Un siervo de Jesucristo debe enseñar acerca de los beneficios de vivir en el nuevo pacto

Es motivo de gran gozo para mí saludarle, amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en la segunda epístola de Pablo a los Corintios. Este estudio bíblico es parte de la serie titulada: El legado de un siervo de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a ver que un siervo de Jesucristo debe enseñar acerca de los beneficios de vivir en el nuevo pacto.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 2 Corintios 3, a partir del versículo 7. En nuestro estudio bíblico anterior, Pablo dio testimonio de que Dios le hizo ministro competente de un nuevo pacto, no de la letra sino del espíritu, porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. El pacto de la letra se refiere básicamente a la ley de Moisés en la cual se especifica lo que el pecador necesita cumplir para poder ser aceptado por Dios. Lamentablemente ningún pecador puede cumplir con lo que Dios demanda, de modo que el pacto de la letra termina por condenar al pecador. A esto se refiere la frase: “porque la letra mata” La ley de Moisés no fue dada para que el pecador se salve por medio de su cumplimiento. La ley de Moisés fue dada para que el pecador sepa que es imposible que pueda satisfacer las justas demandas de Dios para poder ser salvo. La ley de Moisés es como un espejo que muestra al pecador tal cual como es, pero no tiene poder para cambiar al pecador y hacer que quede limpio. El pacto del espíritu o el nuevo pacto, garantiza perdón de pecado y vida eterna a todo pecador que por fe recibe a Cristo como Salvador. Solo el Señor Jesucristo mediante su muerte en la cruz, y a través del Espíritu Santo puede producir vida eterna en el pecador que cree. Por eso dice el texto que el espíritu vivifica. Como buen siervo de Jesucristo, Pablo pasa ahora a mostrar la superioridad del nuevo pacto sobre el antiguo pacto. Para entender mejor el razonamiento de Pablo será necesario leer lo que dice la Biblia en el libro de Éxodo en cuanto a un detalle importante que ocurrió cuando Dios entregó la ley a Moisés en el monte Sinaí. Se encuentra en Éxodo 34:29-35. La Biblia dice: Cuando Moisés descendió del monte Sinaí,  traía en sus manos las dos tablas de la *ley.  Pero no sabía que,  por haberle hablado el Señor,  de su rostro salía un haz de luz.
Exo 34:30  Al ver Aarón y todos los israelitas el rostro resplandeciente de Moisés,  tuvieron miedo de acercársele;
Exo 34:31  pero Moisés llamó a Aarón y a todos los jefes,  y ellos regresaron para hablar con él.
Exo 34:32  Luego se le acercaron todos los israelitas,  y Moisés les ordenó acatar todo lo que el Señor le había dicho en el monte Sinaí.
Exo 34:33  En cuanto Moisés terminó de hablar con ellos,  se cubrió el rostro con un velo.
Exo 34:34  Siempre que entraba a la presencia del Señor para hablar con él,  se quitaba el velo mientras no salía.  Al salir,  les comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado decir.
Exo 34:35  Y como los israelitas veían que su rostro resplandecía,  Moisés se cubría de nuevo el rostro,  hasta que entraba a hablar otra vez con el Señor.
Ponga especial atención en el resplandor que salía del rostro de Moisés después de que habla con el Señor y el velo con el cual Moisés cubría su rostro. ¿Cuál fue la razón para que Moisés cubra su rostro con un velo? Pues fue para que los Israelitas no vean que el brillo se iba desvaneciendo a medida que pasaba el tiempo. Esto era una hermosa ilustración de algo que Pablo se va a ocupar de hacernos conocer. Lo primero que vamos a notar en el pasaje bíblico para nuestro estudio es la comparación entre la gloria del pacto de la letra o la ley de Moisés y la gloria del pacto del espíritu o del nuevo pacto. 2 Corintios 3:7-8 dice: Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,  tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,  la cual había de perecer,
2Co 3:8  ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
Los falsos maestros judíos que estaban añadiendo obras a la fe para ser salvos, tal vez podrían acusar a Pablo que estaba despreciando la ley de Moisés cuando afirmaba que es un ministerio de muerte. Pablo por tanto va a poner las cosas en claro cuando dice que la ley de Moisés fue entregada con gloria. Esto se hizo evidente en el hecho que cuando Dios entregó a Moisés las tablas de la ley, o el ministerio de muerte grabado con letras en piedras, fue con gloria, al punto que el rostro de Moisés resplandecía cuando terminó de hablar con Dios en el monte Sinaí, y esto aterró a los hijos de Israel, por lo cual tenían miedo de mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, con el paso del tiempo ese resplandor en el rostro de Moisés se iba desvaneciendo, y para que los hijos de Israel no lo noten, Moisés usó un velo para cubrir su rostro. Era un anuncio anticipado de que la ley de Moisés aunque gloriosa, no era tan gloriosa como algo más glorioso que estaba por venir. Por eso Pablo hace la pregunta crucial: ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? El ministerio del espíritu se refiere al nuevo pacto, que contempla un cambio espiritual interno que Dios opera en todos aquellos que confían en Cristo como Salvador, quien mediante su muerte efectuó el pago completo por el pecado del hombre, y que resulta en vida eterna. Si el ministerio de muerte, grabado con letras en piedras fue con gloria, cuánto más gloria el ministerio del espíritu, que resulta en vida eterna. En segundo lugar, Pablo compara el producto final del ministerio de muerte, el antiguo pacto y el ministerio del espíritu, el nuevo pacto. 2 Corintios 3:9-10 dice: Porque si el ministerio de condenación fue con gloria,  mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
2Co 3:10  Porque aun lo que fue glorioso,  no es glorioso en este respecto,  en comparación con la gloria más eminente.
