Preguntas y respuestas Bíblicas

  • ¿Prohíbe la Biblia el matrimonio entre primos? Parece que lo que la Biblia prohíbe es el matrimonio entre hermanos y con tíos.

    Cuando Dios creó al hombre y a la mujer y los puso en el huerto de Edén les dio, entre otras cosas el mandamiento de multiplicarse. Note lo que dice: Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo:  Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,  y sojuzgadla,  y señoread en los peces del mar,  en las aves de los cielos,  y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Esto implica que los hijos de Adán y Eva deben haberse casado entre ellos y más tarde el abanico de opciones debe haberse abierto para que ocurran matrimonios entre primos y sobrinos. La descendencia de estas uniones no corría ningún riesgo de problemas genéticos. La composición genética de los progenitores no tenía ninguna falencia en los albores de la humanidad. Todas estas uniones fueron aprobadas por Dios. Pero varios siglos después, tal vez miles de años, Dios determinó regular el tema del parentesco en los matrimonios. Para entonces, la composición genética del ser humano debe haberse deteriorado notablemente. El mandato aparece en Levítico 18:6. La Biblia dice: Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez.  Yo Jehová.

    Según este texto, Dios está prohibiendo las uniones entre parientes cercanos. ¿Cuán cercanos? Es la pregunta. Lo que sigue del pasaje muestra lo que Dios tenía en mente cuando habló de parientes cercanos. Note. Levítico 18:7-18 dice: La desnudez de tu padre,  o la desnudez de tu madre,  no descubrirás;  tu madre es,  no descubrirás su desnudez.  La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás;  es la desnudez de tu padre.  La desnudez de tu hermana,  hija de tu padre o hija de tu madre,  nacida en casa o nacida fuera,  su desnudez no descubrirás.  La desnudez de la hija de tu hijo,  o de la hija de tu hija,  su desnudez no descubrirás,  porque es la desnudez tuya.  La desnudez de la hija de la mujer de tu padre,  engendrada de tu padre,  tu hermana es;  su desnudez no descubrirás.  La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirás;  es parienta de tu padre.  La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás,  porque parienta de tu madre es.  La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás;  no llegarás a su mujer;  es mujer del hermano de tu padre.  La desnudez de tu nuera no descubrirás;  mujer es de tu hijo,  no descubrirás su desnudez.  La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás;  es la desnudez de tu hermano.  La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirás;  no tomarás la hija de su hijo,  ni la hija de su hija,  para descubrir su desnudez;  son parientas,  es maldad.  No tomarás mujer juntamente con su hermana,  para hacerla su rival,  descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.

    Note como Dios prohíbe uniones con los padres, entre hermanos, con los hijos e hijas, con los tíos, con las tías, con nietos, con los yernos, con las nueras, con los cuñados y con las cuñadas. Ciertamente que no se menciona expresamente a los primos y a las primas, pero se puede asumir que están dentro de las prohibiciones y no constan expresamente porque no existe la palabra para “primo” o “prima” en el Antiguo Testamento. Dios debe tener buenas razones para prohibir estas uniones. Dios jamás hace algo para causarnos daño. Es conocido el riesgo para la descendencia de las uniones entre primos.

     

  • ¿Qué se debe entender cuando alguien habla de música cristiana?

    Respetando otras opiniones, para mí, la música cristiana es aquella que cumple con al menos los siguientes requisitos: Primero, es una música que glorifica a Dios. La expresión: Glorificar a Dios, significa exaltar una o más virtudes de la persona de Dios o de la obra de Dios, o de la palabra de Dios o del pueblo de Dios. Note lo que dice 1 Corintios 10:31 Si,  pues,  coméis o bebéis,  o hacéis otra cosa,  hacedlo todo para la gloria de Dios. En segundo lugar, la música cristiana debe ser doctrinalmente sana, fundamentada en lo que Dios dice en su palabra.

