En Hechos 27:10 Pablo profetiza que el viaje sería con mucha pérdida del cargamento y de vidas humanas. Si embargo, Hechos 27:44 dice que todos se salvaron. ¿Falló la profecía?.
Analicemos los hechos. Observemos Hechos 27:8-12 donde dice:
«Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.»
Pablo estaba en calidad de prisionero, siendo transportado junto con otros presos a Roma, bajo el cuidado de un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. La nave alejandrina en la cual eran transportados, zarpó de Mira y con mucha dificultad, por las condiciones climáticas, llegó a Buenos Puertos. Esperando que el tiempo mejore, se perdió mucho tiempo y llegó el invierno.
Para todos era conocido que la navegación durante el invierno era muy peligrosa. Por esto Pablo comunicó su preocupación al centurión romano, en cuanto a que zarpar de Buenos Puertos en esas condiciones climáticas pondría en peligro no solo el cargamento, sino la vida de los pasajeros y la tripulación.
No es que Pablo estaba profetizando que se iba a perder el cargamento y que todos, o algunos iban a morir en el percance. Pablo simplemente estaba haciendo uso de su sentido común para convencer al centurión romano que lo mejor sería pasar el invierno en Buenos puertos. Parece que esa embarcación tenía mucha urgencia por llegar a Roma porque llevaba cereales para el imperio. Además, Buenos puertos no era un puerto tan bueno como su nombre porque no ofrecía comodidades para los viajeros para pasar el invierno.
Por eso, decidieron que a pesar de las condiciones atmosféricas adversas debían zarpar de Buenos Puertos, rumbo a Fenice, primera parada en la ruta hacia Roma. Este error de cálculo por parte de la tripulación de la nave, hizo que la embarcación zozobre. Gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas, pero sí se perdió todo el cargamento.
Así que, Pablo no profetizó o anunció de antemano que se iba a perder el cargamento y las vidas humanas. Lo que hizo, fue simplemente manifestar su preocupación por la navegación en el invierno, porque se pondría en peligro el cargamento y las vidas humanas. La advertencia de Pablo no fue escuchada. Sin ser marinero, Pablo tenía más sentido común que los mismos marineros. La tripulación corrió el riesgo de navegar en difíciles condiciones climáticas y las cosas no salieron como ellos pensaban. Zozobró la nave y gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas aunque se perdió todo el cargamento y la nave alejandrina.