La mujer y la feminidad Pt. 4

Hola amigo, amiga oyente, que placer poder estar contigo este día. Estamos involucrados en una nueva serie y estamos aprendiendo, bajo la luz de la Biblia el propósito de la feminidad para el Evangelio. En el programa anterior vimos que tu amor por tu esposo no se basa en lo que el mundo de hoy nos dice, no se basa en lo que él haga o deje de hacer. El mundo dice que tu amor debe estar basado en lo que recibes, en cuánto se lo merecen, en lo que es más justo y correcto y si no hacen algo bien, no merecen tu amor, pero eso no es lo que dice la Escritura. La Escritura dice, señoras, amen a sus esposos y esta es la razón por la cual necesitamos ver la conexión entre el Evangelio y nuestras familias. ¿Cómo pueden amar las mujeres que viven con esposos no amables? La única respuesta es el Evangelio.

La imagen completa del Evangelio es que Dios no ama únicamente a los amables, Dios ama a los que no lo aman; Él dio su vida por nosotros cuando éramos los que menos servían. Entonces, si tu pregunta es, ¿cómo puedes amar a tu esposo? Pues la única respuesta es por el amor de Dios en ti. Es solamente el resultado de su gracia en ti. 1 Juan 4:19 dice: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” Este es un amor que solo Dios puede poner en nosotros. Esta es la razón por la cual el Evangelio y la gracia están en la base de nuestras familias, porque su gracia es el poder para hacer esto.

Sé que hay situaciones muy complicadas en medio de las familias que nos escuchan, no estoy diciendo que sé exactamente lo que está pasando, pero me puedo imaginar que hay ciertas situaciones difíciles que hacen que amar se vuelva una lucha muy fuerte. Me puedo imaginar que hay una esposa que me escucha, cuyo esposo está pasando largas horas en el trabajo y llega a casa y ve tv. Y únicamente la voltea a ver por un minuto o dos del día. Sé que hay una esposa aquí cuyo marido está de vuelta en Internet mirando pornografía de nuevo. Sé que hay una esposa cuyo marido no es cristiano y es hostil con todo lo que involucra a Cristo. Y en estas situaciones piensas: “bien, ¿cómo puede Dios llamarme a amar a mi esposo en esa realidad?”. Y la respuesta es el Evangelio, la respuesta es la cruz.

Entonces, frente a tu razonamiento de que tu esposo es muy poco digno de amor en este momento, Dios dice que amar lo indigno es su especialidad. Y Él da la gracia. Dios nunca da un mandato que Él no nos autoriza a llevar a cabo. Es por eso que necesitamos el Evangelio, es por eso que necesitamos su gracia. La cultura dice que tan pronto como las cosas no son convenientes en el matrimonio, tan pronto como las cosas dejen de funcionar, debes dejarlo todo y seguir adelante, pero el Evangelio dice que cuando las cosas son inconvenientes, cuando las cosas no funcionan, entonces debes amar a tu esposo, amar a tu esposo aun sobre todo eso, esta es tu prioridad.

¿Estás amando a tu esposo? Esta es la imagen de la feminidad bíblica y es un amor que requiere determinación, gran determinación. Es una elección de amar y no solo de determinación, pero es un amor que brinda un gran placer, trae un gran deleite y esa es la imagen que Dios ha diseñado aquí en el capítulo 2 de Tito. Esta palabra “amor”, originalmente se refiere al amor filio. Esa es la palabra que se usa para el amor de la amistad; es un amor tierno y afectuoso, como un amor entre los mejores amigos. Esta es la imagen que Dios ha diseñado para el matrimonio y esto no sucede automáticamente.

