Llenura del Espíritu Santo

Qué bendición saludarle amable oyente. Reciba una cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy. Seguimos estudiando el libro de Efesios en la serie titulada: Las Maravillas de la Gracia de Dios. En nuestro último estudio bíblico vimos que el hijo de Dios debe andar sabiamente. Esto significa un estilo de vida con sabiduría, la sabiduría que proviene de Dios. Esta manera de vivir está caracterizada por un aprovechamiento de las oportunidades que Dios nos da para hacer su voluntad y por un acatamiento de la voluntad del Señor. Vimos que un aspecto de la voluntad del Señor es ser llenos del Espíritu Santo. Cuando tocamos el tema del Espíritu Santo, estamos entrando a un campo minado, en el cual existe bastante confusión doctrinal. No porque la palabra de Dios no sea clara con respecto al Espíritu Santo, sino porque el hombre tiene tendencia a forzar la enseñanza bíblica para justificar sus propias conclusiones, y así, quizá sin quererlo, pone a la experiencia en un plano superior a la misma palabra de Dios. Entonces ya no es la Biblia juzgando la experiencia del hombre, sino la experiencia del hombre juzgando la Biblia. Dejemos entonces que sea la palabra de Dios la que nos enseñe acerca de la llenura del Espíritu Santo.

Qué bueno que podemos recurrir a la palabra de Dios para aclarar cualquier asunto que genera alguna duda. Si tiene una Biblia a la mano, por favor ábrala en el libro de Efesios capítulo 5 versículos 18 a 20. Antes de hablar de la llenura del Espíritu Santo, examinemos quien es el Espíritu Santo. Primero, el Espíritu Santo es una persona, no meramente una influencia o una emanación de Dios como lo consideran algunas sectas falsas. Segundo, el Espíritu Santo es Dios y como tal tiene todos los atributos de deidad. Con este preámbulo, en el pasaje que tenemos para nuestro estudio de hoy, vamos a ver el mandato de ser llenos del Espíritu Santo y luego la manifestación de la llenura del Espíritu Santo. Consideremos entonces el mandato de ser llenos del Espíritu Santo. Efesios 5:18 dice: No os embriaguéis con vino,  en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu,
Al expresar Pablo el mandato de ser llenos del Espíritu Santo, lo hace por vía de una ilustración. El que se embriaga con vino, está en un estado de euforia producida por el alcohol que contiene el vino y como resultado el ebrio actúa de una manera disoluta o una entrega a actos vergonzosos que son típicos de una persona en estado de embriaguez. La conducta del ebrio está bajo el control del alcohol que ha ingerido. Así también, por contraste, quien está lleno del Espíritu Santo, está bajo el control del Espíritu Santo, y como resultado produce una conducta que agrada a Dios. El asunto entonces se reduce a quien está en control de la persona. En el caso del ebrio, es el alcohol del vino, en el caso del creyente lleno del Espíritu Santo es el Espíritu Santo. La enseñanza central es entonces: Sean controlados por el Espíritu Santo. Notemos algunas cosas importantes en el mandato. La orden expresa la idea de: Continuamente sean llenos del Espíritu Santo. Esto en sí mismo indica que la llenura del Espíritu Santo es un estado que puede dejar de estar presente en algún momento de la vida del creyente, por tanto el creyente tiene que volver a ser lleno del Espíritu Santo. Cuando el creyente tolera pecado en su vida o voluntariamente resiste a que el Espíritu Santo lo controle, entonces deja de estar lleno del Espíritu Santo y tiene que dar los pasos para volver a ser lleno del Espíritu Santo. Esto es, tiene que reconocer el pecado, tiene que confesar el pecado y tiene que apartarse del pecado. La orden también implica que ser lleno del Espíritu Santo no es una opción para el creyente, sino un mandato. Es decir que el creyente no puede decir: Bueno, si quiero voy a vivir lleno del Espíritu Santo y si no quiero, voy a vivir sin estar lleno del Espíritu Santo. No. El creyente tiene que vivir lleno del Espíritu Santo porque es una orden y si no lo hace está en desobediencia y la desobediencia es pecado y tiene sus consecuencias que pueden ser muy funestas. Fijémonos bien que la orden es ser llenos del Espíritu Santo, no ser bautizados con el Espíritu Santo. Llenura y bautismo no son sinónimos. Para ser llenos del