Preguntas y respuestas Bíblicas

  • Romanos 11:26

    Romanos 11:26 dice que todo Israel será salvo, pero Mateo 8:12 dice que Israel será echado a las tinieblas de afuera donde será el lloro y el crujir de dientes. ¿Cómo se explica esto?.

    Leamos Romanos 11:25-27 donde dice:

    «porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.»

    La nación de Israel está pasando por este tiempo de endurecimiento. Por eso es que Israel como nación no acepta todavía que Jesús de Nazaret es en realidad el Cristo o el Mesías. Israel permanecerá en este estado de endurecimiento hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Esto se refiere hasta cuando se cumpla lo profetizado por Dios tanto en Daniel como en Apocalipsis.

    El cumplimiento ocurrirá al final de la tribulación. Para entonces, todo Israelita que esté vivo, creerá de corazón en Jesús como el Cristo, como el Mesías. Allí se cumplirá lo que pablo dijo en Romanos 11:26 cuando afirmó que todo Israel será salvo. Israel entrará a lo que se llama el reino milenial. Pero ahora consideremos la otra cita. Se encuentra en Mateo 8:12, pero para tomar el contexto vamos a leer desde el versículo 11 hasta el versículo 12:

    «Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.»

    La escena tuvo lugar en Capernaúm. Un centurión romano vino a Jesús para decirle que su criado estaba postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Jesús dijo a este centurión: Yo iré y le sanaré. Pero el centurión dijo a Jesús: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra y mi criado sanará. Jesús se maravilló de la fe de este romano y dijo a los que estaban con él: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

    Fue entonces cuando Jesús dijo que en reino de los cielos, los grandes patriarcas de Israel como Abraham, Isaac y Jacob, estarán sentados con gente de todo el mundo. De oriente y de occidente y tristemente, muchos judíos, los herederos natos del reino no tendrán parte en absoluto en este reino, a causa de su incredulidad en Jesús como el Cristo o el Mesías de Israel.

  • Hebreos 11:5

    Romanos 5:14 dice que reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, pero Hebreos 11:5 dice que Enoc, quien vivió en ese periodo, no murió. ¿Por qué no murió si la muerte reinó desde Adán hasta Moisés?.

    Demos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Romanos 5:12-14 donde dice:

    «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la trasgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.»

    Lo que este pasaje bíblico está diciendo en esencia es que después que Adán pecó, él y sus descendientes solo pudieron engendrar pecadores. Esto para corregir la equivocada noción que los pecadores son solamente los que han quebrantado la ley que Dios entregó a su pueblo mediante Moisés. Por esto la Biblia enseña que todo ser humano es pecador. Más adelante, en el mismo pasaje, Pablo se encargará de mostrar que así como por la desobediencia de uno se hundió a todos sus descendientes en el pecado, por la justicia de uno, vino a todos los hombres la justificación de vida. Note lo que dice Romanos 5:18-19;

    «Así que, como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.»

    Adán pecó, Adán murió y pasó la muerte a todos los hombres. Cristo, por contraste, vivió justamente, venció la muerte y pasó la vida a todos los que creen en él como Salvador.

    Ahora consideremos el asunto de Enoc. Enoc vivió en el periodo entre Adán y Moisés, es decir antes que la ley de Moisés esté en vigencia. Pero ya quedó claro que el hombre no es pecador porque viola la ley de Moisés sino porque su naturaleza es pecaminosa y esa naturaleza pecaminosa tuvo su origen en Adán. A todas luces entonces, Enoc fue pecador y por ser pecador estaba sujeto a la muerte. Pero con Enoc sucedió algo que no es común en todos los pecadores. Note lo que dice Génesis 5:22;

    «Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.»

    La época en la que vivió Enoc fue un tiempo de total decadencia espiritual. Génesis 6:5 dice al respecto:

    «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.»

