Peligro de la inmoralidad sexual y el peligro de la borrachera

Qué grato es estar nuevamente junto a Usted amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Proverbios. Hay dos pecados que siempre van de la mano. La borrachera y la inmoralidad sexual. Sobre estos dos pecados nos habla Dios a través de su palabra en el libro de Proverbios. En instantes más estará con nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio de la última parte del capítulo 23 de Proverbios. Este estudio se inscribe dentro de la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el capítulo 23 de Proverbios. Hoy nos corresponde estudiar la última parte de este instructivo capítulo. Proverbios 23:26-35. Lo que tenemos en este pasaje bíblico, son dos dichos de los sabios.

El primero trata sobre el peligro de la inmoralidad sexual, y el segundo trata sobre el peligro de la borrachera.

Vayamos a lo primero, el peligro de la inmoralidad sexual. Se encuentra entre los versículos 26-28, que de paso corresponde al decimoséptimo dicho de los sabios. Dice así: «Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. Porque abismo profundo es la ramera, y pozo angosto la extraña. También ella, como robador, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores.»

Este dicho sabio comienza con un pedido: Dame, hijo mío, tu corazón. Esta es una tierna pero firme exhortación a prestar absoluta atención a lo que el sabio está por decir. Es como si alguien estuviera diciendo: Concéntrate totalmente en lo que te voy a decir. Luego de este pedido, el sabio que escribió este dicho, pasa a solicitar que su hijo mire el ejemplo que el sabio está dando: Miren tus ojos por mis caminos dice el texto.

Esto es digno de resaltar en la vida del sabio. No sólo exigía buena conducta de sus allegados, sino que él mismo manifestaba en su vida esa buena conducta. Gran lección para todos los que de una u otra manera estamos guiando a otros, bien sea padres, o pastores, o maestros. Se debe enseñar con la boca pero también con el ejemplo.

Cuanta razón tiene el dicho que afirma que los hechos siempre hablan más alto que las palabras. Será muy difícil que un padre borracho enseñe a su hijo a no emborracharse. En lo que resta del pasaje bíblico, se hace obvio que lo que el sabio está tratando de enseñar con su boca y con su ejemplo, tiene que ver con la pureza en lo sexual.

El texto dice: Porque abismo profundo es la ramera, y pozo angosto la extraña. El sabio nos está hablando en lenguaje figurado. Una ramera, o una prostituta, o una mujer extraña, todos términos sinónimos, son abismo profundo y pozo angosto.

Hace algunos años atrás el mundo quedó conmovido con la noticia de un niño que cayó accidentalmente en un profundo pozo que descuidadamente había sido abandonado sin la protección adecuada. Cuando fue localizado, el niño se encontraba cabeza abajo en el profundo y estrecho pozo. No había manera de bajar a alguien para que ate una cuerda a los pies de modo que se lo pueda izar a la superficie. El diámetro del pozo era insuficiente para que pueda bajar un adulto.

Luchando contra el tiempo se perforó un pozo paralelo con la idea de llegar al niño desde un costado. Todo el esfuerzo fue inútil porque el niño falleció antes que sus rescatadores puedan llegar a él. Este niño atrapado en ese pozo profundo y estrecho es un cuadro perfecto de lo que pasa con un hombre que se entrega en los brazos de una mujer extraña o de una ramera. Habrá caído en una trampa de la cual es muy difícil poder librarse. Pero el sabio no solamente dice que la mujer extraña es un profundo y estrecho pozo, sino también dice que es un ladrón.

El texto dice: También ella, como robador acecha. El hombre que se entrega en los brazos de una mujer extraña perderá su inocencia, perderá el gozo que resulta de vivir en santidad, perderá su testimonio ante sus semejantes, perderá su familia y tantas otras cosas más. Además de ser profundo pozo estrecho y robador, la mujer extraña es como una plaga que incentiva la maldad entre los hombres. A esto se refiere la última parte del texto cuando dice que la mujer extraña multiplica entre los hombres los prevaricadores.

