Gracias por su consulta. Mucha de la información que compartiré con Usted y con nuestros amigos oyentes ha sido tomada del artículo titulado “El Problema del Sida” publicado por la Casa Bautista de Publicaciones. Las siglas SIDA significa: Síndrome de inmuno deficiencia adquirida. SIDA es un virus que al penetrar en el cuerpo lleva a cabo una muy eficaz y ordenada “guerra de guerrillas” interna. Primero anula sin matar a las células T que ayudan a descubrir virus enemigos, dando la voz de alerta e identificando el tipo de virus que ha atacado al cuerpo. Disfrazado de agente amigo, el virus del SIDA sorpresivamente toma prisioneras las células T y por más de un año las mantiene como rehenes. Después, cruelmente empieza a despedazarlas para crear con sus cadáveres millones de virus malignos que de inmediato buscan nuevas víctimas. Al apoderarse de un cuerpo, lo dejan sin defensa alguna, permitiendo que las enfermedades contagiosas de otras personas o animales ataquen de manera impune. Es decir que el virus del SIDA, una vez que se introduce en el cuerpo, primeramente daña las defensas naturales del cuerpo. Lo hace al invadir un tipo de células del cuerpo llamas linfocitos, comúnmente llamadas células T, y convertirlas en fábricas del virus, matando más células T. Sin la ayuda de las células T, las cuales reconocen los microbios que entran al cuerpo y estimulan a otro tipo de células, las B, a producir anticuerpos para atacar a los gérmenes invasores, la víctima del SIDA es vulnerable a una serie de infecciones que una persona que no padece de una deficiencia del sistema inmunológico las rechazaría fácilmente. Estas infecciones que atacan al individuo con sus defensas naturales bajas se las denomina como infecciones oportunistas y son la causa principal de la muerte de las víctimas del SIDA. Además de atacar las células T, el virus del SIDA ataca también y destruye células cerebrales, produciendo así daño cerebral. Ahora bien. ¿Cómo se contrae este mal? Básicamente el SIDA se contrae principalmente de cuatro maneras. La primera y hasta el presente más común manera de contraer el virus es a través de las relaciones sexuales, ya sean homosexuales o heterosexuales. El virus del sida se encuentra en la sangre de la persona infectada, o en el semen, en el caso del hombre infectado o en los fluidos vaginales en el caso de la mujer infectada. Otra manera de contraer el virus del SIDA y que está aumentando mucho, es a través del intercambio o uso común de agujas hipodérmicas no esterilizadas entre adictos a drogas administradas de manera intravenosa. Los drogadictos son hasta el presente, el grupo mayor de infectados con el virus del SIDA, luego los homosexuales y las prostitutas. Otra manera de adquirir el virus del SIDA es a través de transfusiones de sangre que proviene de personas que tienen SIDA. En la actualidad, la sangre donada pasa por un escrupuloso análisis para detectar la presencia del virus del SIDA. La cuarta y más conmovedora manera de contagio del SIDA es cuando una madre infectada con SIDA lo transmite al bebé por nacer a través del intercambio de sangre vía la placenta entre el feto y la madre. Se está discutiendo y considerando también la posibilidad de que a través del beso profundo se transmita el SIDA, dado que hay intercambio de saliva, otro de los fluidos corporales en el que se puede alojar el virus del SIDA. Luego de que el virus se introduce en el cuerpo, a través de las maneras ya mencionadas, entra a un período de incubación entre seis y veintisiete meses. En este período, aun cuando la víctima de SIDA no experimenta síntomas de la enfermedad, sí puede transmitirla, y no es cien por cien detectable por medio de exámenes. Pasado el período de incubación, el cual es variable de acuerdo al individuo, es cuando el organismo comienza a manifestar síntomas de la presencia del mal. Experimenta una pérdida notoria de peso, aumenta la temperatura del cuerpo, la fiebre, sufre de diarrea persistente, sudores nocturnos, agrandamiento de los ganglios, aparecen manchas parduscas, violáceas o rojizas en la piel, se padecen cambios en el patrón respiratorio, depresión aguda inexplicable, infecciones oportunistas causadas por hongos, bacterias o virus que invaden el sistema. Pero además de los síntomas fisiológicos causados por el SIDA, la víctima de la enfermedad sufre otro tipo de consecuencias