    Pero a pesar de vivir en un mundo sumido en el fango de pecado, la Biblia declara que Enoc caminó con Dios. Interesante esta afirmación. Dios no camina con hombres entregados a cometer pecado. Entonces podemos decir perfectamente que Enoc debió haber sido un hombre transformado de pecador condenado a pecador redimido. Enoc debe haber reconocido que es pecador y que está en camino a su condenación y debe haber confesado su pecado a Dios y debe haber buscado perdón para su pecado en Dios. Enoc fue ciertamente un hombre de fe. Su fe era una fe viva. Lo sabemos porque dice la Escritura que Enoc caminó con Dios. Esto significa que Enoc vivió un estilo de vida conforme a las demandas de Dios.

    No es extraño que haya sucedido lo que relata la Biblia cuando afirma que Enoc desapareció porque le llevó Dios. Enoc no tuvo que saborear la muerte como los demás contemporáneos suyos. Enoc es un vencedor de la muerte. Todo fue por fe. Esto es lo que registra en forma magistral el autor del libro de Hebreos cuando en Hebreos 11:5 dice:

    «por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.»

    Enoc tuvo victoria sobre el reino de la muerte, por la fe y por eso no padeció la muerte. En este sentido Enoc es un símbolo o un tipo de los creyentes que estarán vivos cuando venga Jesucristo en las nubes para llevar a su iglesia en lo que se llama el Rapto o el Arrebatamiento. Estos creyentes también, como Enoc, serán transpuestos al cielo sin pasar por la muerte. Esto, como resultado de su fe en Cristo, la misma fe que tuvo Enoc, la cual le permitió caminar con Dios. Todos los descendientes de Adán son pecadores y esclavos del reino de la muerte.

    Pero algunos de ellos han logrado su libertad del dominio de la muerte, por la fe en Cristo, por medio de quien son vencedores de la muerte. Enoc fue uno de ellos. Elías fue otro. Los creyentes que estén vivos cuando Jesucristo venga a arrebatar a su iglesia son otros. Los creyentes que tengan que pasar por la muerte, también son vencedores de la muerte, porque al igual que Jesucristo, a ellos también les espera la resurrección gloriosa.

  • Romanos 5:14

    Romanos 5:14 dice que reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, pero Hebreos 11:5 dice que Enoc, quien vivió en ese periodo, no murió. ¿Por qué no murió si la muerte reinó desde Adán hasta Moisés?.

    Demos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Romanos 5:12-14 donde dice:

    «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la trasgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.»

    Lo que este pasaje bíblico está diciendo en esencia es que después que Adán pecó, él y sus descendientes solo pudieron engendrar pecadores. Esto para corregir la equivocada noción que los pecadores son solamente los que han quebrantado la ley que Dios entregó a su pueblo mediante Moisés. Por esto la Biblia enseña que todo ser humano es pecador. Más adelante, en el mismo pasaje, Pablo se encargará de mostrar que así como por la desobediencia de uno se hundió a todos sus descendientes en el pecado, por la justicia de uno, vino a todos los hombres la justificación de vida. Note lo que dice Romanos 5:18-19;

    «Así que, como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.»

    Adán pecó, Adán murió y pasó la muerte a todos los hombres. Cristo, por contraste, vivió justamente, venció la muerte y pasó la vida a todos los que creen en él como Salvador.

    Ahora consideremos el asunto de Enoc. Enoc vivió en el periodo entre Adán y Moisés, es decir antes que la ley de Moisés esté en vigencia. Pero ya quedó claro que el hombre no es pecador porque viola la ley de Moisés sino porque su naturaleza es pecaminosa y esa naturaleza pecaminosa tuvo su origen en Adán. A todas luces entonces, Enoc fue pecador y por ser pecador estaba sujeto a la muerte. Pero con Enoc sucedió algo que no es común en todos los pecadores. Note lo que dice Génesis 5:22;

    «Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.»

    La época en la que vivió Enoc fue un tiempo de total decadencia espiritual. Génesis 6:5 dice al respecto:

    «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.»

    Pero a pesar de vivir en un mundo sumido en el fango de pecado, la Biblia declara que Enoc caminó con Dios. Interesante esta afirmación. Dios no camina con hombres entregados a cometer pecado. Entonces podemos decir perfectamente que Enoc debió haber sido un hombre transformado de pecador condenado a pecador redimido. Enoc debe haber reconocido que es pecador y que está en camino a su condenación y debe haber confesado su pecado a Dios y debe haber buscado perdón para su pecado en Dios. Enoc fue ciertamente un hombre de fe. Su fe era una fe viva. Lo sabemos porque dice la Escritura que Enoc caminó con Dios. Esto significa que Enoc vivió un estilo de vida conforme a las demandas de Dios.

