Mi esposo ya no quiere servir en la iglesia, ¿Qué debo hacer?

Nos escribe una amiga quien desde soltera servía al Señor con mucho amor y fidelidad y siempre anheló seguir haciéndolo una vez que se case. Pues, se casó con un hermano en la fe quien inicialmente servía con amor y fidelidad al Señor junto a ella, pero a la vuelta de pocos años, este hermano ya no quiere servir al Señor y últimamente ya ni siquiera quiere ir a las reuniones de la iglesia. Nos pregunta si debe seguir junto a él o seguir sola en el camino del servicio al Señor. Esta situación ha traído mucha tristeza a la vida de esta amiga oyente.

Gracias por su consulta. Siento mucho que esté pasando por esta difícil prueba. Le animo con las palabras de Isaías 43:2 donde dice: Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Mi consejo es que en primer lugar, ore mucho por su esposo, pidiendo al Señor que toque el corazón de él para que se produzca un avivamiento en su vida y vuelva a tener el deseo de servir con fidelidad al Señor. Si el Señor pone en su corazón, acompañe a su oración con ayuno, realmente intercediendo con fervor a favor de su esposo. En segundo lugar, me gustaría aconsejarle que hable mucho con su esposo, tratando de identificar la razón para este enfriamiento de su esposo en el servicio al Señor. Debe haber algo en la vida de su esposo que le ha arrastrado a esta situación. Tal vez es algún pecado, tal vez algún problema en la iglesia local donde estaban sirviendo. Inclusive, con la guía del Espíritu Santo, indague si su esposo realmente recibió por la fe al Señor Jesucristo como su personal Salvador, porque no son pocos los casos cuando personas piensan que son del Señor, pero jamás han tomado la decisión de recibir al Señor Jesucristo como su personal Salvador y por tanto todavía están muertos espiritualmente, a pesar que leían la Biblia, iban a la iglesia, servían al Señor y tantas otras cosas más. Obviamente, si identifica que su esposo jamás ha recibido a Cristo como su Salvador, debe mostrarle con la Biblia como hacerlo con la finalidad de que tome esta decisión importante. En tercer lugar, le aconsejo que se esfuerce por ser una excelente esposa. Yo sé que no es sencillo ser una excelente esposa cuando su esposo no piensa como Usted y no actúa como un esposo creyente, pero a pesar de eso, Usted debe esforzarse por cumplir con todo lo que la Biblia demanda de Usted como esposa. En cuarto lugar, le aconsejo que ponga en orden sus prioridades. Como mujer casada, lo más importante para Usted es el Señor, su comunión personal con él por medio de conocer su palabra y por medio de la oración. Esta es su primera prioridad. En segundo lugar, su prioridad es su esposo. Sométase a él como Dios ordena en su palabra, ámelo, respételo y todo lo demás que dice Dios en su palabra. En tercer lugar, su prioridad son sus hijos, si los tiene. Colabore con su esposo en la crianza de sus hijos. Tanto su esposo como Usted deben criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor. En cuarto lugar, su prioridad es su servicio al Señor, en la iglesia local. Después viene cualquier otra actividad personal. Jamás ponga el servicio al Señor antes de su devoción al Señor, de su compromiso con su esposo, de su responsabilidad con sus hijos. Usted me pregunta si debe seguir junto a su esposo o seguir sola en el servicio al Señor. Bueno, si tiene en mente abandonar a su esposo porque no le apoya en su servicio al Señor, con amor y respeto le debo decir que no. Jamás será la voluntad del Señor que una mujer abandone a su esposo por cualquier causa. 1 Corintios 7:10 dice: Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
Pero puede ser que Usted no esté pensando en abandonar a su esposo sino en no insistir que él sirva al Señor con Usted como lo hacía antes, y servir al Señor sola, ir a la reunión de la iglesia sola. Pues, Usted no puede obligar a su esposo a hacer algo que él no quiere. Confíe en el Señor y espere, haciendo al menos lo que le hemos sugerido. Siga sirviendo al Señor sola, respetando las prioridades que hemos mencionado. Que Dios en su gracia le ayude a soportar la situación y salir fortalecida de todo esto.

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