En 1ª Corintios 14:39-40 nos dice el Señor que no debemos impedir el hablar en lenguas, pero dice también que debemos hacer todo decentemente y con orden. ¿Cómo se explica entonces el ruido y el desorden que se produce en algunas iglesias?
Como antecedente, diremos que en la iglesia de Corinto se estaba produciendo un verdadero caos en relación con el uso de los dones espirituales, principalmente con los dones de señal, los cuales son el don de lenguas, el don de interpretación de lenguas, el don de sanidad y el don de milagros.
En su lacerante carnalidad, denunciada por el apóstol Pablo, la iglesia de Corinto brindaba un pobre espectáculo cada vez que se reunía. Los que practicaban el auténtico don de lenguas y también los que lo falsificaban hablaban en cualquier momento, sin ningún tipo de control. Nadie entendía nada. Los que tenían el don de interpretación de lenguas no podía hacer uso de su don porque no era posible concentrarse en el que estaba hablando en lenguas a causa del griterío de los demás.
Cuando llegaba el momento de comer juntos, porque esa iglesia practicaba el ágape como parte de la reunión, cada cual se ponía a comer lo que había traído, los que no habían traído nada no comían nada, mientras que los que había traído mucho comían mucho, pero ellos solos. Algunos inclusive terminaban emborrachándose. Es a esta iglesia a la que el apóstol Pablo escribe la 1 Corintios.
Interesante que la iglesia más desordenada y carnal del Nuevo Testamento es la iglesia con la mayor presencia de dones espirituales. La presencia de dones espirituales no necesariamente indica que la iglesia es espiritual.
Pero, ciertamente, donde más había problemas era en el uso del don de lenguas, al punto que Pablo dedica todo un capítulo a regular el uso de este don en esta iglesia. Es el capítulo 14 de 1 Corintios. Como una especie de conclusión, el Apóstol dice lo que tenemos en 1ª Corintios 14:39-40 donde leemos: «Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar en lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.»
Los dones tienen su rango de importancia. El más importante es el don de profecía, porque tiene que ver con una proclamación poderosa de la palabra revelada de Dios. El menos importante es el don de lenguas. 1 Corintios 14:5 dice: «Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profeticéis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.»
Es perfectamente comprensible entonces que Pablo diga: Procurad profetizar, pero no impidáis hablar en lenguas. El don de lenguas estaba vigente en esa iglesia y en esa época.
En todo caso, dice Pablo, los dones espirituales, cualesquiera que sean deben ser usados decentemente. Esto significa con elegancia, con gracia, apropiadamente. Algo que no ofende el buen gusto y la buena disposición. En la iglesia no deben ocurrir cosas indecentes con el pretexto de que las personas que lo practican están bajo la influencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no produce jamás conducta indecente.
Por eso Pablo ha dejado establecidas las normas para el correcto uso del don de lenguas. También dice Pablo que los dones espirituales se deben usar con orden. Esto significa respetando las reglas establecidas. El desorden, jamás será la obra del Espíritu Santo. ¿Cómo explicar el desorden que Usted ha visto en algunas iglesias? Yo no hallo explicación para ello, porque simple y llanamente yo veo en la palabra de Dios algo totalmente diferente en cuanto al uso apropiado de los dones espirituales.