Nehemías continuó con la obra de restaurar los muros caídos de Jerusalén

Damos gracias a Dios por el privilegio que es para nosotros saber que Usted nos está escuchando. La Biblia Dice… les da la bienvenida a un nuevo estudio bíblico en el Libro de Nehemías. En instantes más estará con nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio bíblico de hoy.

En lo que va de nuestro estudio bíblico en el libro de Nehemías, llegamos al punto cuando comenzó la reedificación de los muros de Jerusalén bajo el liderazgo de Nehemías. Hubo una planificación detallada, una participación descollante de todos los judíos y por supuesto, también una postura discordante de los grandes de los tecoitas. Una vez que se inició la obra, surgió un elemento que no fue invitado a la construcción. Su nombre es oposición. Veamos pues como Nehemías trató a este especial elemento.
Si Ud. es tan humano como yo, invariablemente verá a la oposición como un intruso que viene a amenazar la tranquilidad que tanto nos agrada. Esto me hace recordar una historia que alguna vez ley en algún lugar. Se trataba de un joven que quería convertirse, en un productor de duraznos. Había trabajado bastante duro para ello y en cierto momento sus árboles de durazno se veían hermosos, todo cubiertos de flores que engalanaban el paisaje y daban al joven mucha esperanza de una buena cosecha. De pronto, sucedió lo inesperado. La madre naturaleza hizo su juego siempre temido por los agricultores. Una helada sin igual echó por tierra flores de los duraznos y por ende, las esperanzas de una buena cosecha. El joven no fue a la iglesia el siguiente domingo, tampoco lo hizo el domingo subsiguiente y así por varios domingos más. Preocupado, el pastor de la iglesia fue a visitarlo para saber la razón para tan prolongada ausencia. El joven exclamó: No pienso seguir asistiendo a la iglesia. ¿Cree Ud. que puedo adorar a un Dios que se preocupa tan poco de mí que permite que una helada acabe con mis duraznos? El anciano pastor se quedó mirando al joven en silencio por un instante. Luego le dijo lo siguiente con amabilidad: Dios te ama a ti más que a tus duraznos. Dios sabe que los duraznos desarrollan mejor sin las heladas, pero sabe también que los hombres desarrollan mejor con las heladas. El propósito de Dios es cultivar hombres, no duraznos. Qué interesante. La oposición es sin duda necesaria para que desarrollemos mejor para Dios. En el caso de Nehemías, la oposición se presentó tan pronto como llegó a Jerusalén. Nehemías 2:10 dice: «Pero oyéndolo Sambalat horonita y Tobias el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel» Más adelante, cuando estaba por iniciarse ya la obra, nuevamente surgió la oposición. Nehemías 2:19 dice: «Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobias el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?» A pesar de la oposición Nehemías siguió con la obra y es así como llegamos al capitulo 4 cuando la oposición se torna más incisiva. En los versículos 1-6 de este capítulo podemos ver una resistencia frontal,, una réplica firme y una respuesta final. Consideremos primeramente la resistencia frontal. Una de las cosas que notamos es la actitud de Sanbalat. Nehemías 4:1 dice: «Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos» Lo que esperaba Sanbalat con su oposición inicial era que se detenga la obra. Como esto no sucedió y la obra continuaba, se enojó y se enfureció en gran manera. La oposición siempre busca detener la obra del Señor. Los enemigos de la obra, pretenden que esta no continúe. Si ante la oposición detenemos la obra del Señor, lo único que estamos haciendo es concediendo una victoria al enemigo. Después de notar la actitud de Sanbalat, veamos la acción de Sanbalat. Nehemías 4:2 dice: «Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?» Lo que está haciendo Sanbalat es buscando adherentes a su posición. Así actúan siempre los opositores. Mientras haya más personas que compartan sus ideas más seguros se sienten. Sanbalat recurrió a sus hermanos y a su tropa. Ante ellos se burló e hizo escarnio de los judíos. La burla la expresó por medio de cuatro preguntas hirientes. ¿Qué hacen esto débiles judíos? Esto atentaba contra su integridad personal. ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? Esto atentaba contra su identidad religiosa. ¿Acabarán en un día? Esto atentaba contra su habilidad creativa. ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Esto atentaba contra su poder para obtener los materiales. Lo que no sabía Sanbalat es que con cada una de estas preguntas estaba ofendiendo a Dios mismo, no a los judíos ni a Nehemías. Ofendió a Dios hiriendo a su pueblo, ofendió a Dios atacando a los sacrificios instituidos por Él. Ofendió a Dios cuestionando su poder y ofendió a Dios objetando su provisión. Es algo muy serio altercar con Dios y todo aquel que se opone a la obra de Dios alterca con Dios. Como dijimos antes, los enemigos de la obra de Dios siempre se unen y es así como además de la actitud de Sanbalat y la acción de Sanbalat, tenemos la arremetida de Tobías. Nehemías 4:3 dice: «Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará» Notemos lo picante del comentario. Es casi lo mismo que dijo Goliat de David, antes que la piedra de la onda de David se le clave en la frente y caiga a tierra cuan largo era. Después de una resistencia frontal, tenemos una réplica firme de Nehemías. La primera cosa que notamos es la persona a quien va dirigida la réplica. No fue a Sanbalat o a Tobías. Nehemías habló a Dios en oración. Nehemías 4:4 dice: «Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio» Cuando somos atacados, normalmente reaccionamos defendiéndonos o contraatacando. Lo único que logra esto es empeorar la situación. Cuantas peleas hogareñas por ejemplo no cesarían si una de las partes orara en lugar de levantar más la voz. Es en verdad un arte el saber controlarse y no atacar cuando somos atacados, pero es más que arte el orar en lugar de atacar cuando somos ofendidos. La obra que Nehemías estaba haciendo era del Señor, cuando surgió la oposición, Nehemías habló con el dueño de la obra para que él se encargue del asunto. Después de ver la persona a quien se dirige la réplica, tenemos el pedido de Nehemías. Nehemías 4:4-5 dice: «y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.» Vaya. Este si que es un pedido serio. Lo que Nehemías pedía a Dios era retribución para los enemigos de la obra. Nehemías no buscó tomar la justicia por su propia mano, no buscó venganza, puso la situación en la mano de Aquel de quien es la venganza. Deuteronomio 32:35 dice: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor» Puede ser que hoy mismo se encuentre acosado y oprimido por sus enemigos. Ponga la situación en la mano del Señor y deje que él se encargue de dar el pago según su justicia. Hemos visto entonces la resistencia frontal y la réplica firme. ¿Qué hizo Nehemías además de orar? Pues veamos la respuesta final. Nehemías 4:6 dice: «Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar» Ante la oposición, Nehemías oró al Señor, pero al mismo tiempo prosiguió con la obra. Esto es lo que deberíamos hacer siempre ante la oposición. Recordemos que lo que los enemigos de la obra del Señor buscan es que se detenga la obra. No les demos, gusto, continuemos con la obra. Que triste es ver que a veces luchamos contra el enemigo gastando tiempo, energía y dinero y descuidamos de continuar haciendo la obra del Señor. Si el enemigo logra que nos embarquemos en una lucha contra él, habrá ganado ya una victoria. No luchemos contra los que maquinan la oposición, pongámoslos en la mano del Señor y nosotros continuemos con la obra. Además de proseguir con la obra, notamos que la oposición resultó en más ánimo entre el pueblo. Esto si que es notable. La oposición busca desanimar, hay ocasiones que lo logra, pero hay otras ocasiones, cuando en lugar de producir desánimo produce ánimo, como en este caso. Nehemías 4:6 al final dice que el pueblo tuvo ánimo para trabajar. ¿Qué hacer ante la oposición frontal? Pues orar y seguir con la obra. Que el Señor nos ayude a aplicarlo en nuestro diario vivir.

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