Hageo va a invitar a una reflexión

Reciba cordiales saludos amable oyente. Que gozo es para mí compartir estos momentos con Ud. Vamos a continuar con el estudio bíblico del libro de Hageo. A manera de introducción de este estudio bíblico, recuerde Ud. que el pueblo de Israel, una vez que retornó del cautiverio en Babilonia, empezó a reedificar el templo de Jerusalén, pero casi tan pronto como comenzaron los trabajos de reedificación enfrentaron una tenaz oposición de sus enemigos. Como resultado, se detuvo la obra de reconstrucción y por unos 16 años el templo permaneció en ruinas. Mientras tanto, los judíos se dedicaron a lo suyo. Cada uno de ellos orientó todo su esfuerzo a rodearse de comodidad, a edificar mansiones lujosas en las cuales vivir y mirar con indiferencia la obra del Señor que estaba en ruinas. En estas circunstancias, Jehová levantó a uno de sus profetas para comunicar su mensaje. El contenido del mensaje fue: ¿Es para vosotros tiempo de gastar tiempo en vosotros mismos mientras la obra de Dios está abandonada? La respuesta era: No. Hageo añadió después: ¿Es para vosotros tiempo de habitar en casas artesonadas mientras el templo de Dios está en ruinas? Nuevamente aquí, la respuesta era un No rotundo. ¿Cómo es posible que los judíos dedicaran todo su esfuerzo y entusiasmo a edificar mansiones para ellos mismos cuando el templo de Dios estaba abandonado totalmente? Luego de denunciar tan enorme desatino, Hageo va a invitar a una reflexión, sobre lo cual nos hablará David Logacho a continuación.

