Los creyentes nos reunimos el primer día de la semana, no porque para nosotros ese sea el día de reposo, sino porque vemos en el Nuevo Testamento un ejemplo de que los creyentes del primer siglo, cuando comenzó la iglesia, tenían sus reuniones el primer día de la semana. Permítame citar solamente un par de ejemplos para ilustrar mi punto. Escribiendo a los creyentes de la iglesia local en Corinto, note lo que les dijo el Apóstol Pablo en relación con la ofrenda. Se encuentra en 1 Corintios 16:1-2 En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Los creyentes corintios tenían la costumbre de reunirse cada primer día de la semana y como parte de su reunión de adoración, Pablo les instruye a recoger la ofrenda. Otro ejemplo lo tenemos en el libro de Hechos, cuando Pablo visitó a los creyentes en una ciudad que se llamaba Troas. Observe lo que sucedió allí. Se encuentra en Hechos 20:7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
La costumbre de los creyentes en Troas era reunirse los domingos, el primer día de la semana, para celebrar la Santa Cena o la Cena del Señor. Una pregunta que podríamos hacernos es la siguiente: ¿Por qué es que los creyentes del tiempo que nació la iglesia, se reunían los primeros días de la semana? ¿Por qué no lo hicieron el segundo, o el tercero o el quinto, o el séptimo? Debe haber habido fuertes razones para ello. Ciertamente fue así. La gran razón fue porque el Señor Jesús resucitó un primer día de la semana.
Si el objeto de su devoción, la persona del Señor Jesús venció al postrer enemigo, la muerte, en un primer día de la semana, es muy natural que los discípulos del Señor Jesús, tengan gran respeto y simpatía hacia el primer día de la semana y esto se refleje en el hecho que precisamente ese día se reunían para hacer memoria de la persona y obra del Señor Jesús, su muerte, su sepultura, su resurrección y su pronta venida. La resurrección de Cristo hizo cambios radicales en las vidas y costumbres de sus discípulos y eso explica el día en el que se reunían. Así que, la iglesia no está más bajo la ley sino bajo la gracia y por eso no necesita guardar el séptimo día como día de reposo, algo que fue señal del pacto que Jehová hizo con su pueblo escogido, Israel. El primer día de la semana no es el día de reposo de la iglesia de Cristo, sino el día en el cual se reúne para hacer memoria de él por cuanto resucitó un primer día de la semana, y la iglesia primitiva tenía la costumbre de tener sus reuniones también los primeros días de la semana.