Una fuente inagotable de sabiduría celestial para la vida terrenal

Con mucho gozo damos la bienvenida a todos nuestros amigos oyentes. Cuando alguien habla de un hombre o de una mujer de buen carácter, ¿qué cualidades piensa que adornaría a esa persona? ¿Tal vez alguien que tiene un fino sentido del humor? ¿A lo mejor alguien que no se enoja fácilmente? ¿Quizá alguno de quien no esperaría alguna conducta inmoral? Pueden ser varias cosas. Interesante que la Biblia, justamente en el libro de Proverbios, nos habla de lo que a los ojos de Dios es una persona de buen carácter. Sobre esto nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy, dentro de la serie titulada: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal.

En nuestro estudio bíblico último, hicimos una introducción al libro de Proverbios. Dijimos que este libro del Antiguo Testamento es una fuente inagotable de sabiduría celestial para la vida terrenal.

Hoy vamos a estudiar la primera sección de este maravilloso libro. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Proverbios. Lo que primero vamos a notar es una breve descripción del autor de la mayoría de los proverbios. Digo la mayoría de los proverbios, por cuanto, como ya se dijo con anterioridad, no todos los proverbios del libro de Proverbios fueron compuestos por el mismo autor. Otros autores fueron Agur y Lemuel.

Proverbios 1:1 dice: «Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.»

Aquí se nos presenta al autor de la mayor parte de los proverbios del libro de Proverbios. Se trata de Salomón. Fue hijo del rey David. Cuando Salomón era muy joven, tuvo que suceder a su padre en el reino, y con ello, la descomunal tarea de gobernar a la nación de Israel.

En una ocasión Dios se le apareció en visión y le dijo: Pide lo que quieras que yo te dé. Revestido de una profunda reverencia hacia Dios, Salomón reconoció su propia fragilidad y dijo: Yo soy joven, y no sé como entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo el cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.

Acto seguido, Salomón hizo un pedido que lo ennoblece. 1 Reyes 3:9 lo registra de esta manera: «Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?»

La reacción de Dios fue inmediata. Le agradó el pedido de Salomón y note como respondió. Se encuentra en 1 Reyes 3:11-12 «Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.»

Maravilloso. Pero cuando alguien agrada a Dios, normalmente Dios otorga más de lo que se le pide. Eso sucedió con Salomón. Observe lo que dice 1 Reyes 3:13 «Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días»

¿Se fija? No puedo dejar de pensar en las palabras de Jesús cuando, según Mateo 6:33 dijo: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas»

De modo que, si alguien puede hablar con autoridad sobre la sabiduría celestial, ése es Salomón, porque la recibió directamente de Dios. Lo que Salomón ha hablado sobre la sabiduría forma parte del libro de Proverbios.

En segundo lugar, encontramos el propósito del libro de Proverbios. Ponga atención a lo que dice Proverbios 1:2-4. «Para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad; para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura.» En este pasaje bíblico aparecen diez características que de una u otra manera aparecen a lo largo y ancho de todo el libro de Proverbios. Estas características en su conjunto describen el carácter que a Dios le gustaría ver en los que son suyos.

¿Quiere ser una persona de buen carácter, pero bajo las normas de Dios, no bajo las normas del hombre? Entonces ponga atención a estas diez características que aparecen en este pasaje bíblico.

La primera es sabiduría. Para entender sabiduría dice el texto. La palabra sabiduría aparece 61 veces en los 31 capítulos del libro de Proverbios, en la versión Reina Valera Revisión 1960 de la Biblia.

Sabiduría significa la capacidad para usar bien el conocimiento. El conocimiento es algo moralmente neutro. El uso que se hace del conocimiento produce algo moralmente bueno o moralmente malo.

El conocimiento es comparable a un cuchillo. Un cuchillo también es moralmente neutro. El uso que una persona haga de ese cuchillo puede resultar en algo moralmente bueno o moralmente malo. Por ejemplo, si usa ese cuchillo para pelar una naranja estará haciendo algo moralmente bueno, pero si usa ese cuchillo para matar a una persona estará haciendo algo moralmente malo. Con el conocimiento pasa algo similar. Cuando el conocimiento se usa para algo bueno, lo cual se llama sabiduría, resulta en algo moralmente bueno.

La segunda característica es doctrina. Para entender doctrina dice el texto. La palabra doctrina aparece una sola vez en el libro de Proverbios, en la versión Reina Valera del 60, pero es una palabra muy importante. Otras versiones de la Biblia la traducen como «disciplina» o «instrucción». Al menos por dos ocasiones, en el capítulo 13 versículo 24, y en el capítulo 3 versículo 11, aparece como «castigo» La idea principal es aprender a través de la disciplina.

