Mandarles que guarden la ley de Moisés

Nuevamente llegamos hasta usted para compartir algo mas del interesante tema que estamos desarrollando “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo” en contados instantes David Logacho estará frente a este micrófono para seguir compartiendo con nosotros este estudio.

I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico, vimos como los judaizantes, maestros legalistas judíos, perturbaron grandemente a los creyentes gentiles en la iglesia de Antioquía de Siria, cuando enseñaron que para ser salvos necesitaban recibir al Señor Jesucristo por la fe y además obedecer la ley de Moisés, especialmente en lo concerniente a la circuncisión, esta señal externa en los varones, del pacto de Dios con la descendencia de Abraham. Pablo y Bernabé, confrontaron severamente a estos maestros legalistas judíos, y el asunto degeneró en una discusión y contienda no pequeña con ellos. Ante esto, a Pablo le fue revelado que era necesario llevar el asunto a la iglesia en Jerusalén. Fue así como Pablo y Bernabé fueron encaminados por la iglesia de Antioquía para ir a Jerusalén con algunos otros de ellos. El grupo pasó por Fenicia, Samaria y llegó a Jerusalén. Allí fueron recibidos cordialmente por la iglesia. Después de esta bienvenida, Pablo y Bernabé se reunieron en privado con los apóstoles y ancianos de la iglesia de Jerusalén para exponer el asunto. Una vez hecho esto, el asunto se llevó a la iglesia en pleno, en donde algunos de la secta de los fariseos, que supuestamente habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Veamos lo que ocurrió a continuación. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 15 a partir del versículo 6.

