La Biblia enseña que la salvación resulta de creer en el Señor Jesucristo y en consecuencia recibirlo como Salvador. Juan 3:36 dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Además, la Biblia declara en Romanos 8:35-39 que nadie nos puede separar del amor de Dios. Esto significa que una persona salva es para siempre salva. El texto dice: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Según este pasaje bíblico, la persona que recibe a Cristo como Salvador es para siempre salva. Nada ni nadie puede separarle del amor de Dios. De modo que no podemos estar de acuerdo con aquello que para seguir siendo salvo debemos perseverar hasta el fin en el camino angosto, apartados del pecado. Al respecto, es un principio ampliamente aceptado en la interpretación bíblica el que la Biblia no se contradice en ninguna de sus partes. De esto se desprende que no es posible que en alguna parte la Biblia afirme que el hombre una vez salvo es para siempre salvo y que en otra parte la misma Biblia afirme que el hombre una vez salvo puede perder su salvación. En su caso, ha pensado que Mateo 24:13 afirma que para ser salvo es necesario creer en el Hijo y recibirlo como Salvador, y además perseverar hasta el fin, o como dice: Perseverar en el camino angosto, apartados del pecado. Pues, con mucho amor y respeto debo decirle que está sacando un texto de su contexto para hacerle decir lo que no está diciendo. Permítame leer Mateo 24:13. Dice así: Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
El contexto de este versículo está hablando de los horrores de la primera mitad de la tribulación, una vez que la iglesia ya haya sido sacada de la tierra. Lo que está diciendo el texto es que aquellos que durante la tribulación perseveren hasta el fin de la tribulación en medio de la terrible persecución, serán librados de sus aflicciones por Cristo cuando venga por segunda vez a la tierra. Ellos son los que entrarán al reino milenial de Cristo como sus súbditos. La salvación no es por obras sino por la fe en la persona y obra de Cristo en la cruz. Igualmente, la seguridad de la salvación no es por obras, sino por la fe en la persona y obra de Cristo en la cruz. La Biblia guarda una maravillosa armonía en todas sus partes. No puede contradecirse bajo ninguna circunstancia.