Comencemos por dar una definición del suicidio. El término suicidio significa el acto o la ocasión de quitarse la vida uno mismo en forma voluntaria e intencional. Es decir que el suicidio es una acción libre y sin coerción que conduce a producir la muerte de uno mismo. En la Biblia aparecen varios casos de personas que se suicidaron. Por ejemplo, está el caso de Sansón. Después que por su pecado Sansón fue entregado en manos de los filisteos, estos le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. Mientras estaba prisionero, comenzó a crecerle el cabello. En ese mismo tiempo, los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificios a su dios pagano Dagón y dijeron: Nuestro dios Dagón entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. Cuando todos los filisteos estaban ebrios, dijeron: Llamad a Sansón para que nos divierta. Y sacaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de los filisteos y lo pusieron entre las columnas. Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansaba la casa, para que me apoye sobre ellas. La casa estaba llena de hombres y mujeres, como tres mil en total. Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra, y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa y murieron muchos filisteos, y Sansón entre ellos. También se suicidaron Saúl, Ahitofel, Zimri y Judas Iscariote. Todos los casos de suicidio que se ven en la Biblia, estuvieron rodeados de circunstancias extremadamente difíciles que resultaron de sus propias malas decisiones. Presionados por lo que estaban viviendo decidieron acabar con su vida. Ahora, bien, aunque en la Biblia no aparece un mandato específico en contra del suicidio, sin embargo aparecen principios que repudian el suicidio. Por ejemplo, la Biblia presenta a Dios como la fuente de la vida. Por tanto, es él quien tiene derecho a otorgar vida y quitar la vida. Deuteronomio 32:39 dice: “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano” Dios tiene la prerrogativa de conceder o quitar la vida. El suicidio al menos intenta atentar contra esta prerrogativa de Dios. Dios jamás puede ser burlado por el hombre. No tiene sentido en absoluto pretender privar a Dios de algo que es propio de él. Además la Biblia declara categóricamente que no se debe matar. Éxodo 20:13 dice: “No matarás” Por supuesto que la idea principal de este mandamiento tiene que ver con no atentar contra la vida de otra persona, pero también se puede extender la aplicación en el sentido de no atentar contra la vida de uno mismo. El suicidio es en el fondo un asesinato, sólo que la víctima y el victimario son la misma persona. La Biblia también enseña que los creyentes debemos procurar siempre hacer el bien a los demás. Gálatas 6:9-10 dice: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” Sin importar cuánta razón piense tener el que se suicida, siempre causará profundo e inexplicable dolor en sus familiares, sus amigos, sus relacionados. Hacer algo así contradice el principio de procurar hacer el bien a todos. Por razones como las expuestas, el suicidio jamás ha sido apoyado por el cristianismo y tampoco por el judaísmo. Entre el pueblo judío se rechazaba tanto el suicidio que el cuerpo de los suicidas se dejaba expuesto hasta la tarde sin darle sepultura. No se debía hacer ningún lamento o luto y no se permitía que el cadáver del suicida sea sepultado en el cementerio del común de los judíos. En el libro titulado “Problemas Éticos de Actualidad” publicado por la Casa Bautista de Publicaciones, en el capítulo dedicado al tema del suicidio aparecen varias razones para desalentar el suicidio, que me gustaría compartir con Usted. La primera razón es porque ningún método de suicidio está completamente garantizado en cuanto a su efectividad. En caso de no ser efectivo, el sufrimiento y la vergüenza pueden acrecentarse al seguir viviendo con impedimentos físicos que resultan de algún intento fallido. Segunda razón. Si se logra el propósito de suicidarse, se habrá cometido pecado y además, esto servirá de modelo para que otros también lo intenten y tal vez lo logren. Nadie querrá ser responsable de otras muertes, ¿verdad? Tercera razón, cuando ocurre el suicidio, es final e irreversible. La vida es un precio muy alto para pagar por salir de problemas pasajeros. Cuarta razón, es falso el razonamiento que piensa que todo queda solucionado con el suicidio. Hay dolor, pena y agonía que permanecen y que afectan a los seres queridos como resultado del suicidio. Quinta razón, el suicidio es un insulto a Dios a quien automáticamente se le cataloga como incapaz de resolver nuestras aflicciones y problemas. Sexta razón, quien no tiene a Cristo en el corazón tira por la borda la oportunidad de arrepentimiento, haciendo efectiva la perdición eterna por cuando ya no hay más oportunidad para hacer las paces con Dios. Además se priva de la realización de los sueños más queridos y de las posibilidades de experimentar felicidad y bendición para sí mismo y para otros. Hasta aquí la cita de este libro. De modo que, amigo oyente, la Biblia habla del suicidio. Los que se suicidaron fueron personas que cosecharon las consecuencias de sus propias malas decisiones. La Biblia no apoya el suicidio porque pretende arrebatar a Dios de su prerrogativa de otorgar y quitar la vida, además atenta contra el mandamiento de no matar y atenta contra el bienestar de los allegados al suicida. El suicidio no resuelve ningún problema, lo único que hace es complicar mucho más los problemas. Si por acaso, alguno de nuestros oyentes estuviera pensando en el suicidio, por amor de Dios le ruego que recapacite y saque esa idea de su mente. Por favor, hable sobre esto que ha estado pensando con alguno de confianza y especialmente con alguien que conozca a Dios y a su palabra para que le muestre alguna otra opción para la solución de algún problema, aparte del suicidio. Si ha pensado suicidarse, no piense que ese pensamiento desaparecerá de su mente con el tiempo. En lugar de desaparecer se volverá una obsesión. Si no hace algo al respecto, comenzará a ver el suicidio como la solución ideal a su problema. No caiga en este engaño. No olvide que Usted puede confiar en Dios para la solución de sus problemas. Dios es más grande que sus problemas. No ofenda a Dios despreciando su capacidad para arreglar sus problemas. Mire a los problemas como oportunidades para que Dios demuestre su poder sobrenatural para resolverlos. Considere lo que dice Salmo 55:22 donde se lee: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.” Ciertamente que el problema que está enfrentando le parece que es más grande de su capacidad de soportar, pero la voluntad de Dios no es que Usted lleve por sí solo ese problema sobre sus espaldas. La voluntad de Dios es que Usted eche ese problema sobre él. Dios es capaz de sobrellevar cualquier problema por más complejo que sea. Dios está dispuesto a sustentar a cualquier persona que se atreva a entregarle sus problemas. Se cumplirá así la promesa de Dios en el sentido que no dejará para siempre caído al justo. Por otro lado, aunque a Usted le parezca que el problema está más allá de sus fuerzas, no es así, porque la palabra de Dios dice que jamás enfrentaremos una prueba más allá de nuestra capacidad de soportarla. 1 Corintios 10:13 dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” Confíe en Dios. Ponga su problema en las manos de Dios. Busque la fuerza para soportar su problema en Dios y deseche para siempre la posibilidad de resolver los problemas mediante un suicidio.
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