II. Esta parte tiene que ver con la defensa que hicieron Pablo y Bernabé de la salvación por la sola fe, aparte totalmente de guardar la ley de Moisés. Varias cosas notamos dentro de esto. Primero, notamos que una vez que el asunto se trató en público en la iglesia, en donde las dos partes, tanto Pablo y Bernabé, como los judaizantes expusieron sus razonamientos, se llevó el caso nuevamente al seno de los apóstoles y los ancianos para tratar el asunto. Esta vez estaban presentes también los judaizantes. Hechos 15:6 dice: Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.
Siempre es difícil llegar a consensos en grupos grandes. Por eso, el asunto fue llevado a un grupo más pequeño, formado por los apóstoles y los ancianos de la iglesia de Jerusalén. Lo que sigue permite saber que también estaban presentes Pablo y Bernabé y los judaizantes. Segundo, Pedro toma la palabra. Hechos 15:7-11 dice: Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.
El asunto era candente. Lucas dice que hubo mucha discusión. A esto, Pedro no decía nada, solamente se limitaba a escuchar lo que otros decían. Estaba preparando su corazón y su mente antes de hablar. Cuan importante es pensar antes de hablar. Nos ahorraríamos muchos problemas si pensamos antes de hablar. Una vez listo, Pedro se refirió básicamente a cuatro cosas. Número uno, fue la idea de Dios que Pedro predique el evangelio a los gentiles y que los gentiles reciban y crean el mensaje. Esto se refiere a los hechos en la casa de Cornelio, algo que Pedro informó ampliamente a la iglesia de Jerusalén y la iglesia de Jerusalén lo aceptó. A ningún momento Pedro siquiera insinuó a Cornelio que además de creer debía guardar la ley de Moisés. Número dos, Dios dio el Espíritu Santo a los gentiles, lo cual comprueba que realmente habían nacido de nuevo. Sólo Dios puede ver lo que hay en el corazón humano, por tanto, si los gentiles en la casa de Cornelio no hubieran sido salvos, Dios nunca les hubiera dado el Espíritu Santo. De manera que los gentiles en la casa de Cornelio no recibieron el Espíritu Santo por guardar la ley de Moisés sino por la fe en la persona y obra del Señor Jesús. Número tres, Dios no hizo ninguna diferencia entre un judío que cree y un gentil que cree. Los corazones de los dos fueron purificados por Dios por la fe. Así como los judíos que creen son salvos por la gracia del Señor Jesús, los gentiles que creen también son salvos por la gracia del Señor Jesús. Número cuatro. Es absurdo tentar a Dios poniendo sobre el cuello de los creyentes gentiles un yugo que ni los antepasados de los judíos ni los judíos que estaban vivos habían podido llevar. Se refiere a lo poco sensato de pretender que los gentiles cumplan con la ley de Moisés, a sabiendas que los judíos no han podido de ninguna manera hacerlo. Pedro debe haber puesto mucho énfasis en este punto. En tercer lugar tenemos a Pablo y Bernabé tomando la palabra. Hechos 15:12 dice: Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
Las palabras de Pedro deben haber producido gran impacto en los que estaban reunidos, porque toda la multitud calló. Las palabras sabias siempre hacen que se cierren las bocas. Cuando la multitud hizo silencio, Pablo y Bernabé tomaron la palabra para contar cuan grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. El énfasis está en las grandes señales y maravillas que hizo Dios por medio de Pablo y Bernabé. Estas señales y maravillas eran prueba que Dios estaba en todo lo que Pablo y Bernabé hicieron entre los gentiles. Las señales y maravillas, era por decirlo así, el sello de autenticidad en cuanto a que el mensaje que Pablo y Bernabé predicaban era de Dios y que Pablo y Bernabé eran mensajeros de Dios. Pablo y Bernabé predicaron la salvación por gracia por medio de la fe en la persona y obra del Señor Jesús y Dios aprobó este mensaje por medio de las señales y maravillas que hacían. Si además de fe se necesitara guardar la ley de Moisés para ser salvo, Dios no hubiera dado su aprobación al mensaje que predicaron Pablo y Bernabé entre los gentiles. En cuarto lugar tenemos las palabras de Jacobo. Hechos 15:13-18 dice: Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
El Jacobo de quien habla este pasaje bíblico es el medio hermano de Jesús, hijo que María, la madre de Jesús, tuvo con su legítimo esposo José. Jacobo también es el escritor del libro de Santiago. Tanto él como sus otros hermanos de padre y madre no creían en Jesucristo sino hasta después de la resurrección. Jacobo era muy adepto a la ley de Moisés, pero eso no le impidió entender que la ley de Moisés no debe ser requisito indispensable para que los gentiles sean salvos, además de la fe. Jacobo por tanto sorprendió a los judaizantes al manifestar pleno acuerdo con lo que dijo Pedro en cuanto a la salvación de los gentiles por la sola gracia por medio de la fe, aparte totalmente de cumplir con la ley de Moisés. A los judaizantes debe haberles caído como un balde de agua fría las palabras de Jacobo cuando afirmó que Simón, el nombre hebreo de Pedro, contó como Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Por siglos, los judíos se jactaban de ser el único pueblo que Dios ha tomado para su nombre, pero ahora, Dios está tomando también entre los gentiles pueblo para su nombre. La iglesia es justamente el pueblo que Dios ha tomado para su nombre, sin importar el trasfondo que tengan, sean judíos o gentiles. La palabra iglesia significa justamente: La asamblea de los que han sido llamados. Si son llamados, entonces su salvación es por gracia mas no por guardar la ley de Moisés. Jacobo echó mano del testimonio de algunos profetas del Antiguo Testamento, como Amós por ejemplo, para demostrar que la inclusión de los gentiles entre el pueblo escogido por Dios ha sido siempre el deseo de Dios. Amos 9:11-12 dice: En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto.
Los judaizantes entonces no estaban en lo correcto cuando pretendían que los gentiles se hagan primero judíos para luego ser salvos por gracia por medio de la fe en la persona y obra de Jesucristo. En nuestro próximo estudio bíblico vamos a ver cuál fue el desenlace de todo este asunto. Espero su compañía.

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