    No es extraño que haya sucedido lo que relata la Biblia cuando afirma que Enoc desapareció porque le llevó Dios. Enoc no tuvo que saborear la muerte como los demás contemporáneos suyos. Enoc es un vencedor de la muerte. Todo fue por fe. Esto es lo que registra en forma magistral el autor del libro de Hebreos cuando en Hebreos 11:5 dice:

    «por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.»

    Enoc tuvo victoria sobre el reino de la muerte, por la fe y por eso no padeció la muerte. En este sentido Enoc es un símbolo o un tipo de los creyentes que estarán vivos cuando venga Jesucristo en las nubes para llevar a su iglesia en lo que se llama el Rapto o el Arrebatamiento. Estos creyentes también, como Enoc, serán transpuestos al cielo sin pasar por la muerte. Esto, como resultado de su fe en Cristo, la misma fe que tuvo Enoc, la cual le permitió caminar con Dios. Todos los descendientes de Adán son pecadores y esclavos del reino de la muerte.

    Pero algunos de ellos han logrado su libertad del dominio de la muerte, por la fe en Cristo, por medio de quien son vencedores de la muerte. Enoc fue uno de ellos. Elías fue otro. Los creyentes que estén vivos cuando Jesucristo venga a arrebatar a su iglesia son otros. Los creyentes que tengan que pasar por la muerte, también son vencedores de la muerte, porque al igual que Jesucristo, a ellos también les espera la resurrección gloriosa.

  • Proverbios 17:15

    En Romanos 4:5 dice que Dios justifica al impío, pero proverbios 17:15 dice que el que justifica al impío es abominación a Jehová. ¿Cómo puede ser esto?.

    Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en proverbios 17:15 donde dice:

    «El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.»

    Para entender lo que este proverbio dice es necesario pensar en un juez injusto. ¿Qué es lo que hace injusto a un juez? pues absolver al culpable, o al impío y condenar al inocente o al justo. Ambas cosas son abominación a Jehová. En la versión Dios habla hoy, lee este proverbio de la siguiente manera:

    «perdonar al culpable y condenar al inocente son dos cosas que no soporta el Señor.»

    ¿Ve Usted el asunto? Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Romanos 4:5 pero para incluir el contexto, leamos desde el versículo 1 hasta el versículo 8, donde dice:

    «¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.»

    Como bien podrá Usted notar aquí, Dios no está absolviendo a un culpable así como lo haría un juez corrupto. Lo que está pasando es que Dios esta viendo el corazón de un culpable y allí en ese corazón existe fe para reconocer que Cristo recibió en la cruz el castigo que ese pecador culpable merecía por su pecado. Por esta fe, Dios perdona a ese pecador.

    La Biblia por tanto declara: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. Así es como Dios justifica al impío que cree en Cristo como su Salvador. No es que Dios se hace de la vista gorda para dejar pasar el pecado del impío. Dios tuvo que pagar con la vida de su Hijo unigénito, para poder perdonar los pecados del hombre y de esa manera justificar al impío. ¿Ve Usted la diferencia?.

  • Romanos 4:5

    En Romanos 4:5 dice que Dios justifica al impío, pero proverbios 17:15 dice que el que justifica al impío es abominación a Jehová. ¿Cómo puede ser esto?.

    Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en proverbios 17:15 donde dice:

    «El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.»

    Para entender lo que este proverbio dice es necesario pensar en un juez injusto. ¿Qué es lo que hace injusto a un juez? pues absolver al culpable, o al impío y condenar al inocente o al justo. Ambas cosas son abominación a Jehová. En la versión Dios habla hoy, lee este proverbio de la siguiente manera:

    «perdonar al culpable y condenar al inocente son dos cosas que no soporta el Señor.»