    Los creyentes no deberían cantar cualquier cosa sólo porque suena bonito al oído o se adapta al ritmo de la música, aunque sean herejías. Debemos pensar bien en lo que cantamos, para desechar cualquier cosa que sea contraria a la Biblia. Existe, por ejemplo, una canción cortita que expresa un pedido para que el Señor no se vaya del corazón de una persona. ¿Es esto posible a la luz de la Biblia? Por supuesto que no. El Señor jamás se puede ir del corazón, o de la totalidad del ser, de alguien en quien ya ha entrado.  En tercer lugar, la música cristiana debe incentivar el fortalecimiento o crecimiento espiritual de los creyentes. Note lo que dice 1 Corintios 10:23. Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

    Edificar comunica la idea de construir. La música cristiana debe contribuir a fortalecer el carácter cristiano, no a deteriorarlo, no a estimular al creyente a adoptar el carácter del mundo. En cuarto lugar, la música cristiana debe tener un ritmo que en lugar de estimular el movimiento del cuerpo debe estimular el espíritu para adorar a Dios. La música que usa el mundo para agasajarse a sí mismo echa mano de un ritmo que estimula el movimiento del cuerpo porque está para eso, es una música para el baile, para la diversión. Pero la música cristiana debería enfocarse no en hacer sacudir el cuerpo sino en estimular el espíritu de la persona para adorar a Dios. En quinto lugar, la música cristiana no debe ser motivo para el enriquecimiento de sus compositores o ejecutores. La Biblia exhorta clara y frontalmente a los líderes de las iglesias a no usar su posición de líderes para el enriquecimiento, ¿por qué entonces no se dice nada del enriquecimiento de los que, entre comillas, están sirviendo al Señor, por medio de cantar o tocar instrumentos musicales? En sexto lugar, la música cristiana no debe ser utilizada para promover o hacer famosos a los ejecutantes. Es triste cuando los cantantes de música cristiana o los compositores de música cristiana se creen poco menos que semi-dioses gracias a los talentos que Dios les ha dado.

    Son tan exclusivos que inclusive cobran dinero a la gente que quiere ir a verlos ejecutar su música. ¿Es esto algo que agrada a Dios y trae gloria a su nombre? ¿Acaso el Señor Jesucristo no dijo, según Mateo 10:8: De gracia recibisteis, dad de gracia? No estoy afirmando que está mal que un siervo del Señor, en cualquier área de servicio, sea digno de un salario, pero de esto a codearse con la fama y con la opulencia que resulta de servir al Señor, existe una distancia astronómica. En séptimo y último lugar, la música cristiana no debería ser motivo de tropiezo para ningún creyente. 1 Corintios 8:9 dice: Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.

     

  • ¿Qué significa el sello del Espíritu Santo?

    En el Nuevo Testamento encontramos varios textos que nos hablan del sello con el Espíritu Santo. Uno de estos textos es 2 Corintios 1:22 donde leemos: «El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.» Para saber quién nos ha sellado, tenemos que mirar momentáneamente el versículo anterior. De este examen resulta obvio que quien nos sella es Dios. Somos sellados por Dios. Ahora veamos con qué somos sellados. Para esto vayamos a Efesios 1:13 donde dice: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.»

    En este texto vemos que la acción de sellar es ejecutada por una persona distinta del Espíritu Santo. Ya hemos señalado que es Dios quien sella. Por eso el texto dice «fuisteis sellados» ¿Con qué fuimos sellados? Pues con el Espíritu Santo. Para entender mejor esto, a manera de ilustración, pensemos cuando decimos que algo ha sido sellado con lacre. Con esto queremos decir que la sustancia que se ha empleado para sellar es lacre y que alguien la ha usado con el fin de sellar. Cuando la Biblia declara que el creyente ha sido sellado con el Espíritu, lo que quiere decir es que el Espíritu Santo es la substancia con que se ha sellado y que Dios es la persona que lo ha hecho.

    Ahora bien, ¿Quiénes son sellados con el Espíritu Santo? Pues todos y cada uno de los creyentes sin excepción alguna. A esta conclusión llegamos porque 2 Corintios 1:22 no menciona ninguna excepción, dando a entender que hubiera creyentes que no hubieran sido sellados por el Espíritu Santo. Además, no se encuentra en ninguna parte de la Biblia una exhortación dirigida a los creyentes en el sentido de buscar ser sellados con el Espíritu Santo, por cuanto el ser sellados con el Espíritu Santo es una experiencia universal a todo creyente.

