La variedad en unidad que debe prevalecer en la iglesia de Cristo

Es grato saludarle mi amiga, mi amigo. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Prosiguiendo con el estudio de la primera epístola de Pablo a los Corintios, en la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en Crisis, en esta ocasión, David Logacho nos hablará de la variedad en unidad que debe prevalecer en la iglesia de Cristo.

Luego de dejar muy en claro que aunque son muchos los miembros de una iglesia local, sin embargo son un solo cuerpo, y que en ese cuerpo los miembros, aunque diferentes, sin embargo funcionan en total y absoluta armonía, Pablo va a desplegar un abanico para mostrar la diversidad de funciones de los miembros de una iglesia local. Con esto en mente, abramos nuestras Biblias en 1 Corintios 12:27-31. Lo primero que notamos es la realidad de la unidad en el cuerpo de Cristo. 1 Corintios 12:27 dice: «Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular» Pablo está hablando a los creyentes de la iglesia local en Corinto. Este conjunto de creyentes, todos juntos, forman el cuerpo de Cristo. Pero no nos confundamos. Cuando Pablo habla del cuerpo de Cristo en este caso, no se está refiriendo a la iglesia universal, formada por todos los redimidos por Cristo Jesús, en cualquier parte del mundo sin importar si están muertos o todavía vivos. Esto también es el cuerpo de Cristo. Pero cada iglesia local es un reflejo o una proyección en pequeño de la iglesia de Cristo, y por eso es perfectamente legítimo, que toda iglesia local sea conocida también como el cuerpo de Cristo. Dicho de otro modo, en cada iglesia local se debe manifestar las realidades espirituales de la iglesia universal o el cuerpo de Cristo. Pablo está por tanto, en toda su razón cuando hablando a los creyentes de la iglesia local de Corinto les dice: Vosotros, cada uno en particular, sois miembros del cuerpo de Cristo. Pero no olvide que el cuerpo tiene muchos miembros, y cada miembro cumple una función en particular y todos los miembros funcionan en una forma armónica y sincronizada. Esto conduce a Pablo a hablar de la realidad de la diversidad de los miembros del cuerpo de Cristo. 1 Corintios 12:28 dice: «Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.» Observe que es Dios quien diseña la manera como va a funcionar la iglesia local. Es Dios quien pone en las iglesias locales apóstoles, profetas, maestros, etc. Por supuesto que los dones espirituales son otorgados a través del Espíritu Santo, pero en último término quien decide quien va estar en cada iglesia local es Dios. Otro asunto que se debe observar en este versículo es que Pablo está hablando de creyentes con dones espirituales. Al hablar de apóstoles, se está hablando de creyentes con el don de apóstol. Al hablar de profetas, se está hablando de creyentes con el don de profeta. Al hablar de maestros, se está hablando de creyentes con el don de enseñanza, y así por el estilo. En esta lista, al igual que en la lista que aparece a inicios del capítulo 12, no se incluyen todos los dones espirituales que existen. Dicho esto, demos un vistazo a estos dones. Primero, apóstoles. Están al tope de la lista porque son los más importantes. Ellos, juntamente con los profetas, fueron quienes pusieron el fundamento doctrinal de la iglesia de Cristo. Primariamente, los apóstoles fueron los doce comisionados personalmente por el Señor como sus mensajeros. Ellos estuvieron con Jesús durante su ministerio terrenal y, con la excepción de Judas Iscariote, vieron a Jesús resucitado. A pesar de no ser parte de los doce, Pablo también es un apóstol, porque fue comisionado personalmente por Jesús resucitado. Pero hubo otros que también se los consideraba apóstoles. Nombres como Bernabé. Hablando de Pablo y Bernabé, note lo que dice Hechos 14:4 «Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles» Cuanto este texto habla de apóstoles, se está refiriendo a Pablo y Bernabé. También Santiago el medio hermano de Jesús era considerado por Pablo como un apóstol. Gálatas 1:19 dice: «pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor» Otro caso similar es el de Silas y Timoteo. Pablo está hablando de él mismo, de Silas y Timoteo y ponga atención a lo que dice en 1 Tesalonicenses 2:6 «ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo» A personas así se les consideraba apóstoles por su estrecha vinculación ya sea con Pablo o con los otros miembros de los doce. Hoy en día, en el sentido estricto de lo que es un apóstol, no existen apóstoles como tales. Pero en el sentido más amplio, por haber sido comisionados aunque no personalmente por el Señor, se podría hablar de apóstoles. Como alguien bien ha dicho: Apóstoles con A mayúscula solamente son los doce y Pablo. Apóstoles con a minúscula son todos los que son enviados por el Señor a anunciar el mensaje y plantar iglesias. A creyentes así es mejor llamarlos misioneros en lugar de