Sublevación

Es muy grato saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico, vimos como Daniel confrontó al rey Belsasar con su pecado de enorgullecerse delante de Dios, al beber vino con sus invitados en los vasos sagrados que se utilizaban en los ritos en el templo de Jerusalén. Dios reaccionó y sentenció a Belsasar. La sentencia fue escrita por una mano misteriosa en la pared del palacio de Belsasar. Guiado por el Espíritu Santo, Daniel se dispuso a leer el mensaje y dar la interpretación. Esto será el tema de nuestro estudio bíblico de hoy.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 5:24. Luego de hacer una introducción, Daniel va a leer el mensaje escrito en la pared y a dar la interpretación. Lo primero que hace Daniel es mostrar que la mano que escribió en la pared provino de Dios. Dice así el texto: Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura.
La mano que el rey y sus invitados vieron, escribiendo en la pared, no era de origen humano, sino de origen divino. Fue Dios quien envió la mano que trazó esta escritura. Siendo así, es de vital importancia que Belsasar preste la mayor atención posible al mensaje de Dios. En segundo lugar tenemos la lectura del escrito en la pared. Daniel 5:25 dice: Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
Por alguna razón que la Biblia no revela, lo que la mano escribió sobre la pared, no podía ser leído por los sabios de Babilonia, pero guiado por el Espíritu Santo, Daniel descifró que se trataban de cuatro palabras, que en la práctica se reducen a tres, por cuanto la primera palabra se repite para enfatizar el mensaje. Las palabras son Mene, Tekel, Uparsin. En tercer lugar, Daniel interpreta el mensaje. Note lo que dice Daniel 5:26-28 Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
Dan 5:27 TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
Dan 5:28 PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.
Guiado por el Espíritu Santo, Daniel procede a interpretar el escrito en la pared. Aquí hay algo muy interesante. Para alguien que no tiene el Espíritu Santo de Dios, las palabras escritas por Dios parece que no tuvieran sentido, pero para alguien que tiene el Espíritu Santo de Dios, cada palabra escrita por Dios tiene su significado y comunican un mensaje coherente e importante. Pues esto justamente se ve en la interpretación que Daniel hace del escrito en la pared. La primera palabra fue: Mene. Esta palabra significa: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin. Contar el reino significa poner fin a la duración del mismo. Lo que esta palabra significa entonces es que Dios ha puesto fin a la duración del reino de Babilonia como el reino más importante del mundo, y que por tanto ha llegado el momento de su destrucción. La palabra Mene se repite para dar énfasis a la declaración, de modo que Belsasar pueda estar seguro de que no habrá prórroga alguna. La palabra Mene está relacionada con calcular. Las decisiones de Dios no se toman a la ligera sino que obedecen a cuidadosos cálculos. La duración de los reinos de los hombres es perfectamente controlada por Dios. Él es quien quita y pone reyes. Él es quien determina la duración del reino. Belsasar fue un rey muy perverso, y Dios ha determinado el fin de su reino. Luego tenemos la palabra Tekel. Significa, pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. La balanza que utiliza Dios registra el peso exacto, de modo que los tratos de Dios son absolutamente justos. Nadie aparte de Dios es capaz de pesar la vida de cada ser humano con absoluta precisión, porque Él es el único omnisciente y justo. 1 Samuel 2:3 dice: No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Jehová,
Y a él toca el pesar las acciones.
Job también reconoció esta faceta de Dios y dijo lo que registra Job 31:6 Péseme Dios en balanzas de justicia,
Y conocerá mi integridad.
De manera que, amigo oyente, podemos estar absolutamente seguros que Belsasar fue pesado por un Dios justo y el resultado fue muy negativo para él porque fue hallado falto. Como consecuencia tanto el rey como su reino, ha sido condenado a la destrucción. Le pasó lo que dijo David en Salmo 62:9 donde dice: Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón;
Pesándolos a todos igualmente en la balanza,
Serán menos que nada.