    ¿Ve Usted el asunto? Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Romanos 4:5 pero para incluir el contexto, leamos desde el versículo 1 hasta el versículo 8, donde dice:

    «¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.»

    Como bien podrá Usted notar aquí, Dios no está absolviendo a un culpable así como lo haría un juez corrupto. Lo que está pasando es que Dios esta viendo el corazón de un culpable y allí en ese corazón existe fe para reconocer que Cristo recibió en la cruz el castigo que ese pecador culpable merecía por su pecado. Por esta fe, Dios perdona a ese pecador.

    La Biblia por tanto declara: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. Así es como Dios justifica al impío que cree en Cristo como su Salvador. No es que Dios se hace de la vista gorda para dejar pasar el pecado del impío. Dios tuvo que pagar con la vida de su Hijo unigénito, para poder perdonar los pecados del hombre y de esa manera justificar al impío. ¿Ve Usted la diferencia?.

  • Santiago 5:16

    Romanos 3:10 dice que no hay justo ni aun uno; pero Santiago 5:16 dice que la oración eficaz del justo puede mucho. ¿Hay o no hay justos?.

    Pongámoslo de esta manera. Justos por sus propios méritos, no existe ninguno. Pero justos por los méritos de Cristo existimos muchos. Me incluyo yo dentro de ellos. Permítame demostrarlo bíblicamente. Dios mira el carácter o la naturaleza propia del ser humano y ponga atención a la evaluación que hace de él. Romanos 3:10-18 dice:

    «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.»

    Bueno, no puede haber descripción más precisa del carácter o la naturaleza propia del ser humano. Por eso es que Romanos 3:23 concluye diciendo lo siguiente:

    «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.»

    El hombre ha tratado de arreglar este problema por sus propios medios. Lo ha intentado a través de cumplir con ritos religiosos. Otros lo han intentado por medio de hacer buenas obras. Pero note el veredicto de Dios sobre el esfuerzo del hombre para hacerse justo por sus propios medios. Romanos 3:20 en su primera parte dice:

    «Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él.»

    Es imposible que el hombre pueda hacerse justo por sus propias obras. Pero lo que es imposible para el hombre, es muy posible para Dios. Dios puede declarar justo a un hombre que por naturaleza es injusto. Esto es lo que los teólogos llaman la justificación. Es la obra de Dios por la cual Dios declara justo a un hombre que por fe ha recibido a Cristo como Salvador. Todo es cuestión de fe, mas no de obras. Romanos 3:21-22 dice:

    «pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.»

    ¿Ha recibido Usted a Cristo Jesús como su Salvador personal? Entonces Usted ha sido justificado por Dios, o Usted ha sido declarado justo por Dios. Puede ser que en la práctica Usted diste mucho de ser totalmente justo, pero a los ojos de Dios, por la fe, Usted es justo. No por sus méritos sino por los méritos de Cristo, su Salvador. Por esto, es verdad que no existe un solo justo, por sus propios méritos; pero existimos muchos justos por los méritos de Cristo. Es a estos justos por los méritos de Cristo, a quienes se refiere Santiago en su libro, cuando en el capítulo 5 versículo 16 dice:

    «La oración eficaz del justo puede mucho».

  • Romanos 3:10

    Romanos 3:10 dice que no hay justo ni aun uno; pero Santiago 5:16 dice que la oración eficaz del justo puede mucho. ¿Hay o no hay justos?.

    Pongámoslo de esta manera. Justos por sus propios méritos, no existe ninguno. Pero justos por los méritos de Cristo existimos muchos. Me incluyo yo dentro de ellos. Permítame demostrarlo bíblicamente. Dios mira el carácter o la naturaleza propia del ser humano y ponga atención a la evaluación que hace de él. Romanos 3:10-18 dice:

    «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.»

    Bueno, no puede haber descripción más precisa del carácter o la naturaleza propia del ser humano. Por eso es que Romanos 3:23 concluye diciendo lo siguiente:

    «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.»

    El hombre ha tratado de arreglar este problema por sus propios medios. Lo ha intentado a través de cumplir con ritos religiosos. Otros lo han intentado por medio de hacer buenas obras. Pero note el veredicto de Dios sobre el esfuerzo del hombre para hacerse justo por sus propios medios. Romanos 3:20 en su primera parte dice:

    «Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él.»

