La necesidad de la fe Pt. 1

Bienvenidos, qué alegría poder compartir con ustedes una vez más. Les recuerdo que estamos trabajando sobre la serie Hilos con el único objetivo de animarte a dejar toda vergüenza, miedos y dudas sobre compartir el evangelio, y es a través de la palabra de Dios e historias de hermanos y hermanas cómo te incentivo a hacerlo.

Bien, he venido mencionando sobre como Dios es santo, justo, misericordioso, creador de todo lo que existe, sin embargo, el hombre se desvió de Él hacía sí mismo. Jehová merece ser el centro de nuestras vidas, Él nos creó, Él nos diseñó; deberíamos experimentar el gozo y la satisfacción de que Él sea parte de nuestro diario vivir, pero lamentablemente nuestra realidad es completamente diferente porque nos ponemos a nosotros mismos como lo más importante y a nuestro creador en último lugar y ¿saben por qué pasa esto?, porque el pecado nos separa de Él, de su santidad, de la comunión que deberíamos tener.

Esto es lo que habíamos estado hablando en otras ocasiones, que Dios es amor y justo; entonces Él debe buscar y condenar a los malos, pero también debe tener misericordia de los buenos y es allí donde aparecía un dilema divino: ¿cómo Dios siendo juez justo puede declarar al pecador inocente? Si Él no puede contradecirse a sí mismo y claro como lo dice la Biblia no hay ni uno que haga lo bueno, solo Dios. Entonces, si esto es verdad ninguno de nosotros podríamos ser justificados porque nuestra naturaleza es pecaminosa. Y aquí aparece el evangelio, las buenas nuevas, las buenas noticias que Jehová diseño un plan de salvación al enviarnos a su Hijo Jesús a tomar nuestro lugar en la cruz para darnos salvación y solamente a través de Él nosotros somos justificados, perdonados, redimidos y tenemos vida eterna.

Entonces, ¿cómo puede obrar la gracia de Dios en nosotros?, ¿cómo se puede aplicar eso en nuestras vidas? El hecho de que Dios se haya manifestado maravillosamente a través de la resurrección de su Hijo y el propósito sea la salvación universal, no quiere decir que todos la han recibido. Tal vez se pregunten: ¿por qué? O ¿cómo hacemos para recibir la salvación? Precisamente, la respuesta a esta pregunta nos lleva al tema del día de hoy que es la necesidad de la fe. Para ubicarles en la idea del tema, quiero decirles que el hecho de que exista un porcentaje considerable de cristianos en nuestro país, no significa que todos ellos tengan un mismo nivel de fe o la misma idea de quién es Dios.

Entonces, cuando las personas dicen que tienen fe, hay todo tipo de ideas que tienen en mente acerca de lo que significa la fe. Y entonces tenemos esta peligrosa tendencia a oscilar entre dos péndulos, particularmente cuando se trata de la fe en Cristo. Por un lado, podemos diluir la fe como que no tuviera ningún significado, por ejemplo, muchas personas dicen que creen en Dios, pero su vida refleja otra realidad; déjame decirte algo, incluso los demonios creen en Él. Entonces, el hecho de decir que tienes fe, no significa nada. Muchos dicen tener fe, pero no es verdad.

Jesús mismo dijo que muchos le dirán, un día: “Señor, Señor”, y Él les dirá: Nunca te conocí. Así que hay serias consecuencias de diluir la fe porque ese es un nivel de confusión. Pero si no tenemos cuidado, podemos mover el péndulo hacia el otro lado, donde podemos complicar la fe demasiado, de modo que no podamos saber si en realidad esto tiene sentido o no. Y hoy quiero decirte que ninguno de esos extremos es correcto, la fe no es tan simple como decir que crees en Dios, pero tampoco requiere hacer un gran esfuerzo intelectual. Tener fe es más que sólo decir ciertas palabras. Si no somos cuidadosos, podemos complicar tanto la fe que la gente nunca siente realmente que la tienen. Así que, la fe implica tener un genuino compromiso con Cristo y una verdadera rendición a Él, eso es lo que significa tener una fe no fingida, tal y como está escrito en la Biblia, pero todo depende de una decisión personal. Así que, es muy probable que estés en una línea muy delgada entre tener fe o pretender tenerla.

Entonces, para dejar claro la situación, sin interpretaciones erróneas. Hoy, vamos a entender qué es la fe según la palabra de Dios. Ahora, si nos debemos hacer preguntas serias, estas preguntas deberían ser: ¿cuál es este tipo de fe que restaura a los hombres y las mujeres a Dios? y luego ¿cómo podemos llevar a otros a poner ese tipo de fe en Cristo en su propia vida?, ¿cómo podemos tejer este hilo del evangelio en nuestras interacciones con los demás?

Entonces, para responder cualquiera de estas preguntas, es necesario que, comencemos por conocer este hilo evangélico y la enorme necesidad de la fe que esto requiere.

Ahora, quiero mencionarles los hilos del evangelio que hemos estado escuchando programa tras programa. Primero, Dios es el creador de todo lo existente, es santo y juez justo. Segundo, cada uno ha sido creado por Dios, pero hemos sido corrompidos por el pecado. Tercero, sólo Jesús puede quitar nuestro pecado y así somos restaurados a Dios. Lo cual nos lleva a este cuarto hilo; podemos ser restaurados sólo a través de la fe en Jesús. Ahora, cada palabra allí es importante, así que dividámosla en dos partes.

