En Jeremías 4:14 encontramos a Dios diciendo a Jerusalén que lave su corazón de maldad para que sea salva. Pero el mismo Jehová dijo antes a Jerusalén, en Jeremías 2:22 que aunque se lave con lejía, y amontone jabón sobre sí, la mancha de pecado permanecerá aún delante de Jehová. Explíqueme esta contradicción.
Será un placer explicarle para que Usted compruebe que no existe contradicción alguna. Vayamos a la cita de Jeremías 2:22 donde leemos: «Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.»
En el capítulo 2 de Jeremías, encontramos al profeta de Dios en una apasionada confrontación a Judá por su pecado. Judá fue culpable de muchas cosas, entre ellas, de idolatría. Estos pecados mancharon el espíritu, el alma y el cuerpo de las personas que los cometieron. Estas manchas son imposibles de ser limpiadas por el esfuerzo propio. Dios por medio de Jeremías dice que aunque los pecadores se laven con lejía, y se amontonen de jabón, la mancha de su pecado permanecerá aún delante de Dios.
Esto es grave. El pecado tiene tal poder contaminante que el hombre no tiene forma posible de eliminar su mancha. De este texto aprendemos entonces que sobre la base de su propio esfuerzo, ningún hombre puede limpiarse de su pecado.
Muy bien, ahora vamos a ver el texto que se encuentra en Jeremías 4:14 donde dice: «Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?»
En este texto Jehová está haciendo una invitación a Israel, por medio del profeta Jeremías, a lavarse de sus pecados. Pero Jehová mismo dejó en claro que el hombre no puede lavarse de sus pecados por su propio esfuerzo. En esas condiciones entonces, Israel estaba obligado a pensar en alguna otra forma de poder quedar limpio ante Dios.
La forma de quedar limpio ante Dios es por medio del sacrificio de una víctima inocente. El Israelita que se arrepentía tenía que presentar una ofrenda por su pecado en el templo. Esta ofrenda era un símbolo o un tipo de la ofrenda perfecta que en el futuro iba a ser realizada por el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.
El Nuevo Testamento enseña que la única manera de lavarse del pecado es por medio de confiar en la obra perfecta y completa de Jesucristo en la cruz. El judío que quería salvarse necesitaba estar limpio delante de Dios. No podía limpiarse a sí mismo. Esto es imposible. Por fe tenía que depender de Dios para ser limpiado. Esto es lo que aprendemos de este versículo.
Así que, no existe ningún conflicto entre los versículos por Usted citados.