De hecho, esto es algo que probablemente ya no exista. Posiblemente estés pensando, bien mis sentimientos se desvanecieron para mi esposo. Quiero a otra persona. ¿Qué debo hacer? ¿Debo dejar este amor? Y la respuesta es no, debes amar a tu esposo. Ahora, esto puede ser peligroso, es por eso que esto debe ser equilibrado con todo lo que dice la Escritura. Ciertamente hay situaciones y las Escrituras abordan esas situaciones especiales. Por ejemplo, abuso físico; esto no significa que Tito 2 esté diciendo que, si su marido la está maltratando físicamente, debe volver día, tras día, tras día. Eso no es lo que la Escritura está enseñando. La imagen es clara: ama a tu esposo de una manera que Dios dice te traerá un gran deleite. Este es su diseño para este amor. Entonces ama a tu esposo.

Segundo, ama a tus hijos. Nuevamente tenemos que ser entrenados para amar a nuestros hijos. No siempre es fácil amar a los niños. La imagen que tenemos en las Escrituras creo que proviene de nuestras experiencias. No hay una profesión que requiera más trabajo y mayor sacrificio que la maternidad día tras día. Déjame decirte eso una vez más, no hay una profesión que requiera más trabajo o mayor sacrificio que la maternidad.

Ama a tus hijos, este amor implica demandas profundas. No hay duda de que una madre puede tener un hijo o hija y cuidar de ellos espiritual, física y emocionalmente en todos los sentidos para guiarlos a través de los altibajos de su vida. Esta es una imagen increíble y la realidad es que, Tito 2 dice que no hay mujeres, por favor escucha esto, no hay una sola mujer que este a la altura de la maternidad. No hay una sola mujer que pueda cumplir con su maternidad fielmente, esa es la imagen que el Evangelio nos está dando. Es la gracia de Dios lo que te permite ser la madre que Dios te ha diseñado ser. Todo está basado en la gracia. Esas son implicaciones profundas que te envían a Dios para decir: “Dios, necesito tu gracia para hacer esto” y ser madre no solo involucra demandas profundas, este es un amor que trae un gran placer. Nuevamente es la misma palabra filio, amorosa y eficaz, como un amor entre mejores amigos. Ahora piensa en esto ¿Qué hace un mundo incrédulo cuando ven a una madre cuyo amor por sus hijos es como el de una mejor amiga? Eso brilla en nuestra cultura hoy. Esto es lo que muestra la belleza de Cristo y hace que las enseñanzas sobre Dios nuestro Salvador sean atractivas para un mundo perdido.

Tito capitulo 2, verso 5 dice: “que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. Ama a tus hijos, luego disciplínalos. Dice la Palabra que las mujeres mayores deben enseñarles a las jóvenes a amar a sus hijos e hijas para que se autocontrolen. Autocontrol, es algo que aparece una y otra vez en la Biblia. Frente a eso yo te pregunto: ¿cómo podemos esperar disciplinar a nuestros hijos si no podemos disciplinarnos a nosotros mismos? Debemos auto controlarnos, disciplinarte a ti mismo, y está la imagen que tenemos en el versículo 12 cuando hablamos acerca de que la gracia nos enseña, nos entrena. La gracia nos disciplina, los versos 11 y 12 dicen: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”.

Entonces, ¿cómo puedes hacer que la crianza funcione mejor? Pues diciendo a Dios que necesitas de su gracia. Tú necesitas la gracia de Dios cada momento para capacitarte, entrenarte, disciplinarte, purificarte y moldearme a la imagen de Cristo. La gracia hace esto en nuestra vida. La gracia nos disciplina a decir no al mundo y a decir sí a Cristo. La gracia te dice no a las cosas que nos alejarían de lo que Dios demanda, y nos permite decir que sí a todo lo que Cristo es para nosotros y en nosotros. Es la gracia que hace esto. Me encanta lo que Proverbios capítulo 25, versículo 28, escúchalo: «Como ciudad derribada y sin muro Es el hombre (y vamos a ponerlo aquí como mujer) cuyo espíritu no tiene rienda«. Una mujer sin autocontrol es como una ciudad dividida y sin paredes. Esa es una gran idea que el autocontrol es literalmente un muro de defensa a nuestro alrededor contra los enemigos de nuestras almas.