    La pregunta ahora es: ¿Cuándo es sellado un creyente con el Espíritu Santo? Veamos nuevamente Efesios 1:13, allí dice que los que fueron sellados cumplían con dos requisitos fundamentales: primero, oyeron la palabra de verdad o el evangelio de salvación y segundo, creyeron en ese evangelio. Como resultado de esto, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Completando nuestra definición, entonces, concluimos que todo creyente es sellado por Dios con el Espíritu Santo el momento que ese creyente recibió a Cristo como su Salvador. ¿Qué es lo que significa el sello con el Espíritu Santo? El ser sellado con el Espíritu Santo garantiza seguridad.

    ¿Seguridad de qué? Primeramente, de que pertenecemos a Dios. Luego de que nuestra promesa de salvación es totalmente cierta, porque no hay poder superior al de Dios que pueda romper el sello; y Dios ha prometido no romperlo jamás. Finalmente, de que Dios va a cumplir con su propósito de darnos seguridad hasta el día de la redención. Lo que está sellado está seguro. Por tanto, el ser sellados lleva consigo la promesa y la garantía de seguridad eterna. De todo esto se desprende que es un grave error afirmar que alguien, aparte de Dios, tiene poder para sellar a un creyente con el Espíritu Santo. Menciono esto porque de tanto en tanto se oye de personas que se atribuyen el poder de sellar a creyentes con el Espíritu Santo. Quien así lo hace está cometiendo el grave pecado de suplantar a Dios.

     

  • ¿Qué significa el texto que se encuentra en 1 Corintios 15:29, el cual habla de bautizarse por los muertos?

    1 Corintios 15:29 es uno de los textos más obscuros de toda la Biblia en cuanto a su significado. De todas formas, me gustaría compartir lo que fieles hermanos han propuesto en cuando a su correcto significado. Comencemos por leer el texto en 1º Corintios 15:29: «De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿por qué pues, se bautizan por los muertos?»

    Como antecedente, el contexto en el cual aparece este pasaje tiene que ver con la esperanza de resurrección que poseemos todos los creyentes. Algunos creyentes de Corinto fueron inducidos al error de dudar de la resurrección de los muertos y por tanto Pablo tuvo que corregir este error. Como ya hemos señalado, se han propuesto varias interpretaciones del versículo que fue leído. Una de ellas afirma que este texto enseña que los creyentes vivos pueden bautizarse en lugar de otros creyentes que han muerto sin haber pasado por este rito, pero no estamos de acuerdo con esta interpretación y en consecuencia la rechazamos por cuanto no tiene el apoyo de otros pasajes de la Escritura. Siempre será riesgoso fundamentar una creencia en un solo texto de obscura interpretación sin tener el apoyo de otros textos dentro de la misma Biblia.

    Otra interpretación del texto en cuestión afirma que el bautismo por los muertos significa que en el bautismo en agua que todos los creyentes hemos tenido, reconocemos que hemos muerto a nosotros mismos. Esto es bíblicamente correcto, porque uno de los simbolismos del bautismo en agua es justamente que hemos muerto al mundo y a nosotros mismos, pero el problema con esta interpretación es que no cuadra con el contexto. Recuerde que el contexto del versículo tiene que ver con la resurrección de los muertos. La interpretación más ampliamente aceptada y que se ciñe al contexto es aquella que afirma lo siguiente: Cuando Pablo escribió estas palabras, estaba teniendo lugar una feroz persecución en contra de aquellos que públicamente admitían su compromiso con Jesucristo. Esta persecución era especialmente cruel contra los creyentes que daban testimonio público de su fe por medio del bautismo en agua.

