“Encendiendo un corazón en espera 2”

Entonces, ¿puedes, entregarás tu corazón a Dios

¿Anhelas algo? ¿Has deseado algo? Quieres que pase algo, sientes que Dios ha puesto ese deseo en tu corazón y has orado mucho por ello, entonces has seguido y luego has esperado y esperado y esperado, y has esperado tanto que ese deseo se ha convertido en una profunda decepción. Pero ¿qué haces cuando Dios pone tu corazón en espera?

Estamos involucrados en una serie de sermones que hemos titulado “Encendiendo” y nuestra oración a través de esta serie es que Dios encendería su corazón con una ardiente pasión para seguirlo. Entonces, hemos tomado a David, como ejemplo para conocer cómo encender nuestro corazón en medio de la aflicción.

Y ahora me gustaría contarte una historia. Verás mi plan era casarme e ir al seminario, y por su puesto involucrarme en el ministerio. Yo me sentí llamado al ministerio desde que era muy, muy joven y no podía esperar más. El plan era esto, Lori, estaría un año más en la universidad para terminar su carrera, mientras yo comencé el seminario. Entonces ella fue aceptada y comenzamos el registro de la clase y luego aprendimos algo que deberíamos haber averiguado desde el principio, el costo de estudio era muy caro, así que esperamos. Después nos casamos y puse el seminario en espera, pasaron cuatro años tan rápido que parecía de locos. Así que esperé la oportunidad de que aparezca una iglesia, pero no llegó nada, así que esperé y esperé.

Durante los veranos y después de graduarme, trabajé para un chico de pintura. Y al final del verano, cuando me gradué, dijo: «¿Todavía vas a trabajar para mí o has encontrado una iglesia?» Y yo dije:» No he encontrado nada” Recuerdo que él dijo: «Bueno, supongo que Dios necesita pintores más que predicadores». Realmente quería estrangularlo cuando dijo eso. Así que decidí tomar un trabajo en una escuela pública a las afueras de Dallas enseñando y entrenando. Les dije a todos que no iba a estar allí por mucho tiempo, pero Dios tenía diferentes planes y estuve allí durante cuatro años y medio. Y tengo que decirte que luché muy duro por esto. Y muchas veces pensé: “Dios, ¿por qué pusiste este anhelo en mi corazón de estar involucrado en una iglesia si no me dejas hacerlo? ¿Por qué permitiste que vaya al seminario y perder cuatro años de mi vida? Dios, realmente no aprecio esto. Realmente no disfruto que mi corazón esté en espera, así que tengo estos planes con los que debes ponerte al día”.

Pero, aproximadamente dos años después, me rendí, levanté la bandera blanca y dije: “Dios, tú ganas”. Entonces fue cuando supe que había dos partes de la rendición. La primera parte es la declaración; está bien, Dios, tú ganas, me doy por vencido. Lo hice después de dos años, y luego me tomó otros dos años para aceptarlo y estar de acuerdo con eso.

Bueno, lo interesante de esto es que cuando recibimos la llamada para venir aquí en 1989, en realidad estábamos muy cómodos en nuestra vida, en nuestro hogar. Y venir aquí implicaba evaluar la posibilidad de que quede, yo sólo era un candidato y recuerdo haber hablado con Lori. Tuvimos muchas cosas sucediendo en nuestras familias en ese momento. Recuerdo haberle dicho a Lori que, si veníamos, sería una gran oportunidad, es una gran iglesia, unas 250 personas en ese momento; pero si los ancianos vuelven a llamar y me agradecen que vaya, pero no era la persona adecuada, sería muy arriesgado dejar todo por nada, así que oramos al respecto y venimos y tengo que decirte que he luchado con esperar todo el tiempo. Siempre me parece que parte de mi corazón está en espera; un sueño o un deseo, lo que sea, parte de mi corazón siempre está en espera. Y le doy gracias a Dios por ese proceso y ahora digo: “Dios, tú ganas, ayúdame a aceptarlo”

¿Sabes qué? Sé que mi historia no es nada en comparación con algunos de ustedes. Algunos de ustedes han estado esperando durante mucho tiempo un sueño o un deseo, pero la pregunta sigue siendo la misma con la que yo tuve que lidiar, ¿se han rendido? Eso es lo que Dios está esperando. Ahora quiero ser claro. No significa que el día después de rendirte, el sueño se haga realidad, en realidad puede que ese sueño nunca se haga realidad, pero cuando tu corazón se rinde a Él ya no importa, porque es Él quien toma ese deseo y enciende tu corazón con una ardiente pasión para seguirlo con firmeza. Él reemplaza el deseo consigo mismo. Y tú ¿te has rendido a él?