Espíritu Santo, primero tenemos que haber sido bautizados con el Espíritu Santo. El bautismo con el Espíritu Santo es una acción que realiza el Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo el mismo instante que una persona recibe a Cristo como Salvador y llega a ser un creyente y el resultado de esta obra de ser bautizados en el Espíritu Santo es que el creyente llega a ser introducido en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Note lo que dice 1 Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo,  sean judíos o griegos,  sean esclavos o libres;  y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Hemos visto entonces el mandato a ser llenos del Espíritu Santo. Veamos ahora cuál es la manifestación de una persona llena del Espíritu Santo. Aquí es donde hay un verdadero caos por la confusión doctrinal. Algunas personas piensan que cuando un creyente llega a ser lleno del Espíritu Santo lo va a demostrar por medio de hablar en lenguas o por medio de caerse desmayado, o por medio de una capacidad para hacer obras sobrenaturales. Pero la Biblia muestra algo muy diferente. Un creyente lleno del Espíritu Santo va a manifestar al menos estas cuatro evidencias. Primero un carácter comparable al carácter de Cristo. Si quisiéramos poner en palabras el carácter de Cristo nos sería de mucha ayuda mirar lo que se conoce como el fruto del Espíritu Santo según Gálatas 5:22-23 donde dice: Mas el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe,
Gal 5:23  mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley.
Cristo vivió lleno del Espíritu Santo y en él se manifestaron todas estas cualidades de carácter. Un creyente lleno del Espíritu Santo también manifestará estas cualidades de carácter. Segundo, una vida de entrega desinteresada a otros. Observe lo que dice Juan 7:37-39 En el último y gran día de la fiesta,  Jesús se puso en pie y alzó la voz,  diciendo:  Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba.
Joh 7:38  El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva.
Joh 7:39  Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;  pues aún no había venido el Espíritu Santo,  porque Jesús no había sido aún glorificado.
Tercero, una vida de sumisión a otros. Efesios 5:21 dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Cuarto, una vida de adoración y acción de gracias. Esto lo tenemos en Efesios 5:19-20. La Biblia dice: hablando entre vosotros con salmos,  con himnos y cánticos espirituales,  cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
Eph 5:20  dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,  en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
La vida de adoración se manifiesta entre otras cosas mediante la alabanza a Dios. Un creyente lleno del Espíritu Santo va a comunicar a otros lo grandioso que es ser salvo y alabará al Señor de muchas maneras, dejando salir de su corazón las expresiones más hermosas de exaltación al Señor. Una de las obras del Espíritu Santo es glorificar al Hijo, el Señor Jesucristo. Juan 16:14 dice: El me glorificará;  porque tomará de lo mío,  y os lo hará saber.
Cuando un creyente está lleno del Espíritu Santo alabará con júbilo al Señor ya sea en forma verbal o en su corazón. El hijo de Dios que ha sido lleno del Espíritu Santo también lo manifestará agradeciendo a Dios por todo, no solamente cuando las cosas salen bien, sino también cuando hay pruebas. El hijo de Dios lleno del Espíritu Santo no es el que va de aquí allá quejándose de su pobreza o del costo de la vida o de que todo lo que emprende termina mal. No. el hijo de Dios lleno del Espíritu Santo conoce que de Dios viene todo y con un corazón sincero agradece al Señor por ello. Es interesante notar la obra de la Trinidad en el acto de agradecer a Dios por todo. Funciona así: Las gracias son dirigidas al Padre, en el nombre del Señor Jesucristo y por el poder del Espíritu Santo. ¡Qué hermoso! ¿Verdad? Hemos visto entonces el mandato de ser llenos del Espíritu Santo y la manera como se manifiesta la llenura del Espíritu Santo en un creyente. Ahora viene la gran interrogante: ¿Cómo se lograr ser lleno del Espíritu Santo? Le invito a escuchar nuestro próximo estudio bíblico para conocer la respuesta. Que el Señor le bendiga.

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