    A menudo sucedía que los que acababan de dar testimonio público de su fe por medio del bautismo en agua, inmediatamente eran arrestados y martirizados. Pero esto, de ninguna manera hizo que los creyentes fieles retrocedan y eviten el bautismo en agua. Más bien parece que la persecución brutal incentivaba a muchos nuevos creyentes a revestirse de un santo valor para bautizarse en agua aún bajo el riesgo de ser martirizados inmediatamente. Era como si hubiera siempre nuevos reemplazos de aquellos que habían sucumbido en el martirio. Cuando uno de esos nuevos creyentes se bautizaba estaba muy consciente que estaba tomando el lugar de un creyente que había muerto. De modo que los muertos, en este texto, se refiere a aquellos que entregaron su vida por el testimonio de Jesucristo.

    El razonamiento de Pablo es en el siguiente lineamiento: Sería absurdo que los creyentes se bauticen en agua para reemplazar a los que han muerto martirizados si no hubiera una esperanza real en la resurrección de los muertos. Nadie se sacrifica por una causa perdida. Por eso Pablo termina diciendo: ¿por qué, pues, se bautizan por los muertos?

     

  • ¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo?

    La clave para una adecuada definición de lo que es ser lleno del Espíritu se encuentra en Efesios 5:18 donde leemos lo siguiente: «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu.» En este texto, a la par de contrastar la embriaguez con la llenura del Espíritu Santo, también se hace una comparación y es esta comparación la que nos proporciona la clave para entender el significado de la llenura del Espíritu Santo. La comparación se refiere al control o la dirección. La persona ebria está sometida al control del alcohol que ha consumido. Como consecuencia de ello piensa y actúa de maneras que normalmente le resultarían extrañas.

    De igual modo la persona que está llena del Espíritu Santo está bajo el control de dicho Espíritu y también actúa de maneras que no le son naturales. Esto, por supuesto, no quiere decir que dichas maneras de actuar son descontroladas o anormales, sino que la persona se comporta de un modo distinto al que tenía en su vieja vida. De modo que, estar lleno del Espíritu Santo significa simplemente estar sometido a la dirección de dicho Espíritu. Es necesario indicar también que la llenura del Espíritu Santo no es una opción para el creyente sino un mandato. El texto que leímos en Efesios 5:18 contiene el verbo conjugado en modo imperativo «sed llenos» y esto significa una orden. Por tanto, se espera que todo creyente sea lleno del Espíritu, y de no serlo, entonces se debe considerar como pecado, por cuanto equivale a desobedecer un mandamiento de la palabra de Dios. Otra característica notable de la llenura del Espíritu Santo es que se trata de una experiencia que se repite. El verbo que expresa el mandato a ser llenos, en su forma griega está en tiempo presente y comunica la idea de que debe ser algo continuo, una manera de entender esta orden sería: «Continuamente sed llenos del Espíritu Santo».

    El hecho de que se puede repetir la experiencia constituye una bendición, porque si así no fuera, ningún creyente permanecería lleno del Espíritu Santo por mucho tiempo, porque el pecado interrumpe el dominio del Espíritu. En cuanto al resultado de ser lleno del Espíritu Santo, existe la idea equivocada de que la llenura del Espíritu Santo se manifiesta en hablar en lenguas, en hacer milagros, en desmayarse, en realizar sanidades, en interpretar lenguas y cosas por el estilo. Es decir, en actos sobrenaturales. Pero un cuidadoso estudio del resultado de ser lleno del Espíritu Santo va a mostrar que la llenura del Espíritu Santo no se manifiesta en una capacidad para realizar cosas sobrenaturales, sino en un carácter semejante al de Cristo, mostrando el fruto del Espíritu Santo según aparece en Gálatas 5:22-23. La llenura del Espíritu Santo se manifiesta también en una vida de adoración y alabanza según Efesios 5:18-20 y por último en una vida de sumisión a los demás, según Efesios 5:21.

    La gran pregunta es: ¿Cómo puede un creyente lograr la llenura del Espíritu Santo? La única manera es por medio de una obediencia incondicional a lo que Dios ha dicho en su palabra la Biblia. En resumen, ser lleno del Espíritu Santo significa que el creyente está sometido a la dirección del Espíritu Santo. Esto es un mandato en la Biblia y debe ser cumplido por todos los creyentes. Un creyente lleno del Espíritu Santo manifiesta esa llenura, no por medio de realizar eventos prodigiosos, sino por medio de exhibir un carácter semejante al de Cristo Jesús, agradeciendo a Dios en todo, adorando y alabando a Dios siempre y sometiéndose a los demás.

