Función del padre, como mayordomo de la familia

Saludos cordiales amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Es motivo de mucho gozo contar con su sintonía. Dentro del gran tema de la mayordomía cristiana, estamos estudiando la mayordomía del hogar y en lo que hasta ahora hemos avanzado, vemos que el padre de familia es el mayordomo que Dios ha puesto en la familia. Como tal, la Biblia enseña que el padre deber ser un profeta en la familia, esto se refiere a un que comunica la voluntad de Dios dentro de la familia. También debe ser un sacerdote en la familia, esto se refiere a un que constantemente lleva a la presencia de Dios a los miembros de la familia. Además debe ser un líder de la familia, esto se refiere a uno que marca el camino por el cual debe andar la familia. También debe ser un entrenador en la familia, esto se refiere a uno que enseña a los miembros de la familia a enfrentar la vida en el temor de Dios. Lo último que vimos fue que el padre debe ser un modelo en la familia para que los miembros de la familia se sientan motivados a imitarlo. En el estudio bíblico de hoy, trataremos acerca de otra función del padre, como mayordomo de la familia.

Otra función importante del padre como mayordomo de la familia es proveer lo que sea necesario para satisfacer las necesidades de la familia. En toda familia existen necesidades múltiples. Quizá podríamos dividir estas necesidades en tres grupos. Lo más importante, las necesidades espirituales, luego, en orden de importancia, las necesidades emocionales, y por último, las necesidades materiales. La persona directamente responsable para satisfacer estas necesidades es el padre de familia. Mire lo que dice el apóstol Pablo en 1 Timoteo 5:8 hablando a los creyentes: porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
Estas son palabras fuertes amable oyente. El que un padre de familia sea negligente en proveer para los suyos, es decir para los hermanos en la fe y mayoramente para lo de su casa, es decir para su esposa e hijos, es considerado como una negación de la fe. Quizá usted se preguntará: ¿Por qué? La respuesta es porque la fe cristiana sostiene como algo muy propio de ella, la importancia de ayudarse el uno al otro. Cuando un creyente falla en esto, por su acción está negando las verdades que enseña la fe cristiana. Un creyente así, es peor que un incrédulo porque sencillamente la mayoría de los incrédulos están dispuestos a proveer ayuda a los que son suyos. Por esto, amable oyente, el padre de familia, como administrador de la familia debe ser un proveedor para las necesidades de la familia. A lo mejor usted estará pensando que hablar de esto no es necesario porque todos ya lo sabemos. Puede ser que lo sepamos pero tristemente, la realidad muestra que aunque lo sabemos no lo estamos viviendo, porque no son pocos los casos cuando el padre de familia ha entregado la responsabilidad de ser el proveedor de las necesidades de la familia, a la esposa o al sistema educativo o a la iglesia. Hace algún tiempo atrás, recibí una llamada de una esposa creyente quien estaba al borde de la histeria. Entre sollozos me relató su historia. El esposo, quien también era creyente, fue despedido de su trabajo como resultado de un recorte de personal en la empresa donde prestaba sus servicios. Probablemente por el impacto emocional de esta drástica medida, el esposo se abandonó a sí mismo. Prácticamente, gastaba todo su tiempo en comer, mirar la televisión y dormir. Mientras había el dinero que le habían dado como indemnización en su trabajo, la familia estaba sobreviviendo, pero muy pronto, comenzó a agotarse ese fondo. Al ver a su esposo sumido en la pasividad, la esposa decidió salir a buscar trabajo. Algo encontró, y aunque la paga no era muy buena, al menos alcanzaba para comprar los alimentos para la familia. Pero lo que más preocupa a esta esposa, era la actitud de su esposo. Se había vuelto un haragán que vivía del trabajo de su esposa. Parecía que no había nada que lo hiciera recapacitar y definitivamente, como es natural, esto estaba minando la estructura misma de la familia. Historias como esta, no son casos aislados, sino que se repiten a menudo, amable oyente. Cuan necesario es enfatizar que Dios ha puesto al padre de familia para que provea para cubrir las necesidades espirituales, emociónales y materiales de los miembros de la familia. Eso fue lo que aconsejó el apóstol Pablo a los creyentes de Tesalónica. 2 Tesalonicenses 3:10-12 dice: Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
2Th 3:11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.
2Th 3:12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.
De modo que, amable oyente, trabajar es un mandato para los creyentes, porque sólo así se tendrá los recursos económicos para satisfacer las necesidades de la familia. Un buen ejemplo de esto fue de un hermano cubano que conocí en Pinar del Río, Cuba. Él era médico de profesión, pero como la situación económica en Cuba no estaba muy bien, no había encontrado un trabajo afín con su preparación. Pero este hecho, no hizo que este médico se quede cruzado de brazos sin hacer nada en la casa mientras su esposa salía a trabajar para mantener el hogar. Todo lo contrario, salió a buscar trabajo en lo que haya. Trabajó como jornalero en una granja, luego trabajó como dependiente de un almacén de víveres. Después trabajó como ayudante de zapatero y en algún momento, Dios honró la actitud de este médico quien entendía muy bien su responsabilidad de proveer para los de su casa, porque finalmente Dios le bendijo con un trabajo acorde con su profesión. Con su acción, este médico evitó negar la fe y ser peor que un incrédulo. Un padre de familia, que no trabaja, porque no quiere trabajar, es una deshora para Dios, para él mismo y para su familia. Por eso Pablo dijo lo siguiente en 1 Tesalonicenses 4:11-12 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,
1Th 4:12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.
Nuevamente vemos aquí que el trabajo es un mandato y el que no trabaja en lo que sea para satisfacer las necesidades de su familia está deshonrando a Dios. Observe lo que dice Efesios 4:28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
La familia tiene necesidad. Quién debe satisfacer esa necesidad es el padre de familia, porque como mayordomo de la familia, él es el proveedor. Quizá en este punto cabe una inquietud que de ninguna manera quisiera dejarla de lado. ¿Qué dice la Biblia sobre las esposas que trabajan fuera de la casa para incrementar los ingresos del hogar? Bueno, lo que dice la Biblia es lo que hemos dicho, es decir que quien es directamente responsable para satisfacer las necesidades de los miembros de la familia es el padre, pero también dice que el ideal de Dios para la esposa es permanecer en su casa cuidando a sus hijos, un trabajo muy delicado por supuesto, y a pesar e eso, un trabajo sin sueldo, sin días de descanso, sin vacaciones, sin jubilación. Note lo que dice Tito 2:4-5 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,
Tit 2:5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Esa frase, cuidadosas de su casa, literalmente significa, trabajadoras de casa, lo cual denota que el ambiente ideal de trabajo para una esposa es la casa. Pero no siempre se cumple con el ideal de Dios y por eso es que encontramos cantidad de mujeres que trabajan no en su casa sino fuera de su casa. Cada familia debería evaluar su situación particular y tomar una decisión al respecto. ¿Es imprescindible que la esposa trabaje fuera de casa? ¿Cuál es la motivación para que la esposa trabaje fuera de casa? ¿Vale la pena que la esposa gane cierta cantidad de dinero trabajando fuera de casa y al mismo tiempo tenga que pagar tal vez una cantidad semejante a alguien que cuide a los hijos mientras ella no está en casa? ¿Vale la pena rodearse de comodidades materiales mientras los hijos tiernos están siendo privados de la atención que solamente una madre puede dar? Estas son preguntas válidas y cada familia debe responderlas en total dependencia del Señor. Lo que queda claro es que el esposo, como mayordomo de la familia tiene la responsabilidad directa de ser el proveedor de las necesidades de la familia.

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