Pero detengámonos momentáneamente para meditar sobre nuestra propia vida, amigo oyente. Si Dios nos pusiera en una balanza, ¿cuál sería el resultado? Seamos honestos. Todos pesamos algo a los ojos de los hombres, unos más, otros menos, pero lo que verdaderamente cuenta es cuánto pesamos en la balanza de Dios, porque Dios sabe absolutamente todo sobre nosotros, inclusive las cosas que nos esforzamos mucho por ocultarlas delante de los hombres. Que Dios no nos halle faltos, amable oyente. La última palabra es Uparsin. Esta palabra es la forma plural de la palabra peres. El significado de peres es: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas. La palabra peres, por un lado, está relacionada con la acción de dividir o romper, pero la palabra peres también está relacionada con la palabra persa. De ahí la interpretación: Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas. Al oír estas palabras, el corazón de Belsasar debe haberse afligido en extremo, porque él sabía muy bien que los ejércitos del imperio Medo-Persa estaban amenazando tomar Babilonia. Babilonia fue fundada por Nimrod, el bisnieto de Noé. Venciendo varios obstáculos, Babilonia llegó a ser una de las ciudades más elegantes del mundo. Se extendía sobre una hermosa planicie dividida en forma diagonal por el río Eufrates. El famoso historiador Herodoto dijo que la ciudad estaba rodeada por un muro de más de cien metros de alto y como 30 metros de ancho, lo suficientemente ancho como para que sobre el muro puedan correr seis carros tirados por caballos, uno al lado del otro. Encima y alrededor del muro había 250 torres de vigilancia ubicadas estratégicamente. La base del muro estaba rodeada por una zanja enorme llena de agua que provenía del río Eufrates. Desde el punto de vista humano, la ciudad de Babilonia era inexpugnable. Belsasar estaba tan seguro dentro de la ciudad que se dedicó a festejar con sus amigos, aún sabiendo que el enemigo estaba a la puerta. Dios por tanto ha dictaminado una sentencia sobre el rey Belsasar: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas. En cuarto lugar, tenemos al rey cumpliendo su palabra de recompensar a Daniel. Daniel 5:29 dice: Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino.
Todo lo que dijo Daniel tuvo tanto sentido para el rey Belsasar, que sin dudarlo en absoluto, ordenó que Daniel sea vestido de púrpura, al estilo de la realeza, además ordenó que le pongan en su cuello un collar de oro, como señal de su alto rango en el reino, y finalmente ordenó que se proclame que Daniel era el tercero en importancia en el reino Babilónico. Bueno… a Daniel no le sirvió mucho estos honores, porque esa misma noche, se cumplió la sentencia de Dios sobre Belsasar y su reino. En quinto lugar tenemos la caída de Babilonia. Daniel 5:30-31 dice: La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos.
Dan 5:31 Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.
Apesadumbrado por lo que había oído de Daniel, el rey Belsasar debe haber puesto su cabeza sobre la almohada. Algo dentro de él le decía que todo lo que había oído se iba a cumplir, pero jamás imaginó que sería tan pronto. El texto dice que esa misma noche, Belsasar el arrogante rey de Babilonia salió del mundo de los vivos para recibir el castigo que merecía. Los que provocaron la caída del imperio babilónico fueron los Medos y los Persas, conforme a lo que Dios había dicho. En esos momentos, quien lideraba el imperio Medo-Persa era Darío, un hombre de sesenta y dos años. No existe muro lo suficientemente alto, ni lo suficientemente ancho que pueda resistir la voluntad de Dios de acabar con un imperio. La historia secular relata que aquella noche, los ejércitos Medo-Persas al mando de Darío el Medo, desviaron momentáneamente el río Eufrates de manera que puedan usar su lecho para entrar a la ciudad fortificada de Babilonia. Los Medos y los Persas no enfrentaron ninguna resistencia para tomar el palacio real por cuanto la gente que allí estaba, estaba en estado de embriaguez. Cuidado amable oyente con sublevarse contra la soberanía y majestad de Dios. Las consecuencias pueden ser muy funestas.

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