     

  • ¿Podrían enviarme algunas fotos de los gigantes de los cuales habla la Biblia? ¿Qué estatura tenían?

    Gracias por su pedido. Lamentablemente no es posible satisfacerlo. Como usted sabe, la fotografía es un invento relativamente moderno y los gigantes de los cuales habla la Biblia, vivieron hace varios miles de años. Lo que sí podemos hacer es compartir lo que la Biblia dice sobre los gigantes. El Antiguo Testamento, hace referencia con frecuencia a hombres de la antigüedad cuya fortaleza física y estatura les ganó el nombre de gigantes. En el Nuevo Testamento no se hace ninguna referencia a gigantes. La palabra gigante es la traducción de al menos tres términos hebreos. El primero, la palabra hebrea nephilim. Etimológicamente esta palabra significa caer, y se refiere a seres ante quienes alguien se postra o cae en admiración. Se usa también para hablar de hombres de renombre. Esta palabra aparece únicamente en dos textos en el Antiguo Testamento, en Génesis 6:4 donde dice: Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre. Y también en Números 13:33 donde dice: También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

    El segundo término es Gibborim. Significa “los fuertes” o “los héroes” La traducción “gigantes” tal vez no es la mejor. El tercer término es rephaim. Este es el equivalente exacto de “gigantes” y se refiere a ciertos antiguos habitantes de Canaan, según aparece en varios pasajes, como este en 2 Samuel 21:20-22 donde dice: Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura,  el cual tenía doce dedos en las manos,  y otros doce en los pies,  veinticuatro por todos;  y también era descendiente de los gigantes.  Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán,  hijo de Simea hermano de David.  Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

    Goliat, a quien mató David, fue uno de los ejemplares de estos rephaim. Otro gigante de los rephaim fue Og. Note lo que dice sobre él Deuteronomio 3:11. Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes.  Su cama, una cama de hierro,  ¿no está en Rabá de los hijos de Amón?  La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos,  según el codo de un hombre.

    La cama donde dormía este gigante, medía como cuatro metros de largo y como 1,8 metros de ancho. Imagine el tamaño que debe haber tenido este gigante. La Biblia da a conocer la estatura del gigante Goliat. Note lo que dice 1Samuel 17:4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat,  de Gat,  y tenía de altura seis codos   y un palmo.

    Un codo equivale a 45 centímetros y un palmo equivale a 22,5 centímetros. Es decir que Goliat tenía nada más y nada menos que 2 metros con 92 centímetros de estatura. Después del tiempo de David, ya no se menciona a los gigantes rephaim. De esta manera hemos presentado una descripción de los gigantes del Antiguo Testamento. Es lo más que podemos hacer para atender su pedido.

     

  • ¿Qué pasa si un creyente bautizado descuida su comunión con Dios y no la restaura hasta cuando venga el Señor Jesús por segunda vez? ¿Pierde su salvación?

    Gracias por su pregunta. Asumiendo que aquel creyente bautizado es un verdadero creyente, tiene segura su salvación, por lo que afirma la Biblia en textos como Juan 10:27-30, a pesar de su descuido en su comunión con Dios. Si le sorprendiera la muerte en esas condiciones o la venida del Señor Jesucristo para llevar a su iglesia, irá al cielo. La salvación de un genuino creyente no depende de lo que  haga o deje de hacer sino de la obra perfecta y completa del Señor Jesús en la cruz del Calvario. Lo que haga o deje de hacer tendrá sus consecuencias en la vida de ese verdadero creyente, pero no al punto de hacerle perder su salvación.

