Vamos a dar lectura al pasaje bíblico en Éxodo 4:24-26. La Biblia dice: Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.
Moisés había sido comisionado para ser el instrumento por el cual Dios iba a traer liberación a su pueblo escogido Israel. Fue así como Moisés dejó a su suegro Jetro y tomó a Séfora su mujer y a sus hijos y se dirigió hacia Egipto. Y sucedió en el camino, en una posada, que Jehová salió al encuentro de Moisés y quiso matarlo. La Biblia no da detalles sobre la manera como Jehová quiso matar a Moisés. Probablemente se trató de alguna repentina y grave enfermedad. En todo caso, para Moisés fue muy obvio que Jehová estaba reclamando su vida. La razón para esta drástica acción de parte de Jehová se encuentra en el pacto de Dios con Abraham. Génesis 17:9-14 donde dice: Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
La circuncisión era la señal del pacto entre Jehová y Abraham y sus descendientes. La falta de cumplimiento de este rito de circuncisión acarreaba la pena de muerte sobre el infractor. Según esto entonces, Moisés debió haber circuncidado a su hijo a los ocho días de nacido. Todo parece indicar que Moisés debe haber hablado con su esposa Séfora sobre requisito del pacto de Dios con la descendencia de Abraham, pero por alguna razón, tal vez por la oposición de ella, Moisés no había cumplido con este mandamiento de Jehová. Es posible que, por complacer a su esposa, Moisés haya desobedecido a Dios. Cuando Jehová quiso matar a Moisés, para Séfora no había duda en cuanto a que la razón para esto era porque Moisés no había circuncidado todavía a su hijo. Por eso fue que Séfora se dio prisa y tomando un pedernal afilado circuncidó a su hijo y tomando el prepucio lo echó a los pies de Moisés. Era la única manera para que Jehová perdone la vida a Moisés. Séfora dijo entonces a Moisés: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. No se puede saber con precisión el significado de esta frase dicha por Séfora, la esposa de Moisés, pero un buen número de intérpretes lo entienden en el sentido que, por haber salvado la vida a Moisés al circuncidar a su hijo, Séfora consideraba que su vínculo matrimonial con Moisés se había fortalecido.