La iglesia es el objeto del amor supremo de Cristo

Cordiales saludos amable oyente. Es una grata bendición para mí compartir este tiempo con usted. Bienvenida, bienvenido a nuestro estudio bíblico. A partir de hoy vamos a iniciar el estudio de la segunda epístola de Pablo a los Tesalonicenses, en la serie titulada: Ánimo para una iglesia en aprietos. La iglesia es el objeto del amor supremo de Cristo. En Efesios 5:25 encontramos esas magistrales palabras: Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. La iglesia es la esposa de Cristo. No es extraño por tanto que la Biblia en general y el Nuevo Testamento en particular contenga numerosos mensajes de ánimo de Cristo para su esposa, la iglesia. Esto es justamente lo que tenemos en 2 Tesalonicenses. La iglesia local en Tesalónica estaba atravesando por algunos aprietos. Cuando uno está en aprietos de cualquier índole, es muy útil recibir mensajes de ánimo, de personas que nos aprecian. Igual es con las iglesias locales. Cuando están en aprietos de cualquier índole, es muy útil recibir mensajes de ánimo del Señor Jesucristo. De esta manera, la carga se hace más llevadera. Veamos pues, como fue animada la iglesia en Tesalónica.

Si tiene una Biblia a la mano, sería bueno que la abra en la segunda epístola de Pablo a los Tesalonicenses. Si no tiene una Biblia a la mano, no hay problema, sólo ponga más atención a la lectura de los textos bíblicos que yo voy a hacer. Como es nuestra costumbre, antes de iniciar el estudio de un libro de la Biblia es necesario dar atención a algunos detalles que nos ayudarán a comprender mejor el propósito que tuvo su autor. En cuanto al autor de la segunda epístola a los Tesalonicenses, en el primer versículo del primer capítulo notamos que se trata del apóstol Pablo. Allí aparece acompañado de Silvano, o Silas y Timoteo, los compañeros de viaje de Pablo en el segundo viaje misionero, cuando se fundó la iglesia en Tesalónica. Esto no debe confundirnos haciéndonos pensar que los tres son los escritores de esta carta. No. La segunda carta a los Tesalonicenses fue escrita solamente por el apóstol Pablo. El apóstol Pablo y sus acompañantes se encontraban en Corinto cuando Pablo escribió a segunda carta a los Tesalonicenses. Con respecto a la fecha de escritura de la segunda carta a los Tesalonicenses, se escribió poco tiempo después de la primera carta a los Tesalonicenses, la cual fue escrita en el año 51 DC. La ciudad de Tesalónica del Nuevo Testamento, fue lo que hoy es la moderna Tesalónica o Salónica en Grecia, la segunda ciudad de Grecia, capital de la región de Macedonia Central y un puerto importante del norte del mar Egeo. Esta ciudad se volvió la capital de Macedonia en el año 168 AC y disfrutó del status de ciudad libre y por tanto tenía un gobierno autónomo, bajo el imperio romano. Debido a que estaba localizada en la carretera principal que iba de este a oeste, la vía Ignacia, Tesalónica servía como centro de actividad política y comercial de Macedonia. En cuanto a la iglesia en Tesalónica, Pablo viajó 160 KM. De Filipos vía Anfípolis y Apolonia a Tesalónica en su segundo viaje misionero en el año 50 DC. Como era su costumbre, al llegar, a Tesalónica buscó la sinagoga para compartir el Evangelio con los judíos. Partiendo del Antiguo Testamento, Pablo se refirió a la muerte y resurrección de Cristo, para probar que Jesús de Nazaret es verdaderamente el Mesías prometido a Israel. Algunos judíos aceptaron el mensaje y recibieron a Cristo como Salvador y poco después, creyeron también prosélitos griegos y algunas mujeres acaudaladas. Entre estos nuevos creyentes se menciona a Jasón, Gayo, Aristarco y Segundo. El ministerio de Pablo creció rápidamente, pero esto despertó el celo de los judíos, quienes lograron que Pablo sea arrojado de la ciudad. Eventualmente Pablo llegó a Corinto desde donde escribió su primera carta a los Tesalonicenses. Parece que mientras estaba en Corinto, Pablo se había mantenido al tanto de los sucesos en Tesalónica a través de correspondencia o de mensajeros. Quizá el portador de la primera carta de Pablo a los Tesalonicenses le trajo noticias de regreso relacionadas con la condición de la iglesia en Tesalónica, la cual había madurado y se había extendido, pero la presión y la persecución también habían aumentado. Los creyentes en Tesalónica estaban muy confundidos por la enseñanza de falsos maestros en cuanto a la venida del Señor, lo cual resultó en una vida desordenada de algunos creyentes de Tesalónica. Esto fue lo que motivó a Pablo a escribir su segunda carta a los Tesalonicenses. Su propósito fue en primer lugar, animar a los creyentes de Tesalónica quienes estaban muy desalentados por la persecución que estaban enfrentando. En segundo lugar, les escribió para corregir los errores teológicos que estaban propagando los falsos maestros en cuanto a la venida del Señor. En tercer lugar, les escribió para exhortar a algunos creyentes que pensando que ya estaba por venir el Señor, dejaron de trabajar y comenzaron a vivir a expensas de otros. Muy bien. Con todo esto en mente, vayamos a la primera parte de la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses. Lo que tenemos es el saludo de la carta. 2 Tesalonicenses 1:1-2 dice: Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses(A) en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:
