Gracias por su pregunta. Asumiendo que aquel creyente bautizado es un verdadero creyente, tiene segura su salvación, por lo que afirma la Biblia en textos como Juan 10:27-30, a pesar de su descuido en su comunión con Dios. Si le sorprendiera la muerte en esas condiciones o la venida del Señor Jesucristo para llevar a su iglesia, irá al cielo. La salvación de un genuino creyente no depende de lo que haga o deje de hacer sino de la obra perfecta y completa del Señor Jesús en la cruz del Calvario. Lo que haga o deje de hacer tendrá sus consecuencias en la vida de ese verdadero creyente, pero no al punto de hacerle perder su salvación.
Con esto, no estoy de ninguna manera ni siquiera insinuando que un genuino creyente puede vivir como le venga en gana, metiéndose en todo tipo de pecado, y escudándose en que ya es salvo y la salvación no se puede perder. Note lo que dice Mateo 7:15-21, hablando de los que de labios para fuera dicen que son creyentes, pero en el fondo no lo son porque nunca jamás recibieron al Señor Jesucristo como su personal Salvador. El texto dice: Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El genuino creyente no vive como le da la gana, vive dando buen fruto, vive para agradar a aquel que murió por él. Puede ser que a veces se equivoque y peque y se vuelva apático en su relación con el Señor, pero no seguirá por siempre en ese estado, sino que se arrepentirá de su pecado y se reconciliará con el Señor. Disfrutar de la seguridad de salvación no es equivalente a licencia para pecar. Si de pronto alguien dijera: Como yo ya soy salvo y la salvación no se pierde entonces voy a cometer todos los pecados habidos y por haber, lo único que estaría demostrando es que jamás ha nacido de nuevo, y por tanto es un falso creyente.
Una persona así, no es que ha perdido su salvación, sino que nunca ha llegado a ser salva. Como comentario final, la comunión de un verdadero creyente jamás deja de existir. El pecado afecta la comunión del creyente con Dios, pero no al punto de hacerla desaparecer, de manera que no se puede hablar de que un verdadero creyente ha dejado de tener comunión con Dios. No olvide además que antes de la segunda venida física y personal del Señor Jesucristo, ocurrirá el arrebatamiento de la iglesia, el cual es un evento privado entre el Señor Jesucristo y los que somos de él. El encuentro será en el aire y a partir de ese momento los creyentes estaremos con el Señor para siempre.