La mujer extraña es una especie de fábrica para producir prevaricadores o infieles. Cada hombre que se llega sexualmente a la mujer extraña queda marcado para siempre como un prevaricador o un hombre infiel. Cuanta razón tiene la palabra de Dios al advertir al hombre en cuanto a no caer en las redes de la mujer extraña. Pues, esto en cuanto al peligro de la inmoralidad sexual.

El otro peligro sobre el cual advierte este pasaje de Proverbios es el de la borrachera. La advertencia se encuentra en Proverbios 23: 29-35, el cual es el decimoctavo dicho de los sabios. Dice así: «¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar.»

Los sujetos de este relativamente extenso dicho de los sabios son los que se detienen mucho tiempo en el vino. Una expresión que significa los que no sueltan la botella de vino, es decir los borrachos. También se los conoce como los que van buscando la mistura, es decir los que tienen como pasatiempo favorito el experimentar con diversas combinaciones de licores hasta encontrar la mezcla que más les eleve con el mínimo de efectos colaterales.

En todo caso se trata de personas esclavizadas al alcohol. El dicho de los sabios se ocupa en primer lugar de señalar los efectos que produce el alcohol en el borracho. Por medio de seis preguntas, se nos presenta la tragedia que trae sobre sí el borracho.

Número uno. ¿Para quién será el ay? El borracho es causa de lamento profundo.

Número dos. ¿Para quién el dolor? El borracho está condenado a soportar punzante dolor, al menos cuando está en juicio.

Número tres. ¿Para quién las rencillas? El borracho es propenso a meterse en todo tipo de peleas.

Número cuatro. ¿Para quién las quejas? Aunque sea inocente, el borracho es blanco de las quejas de muchas personas. Esto también se puede entender en el sentido que el borracho lamenta su triste condición.

Número cinco. ¿Para quién las heridas en balde? El borracho casi siempre resulta herido sin motivo.

Número seis. ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Esto puede ser que tenga que ver con la secuela de una golpiza, o también puede ser que tenga que ver con la visión borrosa que es típica de los borrachos.

Todo esto es lo que tiene que sufrir el borracho. Es el elevado precio que el borracho tiene que pagar para mantener su borrachera.

A continuación el sabio advierte sobre el engaño del licor. Dice textualmente: No mires al vino cuando rojea y cuando resplandece su color en la copa y cuando produce ese sabor agradable al paladar. La razón para no mirar esto es porque detrás de este hermoso rostro aparece una realidad atroz.

Dice el texto, que al fin, es decir que cuando el alcohol llega a la sangre, su efecto será semejante al causado por la mordedura de una serpiente, producirá dolor como el causado por la mordedura del áspid. El efecto será tan destructivo, que el borracho verá cosas extrañas. Su visión estará alterada. El borracho no puede percibir las cosas como realmente son.

Además, dice el texto: Tu corazón hablará perversidades. El tono de la voz se alterará y las palabras que salen de la boca serán perversidades. Tanto Usted como yo hemos oído la forma de hablar de un borracho y las sandeces que salen de su boca. El equilibrio será trastornado. El borracho caminará como si estuviera en el puente de un barco que es bamboleado por las aguas de un mar embravecido. Será tan difícil encontrar el equilibrio. Para mantenerse firme tendrá que aferrarse a algún objeto como lo hace un marinero que está subido a lo más alto del mástil de una embarcación. Sus sentidos se alterarán de tal manera que no sentirá las heridas, no le causarán dolor los azotes. Será como alguien que está inconsciente. Lo triste es que el alcohol tiene el poder de esclavizar a la gente.

El texto dice que cuando el borracho despierte de su estupor estará listo para comenzar una nueva sesión que termine en borrachera. La gente piensa que es muy astuta como para dejarse dominar por el alcohol, lo que no saben es que tarde o temprano el alcohol llegará a dominarles. Mucho cuidado con abusar del alcohol, amigo oyente.

Algo que me llama poderosamente la atención es que la Biblia normalmente asocia la borrachera con la inmoralidad sexual. El borracho pierde todas sus inhibiciones y en ese estado se lanza a todo tipo de desórdenes, entre ello, la inmoralidad sexual. El consejo de los sabios es: Evite la borrachera y le será más fácil evitar la inmoralidad sexual. Que por la gracia de Dios se someta a este consejo de los sabios.

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