Primero, podemos ser restaurados en Dios, y aquí es donde sólo quiero recordarles que el verdadero objetivo del evangelio, contrario a lo que muchos piensan, es que nosotros, sus hijos, compartamos a otros de Cristo, compartamos las buenas nuevas de Cristo. Con ello entendemos que el objetivo del evangelio no es la felicidad, la alegría o la paz momentánea que este mundo nos ofrece, el verdadero objetivo del evangelio es Dios mismo. El punto es que muchos de los hijos de Dios tratan de hacer todo lo posible por llegar al cielo, cuando nuestro objetivo debe ser que podamos ser restaurados a través de la vida, muerte y resurrección del Señor Jesús. Mira, la única forma en que podemos ser absueltos es ante Dios, el verdadero juez, solamente Él cancelará nuestra culpa. Con esto quiero recordarles y anunciarles para los que recién nos sintonizan que en base a lo escrito en Génesis tres, existen tres reacciones emocionales frente al pecado: culpa, vergüenza y miedo. Entonces, ¿qué hace Dios en el evangelio? Pues no demuestra que Él es el único que quita todo sentimiento de culpa, Él pagó la deuda del pecado en la cruz y no nos señala más por lo que hemos cometido. Además, podemos ser adoptados por Dios padre quien eliminará nuestra vergüenza como un segundo efecto del pecado. Dios nos tomará en nuestra vergüenza como centros y nos convertirá en sus hijos e hijas, Él nos convertirá en su familia con honor.

Dios, el juez no sólo te mira a la luz de lo que Cristo ha hecho y te dice que no eres culpable, Él también se levanta del banco, baja a donde estás, te quita las cadenas y te dice: “ven a casa conmigo como mi hijo”. Podemos ser absueltos ante Dios el juez, somos adoptados por Dios el Padre, y al mismo tiempo podemos ser asegurados por Dios el rey. Él vencerá nuestro miedo, ese tercer efecto emocional del pecado en nuestras vidas, pero debido a que Cristo ha conquistado al enemigo, el miedo no nos domina más, y esto hace parte de las buenas nuevas de Cristo.

La buena noticia es que, a pesar de que nos separamos de Dios por el pecado, tú aun puedes ser restaurado y mantener una relación con Él. Y pueden preguntarse: ¿cómo es eso posible? y el evangelio responde esa pregunta sólo a través de la fe en Jesús. Aquí es donde quiero tener cuidado de no diluir o no complicar la fe. Estas son verdades básicas a las que volvemos una y otra vez. Así que sigue esto: Primero, Jesús es la base de la salvación. De la única manera en que podría ser declarado inocente es a través de Jesús. Por nuestra propia cuenta, nunca podríamos estar frente a Dios.

No importa lo que hayamos hecho, cuán comprometidos estemos, o qué tan radicales seamos, no podemos obtener la salvación por nuestra propia cuenta, hemos pecado contra eso y no tenemos fundamentos para la justicia en nosotros mismos. Ahí es donde entra Jesús. Él es la única base de la salvación, Él es la única forma en que podemos ser absueltos, y todo ha sido obra de Dios el rey.

Entonces, cuando nos preguntamos: ¿cómo es que su trabajo se ha aplicado a nuestras vidas? Ahí es donde entra la fe. La fe es el medio de la salvación por el cual la justicia de Cristo, la obra de Cristo aplicada a nuestras vidas. Ahora, si te preguntas: ¿por qué se supone que la fe sea el único medio de la salvación? Pues entonces yo te diré que es así porque ese fue el diseñó Dios; la fe como el medio. Tal vez te preguntes: ¿por qué Dios no uso el gozo, la sabiduría o algún otro medio para la salvación y si usó la fe? La respuesta es porque la fe es el anti trabajo, es la comprensión de que no hay nada que puedas hacer en tus propias fuerzas para alcanzar la salvación, pero solo con el creer de lo que Dios hizo por ti, sí. Es la única actitud del corazón que es exactamente lo contrario de depender de nosotros mismos. Cuando llegamos a Jesús y a la fe, básicamente estamos diciendo: me rindo, no voy a depender de mí mismo. Y lo único que queda es confiar plenamente y depender por completo en nuestro Dios.

En ese momento estamos asumiendo la postura de fe en Cristo, es decir le damos sentido y propósito a la salvación. Entonces, cuando realmente entendemos la fe, nos damos cuenta de que esta nos conduce a las obras. Supongamos que un hermano se encuentra sin ropa ni comida diaria, y uno de ustedes le dice: “amigo, te deseo lo mejor, espero que estés abrigado y bien alimentado”, pero no haces nada acerca de sus necesidades físicas, ¿de qué sirve eso? De la misma manera, la fe en sí misma, si no está acompañada de acción, está muerta. No puedes mostrarme tu fe sin hechos.

La fe siempre tiene acción y tiene sentido cuando tu alma descansa en la gracia de Cristo. Cuando tu vida gira en torno a Cristo comienzas a amar como Cristo te ama. Comienza a caminar como Cristo, es decir, que empezamos a dar la vida por los demás, porque entendemos lo que Dios hizo por nosotros, y antes eso, no nos queda nada más que hacer que dar de su amor a los demás. Entonces, ahora que te das cuenta de que estás justificado ante Dios, basado únicamente en la fe y en Jesús, entonces entiendes que tus obras son simplemente el fruto.

Antes de despedirnos quiero invitarte a leer conmigo Hebreos 12:2, esto dice: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,  el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio,  y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Esta es la esperanza que nos debe acompañar en nuestro diario vivir. Que Dios te bendiga. 

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