En Romanos 4:5 dice que Dios justifica al impío, pero proverbios 17:15 dice que el que justifica al impío es abominación a Jehová. ¿Cómo puede ser esto?.
Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en proverbios 17:15 donde dice:
«El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.»
Para entender lo que este proverbio dice es necesario pensar en un juez injusto. ¿Qué es lo que hace injusto a un juez? pues absolver al culpable, o al impío y condenar al inocente o al justo. Ambas cosas son abominación a Jehová. En la versión Dios habla hoy, lee este proverbio de la siguiente manera:
«perdonar al culpable y condenar al inocente son dos cosas que no soporta el Señor.»
¿Ve Usted el asunto? Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Romanos 4:5 pero para incluir el contexto, leamos desde el versículo 1 hasta el versículo 8, donde dice:
«¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.»
Como bien podrá Usted notar aquí, Dios no está absolviendo a un culpable así como lo haría un juez corrupto. Lo que está pasando es que Dios esta viendo el corazón de un culpable y allí en ese corazón existe fe para reconocer que Cristo recibió en la cruz el castigo que ese pecador culpable merecía por su pecado. Por esta fe, Dios perdona a ese pecador.
La Biblia por tanto declara: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. Así es como Dios justifica al impío que cree en Cristo como su Salvador. No es que Dios se hace de la vista gorda para dejar pasar el pecado del impío. Dios tuvo que pagar con la vida de su Hijo unigénito, para poder perdonar los pecados del hombre y de esa manera justificar al impío. ¿Ve Usted la diferencia?.