    Con esto, no estoy de ninguna manera ni siquiera insinuando que un genuino creyente puede vivir como le venga en gana, metiéndose en todo tipo de pecado, y escudándose en que ya es salvo y la salvación no se puede perder. Note lo que dice Mateo 7:15-21, hablando de los que de labios para fuera dicen que son creyentes, pero en el fondo no lo son porque nunca jamás recibieron al Señor Jesucristo como su personal Salvador. El texto dice: Guardaos de los falsos profetas,  que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,  pero por dentro son lobos rapaces.  Por sus frutos los conoceréis.  ¿Acaso se recogen uvas de los espinos,  o higos de los abrojos?  Así,  todo buen árbol da buenos frutos,  pero el árbol malo da frutos malos.  No puede el buen árbol dar malos frutos,  ni el árbol malo dar frutos buenos.  Todo árbol que no da buen fruto,  es cortado y echado en el fuego.  Así que,  por sus frutos los conoceréis.  No todo el que me dice:  Señor,  Señor,  entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

    El genuino creyente no vive como le da la gana, vive dando buen fruto, vive para agradar a aquel que murió por él. Puede ser que a veces se equivoque y peque y se vuelva apático en su relación con el Señor, pero no seguirá por siempre en ese estado, sino que se arrepentirá de su pecado y se reconciliará con el Señor. Disfrutar de la seguridad de salvación no es equivalente a licencia para pecar. Si de pronto alguien dijera: Como yo ya soy salvo y la salvación no se pierde entonces voy a cometer todos los pecados habidos y por haber, lo único que estaría demostrando es que jamás ha nacido de nuevo, y por tanto es un falso creyente.

    Una persona así, no es que ha perdido su salvación, sino que nunca ha llegado a ser salva. Como comentario final, la comunión de un verdadero creyente jamás deja de existir. El pecado afecta la comunión del creyente con Dios, pero no al punto de hacerla desaparecer, de manera que no se puede hablar de que un verdadero creyente ha dejado de tener comunión con Dios. No olvide además que antes de la segunda venida física y personal del Señor Jesucristo, ocurrirá el arrebatamiento de la iglesia, el cual es un evento privado entre el Señor Jesucristo y los que somos de él. El encuentro será en el aire y a partir de ese momento los creyentes estaremos con el Señor para siempre.

  • ¿Qué es el gnosticismo?

    El gnosticismo es una filosofía que resulta de la mezcla de la filosofía oriental y el legalismo judío. Los seguidores de esta filosofía se llaman los gnósticos. La palabra gnosticismo viene de la palabra griega «gnosis» que significa conocimiento. Los gnósticos se creen los súper sabios de las cosas profundas de Dios. El gnosticismo es considerado como una herejía en la Biblia. Existe todo un libro en el Nuevo Testamento que se escribió para refutar esta herejía. Se trata de la carta del Apóstol Pablo a los Colosenses. Esta herejía prometía a la gente tal unidad con Dios, que prácticamente llegaban a la perfección espiritual. Por supuesto que para llegar a esta perfección, tenían que iniciarse en las obscuras ceremonias y enseñanzas prescritas por el gnosticismo. Los supuestos beneficios del gnosticismo no estaban a disposición del común de los mortales sino solamente de los iniciados. El conocimiento profundo de todo era tal, que la gente podía liberarse de lo material y ponerse en contacto exclusivamente con lo espiritual. El apóstol Pablo refutó ardientemente esta filosofía diciendo que era una hueca sutileza según las tradiciones de los hombres y no según Dios.

    El gnosticismo nació de una pregunta filosófica. ¿Por qué existe el mal en el mundo si el mundo fue creado por un Dios santo? Los filósofos se rompían la cabeza tratando de hallar una respuesta a esta pregunta y la conclusión a la que llegaron es que la materia debía ser esencialmente mala. Esta conclusión errada condujo a otra conclusión errada. La idea que un Dios santo no podía tener contacto con la materia porque la materia era esencialmente mala. De modo que para que Dios tenga algún contacto con el mundo, debía hacerlo por medio de una serie de emanaciones divinas. Los gnósticos creían en un mundo espiritual poderoso, que usaba las cosas materiales para atacar a la humanidad. También apoyaban una especie de astrología, pensando que los seres angélicos gobernaban los cuerpos celestes y así ejercían una influencia sobre los asuntos de la tierra. Junto con esta especulación filosófica oriental apareció una forma de legalismo judío. Los maestros de esta filosofía creían que el rito judío de la circuncisión ayudaba en el desarrollo espiritual. Pensaban también que la ley del Antiguo Testamento, especialmente lo que tenía que ver con los alimentos, era útil para alcanzar la perfección espiritual. Tenían reglas muy elaboradas para determinar lo que era bueno y lo que era malo.

