Detalles sobre el fastuoso acontecimiento

Saludos cordiales amigo oyente, bienvenido al estudio bíblico de hoy sobre los eventos futuros.

En nuestro último estudio bíblico dimos una mirada al fascinante evento que todos los creyentes estamos esperando, llamado arrebatamiento, en el cual, los creyentes que han muerto habiendo confiado en el Señor saldrán de sus tumbas y juntamente con los creyentes que estén vivos cuando ello acontezca serán atraídos por una fuerza poderosa e irresistible para encontrarse con el Señor en el aire.

En el estudio bíblico de hoy, el hermano David Logacho continuara compartiendo con nosotros algunos detalles mas sobre este fastuoso acontecimiento.

El arrebatamiento tiene que ver con los miembros de la iglesia de Cristo únicamente, no importa si han muerto o estén vivos cuando ello acontezca.

El apóstol Pablo fue claro al señalar lo que acontecerá con los creyentes que han muerto antes del arrebatamiento. Según 1ª Tesalonicenses 4:13-18, sabemos que estos creyentes que han muerto resucitaran antes de ser arrebatados por el Señor. Los creyentes resucitados tendrán cuerpos glorificados a semejanza del cuerpo resucitado de Cristo.

Cuerpos glorificados significa cuerpos incorruptibles, incontaminados e inmarcesibles, justamente lo que se necesita para morar en el cielo junto a Dios por la eternidad.

¿Pero que acontecerá con los creyentes que estén vivos justo el momento que ocurra el arrebatamiento? La respuesta a esta pregunta la tenemos en otro escrito del apóstol Pablo. Esta vez en 1ª Corintios 15:50-57. Pablo comienza este pasaje haciendo una afirmación pertinente. 1ª Corintios 15:50 dice: “Por esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”

Lo que Pablo está diciendo es que nuestros cuerpos actuales son inadecuados para morar en el cielo. El cielo, amigo oyente, es el lugar donde mora el Señor y por tanto todo lo que hay allí tiene que ser perfecto, sin el mas mínimo rastro de imperfección, pero nosotros sabemos que en la actualidad nuestros cuerpos distan mucho de ser perfectos, por muchas razones tales como el envejecimiento, el paso del tiempo deja sus marcas sobre nuestros cuerpos, o la enfermedad que inclusive puede dejar el cuerpo en un estado de inutilidad.

O el cansancio que impida el trabajo más allá de cierto limite y lo que es más serio, nuestros cuerpos actuales están por naturaleza contaminados con el pecado.

El salmista dice que sus entrañas son maldad. Con cuerpos así, corruptibles, contaminados y mortales no podemos morar en la presencia del Señor donde todo debe ser perfecto. Pero el Señor ha prometido que los que son suyos moraran con él por la eternidad, entonces, para que esto pueda ser así, el Señor tiene que operar una transformación radical en los cuerpos de los creyentes que estén vivos cuando el arrebatamiento acontezca y esto es justamente lo que nos dice el apóstol Pablo en lo que resta del pasaje bíblico.

1ª Corintios 15:51 dice. “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos pero todos seremos transformados”

Pablo nos esta comunicando un misterio. Recuerde amigo oyente, que un misterio, en el sentido bíblico significa algo difícil o imposible de ser entendido. Un misterio es simplemente una verdad que estaba oculta en la mente de Dios hasta el momento que fue revelada a uno de sus siervos, en este caso al apóstol Pablo.

Una vez que esta verdad es revelada y comunicada a la gente, puede ser entendida a cabalidad por todos los que deseen. El misterio tiene que ver con que no todos los creyentes vamos a morir. Habrá algunos creyentes que no mueran. Justamente los que estén vivos cuando ocurra el arrebatamiento. Esta verdad no fue conocida en el Antiguo Testamento, por eso se trata de un misterio.

Además de esto, el misterio tiene que ver con que aunque no todos los creyentes moriremos, en cambio, todos los creyentes seremos transformados. La transformación es partiendo de cuerpos mortales y corruptos adecuados para vivir en la tierra a cuerpos inmortales e incorruptos adecuados para morar en el cielo.

¿Cómo será esta transformación? Bueno, 1ª Corintios 15:52 responde a esta pregunta. Dice así: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocara la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”

La transformación ocurrirá en un instante, en una fracción de segundo. En un abrir y cerrar de ojos dice el texto. Para la gente del primer siglo, el abrir y cerrar de ojos era la acción más rápida, la que tomaba el menor tiempo. Además la transformación ocurrirá en el momento que se escuche la final trompeta, porque se tocara la trompeta.

Este toque de trompeta es el mismo del que nos hablo Pablo en 1ª Tesalonicenses 4:16 cuando dijo: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo»

Es el Señor quien tocará la final trompeta que marcará el instante preciso de la transformación. La transformación en si mismo, en primer lugar significa que los que murieron habiendo recibido a Cristo como Salvador resucitaran, o saldrán de sus tumbas con cuerpos incorruptibles, incontaminados e inmarcesibles, cuerpos adaptados a la vida del cielo y con esos cuerpos serán arrebatados por el Señor quien vendrá a las nubes, en segundo lugar significa que los que vivamos cuando acontezca el arrebatamiento seremos cambiados instantáneamente.

Nuestros cuerpos mortales, contaminados por el pecado se convertirán en cuerpos inmortales, incontaminados e inmarcesibles, idénticos en esencia a los cuerpos resucitados de los creyentes que han muerto y con esos cuerpos seremos arrebatados para encontrarnos con el Señor en el aire.

Pablo continua con su tema mostrándonos lo imperativo de esta transformación. 1ª Corintios 15:53 dice: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad”.

El Señor ha ofrecido el cielo a los suyos. Pero para morar en el cielo, los suyos que han muerto, cuyos cuerpos se ha corrompido en sus tumbas, necesitan ser vestidos de incorrupción y los suyos que todavía viven, cuyos cuerpos son mortales necesitan vestirse de inmortalidad.

La transformación previa al arrebatamiento consigue este propósito. ¿No le parece algo realmente fantástico? El creyente siempre sale ganando no importa si muere antes de que ocurra el arrebatamiento, porque de cualquier manera recibirá un cuerpo glorificado a semejanza del cuerpo resucitado del Señor. Este pensamiento justamente motivó a Pablo a escribir lo que tenemos en 1ª Corintios 15:54 donde dice: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que esta escrita: Sorbida es la muerte en victoria”

Los cuerpos incorruptibles e inmortales que los creyentes tendremos en la presencia del Señor serán los eternos testigos de la fidelidad de Dios a su palabra cuando en Isaías 25:8 dice “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugara Jehová el Señor toda lagrima de todos los rostros; y quitara la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho”

Pablo esta tan emocionado por este hecho que prorrumpe en un himno jubiloso, el cual lo tenemos en 1ª Corintios 15:55-57 donde dice: “¿Dónde esta, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”

Si amigo oyente, la trasformación que aguarda a todo creyente verdadero, es la estocada final al arma más terrorífica de Satanás, la muerte. ¿Es Ud. también un vencedor sobre la muerte? ¿O es la muerte para Ud. el primer peldaño de su eterna condenación en el infierno? Si Ud. todavía no es un vencedor sobre la muerte, le invitamos a que hoy mismo Ud. reciba a Cristo como su personal Salvador y por la fe en el Ud. sea salvo por la eternidad y pueda unirse a millones de creyentes como nosotros quienes un día quizá mas pronto de lo que pensamos estaremos cantando unánimes: “¿Dónde esta oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?.

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