Si tiene una Biblia a la mano, por favor ábrala en el libro de Hageo, capítulo 1 versículos 5 y 6.
Al mirar que los judíos se habían dedicado cada uno a lo suyo, mientras la casa de Dios estaba en ruinas, Jehová, por medio de su profeta les plantea una reflexión. Consideremos la invitación a la reflexión, y la intención de la reflexión.
En cuanto a la invitación a la reflexión. Hageo 1:5 dice: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos”
El autor de la invitación a la reflexión se presenta como Jehová de los ejércitos. Este nombre de Dios aparece por 14 ocasiones en los dos cortos capítulos del libro de Hageo y describe a Jehová como el Amo, el Señor, el Supremo de todos los poderes tanto en el cielo como en la tierra y por tanto alguien quien tiene pleno derecho de exigir obediencia incondicional de cualquier persona.
Jehová de los ejércitos dice a los judíos: meditad bien sobre vuestros caminos. La palabra meditar en este texto significa literalmente poner el corazón en algo. Comunica la idea de evaluar algo con extrema minuciosidad o diligencia. Lo que tenían que evaluar eran sus caminos. No los caminos de Jehová sino sus propios caminos.
¿Cuáles eran sus caminos? Pues, ellos habían sido negligentes con la obra de Dios. Abandonaron la obra de Dios. Para ocuparse totalmente en sus propias cosas. Durante no menos de 16 años el templo de Jerusalén estaba en ruinas mientras ellos estaban trabajando afanosamente para rodearse de comodidades.
¿Cuál fue el resultado de todo esto? Esta pregunta nos conduce a nuestro segundo asunto, la intención de la reflexión. Hageo 1:6 dice: “Sembráis mucho, y recogéis poco: coméis y no os saciáis: bebéis y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y al que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto”
La intención de la reflexión era que los judíos pudieran apreciar cuan nefasto ha sido buscar la propia comodidad sacrificando la obra de Dios. La gente sembraba mucho, porque quería una cosecha abundante, pero Jehová de los ejércitos hizo que la cosecha en lugar de ser abundante fuera escasa.
Israel en esa época dependía grandemente de la agricultura para su supervivencia. Si la agricultura fracasaba, toda la nación sufría. Si las cosechas eran malas, no había comida suficiente en las familias que cultivaban la tierra. Seguramente ello conducían a racionar los alimentos. Por esos dice el texto que comían pero no se saciaban y bebían, pero no quedaban satisfechos. La falta de buenas cosechas también conducía a un empobrecimiento generalizado y esto queda evidenciado porque se vestían, pero el vestido no era suficiente para abrigar el cuerpo, quizá por la vejez del mismo o porque no tenían dinero para comprar, o si había dinero no había vestidos para comprar. Con los que no poseían tierras para cultivar, el asunto era todavía peor. Esta gente trabajaba a jornal, es decir que dependía de un sueldo para su subsistencia.
Pero note lo que pasaba con ellos. Dice el texto que el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Esta es una expresión muy descriptiva para indicar que el sueldo o no era pagado o si era pagado no alcanzaba ni para cubrir las mínimas necesidades. El estado de pobreza generalizada, a causa de la escasa cosecha, llevó a la nación a una situación de hiperinflación, en la cual seguramente se congelaron los sueldos y subieron por los cielos los precios de los productos de primera necesidad.
Los jornaleros notaron que cada vez podían comprar menos con sus sueldos. Esto es lo que significa recibir el jornal en saco roto. Ahora, detengámonos aquí momentáneamente. Al describir lo que estaba pasando en la época de Hageo, lo cual aconteció en el siglo quinto AC, mi mente no pude evitar el pensar que es algo que está sucediendo precisamente hoy en día en muchos lugares del globo terrestre.
Me refiero a la baja sensible de la producción con el consecuente incremento de los niveles de pobreza, lo cuál conduce a que un gran porcentaje de la población coma, pero no se sacie, beba pero no quede satisfecha, se vista, pero no logra abrir el cuerpo. Recibe un salario, pero no le alcanza para nada.
En mi país el Ecuador, vivimos esta realidad lacerante y sé que en otros países la situación es aún peor.
Pero volvamos a la nación judía y hagámonos la pregunta: ¿Que fue lo que condujo a los judíos de la época de Hageo a esta triste situación? Fue su negligencia hacia la obra del Señor y seguramente también hacia el Señor de la obra. Los judíos se olvidaron de Dios y de su obra. Como consecuencia, sufrieron la falta de prosperidad en todas sus empresas y el consecuente estado de pobreza generalizada.
Yo no puedo afirmar categóricamente que la pobreza es siempre resultado de pecado, pero ciertamente existe un vínculo entre pobreza y pecado. Sí no, qué es que la Biblia por ejemplo en Deuteronomio 28:15 dice lo siguiente: “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te alcanzarán”
Existe una relación directa entre obediencia a Dios y prosperidad en este texto. Note lo que según Dios acontecería con el pueblo de Israel si desobedecía a Dios. Deuteronomio 28: 38-40 dice: “Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá”
No siempre la pobreza es resultado de pecado, pero el pecado puede conducir a la pobreza. Para muestra solamente mire a los países o regiones del mundo donde por décadas el nombre del Señor ha sido objeto de burla y desprecio, hoy sus habitantes están sufriendo la peor de las pobrezas. Yendo más atrás en la historia, todos y cada uno de los imperios mundiales de la antigüedad cayeron cuando el pecado llegó a un punto intolerante para Dios.
Así es amable oyente, con Dios no se puede jugar, el pecado trae consecuencias severas en todo orden de la vida y la prosperidad es algo que puede ser afectado. No estamos diciendo que todos los pobres son pecadores, tampoco que todos los ricos son santos, o que todo creyente debe ser próspero y rico, pero ciertamente existe un vínculo entre la falta de prosperidad y el pecado.
¿Qué tal con Ud.? ¿Cómo esta su vida? Si le falta prosperidad como a la gente en la época de Hageo, yo le invito a evaluar su relación con el Señor. Medite bien en sus caminos. ¿Ha puesto a Dios y a su obra como lo más importante en su vida? A lo mejor la falta la prosperidad en su vida puede tener algo que ver con la poca importancia que ha dado al Señor. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os será añadidas”.

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