    Por el hecho que para los gnósticos, la materia es esencialmente mala, tenían que hallar algún modo de controlar su propia naturaleza humana, en su afanosa búsqueda de la perfección espiritual. Fue así como resultaron dos líneas de pensamiento dentro de los gnósticos. Una línea de pensamiento sostenía que la única manera de conquistar la materia malévola era por medio de una disciplina rígida y esto condujo al ascetismo. La otra línea de pensamiento enseñaba que el ser humano podía cometer todo tipo de pecado porque después de todo, como el cuerpo es materia y por tanto malo, no importa que haga cualquier cosa mala que desee. Los gnósticos también atacaban a la persona de Cristo. Para los gnósticos, Cristo era simplemente una de las muchas emanaciones de Dios, pero de ninguna manera el Hijo de Dios en carne. La encarnación, bíblicamente hablando significa que Dios está con nosotros según lo que dice Mateo 1:23, pero estos falsos maestros insistían que Dios no puede estar ni siquiera cerca de nosotros.

     

  • En algunas iglesias cristianas se dice que la medicina homeopática es brujería o que está relacionada con ella. ¿Es esto verdad?

    Gracias por su pregunta. Para librarse de las dudas a este respecto será necesario tener al menos una ligera idea de lo que es la medicina homeopática y lo que es la brujería, de modo que sea posible hacer las comparaciones del caso. En cuanto a la medicina homeopática podemos afirmar lo siguiente: La medicina homeopática fue descubierta al final del siglo XVIII, gracias a las observaciones y experimentos del Doctor Samuel Hahnemann, la Homeopatía se basa en una realidad biológica, ya conocida por Hipócrates, la ley de similitud, según la cual «Toda sustancia capaz de provocar síntomas patológicos en un individuo sano, es capaz, en dosis infinitesimales, de tratar esos mismos síntomas en un individuo enfermo». Este conocimiento exacto de la similitud entre el medicamento y la enfermedad, justifica el objetivo, específico de la Homeopatía, de individualizar al enfermo y su tratamiento, utilizando las capacidades de reacción de cada persona. Aplicando estos principios, la Homeopatía utiliza substancias orgánicas, minerales y vegetales para estimular las defensas inmunitarias del organismo. De este modo, el cuerpo puede movilizar sus defensas propias, en contra de los agentes patógenos, virus y bacterias, y recuperar su equilibrio, desestabilizado por las agresiones de la vida moderna.

    La HOMEOPATIA es un método Terapéutico que consiste en dar al enfermo dosis bajas o infinitesimales de la sustancia, que administrada en dosis altas y a sujetos sanos, provoca en ellos síntomas semejantes o parecidos a los del enfermo. Por ejemplo, en dosis elevadas, la Ipecacuana provoca náuseas y vómitos; en cambio, a dosis infinitesimales, cura las náuseas y los vómitos. La contraparte es la alopatía, o medicina tradicional, la cual es una terapéutica cuyos medicamentos producen en el estado sano fenómenos diferentes de los que caracterizan las enfermedades en que se emplean. Ahora vayamos a la brujería. ¿Qué es la brujería? Pues la brujería es la acción de los brujos o de las brujas. Un brujo o una bruja es una persona que invoca poder maligno, el cual proviene de Satanás o sus demonios, para causar daño en personas o sus bienes por medio de sus hechizos o encantamientos. Sus manifestaciones, siempre nefastas, pueden ser muy variadas: desde provocar enfermedades, hasta hacer que una persona actúe de forma socialmente desordenada. Inclusive algunos brujos o brujas creen que pueden actuar sobre la naturaleza provocando todo tipo de cambios climáticos catastróficos y cambios sobre los objetos.

