La consulta para el día de hoy es la siguiente: Reclamo a la gente en la calle cuando veo que está maltratando a un animal, ejemplo caballos enfermos y cansados que son golpeados, recojo perritos atropellados y en pésimas condiciones para curarlos y darlos en adopción, a algunos tengo que ponerlos a dormir porque es imposible que se recuperen o porque es imposible que los tomen en adopción ya sea por su raza o por su edad. Mi consulta es ¿hago mal ante Dios al cortar la vida de estos animales por los motivos anteriores?
Antes de nada, me gustaría felicitarle por su compasión y misericordia por los animales, ya sea caballos o perros o cualquier otro animal. Interesante que en la ley de Moisés existe principios que tienen que ver justamente con ayudar a animales que están en problemas. Note por ejemplo lo que dice Éxodo 23:5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.
La ayuda a un asno que había caído debajo de su pesada carga, no sólo era un buen gesto para el dueño del asno, sino también para el mismo asno, porque debe haber estado sufriendo debajo de esa pesada carga. Siglos más tarde, el Señor Jesús hizo referencia a la buena práctica que predominaba en su tiempo, en cuanto a ayudar a los animales en problemas, aun en el día de reposo. Lucas 14:5 dice: Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?
La compasión y misericordia del hombre, se debe extender no sólo a otros hombres sino también a los animales. Usted está poniendo en práctica esto y es digno de encomio. Su preocupación tiene que ver con quitar la vida a animales que a su criterio están demasiadamente enfermos y ya no es posible que se recuperen o a animales demasiadamente viejos o que por alguna otra razón válida no sería conveniente que sigan viviendo. Usted ha dicho que se trata de eutanasia a los animales. Al respecto, debe decirle que la Biblia no ordena ni condena esta práctica. Por tanto, tiene la libertad de usar su mejor criterio, guiado por su interés y amor por los animales, para hacer lo que sea correcto en cada caso. No está por demás advertir que esto se aplica exclusivamente a los animales y de ninguna manera se puede extender este consejo a la eutanasia humana. Finalmente, en cuanto a cómo enseñar a la gente a tratar bien a los animales, me gustaría aconsejarle que comience en su hogar. Usted ya tiene un buen sentido del buen trato que se debe dar a los animales. El paso siguiente sería que enseñe esto a sus familiares, después, tal vez a sus vecinos, y de esta manera vaya ampliando el círculo de influencia para estimular a la gente a tratar bien a los animales. Su ejemplo será el mejor método para animar a otros a que lo imiten.