tales como pérdida del empleo y sus beneficios de retiro y atención médica, debido a prolongadas estadías en el hospital y cuando está fuera de éste, debido a la falta de energía, tanto física como mental, para producir en su trabajo. La pérdida del empleo puede llevar a la persona a gastar todos sus ahorros, sus beneficios médico hospitalarios, y posteriormente, depender totalmente de sus familiares, amigos, grupos de soporte y del Estado a fin de suplir sus necesidades básicas. La manera más triste en que el SIDA afecta al individuo que lo sufre es cuando todos le abandonan. Pacientes de SIDA han sido echados de sus empleos, escuelas, hospitales, oficinas gubernamentales, medios de transporte, lugares públicos e inclusive de sus propios hogares. Cónyuges abandonan a sus parejas, padres a hijos, amigos a amigos, consejeros a aconsejados y hasta pastores a sus ovejas. Este es el síntoma más deprimente y de repercusiones más profundas y eternas. Hasta aquí lo que he tomado del artículo citado con anterioridad. Ahora bien, ¿Cómo evitar el contagio del virus del SIDA? Bueno, depende de la forma de contagio, porque como ya se dijo, algunas formas de contagio están fuera de control de la persona infectada, como por ejemplo cuando una madre contagia del virus del SIDA al feto que lleva en su vientre, o cuando un paciente se contagia del virus del SIDA en una transfusión sanguínea. Pero enfoquemos nuestra atención específicamente en dos grandes escenarios de contagio del sida, concretamente en las relaciones sexuales y el consumo de drogas por vía intravenosa. El mundo levanta su voz y dice: La mejor manera de evitar el contagio del virus del SIDA es practicando el sexo seguro. Sexo seguro significa el uso de condón en toda relación sexual, no importa si es homosexual o heterosexual. Pero aunque el uso del condón hace más difícil la propagación del virus del SIDA, nadie puede asegurar que sea un método totalmente seguro de prevención del SIDA. De modo que el famoso sexo seguro, en el fondo no es sino como aplicar paños de agua fría a un enfermo terminal. El verdadero sexo seguro es aquel que la Biblia enseña, cuando hablando a los solteros dice lo que tenemos en 1 Corintios 6:18 “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.” La Biblia dice: No, a las relaciones sexuales prematrimoniales. La Biblia dice: No a la homosexualidad, la Biblia dice: No al lesbianismo, la Biblia dice: No a la prostitución. La Biblia también dice: No al adulterio. Hebreos 13:4 dice: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” En definitiva, el sexo seguro según la Biblia es entre un hombre y una mujer quienes previamente se han casado. Todo uso del sexo fuera de este marco establecido por Dios está condenado por Dios y es caldo de cultivo para el contagio del virus del SIDA. La Biblia también enseña que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y por tanto no debe ser contaminado con ninguna droga ni por vía intravenosa ni por cualquier otra vía. La obediencia a este mandato impide la posibilidad de contagio del virus del SIDA por medio del uso de agujas hipodérmicas. Por último, ¿Cuál debe ser la actitud de la iglesia hacia una persona que padece SIDA? Pues son varias cosas a tomar en cuenta. Número uno, evitar el juzgar. ¿Cómo sabemos si la persona adquirió el SIDA a causa de haberse contagiado de su madre al nacer, o a causa de una transfusión sanguínea, o a causa de algún desorden sexual o a causa de compartir agujas hipodérmicas con personas afectadas por el SIDA? Entonces mejor evitar el juzgar. Número dos, mostrar el mismo amor e interés que por cualquier otro pecador. Eso fue lo que hizo Jesús con los leprosos. La gente evitaba acercarse a un leproso, pero Jesús no sólo se acercó a los leprosos sino que los tocó. Jamás debemos hacer a un lado o discriminar a una persona afectada con el SIDA. Recuerde que el virus del SIDA no se transmite en un estornudo o en un apretón de manos, o por sentarse a comer en una misma mesa. Número tres, debemos proveer todo el apoyo espiritual, emocional y material que el enfermo de SIDA necesita y que nosotros estamos en capacidad de otorgar. Número cuatro, debemos guardar la confidencialidad necesaria del enfermo con SIDA sabiendo que la tendencia natural de la sociedad es el rechazo a los que sufren esta dolencia.
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