    De esto se evidencia que la medicina homeopática no tiene nada que ver con la brujería. El médico que utiliza la homeopatía simplemente usa una manera diferente de tratar una enfermedad en comparación con el médico que utiliza lo que comúnmente se llama medicina tradicional. En todo caso, el enfermo, o el paciente, independientemente del tipo de medicina que esté utilizando, sea homeopática o alopática, debe poner su confianza en Dios, y no en el tipo de medicina o en la misma medicina, ni siquiera en el médico.

    No olvide que Dios es soberano. La mala fama de la homeopatía entre algunos pastores y creyentes en general, tal vez se deba al hecho que muchos practicantes de la homeopatía son partidarios del movimiento de la nueva era, pero muchos practicantes de la medicina tradicional, o alopática también son partidarios del movimiento de la nueva era, pero eso no necesariamente debe hacer pensar que la medicina tradicional o alopática sea equivalente a la brujería o a alguna práctica relacionada con el ocultismo.

     

  • ¿La brujería ejerce efecto sobre un creyente?

    La pregunta para este día es de una persona que desea saber si la brujería ejerce efecto sobre un creyente. Dice que desde hace algún tiempo se percibe en su departamento olores extraños, como a azufre. Dice que la salud de su esposa ha decaído mucho, también dice que ha decaído su situación económica y especialmente en su esposa se ha presentado un desánimo total en el área espiritual. Su esposa ha visitado a una hermana en la fe, quien le ha dicho que lo que está pasando con ellos es porque les han hecho brujería. De aquí nace su inquietud.

    Gracias por su pregunta. La brujería es una práctica que pertenece al mundo del ocultismo controlado por Satanás. Según la Biblia, la brujería tiene que ver con personas que emplean fórmulas mágicas, o encantamientos, para obtener poderes provenientes del mundo invisible de maldad. El vínculo estrecho entre la brujería y Satanás motivó a Dios a exhortar a su pueblo escogido que se aparte de la brujería o hechicería. Note lo que dice Deuteronomio 18:10-12. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego,  ni quien practique adivinación,  ni agorero,  ni sortílego,  ni hechicero,  ni encantador,  ni adivino,  ni mago,  ni quien consulte a los muertos.  Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas,  y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

    El creyente que confía en Dios y obedece su palabra debe evitar toda relación con cualquier práctica del ocultismo, especialmente lo tocante a la adivinación, o a alguna ayuda milagrosa, entre comillas, para resolver los problemas apremiantes de su vida. El Espíritu Santo nos llena y nos guarda en la medida que nosotros nos entregamos a Dios. También nos fortalece para resistir con éxito a Satanás y sus demonios. Adicionalmente, Dios nos ha equipado con una armadura completa para defendernos de los ataques satánicos y así hacer práctica nuestra victoria sobre el reino del maligno. El apóstol Pablo detalla esto en la figura del soldado con el armamento completo de su época. Efesios 6:13 dice: Por tanto,  tomad toda la armadura de Dios,  para que podáis resistir en el día malo,  y habiendo acabado todo,  estar firmes.

    Aplicando todo esto a la situación que usted y su esposa están enfrentando, yo no hallo explicación a ese olor a azufre que según dice ha inundado el departamento en el cual viven. En la Biblia yo no he encontrado que Satanás o sus demonios delaten su presencia por medio de arrojar nubes de gases de azufre. Algún día Satanás va a ser arrojado al lago de fuego que arde con azufre, pero por ahora Satanás no se manifiesta como un ser espantoso rodeado de una nube de azufre sino como un ángel de luz. Los problemas de salud de su esposa, y los problemas económicos, perfectamente podrían ser pruebas enviadas por Dios o tal vez consecuencias de algunas malas decisiones que como creyentes han tomado. La debilidad espiritual en su esposa podría perfectamente estar relacionada con algún pecado no confesado. Todo esto para hacerle reflexionar en el hecho que, si usted y su esposa son fieles creyentes, no hay razón para atribuir a la brujería lo que les está pasando. Los creyentes estamos protegidos por Dios, somos templo del Espíritu Santo, tenemos a nuestra disposición una efectiva armadura espiritual en contra de los ataques del maligno, y por tanto no debemos tener temor de ser dañados por Satanás y sus aliados, los brujos.