“El Principio 9”

Bien, sabemos que Satanás hablo con Eva a través de esta serpiente, hay algo interesante que deseó que consideremos, en Génesis 2:25 Adán y Eva están desnudos la palabra hebrea es “acumen” y significa “inconscientes” ellos no eran conscientes de peligros, desafíos o del mal. Ellos eran completamente inocentes, y Satanás sabía exactamente como presentarles el pecado.

Ahora, al leer el relato en el libro de Génesis, podría parecernos curioso que Eva está hablando con una serpiente, pero así fue, también sabemos que Adán y Eva no eran conscientes de peligros, Satanás sabía dónde estaba la inocencia de ellos y se acercó para tentarlos.

Bien, Satanás comienza cuestionando la palabra de Dios, mira la última parte del verso 1 de Genesis 3, “¿Conque Dios les ha dicho: No comerán de ningún árbol del huerto?”  Hay que considerar un par de cosas aquí: recuerda el capítulo 1, Dios es “Elohim” el poderoso Creador de los cielos y la tierra, en el capítulo 2 es, “Yahvé” nuestro Dios cercano y personal, pero Satanás no menciona ninguno de estos nombres, simplemente dice: “Conque Dios, y confunde la verdad, “¿Conque Dios les ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Satanás pone esta duda en su mente, lo que en realidad dijo Dios fue: “De todo árbol del huerto podrás comer” Lo ves, Satanás siempre va a querer desafiar la verdad de Dios ¿Crees que deberíamos creerle? Pero lastimosamente sucede lo mismo hoy en día ¿verdad? Satanás dice: ¿es en serio?

Ahora, mira la respuesta de la mujer, Génesis 3, versos 2 y 3 dice: “La mujer respondió a la serpiente: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer” Ella no estaba presente cuando Dios le dio esta ordenanza a Adán, así que él era el encargado de enseñarle correctamente este mandamiento a Eva, ella continua diciendo: “pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, Dios ha dicho: ‘No comerán de él ni lo tocarán” Aquí, Eva está diciendo algo que Dios no había dicho, así que Adán no hizo buen trabajo enseñándole a su esposa, y ella termina diciendo: “para que no mueran” (Génesis 3:2,3)

La mujer está minimizando las cosas y lo hace sutilmente, ella dice: “bueno, si podemos comer, no todo pero de todas maneras podemos comer algo” Piensa en esto: acabas de tener una preciosa boda, estas en medio de la recepción, ya han servido un delicioso menú, y todo estuvo delicioso, fue la mejor comida que hayas saboreado antes, estas satisfecha, ahora vienen los postres, y son los mejores postres que hubieras probado, entonces alguien te pregunta: “¿cómo estuvo la comida?” y tu respondes, “Eh, estuvo bien” Bueno pues, algo parecido está pasando en este pasaje, la mujer dice: “bueno, dijeron que podíamos morir, es decir, creo que es una posibilidad” “creo que ni siquiera podemos tocarlo” ¿Sabes? este es el primer ejemplo que tenemos de legalismo.

Ahora, mira el verso 4, “Y la serpiente dijo a la mujer: “Ciertamente no morirán. Pues Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y ustedes serán como Dios, conociendo el bien y el mal.” (Génesis 3:4 y 5) Satanás siempre va a intentar desafiar la integridad de Dios, Dios es un ser integro. Satanás le dice a la mujer: ¿en serio, crees que puedes confiar en Dios? “Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y ustedes serán como Dios. Él quiere que ustedes sean como dioses también” Hoy en día escuchamos las mismas mentiras, ¿verdad?  Escuchamos cosas como: “No podemos confiar en la palabra de Dios” “No sabemos si Dios existe realmente” Las mismas mentiras, el mismo mentiroso, él es el maestro del engaño, él es el padre de toda mentira.

Es lo mismo que hizo con Jesús en Mateo 4, Satanás tuerce las escrituras para su propia conveniencia. Mira, Satanás podría llegar y decir: “La Biblia no es verdadera” pero no lo hace, él toma un pasaje de la Biblia y tuerce la verdad, nos confunde, nos miente. Sin embargo, a diferencia de Jesús, Eva mordió el anzuelo, y ahora ella está de pie junto al árbol del conocimiento del bien y del mal. Algunas personas lo han llamado el árbol de la decisión, ella tiene que tomar una decisión, y aquí está su respuesta: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella” (Génesis 3:6)

Así que, aquí tenemos lo que conocemos como el modus operandi del pecado en las escrituras. ¿Qué es lo que vio ella? Vio que era bueno para comer, y era un deleite para sus ojos. La tentación no sería tentación si no fuera atractiva ¿verdad? Seguidamente, ella come del fruto y luego se lo comparte a su esposo. Hay algo más, esto es algo que siempre sucede con el pecado, mira el verso 7: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” al final de este verso, ellos trataron de cubrirse; cosieron algunas hojas y trataban de taparse, trataban de esconderse de Dios. Este es el patrón general del pecado y lo vemos en muchas oportunidades dentro de la Biblia, recuerda el pecado de Acán en Josué capítulo 7, el pecado de David en 2 de Samuel, es más, solo recuerda tus pecados de la semana pasada.