La disciplina comprende tanto la recompensa como la retribución. Cuando se hace lo bueno se merece recompensa, cuando se hace lo malo se merece retribución. Esta es la manera como los padres debemos enseña a nuestros hijos.

La tercera característica es razones prudentes. Prudencia es una palabra que no se usa mucho en nuestra comunicación diaria. Aparece 6 veces en el libro de Proverbios, en la revisión del 60 de la versión Reina Valera. Significa básicamente discernimiento. Tiene que ver con la capacidad de reconocer a cabalidad la diferencia entre dos cosas, especialmente entre lo que es bueno y lo que es malo. Cuánto nos hace falta esta cualidad de carácter en los días en los cuales vivimos. La cuarta característica es consejo de prudencia. Esta frase comunica la idea de aprender algo de los fracasos de otros o de los fracasos de uno mismo. A decir verdad, lo único rescatable de los fracasos propios o ajenos, son las lecciones que podemos aprender de ellos. Quien no sabe sacar lecciones de los fracasos de otros o de sí mismo, está condenado a repetir esos fracasos un sinnúmero de veces.

La quinta característica es justicia. Es una palabra bastante utilizada en el libro de Proverbios. Aparece 24 veces. Significa rectitud, tiene que ver con la buena conducta o el buen comportamiento.

La sexta característica es juicio. También es una palabra de uso frecuente en el libro de Proverbios. Aparece 18 veces y significa la capacidad de examinar las oportunidades o las opciones y tomar las mejores decisiones. Tiene que ver con hacer las cosas que realmente marcan una diferencia. Una persona de buen juicio sacará siempre el mejor provecho de las oportunidades.

La séptima característica es equidad. Aparece solamente dos veces en todo el libro de Proverbios y significa los principios morales que norman o controlan la conducta de una persona.

La octava característica es sagacidad. Es la cualidad de ser astuto, no en el mal sentido, sino para lo bueno. Una persona sagaz es alguien avisado, alguien prudente, alguien que prevé y previene las cosas. Esto es algo de lo cual carecen los simples. El libro de Proverbios provee de lo necesario para que un simple adquiera sagacidad. Viviendo en un mundo de tanta confusión y maldad, es muy útil tener esta característica, la sagacidad.

La novena característica es inteligencia. Esta palabra aparece 19 veces en el libro de Proverbios y significa información de un sano carácter. Los jóvenes necesitan imperiosamente esta cualidad de carácter y la pueden obtener por medio de atesorar el libro de Proverbios en su corazón.

La décima característica es cordura. Como tal, aparece 8 veces en el libro de Proverbios y significa tacto o discreción. Proverbios ha sido escrito para que los jóvenes adquieran esta cualidad de carácter.

De esta manera se presenta el propósito del libro de Proverbios. Si alguna vez alguien le pregunta: ¿Para qué fue escrito el libro de Proverbios? Su repuesta debe ser para que el hombre tenga el carácter que Dios espera de él, carácter que comprende: sabiduría, doctrina, prudencia, consejo de prudencia, justicia, juicio, equidad, sagacidad, inteligencia y cordura.

El libro de Proverbios no sólo está orientado a corregir el rumbo de los descarriados, sino también a incrementar la sabiduría de los que ya son sabios. Ponga atención a lo que dice Proverbios 1:5 «Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo»

Nadie debería pensar que ha llegado a la cúspide de la sabiduría y que ya no necesita adquirir más sabiduría. Eso es lo que está diciendo este proverbio. Mientras más sabiduría se adquiere, mejor se comprende los proverbios. Eso es lo que nos dice Proverbios 1:6 donde leemos: «Para entender proverbio y declaración, palabras de sabios, y sus dichos profundos.»

El autor termina esta sección, mostrando que así como existen principios inviolables para la naturaleza, también existen principios inviolables para la sabiduría. Proverbios 1:7 dice: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.»

El principio es sencillo: Si una persona desea la sabiduría, el punto de partida para su búsqueda es reverenciar a Dios, demostrándolo en la confianza y en la obediencia a su palabra. En esencia se trata de la criatura confiando en su Creador. Por otro lado, los insensatos piensan que no hay provecho en adquirir sabiduría y enseñanza. Se envanecen en sus propios razonamientos.

La Biblia dice en Proverbios 16:25 «Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte»

Quiera Dios que su corazón se motive a buscar con afán la sabiduría celestial. Para eso, comience a temer a Dios, no en el sentido de tener miedo de él, sino en el sentido de creer a su palabra y honrar su nombre por medio de cumplir con lo que su palabra dice. Si es así, la sabiduría será su compañera toda la vida.

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