    Es imposible que el hombre pueda hacerse justo por sus propias obras. Pero lo que es imposible para el hombre, es muy posible para Dios. Dios puede declarar justo a un hombre que por naturaleza es injusto. Esto es lo que los teólogos llaman la justificación. Es la obra de Dios por la cual Dios declara justo a un hombre que por fe ha recibido a Cristo como Salvador. Todo es cuestión de fe, mas no de obras. Romanos 3:21-22 dice:

    «pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.»

    ¿Ha recibido Usted a Cristo Jesús como su Salvador personal? Entonces Usted ha sido justificado por Dios, o Usted ha sido declarado justo por Dios. Puede ser que en la práctica Usted diste mucho de ser totalmente justo, pero a los ojos de Dios, por la fe, Usted es justo. No por sus méritos sino por los méritos de Cristo, su Salvador. Por esto, es verdad que no existe un solo justo, por sus propios méritos; pero existimos muchos justos por los méritos de Cristo. Es a estos justos por los méritos de Cristo, a quienes se refiere Santiago en su libro, cuando en el capítulo 5 versículo 16 dice:

    «La oración eficaz del justo puede mucho».

  • Hechos 16:22

    Es obvio que la epístola de Pablo a los Romanos, tanto por su título como por su contenido, fue escrita por el Apóstol Pablo. Sin embargo Romanos 16:22 dice que el escritor de la Epístola es un individuo llamado Tercio. ¿Cómo puede explicarse esta aparente contradicción?.

    La paternidad literaria de la Epístola a los Romanos corresponde al Apóstol Pablo, sin la menor sombra de duda. Esto lo podemos apreciar en el título de la Epístola según aparece en la versión Reina Valera y también en varios versículos de la Epístola, como los versículos 1 y 7 donde dice:

    «Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro padre y del Señor Jesucristo.»

    Además, el tenor de la Epístola es totalmente paulino. Dicho esto, pasemos a considerar el texto que aparece en Romanos 16:22 donde dice:

    «Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor»

    Recuerde que no existe la menor duda en cuanto a que el apóstol Pablo es el autor de la carta. ¿Cómo debemos entonces entender la aseveración de Tercio en el sentido que fue él quien escribió la carta? La manera de entenderlo, es en el sentido que Tercio fue simplemente el amanuense quien dibujó las letras, pero que el dueño del pensamiento y las palabras fue el apóstol Pablo. En otras palabras, el apóstol Pablo dictó la carta a Tercio, quien la registró en forma escrita.

    Una pregunta que podría hacerse es ¿por qué Pablo tuvo que recurrir a la ayuda de un amanuense para escribir la carta a los Romanos? La razón más probable es porque Pablo sufría de problemas visuales. Un poco antes de la carta a los Romanos, Pablo escribió la carta a los Gálatas y observe lo que dice en Gálatas 6:11;

    «Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.»

    Parece que Pablo tomó la pluma de escribano y dibujó letras grandes, bien sea para acentuar lo que quería decir, o bien sea porque tenía un problema visual y difícilmente podía dibujar letras normales. Muchos intérpretes bíblicos se inclinan por esto último. Bien podría ser entonces que debido a sus problemas con la vista, Pablo haya tenido que recurrir a un amanuense para escribir la epístola a los Romanos.

  • Hechos 27:44

    En Hechos 27:10 Pablo profetiza que el viaje sería con mucha pérdida del cargamento y de vidas humanas. Si embargo, Hechos 27:44 dice que todos se salvaron. ¿Falló la profecía?.

    Analicemos los hechos. Observemos Hechos 27:8-12 donde dice:

    «Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.»

    Pablo estaba en calidad de prisionero, siendo transportado junto con otros presos a Roma, bajo el cuidado de un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. La nave alejandrina en la cual eran transportados, zarpó de Mira y con mucha dificultad, por las condiciones climáticas, llegó a Buenos Puertos. Esperando que el tiempo mejore, se perdió mucho tiempo y llegó el invierno.