“Ver, desear, tomar, y ocultar” Vemos algo que nos parece atractivo, (la tentación) nos da vueltas en la mente y en el corazón, comenzamos a pensar en ello, entonces lo deseamos, la oportunidad nos permite tenerlo, y lo tomamos, es decir, pecamos. Ahora estamos avergonzados, entonces ¿qué hacemos? Tratamos de escondernos de Dios.

Cuando visitamos a una persona que ha sido atrapada en su pecado, y no viene a la Iglesia, ¿sabes lo que dicen? Ellos dicen algo como: “no voy a la Iglesia porque me siento juzgado” “la gente me mira y siento vergüenza” Mira, esto podría ser cierto, pero la verdadera razón es que ellos no vienen a la Iglesia porque están intentando esconderse de Dios. Pero ¿Crees que puedes esconderte de Dios? Claro que no, mira, Dios está en todas partes, la gente puede juzgarte, pero Dios puede perdonarte. Tienes que ponerte a cuentas con Dios, y esto es justamente lo que la gente no quiere hacer, ellos prefieren esconderse de Dios, pero esto es imposible, Dios está en todas partes, pero todos intentamos esto, escondernos de Dios, ocultar a Dios nuestro pecado, pero no podemos hacerlo, aunque lo intentemos desesperadamente.

Santiago capítulo 1 nos muestra este patrón del pecado, él dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:13-15)

Ahora, continuemos con Eva, por cierto, ¿Dónde está Adán cuando todo esto pasaba? Las escrituras dicen que Eva comió y luego le dio de comer a su marido, él estaba ahí parado junto a ella, esperando pasivamente, no tenemos ninguna referencia de la interacción de Adán con Satanás, lo que sabemos es que él estaba ahí, mirando todo.

Mira, cuando el pecado prospera en una familia, es debido a la pasividad de los hombres, porque cuando hay un liderazgo pasivo, entonces no hay ningún liderazgo. Eva fue engañada y Adán esta simplemente viendo todo como si no pudiera hacer nada, Eva le dio del fruto, y él se lo comió, fue así como comenzó la rebelión contra Dios, gracias a la pasividad de Adán.

Después de caer en la tentación, y hacer precisamente lo que Dios dijo que no debían hacer, el hombre y la mujer obtuvieron lo que deseaban. Mira el verso 7: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos” Ahora, no sólo alcanzan entendimiento, ahora conocen el bien y también el mal, entonces, hacen un patético intento por cubrir sus cuerpos, tratando de cubrir su pecado y su desobediencia.

Algo que aprendemos aquí es que, los pecadores nunca buscan de Dios, al contrario, se esconden de Dios. Mira, el capítulo 3 verso 8: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”

Aquí tenemos una preciosa representación antropomórfica de Dios, es decir, una representación humana de algo que, de otra manera, no podríamos concebir: Dios se pasea por el jardín del Edén. En el Antiguo Testamento, “caminar” era una expresión que se utilizaba en relación al caminar con Dios de una persona justa; Abraham caminó con Dios, Enoc caminó con Dios, así que, aquí está el versículo 9: “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”

Ahora, Dios sabe dónde están, ¿verdad? esta es sólo una pregunta retórica, leamos ahora el verso 10: “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo” esta es la primera referencia que tenemos en las escrituras sobre el miedo “porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:10) Entonces, ¿Qué hace el pecado? Nos hace sentir temor y provoca que nos escondamos. Leamos esto: “Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí” (Génesis 3:11-13)

Aquí está la segunda cosa que aprendemos: el pecado siempre nos hace culpar a Dios y a alguien más. Adán primero culpa a Dios: “La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí” “yo estaba bien solo, Tú me hiciste caer en ese sueño profundo y cuando desperté ella estaba ahí” “Tú dijiste que no era bueno que yo este solo, yo no te la pedí”

“Es culpa de mis padres, ellos no me apoyaron, es culpa de mi jefe, él no me incentiva, es culpa de mis hijos, por eso pierdo el control” Siempre le culpamos a alguien, no nos gusta admitir nuestro error, nos cuesta tanto decir: “soy culpable” Esto es lo primero que hay que hacer para arrepentirnos, debemos confesar nuestro pecado.

El pecado trae graves consecuencias, ¿verdad? Pues es precisamente eso lo que veremos en el próximo programa. Esperamos que puedas acompañarnos. Que Dios te bendiga.

 

 

 

 

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