El producto final del antiguo pacto, o el ministerio de muerte, es condenación. Este ministerio de muerte decía al enfermo cuál era su enfermedad, pero no le daba el remedio para esa enfermedad, se limitaba con decir al pecador: Estas imposibilitado de cumplir con las demandas de Dios para ser salvo, así que, en consecuencia mereces la condenación de la cual habla la ley de Moisés. Pero aún así este ministerio de muerte fue entregado por Dios con gloria. Pero cuánta más gloria tendrá el nuevo pacto, o el ministerio del espíritu, por cuanto el producto final es justificación, no condenación. Justificación es un término legal que significa que un culpable es declarado justo por cuanto otro recibió el castigo que el culpable merece. En la cruz del Calvario, el Señor Jesús tomó el lugar del pecador para recibir el castigo que el pecador merece. Cuando un pecador reconoce este hecho y recibe al Señor Jesús como Salvador, es justificado o declarado justo por Dios. Note el contraste, el antiguo pacto resulta en condenación, el nuevo pacto resulta en justificación. El antiguo pacto fue dado con gloria cuánta más gloria no estará asociada con el nuevo pacto. Muy mal hacían los falsos maestros judíos al obligar a los creyentes a volver a las prácticas del antiguo pacto, de la ley de Moisés. Estaban retrocediendo en lugar de ir hacia delante. En tercer lugar, es el asunto de la vigencia. El ministerio de muerte o el antiguo pacto tenía una vigencia temporal, mientras que el ministerio del espíritu, tiene una vigencia eterna, nunca deja de existir. Note lo que dice 2 Corintios 3:11 Porque si lo que perece tuvo gloria,  mucho más glorioso será lo que permanece.
El antiguo pacto tuvo su propósito, mostrar al pecador que está imposibilitado de acercarse a Dios por sus propios medios, cumpliendo con el ministerio de muerte grabado con letras en piedras. Una vez que cumplió con su propósito, este antiguo pacto dejó de estar en vigencia. Pablo dice que el antiguo pacto estaba condenado a perecer. Sin embargo, aún algo así, fue dado con gloria, cuánta más gloria no estará asociada con el ministerio del espíritu, el nuevo pacto, que está vigente para siempre. Pablo dice que permanece. A la luz de que el nuevo pacto es infinitamente mejor que el antiguo pacto, porque es más glorioso, porque produce justificación y porque permanece para siempre, es absurdo lo que estaban haciendo los falsos maestros judíos, al exigir que los creyentes vuelvan atrás al practicar cosas propias del antiguo pacto. Tenga mucho cuidado amable oyente, con enseñanzas que incitan a los creyentes a adoptar costumbres del judaísmo, como guardar el séptimo día como día de reposo, como guardarse de no comer carne de animales que eran inmundos en la ley de Moisés, como utilizar el kipa, el talith, como regirse por el calendario judío, y tantas otras cosas más que han sugerido los amantes del pacto antiguo. La ley de Moisés cumplió su propósito y ha sido abolida. Esto no significa que los creyentes estamos sin ley. Si examina con detenimiento el Nuevo Testamento, va a encontrar que los creyentes debemos, por ejemplo, cumplir con nueve de los diez mandamientos, no como para granjearnos la salvación, sino por amor al Señor Jesucristo, por quien ya tenemos la salvación por la fe. El único mandamiento de los diez que no aparece en el Nuevo Testamento como norma de vida para los creyentes es el cuarto, el cual tiene que ver con guardar el séptimo día como día de reposo. Lo nuevo es tan excelente que no tiene sentido buscar lo viejo.

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