Ahora, las Escrituras, en todas partes, enseñan autocontrol en una variedad de formas diferentes. Nos enseña a guardar nuestro corazón, la gracia nos enseña a guardar nuestro corazón, porque él es el manantial de vida que dicen los Salmos.

Queridas damas, protejan su corazón. Guarden sus mentes, Filipenses 4 dice: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” Protege tu cuerpo, tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Cuida tu alimentación, tu sueño y tu bebida. Eres el templo del Espíritu Santo. Debemos ser autocontrolado y guardar su voluntad.

Como una especie de conclusión del capítulo 2 de Tito, cuando se trata de esta imagen de autocontrol, nos damos cuenta que hay tantas áreas en todas nuestras vidas, tanto hombres como mujeres, que cuando pensamos acerca de autocontrol, notamos que existen áreas donde bajamos la guardia y eso puede ser casi abrumador. Te ánimo, a que en tu tiempo con el Señor le pidas que te muestre una o quizás todas las áreas pequeñas en tu vida en las que necesites crecer en autocontrol y decidir enfocarte. Di quiero Dios que tu gracia me acompañe, quiero que desarrolles autocontrol en esta área en mi vida.

Lo que sucederá, te garantizo es que cuando comiences a enfocarte en esta pequeña área, comenzarás a ver que esa pequeña área tiene efectos en todas estas otras áreas. Así que solo comienza a desempacarlo poco a poco. Disciplínate a ti mismo. Luego, sé fiel a Dios y a tu esposo. Sé auto controlada y pura. Esta es la imagen de la fidelidad matrimonial en corazón, mente y cuerpo.

Puro, inocente, sin contaminarte. Esta es una fidelidad radical a Dios y a tu esposo, y el contexto de esta palabra “puro” realmente se centra en la pureza sexual y la imagen es fiel. Y sabemos que el adversario quiere atacar esta área en las vidas de las mujeres y los hombres y nuestros matrimonios en general. Atacar la pureza moral y la fidelidad entre ellos. Sabemos que la tentación sexual no hace distinción de personas masculinas o femeninas, jóvenes o viejas, felizmente o infelizmente casadas. La tentación sexual es una realidad. Es por eso que las Escrituras advierten tan fuertemente contra esto, porque no hay uno de nosotros que sea capaz de resistir esa tentación por sí mismo.

Entonces, ¿qué dice la Escritura? La Escritura dice: “huir de la inmoralidad”. Huye de la inmoralidad. Si ustedes damas, los hombres también pero hoy nos estamos enfocando en la feminidad. Entonces, si ustedes, están jugando con pensamientos indebidos, si se están acercando a la inmoralidad, empiecen a correr. Huye de la inmoralidad, literalmente huye. La gracia de Dios te da fuerzas. Sal de ahí. Huye de la inmoralidad. No pienses que puedes resistir apartada de la gracia de Cristo. Vuélvete a la gracia. La gracia de Cristo lo alejará radicalmente, así que no vayas a ninguna parte que te acerque a la inmoralidad. Sabemos cómo todas estas cosas se conectan entre sí. Cuando nuestro amor por los esposos comienza a desvanecerse, entonces comienzas a ser mucho más vulnerable. Así que huye de la inmoralidad y abraza la pureza.

Lee conmigo 2 Timoteo 2:22: Ahí Pablo nos dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” ¿lo ves? Toda la Biblia está llena de este tipo de enseñanzas. Un ejemplo más lo vemos en 1 Corintios capítulo 6, versículo 18 donde dice: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.

Huye de la infidelidad, pero no solo huyas de la inmoralidad, sino que corre hacia algo. Corre hacia tu esposo, hacia la pureza, hacia el diseño de Dios para el matrimonio, propósito que Él muestra a lo largo de toda la Escritura. Así que te invito a que nos puedas acompañar en nuestro próximo tiempo juntos y aprender más sobre el propósito del matrimonio ideado por Dios para cada uno de sus hijos. Que Dios te bendiga.

 

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