2Th 1:2  Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Quien escribe la carta es el apóstol Pablo. Para identificarse no echa mano de su alta dignidad como apóstol. Dice simplemente, Pablo. Junto a él estaba Silvano, compañero de Pablo en su segundo viaje misionero, quien también se llamaba Silas. También estaba Timoteo, el discípulo más notable de Pablo quien le acompañó en el segundo y tercer viaje misionero y en su primera prisión en Roma. Pablo jamás fue un llanero solitario, es decir, alguien que trabajaba solo. Siempre se rodeó de personas a quienes podía enseñar lo que él sabía y de quienes podía recibir la ayuda necesaria para ser efectivo en la obra del Señor. No hay lugar para los llaneros solitarios en la obra del Señor, pero lamentable, algunos siervos del Señor persisten en esta forma de hacer la obra del Señor. Pablo escribe su carta a la iglesia de los tesalonicenses. La palabra iglesia es la traducción de una palabra griega que significa “los que son llamados fuera” y se usa para referirse a todos los que han recibido a Cristo como Salvador, no importa si están vivos o que hayan muerto físicamente. Este es el sentido universal de la palabra iglesia. Pero la palabra iglesia también tiene un sentido local. En este caso se refiere a todos los que se reúnen en el nombre de Cristo en determinado lugar. Este es el sentido que Pablo usa al hablar de la iglesia. Se refiere a los creyentes que se reúnen en el nombre de Cristo en la ciudad de Tesalónica. Al mencionarlos, Pablo enfatiza la posición espiritual de estos creyentes y de todos los creyentes en general. Todos los creyentes están en Dios, nuestro Padre y en el Señor Jesucristo. Esto es maravilloso. ¡Qué privilegio! No es por mérito de los creyentes. Es por la pura gracia de Dios, cuanto el creyente recibe a Cristo como Salvador. Esto que dice Pablo es justo lo que los creyentes tesalonicenses necesitaban escuchar en medio del aprieto por el cual estaban pasando. La vida puede tornarse difícil, pero esto no debe hacernos perder de vista las cosas maravillosas que Dios nos ha dado. Por estar en Dios, nuestro Padre y en el Señor Jesucristo, los creyentes gozamos de salvación segura. Nada ni nadie puede sacarnos de allí. La salvación no se pierde. Acto seguido, Pablo pasa a expresar el saludo a la iglesia de los tesalonicenses. El saludo es muy significativo: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. La gracia es el favor no merecido que todos los creyentes hemos recibido de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo cuando fuimos salvados y el favor no merecido que todos los creyentes recibimos cada día de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Día a día Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo nos colma de bendiciones por su gracia. Algunas de estas bendiciones son materiales, la mayoría de estas bendiciones son espirituales. La gracia que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derrama sobre todos nosotros los creyentes, se manifiesta en paz. Paz es la quietud de espíritu que los creyentes podemos experimentar en medio de cualquier circunstancia, no importa si la circunstancia es buena o mala. La gracia y la paz son bienes invalorables que los creyentes podemos disponer para vivir con gozo y satisfacción en este mundo. A partir del próximo estudio bíblico entraremos a analizar el contenido de la segunda espístola a los Tesalonicences. Mientras tanto, permítame hacerle esta pregunta: ¿Es usted parte de ese grupo privilegiado de personas que han recibido la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo? Si su respuesta es negativa, entonces usted necesita recibir a Cristo como su personal Salvador. Para esto, reconozca que está separado de Dios a causa de su pecado, reconozca que por ser pecador está en peligro de recibir condenación eterna, reconozca que Dios le ama y por eso envió a su Hijo, el Señor Jesucristo para que muera en la cruz en lugar de usted, recibiendo el castigo que usted merece y finalmente, en un acto de fe, hable con Dios diciéndole que desea recibir a Cristo como su Salvador. Dios contestará su oración y usted será salvo. Que Dios le guíe a tomar esta decisión importante.

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