    Para todos era conocido que la navegación durante el invierno era muy peligrosa. Por esto Pablo comunicó su preocupación al centurión romano, en cuanto a que zarpar de Buenos Puertos en esas condiciones climáticas pondría en peligro no solo el cargamento, sino la vida de los pasajeros y la tripulación.

    No es que Pablo estaba profetizando que se iba a perder el cargamento y que todos, o algunos iban a morir en el percance. Pablo simplemente estaba haciendo uso de su sentido común para convencer al centurión romano que lo mejor sería pasar el invierno en Buenos puertos. Parece que esa embarcación tenía mucha urgencia por llegar a Roma porque llevaba cereales para el imperio. Además, Buenos puertos no era un puerto tan bueno como su nombre porque no ofrecía comodidades para los viajeros para pasar el invierno.

    Por eso, decidieron que a pesar de las condiciones atmosféricas adversas debían zarpar de Buenos Puertos, rumbo a Fenice, primera parada en la ruta hacia Roma. Este error de cálculo por parte de la tripulación de la nave, hizo que la embarcación zozobre. Gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas, pero sí se perdió todo el cargamento.

    Así que, Pablo no profetizó o anunció de antemano que se iba a perder el cargamento y las vidas humanas. Lo que hizo, fue simplemente manifestar su preocupación por la navegación en el invierno, porque se pondría en peligro el cargamento y las vidas humanas. La advertencia de Pablo no fue escuchada. Sin ser marinero, Pablo tenía más sentido común que los mismos marineros. La tripulación corrió el riesgo de navegar en difíciles condiciones climáticas y las cosas no salieron como ellos pensaban. Zozobró la nave y gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas aunque se perdió todo el cargamento y la nave alejandrina.

  • Hechos 27:10

    En Hechos 27:10 Pablo profetiza que el viaje sería con mucha pérdida del cargamento y de vidas humanas. Si embargo, Hechos 27:44 dice que todos se salvaron. ¿Falló la profecía?.

    Analicemos los hechos. Observemos Hechos 27:8-12 donde dice:

    «Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.»

    Pablo estaba en calidad de prisionero, siendo transportado junto con otros presos a Roma, bajo el cuidado de un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. La nave alejandrina en la cual eran transportados, zarpó de Mira y con mucha dificultad, por las condiciones climáticas, llegó a Buenos Puertos. Esperando que el tiempo mejore, se perdió mucho tiempo y llegó el invierno.

    Para todos era conocido que la navegación durante el invierno era muy peligrosa. Por esto Pablo comunicó su preocupación al centurión romano, en cuanto a que zarpar de Buenos Puertos en esas condiciones climáticas pondría en peligro no solo el cargamento, sino la vida de los pasajeros y la tripulación.

    No es que Pablo estaba profetizando que se iba a perder el cargamento y que todos, o algunos iban a morir en el percance. Pablo simplemente estaba haciendo uso de su sentido común para convencer al centurión romano que lo mejor sería pasar el invierno en Buenos puertos. Parece que esa embarcación tenía mucha urgencia por llegar a Roma porque llevaba cereales para el imperio. Además, Buenos puertos no era un puerto tan bueno como su nombre porque no ofrecía comodidades para los viajeros para pasar el invierno.

    Por eso, decidieron que a pesar de las condiciones atmosféricas adversas debían zarpar de Buenos Puertos, rumbo a Fenice, primera parada en la ruta hacia Roma. Este error de cálculo por parte de la tripulación de la nave, hizo que la embarcación zozobre. Gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas, pero sí se perdió todo el cargamento.

    Así que, Pablo no profetizó o anunció de antemano que se iba a perder el cargamento y las vidas humanas. Lo que hizo, fue simplemente manifestar su preocupación por la navegación en el invierno, porque se pondría en peligro el cargamento y las vidas humanas. La advertencia de Pablo no fue escuchada. Sin ser marinero, Pablo tenía más sentido común que los mismos marineros. La tripulación corrió el riesgo de navegar en difíciles condiciones climáticas y las cosas no salieron como ellos pensaban. Zozobró la nave y gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas aunque se perdió todo el cargamento y la nave alejandrina.