apóstoles, aunque sea con a minúscula, para evitar malos entendidos al confundirlos con los apóstoles con A mayúscula. Segundo, profetas. Se trata de creyentes con el don de profecía. Los profetas fueron voceros de Dios, hombres que pronunciaron la mismísima palabra de Dios antes que ésta apareciera en forma escrita. Al igual que en el caso de los apóstoles, había profetas con P mayúscula, quienes recibieron nuevas revelaciones de Dios y la comunicaron poderosamente a la iglesia, y había profetas con p minúscula, quienes se limitaron a proclamar la verdad que ya había sido revelada y estaba escrita en la Biblia. Hoy en día no existen profetas con P mayúscula, porque la verdad revelada de Dios ya está completa en la Biblia, pero pueden existir profetas con p minúscula, creyentes que proclaman la verdad ya revelada con mucho denuedo. Tercero están los maestros. Son creyentes que han recibido el don de enseñanza. Se trata de creyentes que tienen la capacidad de tomar la palabra de Dios y explicarla de una manera clara y comprensible a la gente. Luego los que hacen milagros. En este caso se trata de creyentes que recibieron el don de milagros. Estos creyentes tenían el poder sobrenatural para realizar eventos sobrenaturales para autenticar el mensaje y el mensajero. El apóstol Pablo tenía justamente este don. Inclusive llegó a devolver la vida a alguien que había muerto. Después los que sanan. Se refiere a creyentes que recibieron el don de sanidad. Estos creyentes tenían el poder para sanar cualquier enfermedad de una manera instantánea y permanente y sin la intervención de la fe por parte de quien estaba siendo sanado. Este don también, al igual que el don de milagros fue muy útil para autenticar mensaje y mensajero. Hoy en día, Dios está haciendo milagros y sanidades, pero no por medio de creyentes que tienen estos dones sino en respuesta a la oración de los suyos y siempre en su voluntad, a su manera y en su tiempo. Luego los que ayudan. Estos creyentes recibieron el don de servicio o ayudas. Era una capacidad sobrenatural para satisfacer las necesidades de otros, no de forma egoísta sino con un interés sincero de colaborar con alguien que no está en capacidad de devolver el favor recibido. Después los que administran. Estos creyentes recibieron el don de administración o de presidir. Es una capacidad de organizar y administrar con tanta eficacia y espiritualidad que las cosas funcionan exitosamente, en armonía y con bendición evidente para todos. Por último, los que tienen don de lenguas. Eran creyentes que tenían la capacidad de hablar un idioma que nunca habían aprendido. Al igual que con el don de milagros y el don de sanidad, este don también se usó para autenticar mensaje y mensajero. No es un accidente que el don de lenguas esté al último en la lista, porque en realidad es el de menor importancia, pero a pesar de esto, los creyentes corintios estaban desesperados por adquirirlo. Habiendo mostrado los diferentes dones, Pablo pasa a hacer reflexionar más a fondo sobre la diversidad de funciones entre los miembros de la iglesia en Corinto. 1 Corintios 12:29-30 dice: «¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?» Aquí está el meollo del asunto. A través de varias preguntas retóricas que obligan a una respuesta negativa, Pablo muestra que en la iglesia en Corinto hay una diversidad en unidad. No todos son apóstoles, no todos son profetas, no todos son maestros, no todos hacen milagros, no todos tienen dones de sanidad, no todos hablan lenguas y no todos interpretan lenguas. Una variedad en unidad. Interesante que no todos hablan en lenguas. Esto contradice la noción equivocada que todo creyente genuino debe hablar en lenguas. No todos hablan en lenguas declara la palabra de Dios. Esto también contradice la doctrina equivocada que hablar en lenguas es la señal de haber sido bautizado en el Espíritu Santo. La Biblia declara que todos los creyentes hemos sido bautizados por el Espíritu Santo. Si hablar en lenguas fuera señal de haber sido bautizado por el Espíritu Santo, sería de esperarse que todos los creyentes hablemos lenguas, pero acabamos de mostrar que no todos los creyentes hablan lenguas. Pablo termina este capítulo, refutando a los corintios por su error de buscar notoriedad por medio de tener los dones que ellos consideraban mejores. 1 Corintios 12:31 dice: «Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente» Pablo no está exhortando a buscar los mejores dones, porque antes ya dijo que los dones son entregados como el Espíritu Santo quiere, no como el creyente quiere. Pablo está refutando el error de los corintios de buscar lo que ellos consideraban como los mejores dones, y el primero en su lista era el don de lenguas. Pablo va a mostrar que hay algo infinitamente mejor que sin embargo los corintios estaban descuidando. De esto hablaremos en nuestro próximo estudio bíblico.

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