Juicio de Dios

Es muy grato para mí saludarle amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico, dejamos a Daniel escuchando un intrigante sueño que había dejado perplejo al rey Nabucodonosor. En sueños, Nabudodonosor vio que en medio de la tierra había un árbol muy alto. No había otro árbol más fuerte; no había otro árbol más grande. Se podía ver desde lejos, y llegaba hasta el cielo. Eran tan verdes sus hojas, y tan abundante su fruta, que alcanzaba para alimentar a todas las aves del cielo, a todos los animales del campo y a toda la gente. En eso apareció un ser celestial y a gritos anunció: Echen abajo ese árbol. Córtenle las ramas, déjenlo sin hojas, arránquenle su fruta. Que se vayan los animales que se cubren con su sombra; que se vayan los pájaros que anidan en sus ramas. Déjenle sólo el tronco, y no le arranquen las raíces. Déjenlo entre la hierba del campo y que lo riegue el rocío por siete tiempos. Este es el sueño que tuvo Nabucodonosor. Los sabios de Babilonia fallaron una vez más en interpretar el sueño y se hizo necesaria la intervención de Daniel. El rey reconoció que el Espíritu de Dios estaba en Daniel y por tanto podía interpretar el sueño. Veamos pues cuál es la interpretación de este enigmático sueño.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 4: 19-27. Lo primero que vamos a notar es la reacción inicial de Daniel al oír el sueño del rey. Daniel 4:19 dice: Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren.
Luego de oír el sueño, Daniel, conocido entre los babilonios como Beltsasar, se quedó en silencio como por una hora, atónito, sumido en sus pensamientos por todas las implicaciones de lo que ese sueño significaba. ¿Verdad que muchas veces algo que el Señor nos dice por medio de su palabra nos deja atónitos? Si indagáramos con más diligencia la palabra de Dios notaríamos que con mayor frecuencia la palabra de Dios nos deja atónitos. Si no hubiera sido por la intervención del rey Nabucodonosor, Daniel hubiera seguido meditando en silencio. El rey quería saber lo antes posible lo que el sueño significaba. Con un aire de impaciencia se dirigió a Daniel y le dijo: Beltsasar, no te preocupes por el sueño ni por su interpretación, solamente dímelo. Con todo el respeto que merecía el rey, Daniel le dijo: Señor mío, lo que has soñado hubiera sido bueno que lo sueñen tus enemigos, porque el significado del sueño es algo que hará felices a los que buscan tu mal. ¡Vaya! ¿Qué le parece una introducción como esta, a algo que Usted ha estado esperando con tanta anticipación? Me imagino que el rey se habrá quedado lívido. Pero Daniel no podía de ninguna manera dorar la píldora como se dice vulgarmente, y por tanto se apresta a comunicar sin anestesia el significado del sueño. Así debemos ser también nosotros en nuestra tarea de comunicar la palabra de Dios. Jamás debemos suavizar el mensaje de la palabra de Dios, pensando que alguien podría ofenderse. En segundo lugar, tenemos a Daniel entregando al rey la interpretación del sueño. Daniel divide la interpretación en dos partes. En la primera parte muestra que el gran árbol que el rey vio en el sueño simboliza al mismo rey en su momento de esplendor. Daniel 4:20-22 dice: El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra,
Dan 4:21 cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo,
Dan 4:22 tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.
El árbol que crecía, se fortalecía, y cuya copa era tan alta que parecía que llegaba al cielo, el cual era visible desde cualquier punto de la tierra y cuyo follaje era hermoso, y estaba tan cargado de fruto que abastecía a todos, cuya sombra atraía a las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, era un símbolo apropiado del mismísimo rey Nabucodonosor. De una forma clara y directa, Daniel dijo al rey: Tú mismo eres, oh rey. Sus conquistas militares le habían hecho sentir tan fuerte, que según él había llegado al mismo cielo. Sus dominios se habían expandido tanto que no había territorio conocido que no lo poseyera. Con esta parte de la interpretación del sueño, el rey no debe haber tenido ningún problema, por cuanto se ceñía perfectamente a la realidad de los hechos. Era la parte buena de la interpretación, pero también había una parte mala, es la segunda parte de la interpretación. Se encuentra en Daniel 4: 23-26, donde dice: Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
Dan 4:24 esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey:
Dan 4:25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.
Dan 4:26 Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
En el sueño apareció de pronto un ángel, a quien el rey describió como un vigilante y santo, quien descendiendo del cielo dijo: Corten el árbol, destruyan todo, pero dejen sólo el tronco y sus raíces con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo y sea mojado con el rocío del cielo y comparta el campo con los animales. Daniel lo interpreta en el sentido que Jehová el Dios Altísimo ha traído juicio sobre el rey. La sentencia de Jehová es que el rey Nabucodonosor no viva con la gente, sino que viva con los animales y que coma hierba como ellos y que se bañe con el rocío del cielo, todo esto durante siete años. Al final de este período de tiempo, Nabucodonosor tendrá que reconocer que no es él sino Jehová, el Dios Altísimo quien tiene dominio en el reino de los hombres y que Él de su voluntad, delega a algunos hombres para que tengan dominio sobre los reinos. Se trata de una bofetada contra la arrogancia y el orgullo de Nabucodonosor. Se estaba cumpliendo lo que Dios ha dicho en textos como Salmo 147:6 donde dice: Jehová exalta a los humildes,
Y humilla a los impíos hasta la tierra.
La impiedad de Nabucodonosor dada por su arrogancia y orgullo va a ser humillada por Dios. Santiago 4:6 dice que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. No tiene sentido sentirnos como la última maravilla del mundo, delante de un Dios que es Soberano en el mundo. La palabra de Dios dice en 1 Pedro 5:6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
Pero en el sueño aparecía el tronco del árbol y su raíz con atadura de hierro y bronce. Esto habla por un lado de la certeza del juicio de Dios y de la severidad del juicio de Dios y por otro lado que el rey Nabucodonosor volverá a reinar pero sólo cuando haya reconocido el poder del Dios del cielo. Esta es pues la interpretación del sueño que tuvo Nabucodonosor. Finalmente tenemos a Daniel aconsejando al rey. Daniel 4:27 dice: Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
Daniel deja atrás su papel como intérprete de sueños y asume su papel como un consejero leal del rey. Al ver todo lo que estaba por venir sobre el rey, Daniel le da un consejo oportuno. El consejo tiene dos partes. Primero, tus pecados redime con justicia. En esencia se trata de un llamado al arrepentimiento. Hasta ese momento, el rey había vivido en la bajeza de su pecado, era necesario reconocer lo torcido de su camino y comenzar a actuar rectamente. La segunda parte del consejo es que las iniquidades del rey las redima haciendo misericordia para con los oprimidos. También se trata de un llamado al arrepentimiento. Hasta ese momento, el rey había sido déspota e injusto con los pobres, con los cautivos, con los oprimidos. Era el momento para reconocer esta iniquidad y comenzar a tratar con misericordia a los oprimidos. Si el rey se sometía al consejo de Daniel, tal vez Dios podría prolongar un poco los juicios que había anunciado mediante el sueño, de modo que pueda vivir con tranquilidad. Parece que el rey no hizo caso al consejo de Daniel y por eso Dios trajo sobre él todo lo que había anunciado en el sueño. Esto será materia de nuestro próximo estudio bíblico. No olvide amable oyente que existe un único y soberano Dios. No es sensato ponernos en contra de él.

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