exista alguien que las interprete, puede estar hablando las cosas más profundas de Dios, los misterios más profundos dados directamente por el Espíritu Santo, pero ¿a quién beneficia todo esto? Pues a nadie, porque nadie entiende lo que está diciendo. Pero ahora observe el contraste. Pero, dice Pablo, el que profetiza, habla a los hombres. El que profetiza usa el don de profecía, en el tiempo de Pablo, tanto para anunciar nueva verdad, como para proclamar la verdad ya revelada. El que profetiza habla a los hombres, porque usa un idioma conocido por los hombres. El mensaje llega a los hombres. De esta manera los hombres reciben el beneficio de ese mensaje. El beneficio es triple. Edificación, significa crecimiento espiritual. Exhortación, significa animar espiritualmente y consolación, significa fortalecimiento espiritual. El segundo contraste aparece en 1 Corintios 14:4 donde dice: «El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.» Cuando este texto habla de lengua extraña, una vez más, no se está refiriendo a balbucear o emitir sonidos incoherentes, sino de hablar un idioma que nunca antes se ha aprendido. El que dice algo en una lengua que nadie conoce, asumiendo que no hay nadie que lo interprete, lo único que está haciendo es atrayendo la atención de otros hacia sí mismo, y en este sentido está edificándose a sí mismo, pero esto es un uso ilegítimo de los dones espirituales, porque los dones espirituales no tienen el propósito de edificación de quien usa el don espiritual sino de la iglesia. Pablo no está animando a sus lectores a hablar en lenguas para edificarse a sí mismo sino confrontando la errada práctica de hablar en lenguas para edificarse a sí mismo. Ahora observe el contraste. Pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Esto es lo que se espera del uso de cualquier don espiritual. Que la iglesia sea edificada. El uso del don de profecía cumple perfectamente con este propósito, porque todos los creyentes en la iglesia local están en capacidad de recibir el mensaje del profeta, bien sea revelando nuevas verdades de parte de Dios, mientras estaba incompleto el Nuevo Testamento, o anunciando las verdades de Dios ya reveladas en el Nuevo Testamento. A través de estos dos contrastes, Pablo acaba de demostrar que si algo deberían anhelar fervientemente los creyentes corintios, no era el don de lenguas, en el sentido de hablar un idioma que nunca antes habían aprendido, sino el don de profecía para que de esa manera la iglesia sea edificada, exhortada y consolada. Lo que pasa es que la naturaleza humana siempre anhela fervientemente atraer la atención hacia sí misma. Por eso es que los creyentes corintios se morían por tener los dones espirituales espectaculares, como el don de lenguas, y cuando no llegaban a tenerlos, llegaban al extremo cuestionable de la imitación burda. Habiendo dicho todo lo anterior, Pablo va a hacer una conclusión. 1 Corintios 14:5 dice: «Así que, quisiera que vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.» Obviamente esto no expresa el deseo de Pablo, ni siquiera para el don de profecía, porque la idea por sí misma es imposible y contraria a la distribución soberana de los dones espirituales por parte del Espíritu Santo. 1 Corintios 12:11 dice: «Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere» Mal podría Pablo, por tanto decir que desea que todos tengan el don de lenguas o el don de profecía. Lo que Pablo está haciendo es simplemente sugiriendo hipotéticamente que si los creyentes corintios insistían en poseer algunos de los dones espirituales, deberían al menos buscar los dones que son más duraderos y más beneficiosos para la iglesia. Solamente cuando existe alguien que interprete las lenguas, el don de lenguas rinde algún beneficio para la iglesia. Esta es la razón para que dondequiera que Dios haya dado el don de lenguas, también haya dado el don de interpretación de lenguas, de modo que el don de lenguas resulte en edificación para la iglesia. Una de las instrucciones que Pablo da para el uso del don de lenguas, es justamente que el don de lenguas se use única y exclusivamente cuando esté presente otro creyente que esté en capacidad de interpretar esas lenguas. 1 Corintios 14:27 y 28 dice: «Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia» De modo que amable oyente, a los creyentes corintios les debe haber quedado muy claro que por su carnalidad estaban buscando el menos importante de los dones espirituales y descuidando los dones que más edifican a la iglesia. Que con la ayuda del Señor no repitamos este error en las iglesias locales donde nos congregamos.

Antes de concluir nuestra edición de hoy, le invito a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DIA. En Mateo 6:31-33 Jesucristo dijo que no debemos preocuparnos por lo que vamos a comer, pero en 2 Tesalonicenses 3:12 dice que debemos trabajar para comer. ¿Cómo es esto? Nuestra dirección es: labibliadice.org Además puede hacernos llegar sus consultas y sugerencias y por supuesto escuchar nuevamente el programa de hoy. Le recuerdo nuestra dirección: labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga grandemente.

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