Ahora quiero contarte una pequeña historia, en una ocasión, cuando tomamos un vuelo a Canadá, el vuelo fue brutal. Nunca había hecho un largo vuelo transatlántico en un avión tan pequeño. Nuestra partida se retrasó durante una hora y el avión estaba abarrotado de personas, mientras el piloto calibraba los vientos en contra y la capacidad de combustible. Antes de llegar a la pista, el piloto nos informó que nuestro vuelo sí tendría escalas, contrario a lo que se planeó en un primer momento. Entonces aterrizamos en algún lugar de Canadá para reposar. Sin embargo, en el otro lado del pasillo se sentaron seis adolescentes traviesos y muy groseros que hicieron de la espera, un tiempo más difícil. Cuando al fin logramos tomar el segundo vuelo de escala, la voz del capitán llegó por el intercomunicador informándonos que el tráfico aéreo actual nos había obligado a tomar un patrón de espera. La verdad es que odio tener patrones de espera y odié los siguientes 45 minutos en ese avión; mi cabeza estaba palpitando mientras formamos, luego otro círculo y un círculo más y luego hicimos algunas figuras en forma de 8 solo por diversión del piloto. Afortunadamente, tuvimos que hacer esta escala en Canadá para reposar y cargar el combustible, porque empleamos todo el combustible que teníamos. Fue un pésimo vuelo.

Tengo que confesarte que no me gusta mantener los patrones de espera en los aviones y no me gusta mantener los patrones de espera en la vida. ¿Alguna vez sentiste que Dios te puso en un patrón de espera? ¿Has anhelado que pase algo? ¿Oraste por largos momentos y muy seguido, entonces tuviste que esperar y esperabas y esperabas sin recibir nada a cambio? Entonces, después de un tiempo, ¿tu deseo de oración se convirtió en una profunda decepción y tus sueños sólo parecían una broma muy pesada? ¿Qué es lo que harías? ¿A dónde te diriges? Pues quiero invitarte a que continuemos siguiendo a David, ese hombre según el corazón de Dios y aprendamos a lidiar con el difícil proceso de la espera.

Vamos a 2 Samuel capítulo 3, verso 1 » Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando. Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, …; su segundo Quileab, …; el tercero, Absalón …; el cuarto, Adonías …; el quinto, Sefatías …; el sexto, Itream. Estos le nacieron a David en Hebrón. «(2 Samuel 3: 1-5)

Dios lo está bendiciendo con estos hijos. Grandes momentos sucediendo en su vida. Ah, pero olvidé incluir algo en esos versículos. Repasemos nuevamente, “su primogénito fue Amnón, de Ahinoam jezreelita; su segundo Quileab, de Abigail la mujer de Nabal el de Carmel; el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; el cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital; el sexto, Itream, de Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón”. Seis hijos, seis esposas diferentes.

Siete años y medio David estuvo en Hebrón rodeado de una gran bendición. Él tomó seis esposas. David, ¿qué estabas pensando? El escritor no hace juicios ni críticas aquí, pero va a dejar que las consecuencias hablen por sí solas. ¿Ves el punto ciego de David? En medio de un gran éxito, Dios está bendiciendo en todas estas otras áreas y eso nos mantiene ciegos a algunas cosas, pero David tiene esta gran área de desobediencia. Tu puedes decir, Ron, vamos hombre, este es el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento todos tenían un montón de esposas. Esa es la línea clásica para un punto ciego. Esa es la línea clásica para racionalizar nuestro pecado; pero todos lo hacen, así que debe estar bien. Nuestros niños nos dicen eso, ¿verdad? Esta es la fiesta de pijamas y todos van a estar allí y tú dices: “No, no a todos porque no vas a poder ir”.

Si todos lo están haciendo, ¿eso lo hace correcto? Si cada rey en el Antiguo Testamento lo hizo, ¿eso lo hace correcto? Volvamos al capítulo 2 de Génesis. Entonces David habría sabido que «para Adán no se halló ayuda idónea» Génesis 2, el final del versículo 20 dice: «Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona,[a] porque del varón[b] fue tomada «(Génesis 2: 21-23). Y luego en el siguiente verso se instituye el matrimonio.

Moisés dice que por eso hacemos lo que hacemos. Es por eso que tenemos una ceremonia de matrimonio, es por eso que tomamos en serio esta verdad particular de las Escrituras. Este versículo está aquí en Génesis, pero Cristo lo repite en los Evangelios y Pablo lo repite en su carta a los Efesios, por si acaso lo olvidemos. Esto dice así: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. «(Génesis 2:24 y 25). Desde el principio Dios dijo que su plan es que un hombre y una mujer sean una sola carne, esa es su institución matrimonial.

Solo existieron seis generaciones desde Adam hasta el momento en que la poligamia entró en escena y ese nunca fue el plan de Dios. El punto ciego de David estaba relacionado con la institución del matrimonio; un hombre, una mujer y una sola carne. Pero ¿por qué David no se aferró a eso? ¿Por qué nunca entendió esa verdad de la Escritura? ¿Por qué David nunca confrontó esa área sexual que lo metió en muchos problemas? Pues bien, déjame decirte algo, si no te ocupas de tu punto ciego, tal vez Dios permita que desaparezca por un tiempo, pero tarde o temprano habrá algunas circunstancias muy feas que debas atravesar.

Dios te ama demasiado para permitirte caminar por esta vida con puntos ciegos. Ellos te impactarán. Impactarán a los demás y, por lo tanto, envían llamadas de atención.

 

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